miércoles, 29 de junio de 2022

Dignidad y trabajo. Cuarenta años de reflexión.

 

He publicado en “Papeles” de Cristianisme i Justicia, el texto que reproduzco a continuación en versióncastellana   y catalana   .

Reproduzco en esta entrada, con mínimas variaciones, la primera. 

De 1982 a 2022. 40 años después. CiJ habló, sigue hablando, y lo seguirá haciendo, del mundo del trabajo y de las personas trabajadoras.

Recordar la historia es siempre un ejercicio necesario, pero no para hacer un ejercicio de nostalgia sino para aprender de aquello que se hizo bien y por supuesto también de los errores que se cometieron, al mismo tiempo que nos sirve para seguir mirando hacia el futuro.

Hago esta consideración para explicar que nuestro Centro de Estudios, que “agrupa un equipo de voluntariado intelectual que tiene por objetivo promover la reflexión social y teológica para contribuir a la transformación de las estructuras sociales y eclesiales” ha prestado especial atención desde su creación en el año 1981 al mundo del trabajo y a las personas trabajadoras, hombres y mujeres, poniendo especial énfasis en aquellos colectivos que tienen más necesidades.

Y si para muestra vale un botón, el primer Cuaderno, que tuve la inmensa suerte de redactar a partir de una petición de mi maestro Joan N. García-Nieto, se publicó en mayo de 1982 y lo dediqué a los retos del sindicalismo en la década de los ochenta, planteando, desde mis claras convicciones, y también hay que reconocerlo con una exagerada seguridad fruto de una edad que no llegaba a la treintena, de por dónde debía ir la actuación de aquellas organizaciones que representan al mundo del trabajo para la mejor defensa de los intereses de las personas trabajadoras. Unas propuestas, que se acompañaban de la importancia que debía darse, y que no ha decaído en absoluto cuarenta años después como lo demuestran las aportaciones del Papa Francisco, a las reflexiones hechas desde la doctrina social de la Iglesia.

Desde entonces, CiJ siguió su andadura de especial atención al mundo del trabajo, tanto con la realización de diversos seminarios externos como por una actividad intensa en su área social, que culminaron en la redacción de otros cuadernos, como por ejemplo el publicado conjuntamente con Juan García-Nieto “Paro, trabajo, planificación de futuro”, en marzo de 1985, cuya presentación se exponía que se trataba de “ofrecer en todo caso una nueva luz, unos caminos inéditos todavía para superar uno de los hechos más dramáticos de nuestro tiempo: millones de hombres y mujeres, sobre todo jóvenes, se ven expulsados del mercado de trabajo y obligados a refugiarse en una "marginación sin retorno". Las reflexiones de Joan N. García-Nieto, que inspiraron desde su creación la actividades del área social de CiJ, se plasmaron con suma claridad, y mirando hacia el futuro, en sus cuadernos “Pobreza y exclusión social” (noviembre de 1987) y “Proyecto de sociedad en clave de utopía “(noviembre de 1989), culminando nuestra actividad conjunta con un cuaderno que sigue teniendo hoy plena actualidad en gran parte de su contenido, “Renta mínima y salario ciudadano” (septiembre de 1989).

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Sería completamente injusto no mencionar que ha habido otras y muy relevantes aportaciones de miembros del área social que desde diversas perspectivas, fundamentalmente económicas y sociológicas y sin olvidar las teológicas, contribuyeron a crear un cuerpo de doctrina que sirvió, y mucho, para avanzar en nuestros debates y efectuar propuestas dirigidas al conjunto de la sociedad y muy especialmente a sus representantes políticos.Sin ánimo de exhaustividad, aquí están algunas de ellas.

Las efectuadas por Luis de Sebastián en “La gran contradicción del neo-liberalismo moderno” (febrero de 1988) y Josep Miralles, “El debate del Estado del Bienestar” (agosto de 1992). Con el profesor Luis de Sebastián reflexionamos sobre las políticas sociales de la Unión Europea en “Pensemos sobre Maastricht” (febrero de 1993). No faltaron las aportaciones desde la reflexión teológica, compañera inseparable de la social en CiJ, como la de Javier Vitoria “Un orden económico justo” (diciembre de 1998).

Seguimos profundizando, y efectuando propuestas en otros Cuadernos posteriores de indudable importancia y en los que ya prestábamos especial atención a los cambios acelerados que se iban produciendo en el mundo del trabajo, como el de Benjamin Bastida y Mª Teresa Virgili “El reto del trabajo” (noviembre de 1999), cuya presentación, solo cambiando las fechas, sigue estando plenamente vigente: “En este cuaderno, se presenta otro reto más para el siglo XXI. El del trabajo. El reto del trabajo a las puertas del 2000 es un reto enormemente amplio al menos por dos razones. La primera, práctica: Tal como tenemos organizada la sociedad, la sociedad capitalista, para la mayoría de personas el trabajo es el camino normal y generalizado de acceder a unos ingresos con los que atender a las necesidades individuales y familiares. La segunda razón de la amplitud del reto es más conceptual: ¿Qué es trabajo? ¿A qué tipo de trabajo nos estamos refiriendo?”

Desde una perspectiva y análisis de los problemas a escala mundial, y de ahí el título del Cuaderno, la aportación de Josep F. Mària “La globalización” fue de suma importancia para entender como estaba cambiando la realidad económica y su impacto en la vida de las personas trabajadores de cualquier punto del planeta (noviembre de 2000).

Además, no solo queríamos, y seguimos queriendo, analizar la realidad y efectuar propuestas, sino también describir esa realidad y con especial atención a la de las personas más desfavorecidas y más explotadas, muchas de ellas consideradas “prescindibles” para quienes nos hablan de una sociedad plenamente robotizada y que sin embargo se han demostrado plenamente imprescindibles durante toda la crisis sanitaria que se inició en marzo de 2020, y así lo hicimos en el cuaderno “Trabajo basura” (julio de 2001), en cuya presentación se explicaba que “A través de una serie de testimonios reales, este Cuaderno presenta una realidad que hemos de vivir en los inicios del siglo XXI, una serie de testimonios nos ilustran unos trabajos que no debería ser envidiado con las condiciones de la Revolución Industrial. Trabajos basura, contratos basura, horarios basura, parece ser que nuestra sociedad tiene mucho aún que mejorar en cuanto a condiciones laborales”.

En el mundo del trabajo, las personas migrantes adquieren cada vez más una especial importancia, aunque sus condiciones laborales dejen mucho que desear desgraciadamente en muchas ocasiones, y de esa realidad, junto con su problemática personal y social, se hizo eco el cuaderno de Quim Pons “Mi vecino Hassan: tres aproximaciones al fenómeno de la inmigración” (octubre de 2002).

Nuestro interés por los problemas a escala mundial queda reflejado igualmente en la aportación de Luis de Sebastián “Problemas de la globalización” (julio de 2005), en cuya presentación se exponía que “El capitalismo no es lo que dicen los libros de economía sobre el mercado libre, sino esa lucha por prevalecer en el mercado en el que están inmersas todas las empresas, grandes y pequeñas. Este capitalismo afecta a todos los ámbitos de la vida social. Aquí sólo hemos elegido cuatro aspectos: la pobreza en el mundo, el comercio internacional, la emigración y la ecología”.

No podía faltar una aportación, desde el conocimiento directo de dicha realidad, del compromiso de un sector, al menos, del mundo religioso con la población trabajadora, que queda muy bien recogido en el cuaderno de Jaume Botey “Curas obreros. compromiso de la iglesia con el mundo obrero” (agosto 2011).

Desde el grupo de profesionales de CiJ, una aportación muy fresca y lúcida de la relación entre vida laboral y vida personal se plasmó en el cuaderno de Alfons Calderón “Trabajo y vida: un camino en busca de sentido”, en cuya presentación puede leerse que “El trabajo condiciona nuestras vidas. Ya desde la escuela, nos preparamos para un futuro profesional que probablemente abarcará buena parte de nuestra existencia hasta la vejez. El mismo ritmo del calendario pivota sobre las jornadas laborales, necesarias para que la sociedad pueda avanzar. ¿Cómo vivir este fenómeno con un mínimo de coherencia? No siempre es fácil, especialmente en estos momentos de crisis, donde tanto las tensiones inherentes al trabajo para los que lo tienen, como la ausencia de ocupación en el caso de muchos parados, son motivo de preocupación”.

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Y mucho más reciente, en la misma senda de continuar reflexionando sobre el cambiante mundo del trabajo, se encuentra el Cuaderno coordinado por Teresa Crespo y resultado de todo un año anterior del área social “El trabajo: presente y futuro. entre la creciente precarización y la ineludible necesidad de repensarlo” (abril 2016), en el que se plantea que una vez  analizados los nuevos escenarios de trabajo y realizado el diagnóstico, “se plantea la necesidad de reflexionar sobre este modelo de trabajo, sobre los instrumentos y políticas sociales para hacer frente a las causas y consecuencias de esta crisis, y analizar las nuevas (y no tan nuevas) formas de trabajo”.

Y en esos cambios económicos y sociales a los que siempre hemos estado atentos, no sería justo finalizar este texto sin la (obligada) mención al último Cuaderno publicado hasta el momento de redactar este escrito, a cargo de Joan Carrera y David Murillo “Recuperar los bienes comunes, reivindicar el buen vivir” (enero de 2022).

En definitiva, CiJ ha visto pasar, desde su creación, muchos cambios en la vida económica y social, muchos cambios en el mundo del trabajo, muchas reformas de la normativa laboral, y va  a seguir muy atento al análisis y reflexión de como abordar las nuevas realidades y de cómo buscar alternativas y efectuar propuestas dirigidas a mejorar la situación de una parte nada menospreciable de la población que corre el riesgo de quedar “excluida” si no se adoptan las medidas políticas, económicas y sociales necesarias para evitación.

Con ello, CiJ no hace nada más que continuar con su trabajo iniciado hace cuarenta años, con el deseo de que sean, y estoy seguro de que así será, muchos años más de militancia voluntaria y comprometida con la justicia social. Es lo que debemos a quienes crearon el Centro y unieron la fe y la justicia.  


2 comentarios:

Francisco Vigo Serralvo dijo...

Muchas gracias, profesor Rojo, como siempre, por su imponderable labor de difusión. No conocía estos cuadernos de CiJ, pero me han parecido de los más sugerentes. Felicidades por tu contribución al proyecto. Al leer su entrada y la orientación que os ha guiado en estos cuarenta años, me ha venido a la mente un libro que leí hace poco: "La dignidad del trabajo" (Rialp), de Melendo Granados. Se aborda el tema desde un punto de vista metafísica y desde una honda inspiración cristiana-teológica. Me animo a sugerírselo si acaso no lo conocía ya. Un muy afectuoso saludo desde Málaga.

Eduardo Rojo dijo...

Estimado profesor Vigo, muchas gracias por sus muy amables palabras. Le agradezco también la información sobre una publicación de la que no tenía conocimiento. Un cordial saludo.