1. El
Instituto Nacional de Estadística publicó ayer, jueves 29 de junio, los datosprovisionales sobre cifras de población residente en España a 1 de enero de2017 y la estadística de migraciones correspondiente a 2016.
Efectúo a
continuación una breve síntesis de los datos más relevantes referidos a la
problemática migratoria, con los que pretendo completar los análisis mensuales
que realizo de los datos de afiliación a la Seguridad Social y de desempleo
registrado proporcionados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social
(últimos datos publicados: mayo y abril de 2017), de los de la población
activa, ocupada, desempleada o inactiva según la encuesta trimestral (EPA) que
realiza el INE (últimos datos publicados: primer trimestre de 2017), y de los
datos semestrales sobre extranjeros con certificado de registro o tarjeta de
residencia en vigor, facilitados por el Observatorio Permanente de la
Inmigración del MEySS (último datos publicados: 31 de diciembre de 2016).
Los lectores
y lectoras interesadas en conocer los datos de 2013, 2014 y 2015, pueden
encontrarlos aquí, aquí y aquí. Sobre la explicación de qué es la estadística
de migraciones, se encuentra en la nota de prensa del INE, indicando que tiene
por finalidad “la medición de las migraciones que tienen lugar entre España y
el resto del mundo y entre las diferentes regiones españolas, desagregadas según
sexo, edad, año de nacimiento, nacionalidad y país de nacimiento del migrante y
origen y destino de la migración”.
2. En primer
lugar, hay que referirse al aumento de la población residente en España por
primera vez desde 2011. Los 46.528.966 habitantes a 1 de enero de 2017 suponen
un incremento de 88.867 personas con respecto al año anterior, siendo parte fundamental
de este incremento el saldo positivo migratorio de 89.126 personas, ya que hubo
417.033 inmigraciones procedentes del extranjero, una cifra superior a las 327.906
personas que emigraron desde España con destino a otro país. El aumento del
número total de población afectó fundamentalmente a la población española, que
creció en 81.975 personas, mientras que incremento de la población extranjera
fue de 6.892.
El
incremento de nacionales españoles deriva en buena medida de los procesos de
adquisición de la nacionalidad española de extranjeros residentes en nuestro
país, aportando el informe del INE el dato de que estos “afectarían a 150.739
residentes”.
Por su
parte, el leve aumento estadístico de extranjeros residentes en España (4.424.409,
6.892 más que el año anterior) es debida a que el número de los nacidos en
territorio español (491.825) se incrementó en 21.929, mientras que el de los
nacidos en otro país se redujo en 15.037. Los datos sobre la variación de la
población extranjera residente en España durante 2016 ponen de manifiesto que
los descensos más importantes de la misma se produjeron en ciudadanos de
nacionalidad rumana (- 16.947), Bolivia (- 13.534), Marruecos (-13.297), y ecuatoriana
(- 13.072),
3. Como ya
he indicado, se produjo una inmigración hacia España de 417.033 personas, de la
que la gran mayoría (354.461) eran nacionales de otros Estados y casi todos
ellos (347.931) habían nacido fuera de España, mientras que el número de
ciudadanos españoles que migraron desde otros países hacia España fue de 62.572,
en porcentajes con un leve desequilibrio entre los nacidos en nuestro país y
aquellos que lo hicieron en el extranjero (27.223 y 35.348). El número de
personas que emigraron desde España hacia otro país fue inferior, 327.906, de
los que 241.795 eran extranjeros y en su inmensa mayoría, 228.357, nacidos en
el exterior, mientras que también migraron 86.112 españoles, de los que el
mayor número, 54.300, correspondió a quienes habían nacido en España.
Un dato
importante a destacar, y así lo hace el INE, es que por segunda vez consecutiva
desde el año 2010 el saldo migratorio de extranjeros fue positivo, un total de 112.666
personas, ya que la población extranjera inmigrante aumentó un 176,3 mayor que la
del año anterior, mientras que la emigración extranjera descendió un 4,6 %. El
saldo positivo tuvo su mejor reflejo en la población colombiana, venezolana, italiana,
hondureña y marroquí (16.808, 16.269, 11.238, 9.258 7 y.065, respectivamente),
mientras que el principal descenso se concentró en la población rumana (23.975),
seguida muy de lejos por la búlgara, portuguesa e inglesa (4.401, 507 y 396,
respectivamente).
4. Respecto
a la emigración española al exterior, al igual que en años anteriores el
informe del INE destaca el caso de Ecuador, ya que la población migrante es
fundamentalmente no nacida en España o bien son menores de 16 años, “lo que
parece indicar una migración de retorno de ecuatorianos de origen que han
adquirido la nacionalidad española junto con sus hijos nacidos en España”. La
reflexión sobre Ecuador es también aplicada por el INE en 2016 a la emigración
a Colombia y Argentina.
No obstante,
conviene señalar que la mayor emigración española al exterior se produjo al
Reino Unido, un total de 12.705 personas en el Reino Unido, seguida de la que
se dirigió a Francia (9.294) y Alemania (8.503). Está por ver aún qué consecuencias tendrá sobre dicha
emigración en el Reino Unido, así como sobre la población residente, el impacto
de la decisión adoptada en el referéndum celebrado el 23 de junio de salida de
la Unión Europea, y el consiguiente proceso de negociación sobre cómo se
producirá dicha salida y cómo afectará a la población no británica que reside y
trabaja en territorio británico.
5. Por
último, cabe preguntarse qué hay que destacar con respecto a la inmigración
extranjera en 2016
Si
comparamos los datos de estadísticas laborales con respecto a los ahora
examinados, sigue siendo muy relevante la importancia de los dos países con
mayor población trabajadora en España, Rumania y Marruecos, seguidas de Colombia
(29.986, 28.859 y 22.850, respectivamente), y lo mismo ocurre, en cifras
absolutas, con relación a los dos primeros países en cuanto a la emigración, ya
que salieron de España 52.834 ciudadanos rumanos y 22.921 marroquíes, aun
cuando los mayores descensos porcentuales se produjeron en países de América
del Sur: Bolivia (29,1 %) y Ecuador (21,4
%).