miércoles, 14 de noviembre de 2018

Sigamos hablando y debatiendo sobre el futuro del trabajo (sin olvidar el presente y tomando nota de las lecciones que nos proporciona el pasado).


1. La iniciativa del centenario relativa al futuro del trabajo, lanzada por la Organización Internacional del Trabajo en 2017, esta teniendo una amplia acogida en el mundo universitario español y entre las organizaciones y entidades que operan diariamente en el mundo laboral.

Buena prueba de ello, es el amplio número de reuniones, simposios, conferencias y congresos que se están celebrando durante este año, a la espera de la realización del magno CongresoInteruniversitario sobre el futuro del trabajo que tendrá lugar en laUniversidad de Sevilla, más concretamente en la Facultad de Ciencias del Trabajo, durante los días 7 y 8 de febrero de 2019, y de buena parte de los cuales he ido dando cuenta en este blog, tanto con referencias generales a los mismos como con la publicación de mis aportaciones cuando he sido invitado a participar como ponente.

2. Los próximos días, o más exactamente ya desde el lunes 12,  serán muy intensos en la celebración de eventos dedicados al futuro del trabajo, siempre, como reza el título de esta entrada, sin olvidar el presente y tomando nota de las lecciones que nos proporciona el pasado, en los que participaré, o he participado, en distintas condiciones, ya sea como asistente, moderador de mesa de trabajo o ponente; o lo que es  lo mismo, con la posibilidad en unos casos, de aprender, mucho y bien, de las intervenciones de las personas conferenciantes y de los debates posteriores, y con la obligación en otras de reflexionar sobre el mundo laboral y aportar mis reflexiones y propuestas sobre cómo avanzar en una sociedad más justa e inclusiva.

A) El “pistoletazo” de mis intervenciones como ponente se dio en el Simposio Iberoamericano OIT “El futuro del trabajo: un escenario de cambios tecnológico y transformaciones productivas”, celebrado durante los días 30 y 31 de octubre se en la bella ciudad de Santa Cruz de La Palma, capital de la isla canaria de La Palma, con muy interesantes y enriquecedores debates sobre el futuro del trabajo, las mutaciones del empleo y las consecuencias sociales. Puse de manifiesto que precariedad, desigualdad, pobreza (laboral o no) e insuficiencia de ingresos son términos que van estrechamente unidos en gran parte de las ocasiones y suponen un reto importante a afrontar si queremos avanzar hacia una sociedad más justa e inclusiva, y en el donde el empleo siga siendo un elemento central del contrato social que se requiere en el siglo XXI y que continúe la senda del existente durante la segunda mitad del siglo XX en, al menos, gran parte de los países desarrollados. Las personas interesadas pueden ver el texto de mi intervención,junto con la de los profesores Carlos Palomeque y Vincenzo Ferrari, en el videoque ahora enlazo.

B) A dicha intervención seguirán la próxima semana dos que tienen para mí un especial interés.

La primera, el martes 20 en mi siempre querida (no en vano presté servicios durante quince años en ella) Facultad de Derecho de la Universidad de Girona, con ocasión de la jornada “Estado de bienestar y políticas sociolaborales a debate”, organizada con para la presentación del libro “Manual del Estado del Bienestar y laspolíticas sociolaborales”, dirigido y coordinador por el profesor Ferran Camasy la profesora Gemma Ubasart, a quienes ya felicito desde aquí por la publicación, en la que han participado un buen número de miembros de la comunidad universitaria económica, política, jurídica y sociológica.

Será un buen momento, sin duda, para reflexionar, ante un público mayoritariamente estudiantil y por tanto joven, estudiantes de Derecho, Economía y Ciencias Políticas, sobre el futuro del trabajo (para casi todas y todos ellos su casi presente) y la conexión existente con períodos históricos actuales y pasados. A buen seguro, por poner un ejemplo, que el debate sobre la relación laboral en la economía de plataformas tendrá sin duda protagonismo en mi intervención y en las de las y los ponentes que intervengan durante la Jornada, así como también la afectación del cambio tecnológico a las relaciones de trabajo, o el creciente deseo de las personas que prestan servicios en empresas de tener mas voz y voto en todas las decisiones que les afectan, por no hablar ya de cómo impacta el proceso de internacionalización de la economía, y de las decisiones que se adoptan a escala supraestatal, sobre la vida de las personas trabajadoras).

La segunda, el jueves 22, en el “Encuentro interterritorial para el impulso y la cooperaciónde los pactos y acuerdos territoriales de empleo en la Comunidad Valenciana” que se celebrará en la localidad de Burjassot, habiendo tenido las entidades organizadoras la amabilidad de invitarme para hablar de las luces  (afortunadamente se estén encendiendo unas cuantas en los últimos años) y las sombras (que desgraciadamente no desaparecen, a pesar de las mejoras experimentadas) del mercado de trabajo, con especial atención a nuestra realidad más cercana, y qué hacer ante un cambio en el trabajo y en las relaciones laborales que se está operando de forma rápida y que aún lo puede ser más en el inmediato futuro.

La participación en un encuentro de entidades de ámbitos territoriales locales y supramunicipales me resulta también de especial interés, dada la estrecha colaboración que he mantenido con las de la Comunidad Autónoma de Cataluña, plasmada en documentos de trabajo elaborados para la Federació de Municipis de Cataluña y que han sido objeto de debate en las reuniones sobre la descentralización de las políticas de empleo del Servicio Público de Empleo de Cataluña. Como muy bien exponía recientemente el que fuera director del SOC en el primer gobierno tripartito (2003-2006), Sr. Francesc Castellana, en un artículo publicado en El Diari del Treball el 9 de noviembre, titulado “En la recerca d’un lloc de treball cal suport públic”, el acercamiento al territorio, y la creación de empleo vinculado a las necesidades de este y a la formación de  las personas que vive en el mismo, es una medida de primer orden de importancia, que va de la mano sin duda con el desarrollo de políticas educativas, laborales y económicas que mejoren la formación y empleabilidad y creen las condiciones adecuadas para la implantación de nuevas empresas en el territorio, en el marco de un fructífero proceso de diálogo entre los poderes públicos, el mundo empresarial y las organizaciones sociales.

3. Antes de los eventos referenciados, esta misma semana ha sido ya, y lo seguirá siendo sin duda alguna, el próximo viernes, especialmente fructífera para el  aprendizaje.

El pasado lunes tuve la oportunidad de participar, como asistente junto a otras veinte personas del mundo académico, profesional, político y sindical, en la primera sesión del Seminario sobre el presente y el futuro del trabajo que ha organizado la FundacióRafael de Campalans, bajo la dirección del profesor Ferran Camas. La sesión contó con un ponente de lujo, Raymond Torres, actualmente director invitado deprevisión y coyuntura de FUNCAS, que fue consejero especial del director general de la OIT para políticas de empleo y el futuro del trabajo hasta enero de 2017, y que dirigió la publicación Perspectivas mundiales de empleo, como director del departamento de investigaciones de la OIT, habiendo trabajador anteriormente en el departamento de economía de la OCDE.

Hay que felicitar a la Fundació, y así lo hago, por la iniciativa de este Seminario sobre el trabajo y su futuro, que enlaza con la puesta en marcha por la OIT con ocasión de la celebración de su centenario en 2019 y que ha de llevar, después de un muy amplio proceso de reuniones y debates a escala internacional y de cada Estado, a unas conclusiones a presentar en la Conferencia Internacional del mes de junio del próximo año.

El viernes 16 tendré la oportunidad de moderar una mesa de trabajo dedicada específicamente a “Derecho del Trabajo y Economía Digital”, a celebrar durante las VII Jornadasanuales del Instituto de Estudios del Trabajo de la Universidad Autónoma deBarcelona y que están igualmente dedicadas al futuro del trabajo, con la presencia de tres jóvenes y ya muy cualificados juristas del mundo del trabajo como son la profesora Esperanza Macarena Sierra Benítez y los profesores Daniel Pérez del Prado e Ignasi Beltrán de Heredia.

A ambas reuniones me refiero a continuación, con especial énfasis lógicamente en la primera por disponer ya de amplias referencias para el análisis, a fin de seguir aportando ideas para el debate sobre qué trabajo queremos,  y por tanto con nuestra participación activa en la toma de decisiones que influencien nuestro futuro, y cómo puede ser en los próximos años.

4. La intervención del Sr Torres tuvo un especial interés por el planteamiento global que efectuó de cuáles son las tendencias emergentes, qué cambios se están operando y qué dificultades de adaptación hay en una buena parte de la sociedad, y qué puede ocurrir en el próximo futuro. Todas sus aportaciones merecieron posteriormente un intenso debate entre las personas asistentes que hizo alargar, sin que nadie presente formulara crítica alguna dado el interés de la sesión, el horario inicialmente previsto de finalización. Con respecto más concretamente a la realidad española, justamente el día anterior había publicado un artículo en el diario El País titulado “Paradojas territoriales del mercado laboral español”, en el que realiza un acertado análisis de cómo la reducción del desempleo esconde tres déficits: de empleos, de trabajadores y de población.

Aquí están algunas de las notas que tomé de la intervención del Raymond Torres, a las que acompaño en algunas ocasiones mis reflexiones propias sobre algún punto en particular o desde una perspectiva más general.

A) Al referirse a las tendencias emergentes, se puso de relieve que los datos disponibles por las organizaciones económicas y sociales internacionales (FMI, OCDE, OIT) ponen de manifiesto que la economía mundial crea más empleo que nunca en los últimos años (y España no es una excepción), con la consiguiente reducción de las tasas de desempleo; si bien, es muy distinta la cuestión de la cantidad de empleo que se crea con la de su calidad, tal como he expuesto por mi parte en anteriores ocasiones, y de ahí que el incremento de las todavía llamadas formas atípicas de empleo, como el trabajo temporal, a tiempo parcial, autónomo (verdadero o falso, ya es otro asunto), o trabajo para plataformas online u offline, haya experimentado un incremento importante en los últimos años y con previsión de que siga experimentando aumento en el próximo futuro, con las consecuencias que ello ha tenido, lo apuntaba muy bien Raymond Torres, de “detención del proceso de estabilización del empleo”, o lo que es lo mismo un incremento de la inseguridad laboral para buena parte de la población, que impacta también sobre la cohesión social.  

Sobre la creciente importancia del trabajo en economía de plataformas, hay una reciente aportación de indudable interés del profesor Francisco Pérez Amorós presentada como ponencia en el segundo Congreso Cielo Mundial 2018, dedicado a “Cuarta revolución industrial y globalización. La protección del empleo, la salud y vida privada de los trabajadores ante los desafíos del futuro”, que lleva por título “Sin contrato y sin frenos: un trabajo por cuenta ajena en la economía digital”, en el que realiza un amplio y detallado análisis del nuevo, o no tan nuevo, marco jurídico en el que se inserta la prestación de servicios de las personas que así lo hacen para las plataformas digitales.  

B) Sigamos con la exposición del Sr Torres, que nos planteó qué ocurre, qué esta ocurriendo en la actualidad con el trabajo. En sintonía a mi parecer con los datos recogidos en los últimos informes de la OIT sobre tendencias mundiales del empleo, se puso de manifiesto cómo se está operando un proceso de atomización del trabajo que guarda relación con la externalización o desmembramiento de buena parte de la actividad empresarial, siendo las cadenas mundiales de suministro un claro ejemplo de esta forma de operar de los procesos productivos.

Al mismo tiempo, el cambio se manifiesta en la menor importancia que se da al tiempo de trabajo (es decir a la actividad presencial) y mucho más a los objetivos marcados, con independencia en muchas ocasiones de cómo y dónde se consigan. El trabajo por objetivos o por proyectos, si bien introduce amplias dosis de flexibilidad en la organización del trabajo, incrementa considerablemente los niveles de presión y tensión entre las personas trabajadoras, con el correlativo incremento, también constatado en estudios internacionales, de las salidas o bajas involuntarias del mercado de trabajo, tanto temporales como definitivas, como consecuencia de las dolencias laborales, especialmente de índole psíquica, derivadas de la carga de trabajo y de la obligación de cumplir con unos objetivos y unos plazos cada vez más estrictamente marcados. Cobra aquí sentido, apunto ahora, una adecuada política de prevención de riesgos laborales que evite, o al menos atenúe estas situaciones, que han llevado, por ejemplo (así lo recordaba el Sr Torres) a que en algunos países nórdicos de Europa tales bajas sean superiores a las de las tasas de desempleo.  

C) No menos importante, como tendencia emergente (me atrevo a decir que ya casi ha dejado de tener esa condición por estar cerca de alcanzar su consolidación, con las dificultades consiguientes para su modificación) es el incremento, creciente, de las desigualdades en el mundo del trabajo.

El debate sobre las desigualdades (de recobrada actualidad e importancia a partir de las aportaciones de Thomas Picketty con su magna obra “El capital en el siglo XXI”, que afirmaba en una entrevista publicada a principios de enero de 2015 que “las políticas de austeridad, el empeño en reducir el déficit a toda velocidad, el aumento del desempleo y la ausencia de inflación hacen mucho más difícil la salida de la crisis”), se ha convertido en un elemento central del debate a escala mundial, habiendo manifestado su preocupación el G20 por sus consecuencias sobre la – disminución/reducción de – cohesión social), debatiéndose cada vez más sobre la pérdida de importancia de las rentas del trabajo en la economía de (cada) país y las consecuencias que ello conlleva sobre la “desafectación” de una parte de la población hacia el sistema político y social en el que vive. Un reto, desde luego a mi parecer, que no es sólo laboral, ni mucho menos.

D) En la segunda parte de su intervención el ponente abordó cómo se está produciendo el cambio y qué dificultades de adaptación hay en muchas personas, y territorios para su adaptación. Este punto mereció una buena parte de las intervenciones del posterior debate y en que se resaltó, por ejemplo, la importancia de la robótica y la automatización en el proceso de aprendizaje en la formación profesional, se enfatizó la importancia de lograr la igualdad de oportunidades en el proceso educativo para evitar los que son (como consecuencia) posteriores desajustes y desigualdad en la vida laboral de las personas, y se expuso la importancia de actuar a escala internacional para dirigir, y no sufrir, los procesos de cambio económicos, políticos y sociales, para que el nuevo trabajo (que en muchas ocasiones será una adaptación del existente, dado el “reciclaje” del viejo fordismo) pueda ser útil y enriquecedor para la mayor parte de la población.

Son lugares comunes del debate, y que conviene seguir recordando, tal como hizo el ponente, la importancia del cambio tecnológico, la digitalización de la economía y la importancia del trabajo conectado en red. Igualmente, la importancia cada vez mayor de la inteligencia artificial sobre la vida económica y social, con un impacto relevante a medio plazo sobre la cantidad y la calidad del empleo. Se alerta sobre el proceso de fragmentación del sistema productivo, y cómo impacta en la fragmentación de la sociedad (relación cambios económicos y laborales con cambios sociales). Se está pasando de un modelo fordista del trabajo a otro basado en la economía de las plataformas.

Se puso de manifiesto que el sistema es incapaz de adaptarse a los cambios, o al menos que no se adapta a la velocidad con la que se desarrolla el cambio tecnológico y su impacto en la vida socioeconómica, por lo que hay que preguntarse si sigue siendo válido el Estado del Bienestar y sí hay que dirigir/regular el capitalismo. Se constata que la desregulación operada en los últimos años ha sido contraproducente para la mayor parte de la población, con un incremento creciente de la inseguridad laboral (= pérdida/disminución de derechos), y que la globalización se ha desarrollado de forma desigual, aunque es una realidad de la que hay que partir, y ha generado por una parte un “retraimiento” hacia las fronteras nacionales (mayor proteccionismo como hilo conductor de las políticas de algunos Estados), y por otra el incremento de acuerdos bilaterales o regionales, al tiempo que disminuye la importancia del multilateralismo, es decir de los acuerdos a escala mundial.

De una amplia parte de esta temática se debatió extensamente en el reciente simposio de Santa Cruz de La Palma, y aparece en todos los documentos elaborados por la OIT para los debates de la iniciativa sobre el futuro del trabajo, por lo que me permito remitir a las personas interesadas a la lectura de los mismos y a mis análisis en anteriores entradas. Me quedo ahora solo con una respuesta del director generalde la OIT en España, Joaquín Nieto, a una pregunta sobre el cambio tecnológico ysu impacto que se le hizo en una entrevista llevada a cabo con ocasión de la firma del memorando de entendimiento entre la UAB y la OIT el 24 de enero de este año. A la pregunta “La tecnología parece avanzar más rápido que nuestra capacidad de adaptar el mercado de trabajo. ¿Es así?”, Joaquín Nieto respondía de esta clara y contundente manera: “Siempre ha sido así. Las revoluciones tecnológicas siempre han determinado las formas de producción y estas han influido en las formas del trabajo. Crean riesgos, pero también oportunidades. Un ejemplo: ahora mismo, una de las características del trabajo que viene de la mano de la digitalización es que está cada vez más fragmentado. Y la fragmentación ha llevado a las cadenas mundiales de suministro: ya hay más de 600 millones de trabajadores en ellas. Esta manera de trabajar establece riesgos porque a menudo se traslada la producción a países donde no se respeta los derechos laborales, o hay trabajo infantil, o hay trabajo forzoso ... Pero, al mismo tiempo, tenemos la oportunidad de influir sobre el conjunto de la cadena. Ya se ha firmado unos 200 acuerdos entre empresas multinacionales y federaciones sindicales mundiales, acuerdos que tratan de garantizar que, a lo largo de todo el proceso productivo, se cumple un mínimo de derechos laborales”.

E) Del pasado y presente al futuro del trabajo, de las relaciones laborales, que son también económicas y sociales. ¿Qué escenarios apuntó el Sr. Torres en su intervención, al hilo de los informes y debates que se están realizando desde diversos foros internacionales, think tanks y gabinetes de estudios de organizaciones sociales?

Pues les puso denominación que me permito ahora reproducir: el de la “inercia”, el de la “desregulación”, y el de la innovación 4.0”.

El primero, es el de “seguir como hasta ahora”, habiendo subrayado con preocupación como los primeros impulsos de cambio de modelo económico tras el inicio de la grave crisis de 2008, cuando en foros internacionales se enfatizaba la necesidad de cambios radicales en las políticas que habían conducido a tal crisis, se fueron diluyendo poco a poco, de tal manera que se puede afirmar, según el ponente, que hemos cambiado muy poco desde la crisis de 2008, a pesar de las grandes declaraciones en el primer momento sobre la importancia de redefinir las líneas maestras de la economía mundial, y ello ha conllevado un incremento de las desigualdades, de la inseguridad laboral (= económica), y la pérdida de la centralidad del trabajo en sus vidas para una parte importante de la población, entendido este tanto como una fuente de ingresos, lo sufren las personas desempleadas, como un factor de desarrollo de habilidades y conocimientos, ya que muchos trabajos aportan muy poco a los mismos, y la prestación laboral acaba realizándose por los ingreso que se perciben y no por la utilidad social del trabajo, algo que genera desasosiego para una parte no menospreciable de la población.

En esta línea se ha pronunciado el profesor David Graeber en su reciente libro “Trabajos de mierda”, calificados por su autor en una reciente entrevista como “un empleo que es tan innecesario, incluso perjudicial, que hasta la persona que lo está haciendo cree íntimamente que este empleo no debería existir.  Naturalmente, tiene que fingir: esa es la parte estúpida, que de algún modo tienes que fingir que hay alguna razón para que este empleo exista. Pero por dentro, crees que si este trabajo no existiera, o bien nada cambiaría en absoluto, o el mundo de hecho sería un lugar un poco mejor”.

El segundo escenario, calificado de socialmente perturbador por muchas de las personas que intervinieron en el debate) es el de la “desregulación”, que atacaría de frente el modelo social europeo, en el que durante mucho tiempo se inspiraron las reformas de países de otros continentes. La desregulación conllevaría, y de hecho ya lo está haciendo, mayor inestabilidad política y económica. Se apuntaba además que los riesgos de una nueva crisis a escala mundial, debido al proceso de sobreendeudamiento, son importantes y que, caso de producirse, puede tener un impacto global (negativo para la mayoría de la población) superior al de la anterior.

Por fin, el tercer escenario sería el de la “innovación 4.0”, que pasaría por replantearse el Estado del Bienestar, su concreción, pero siempre respetando los principios básicos que lo han configurado e informado desde su creación.

Tanto en la intervención del ponente como en el muy interesante debate posterior se suscitaron dudas e interrogantes sobre cómo conseguir una adecuada financiación para mantener dicho sistema, y se plantearon hipótesis sobre el impacto de la inteligencia artificial en la cantidad de empleo existente, de tal forma que se abre un amplio debate de si es conveniente plantear la necesidad de una renta básica universal en atención a que muchas personas puedan carecer de empleo, por el avance tecnológico, en el futuro mediato. El ponente apostó más, primeramente, por reordenar los mecanismos asistenciales actualmente existentes de protección social, enfatizando al mismo tiempo la importancia de la dimensión internacional de las políticas de reforma del Estado del Bienestar, concluyendo con una pregunta abierta al debate posterior, cuál fue la de plantearnos cómo afrontar los cambios del Estado del Bienestar en una sociedad sensiblemente distinta de aquella que lo vio nacer, y después crecer y desarrollarse.

5. Por mi parte, en la fase de debate, traté de profundizar en algunas de las tesis que vengo exponiendo en mis intervenciones sobre la necesidad de “separar el grano de la paja” y distinguir entre lo que hay de realmente  nuevo y lo antiguo pero “reciclado” en las relaciones de trabajo, y afortunadamente tuve la “ayuda” de miembros de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social que conocen sobradamente la realidad social, es decir la vida real de las relaciones de trabajo.  

Las anécdotas contribuyen a entender mejor la realidad, y una vivencia personal que tuve hace días, la de ir viajando en transporte suburbano y ver subir a un trabajador (¿rider, driver, contractor?) de una empresa de reparto con su caja, y también con una tabla de snowboard (¿vehículo de desplazamiento?) me sirvió para poner de manifiesto que ese no es el nuevo trabajo al que debemos aspirar.

Destaqué el impacto del mundo económico sobre el jurídico, y como el primero, una parte, al menos, pretende condicionar el marco laboral en el que se desarrollan las relaciones de trabajo, sacando, o pretendiendo sacar, muchas de ellas de la cobertura de la relación contractual asalariada.

Que es importante pensar, y diseñar, las políticas de las fuerzas políticas y sociales progresistas tomando en consideración a la gran mayoría de las personas que siguen viviendo, con mejor o peor calidad y seguridad, de su trabajo. A título de ejemplo, aunque hablemos mucho de la pérdida de la centralidad del trabajo, hay 19.528.000 personas en España (datos EPA, tercer trimestre 2018) cuya vida gira mayormente alrededor del mismo.

La necesidad, por otra parte, de plantearse una política de protección social que llegue al conjunto de la población, ya que cada vez es mayor el riesgo de que se incremente el número de personas que queden extramuros de aquella, ya sea por su irregularidad, informalidad, inadecuada ubicación jurídica de su prestación de servicios,…

Y al mismo tiempo, mecanismos legales, y convencionales, que refuercen la estabilidad en el empleo y que contribuya a superar aquello que se ha dado en llamar la “hegemonía cultural de la precariedad”.

En fin, en todo debate sobre el futuro del trabajo habrá que dedicar una especial atención a las políticas de inmigración, una realidad con profunda importancia a efecto laborales, como se encarga de recordar periódicamente la OIT y también el actual director de la Cátedra de Inmigración, Derechos y Ciudadanía de la UdG, Ferran Camas. 

En suma, una reunión de trabajo muy fructífera y que ha abierto el camino a posteriores sesiones de trabajo en las que se abordaran los efectos transformadores de la revolución 4.0 en las condiciones de trabajo, los efectos en el Estado del Bienestar de los cambios en el trabajo y cuáles son los retos que hay que afrontar para sostener el mismo, y la gobernanza del trabajo y qué políticas y normativas deben impulsarse a escala de la Unión Europea, España y Cataluña.

6. Sobre la precariedad laboral, y más en general sobre las relaciones laborales, mientras debatíamos en la Fundació Campalans, el presidente del gobierno español Pedro Sánchez anunciabapróximas reformas laborales tendentes a mejorar la cantidad y calidad del empleo, en una conferencia pronunciada con ocasión del trigésimo aniversario del diario económico Expansión, cuyo detalle puede encontrarse en el enlace adjunto.

Mi parecer sobre las medidas anunciadas es el siguiente: Me parece especialmente importante la presentación de un Plan de Empleo Joven con medidas de carácter formativo y laboral que permiten la incorporación al mundo laboral de los jóvenes con garantías de una buena preparación y unas dignas condiciones de trabajo. Hay que acabar con la idea, demasiado extendida, de que la primera (y ahora también la segunda y tercera, por lo menos) experiencia laboral ha de ser de baja calidad, precaria o simplemente irregular. Dicho Plan debe guardar estrecha relación con las medidas que contribuyan a reforzar y adaptar la formación profesional al cambio tecnológico y su impacto en la organización del trabajo.

Todo aquello que contribuya a disminuir la inseguridad laboral y a reforzar la estabilidad en el empleo me parece positivo. Cuestión importante es que la contratación temporal responda a su auténtica razón de ser y que se articulen medidas eficaces y suficientemente persuasivas para garantizar su cumplimiento. No es, a mi parecer, el número de modalidades contractuales lo que más importa, sino su efectivo cumplimiento. Si así se acaba con la extendida cultura de la precariedad, bienvenidos sean los cambios.

Dedicar los recursos económicos a las personas más necesitadas de ayuda para su incorporación al mercado laboral me parece positivo, ya muchas reducciones o bonificaciones en las cuotas a la Seguridad Social acaban yendo a contrataciones que, muy probablemente, se hubieran efectuado sin tal soporte económico. La medida anunciada ya se ha sugerido en muchas ocasiones por anteriores gobiernos, por lo que cabrá esperar a ver si en esta ocasión se lleva finalmente a la práctica.

No es incompatible en modo alguno una flexibilidad del tiempo de trabajo con su control por parte empresarial y el conocimiento, debidamente registrado, de las horas de trabajo de cada persona. La tecnología permite combinar la flexibilidad y el registro, con lo que ambas partes de la relación de trabajo, y los representantes del personal, tendrían un exacto conocimiento de aquello qué es la vida laboral ordinaria, separándola de la extraordinaria cuando exista, y también contribuiría a separar adecuadamente el tiempo de trabajo y la vida no laboral de toda persona trabajadora.

Devolver el protagonismo de la articulación y la estructuración de la negociación colectiva a los agentes sociales es una buena y acertada medida, a mi parecer, para reforzar el papel de la autonomía colectiva en la ordenación de las relaciones de trabajo.

7. Como decía con anterioridad, el viernes 16 debatiremos sobre el futuro del trabajo en las VII Jornadas anuales del IET-UAB, dirigido por el profesor Antonio Martín Artiles,  en un lugar ideal para ello ya que la sede del Consejo de Trabajo, Económico y Social de Cataluña es el lugar de encuentro de los agentes sociales y de los poderes públicos catalanes para potenciar el diálogo social y alcanzar acuerdos, bipartitos o tripartitos, que contribuyan a mejorar tanto la cantidad como la calidad del empleo, además de disponer de unos servicios técnicos que elaboran muy interesantes estudios, de recomendable lectura, sobre las diversas problemáticas jurídicas, económicas y sociales que giran alrededor del trabajo. 

El contenido, laslíneas maestras de la jornada, quedan bien recogidas en la introducción delprograma, en la que se expone que “Hoy el futuro del trabajo se muestra incierto por la flexibilización del empleo, por la revolución tecnológica y por el deterioro de las instituciones de protección social. En los últimos años el avance de la digitalización parece que producirá una fuerte reducción de empleo, a la vez que podría dar lugar a otras nuevas formas de empleo, así como a nuevas profesiones. La cuarta revolución tecnológica ya está en marcha, lo que parece que afectará al volumen de empleo, al contenido del trabajo, a las relaciones sociales de producción, a las formas de representación sindical y empresarial, a las formas del diálogo social y a la negociación colectiva, entre otras esferas. En contrapunto, el trabajo decente ha sido una de las reclamaciones sindicales y de algunas instituciones internacionales para responder al escenario de incertidumbre que caracterizan cada vez más a las sociedades occidentales. ¿Cómo gestionarán las sociedades los cambios tecnológicos y organizacionales y sus efectos en las formas de representación laboral y social? La innovación y los cambios tecnológicos están transformando de forma acelerada a las economías y a las sociedades, al mismo tiempo que genera nuevas formas de organización empresarial, sindical e incluso política. Este proceso erosiona a las actuales formas de organización y de representación del mundo del trabajo, a la vez que hace emerger nuevas ocupaciones simultáneamente, así como nuevas formas de representación colectiva, como los “cuasi-unions” (para-sindicatos) que están emergiendo como formas de representación de los trabajadores autónomos. Las transformaciones en curso son rápidas e imprevisibles. ¿Dónde estarán los futuros puestos de trabajo, qué será del futuro del empleo y de sus derechos asociados?”.

Tras la conferencia inicial del director de la OIT en España, Joaquín Nieto, y de una mesa de trabajo dedicada a los efectos sociales de la economía social, dedicaremos una parte de la jornada a una segunda mesa de carácter jurídico, en la que se abordará el impacto de la economía digital en el Derecho del Trabajo. Será un auténtico placer moderar la sesión, que contará con la presencia de tres jóvenes y cualificados juristas.

El profesor Daniel Perez del Prado, de la Universidad Carlos III de Madrid nos hablará del impacto de la digitalización en las condiciones de trabajo. Conviene recordar que es el autor del informe “Economía digital: su impacto sobre las condiciones de trabajo y empleo. estudio de caso sobre dos empresas de base tecnológica”, elaborado a instancias de la Fundación para Diálogo Social junto con por la profesora de la Universidad de Castilla – La Mancha Mari Luz Rodríguez Fernández.

De dicho Informe destacodos de las conclusiones que tienen relación a mi parecer con nuestro próximo debate: “3. Es necesario idear un mecanismo de regulación del tiempo de trabajo que, sin restar flexibilidad a la empresa en el número de horas de trabajo y su distribución, pueda limitar la intensificación de las jornadas de trabajo que viven algunos de los trabajadores. Dentro de dicho mecanismo debería tenerse en consideración la necesidad de mejorar la conciliación entre la vida profesional y laboral de los trabajadores. Experiencias similares al reconocimiento del derecho a la desconexión del ordenamiento jurídico francés, que derivan la regulación y adaptación de este derecho a la negociación colectiva en la empresa, podrían también ser útiles para nuestro país. 4. Dada la escasez de mano de obra especializada en el sector y el escaso número de mujeres que estudian ingeniería y trabajan en el mismo, intentar romper los estereotipos masculinos de trabajo en el sector y recrear un ambiente de trabajo más female-friendly podría ayudar a la incorporación de mujeres a los estudios de ingeniería y a las plantillas del sector TIC”.

La profesora Esperanza Macarena Sierra Benítez, de la Universidad de Sevilla, nos hablará del trabajo y los trabajadores del sector de la banca en la economía 4.0. 

En su blog podemos encontrar unos primeros apuntes del estudio que está llevando a cabo en el sector bancario y que a buen seguro desarrollará con mayor detalle, en nuestra jornada, afirmando que “… hay un sector que ha experimentado una gran transformación como consecuencia de la digitalización del trabajo al que entiendo no le hemos prestado la debida atención: el personal del sector de la banca. Creo que este sector es uno de los principales protagonistas de la implantación de la Industria 4.0 o, mejor dicho, de la economía 4.0 dado que se trata de una prestación que se integra en el sector servicios. En este sector se está aplicando un nuevo marco normativo sobre mercados e instrumentos financieros, basado en la Directiva MiFID II (D. 2014/65/EU relativa a los mercados de instrumentos financieros) y el Reglamento MiFIR (Reglamento 600/2014). En los objetivos de esta reforma se encuentra “la adaptación a los desarrollos tecnológicos y de los mercados, regulando prácticas como la negociación algorítmica automatizada”. Este tipo de prácticas ha sido una de las causas de las fuertes caídas que ha sufrido recientemente la Bolsa de Nueva York (13 y 15 de febrero), provocadas por las órdenes robotizadas que decidieron vender al alcanzar el denominado “índice del pánico”, y que nos plantea serios problemas sobre la delegación de las tareas humanas en la inteligencia artificial. Además de esta novedad, hay otras más que inciden en la realización de las tareas del personal cualificado del sector de la banca como, por ejemplo, la necesidad de realizar asesoramiento respecto a todo tipo de productos y no sólo los que interesan a las entidades; prohíbe el cobro de incentivos de las entidades, aunque no evita el cobro de las comisiones; una mayor intervención de los supervisores, etc…”. 

Por último, el profesor Ignasi Beltrán de Heredia, de la Universitat Oberta de Catalunya, nos hablará del contrato de trabajo en la economía de las plataformas.

Sobran con toda seguridad mis palabras para presentar al profesor Beltrán, dada su presencia, y prestigio, en el ámbito iuslaboralista, pero no por ello quiero dejar de remitir a los lectores y lectoras a su blog, de obligada consulta para estar al día de las novedades jurisprudenciales y poder leer también sus muchas y ricas aportaciones doctrinales.

Al respecto de la temática abordada en las Jornadas, es obligada la remisión a su ponencia presentada enlas Jornadas catalanas de Derecho Social, organizadas por la AsociaciónCatalana de Iuslaboralistas que tuvieron lugar en marzo de este año, y a comentarios posteriores en su blog en los que ha ido analizando la litigosidad jurídica en casos socialmente tan relevantes como los de Deliveroo o Glovo. Recojo ahora dos de sus tesis, expuestas en la valoración final de la citada ponencia, que sin duda son de especial interés para nuestro debate del próximo viernes: “El análisis efectuado en este estudio sugiere que se está produciendo un “falso debate sobre la dependencia o subordinación”, de modo que el trabajo a través de las plataformas (offline y online) no predetermina en su génesis una intrínseca (e inevitable) devaluación de este rasgo (amenazado su cognoscibilidad). De modo que, sin negar los desafíos que esta nueva realidad atesora y que afectan a múltiples instituciones jurídico-laborales, he defendido la no obsolescencia de los rasgos caracterizadores del trabajo asalariado en este entorno.

El carácter modular y modulable de estos elementos es suficiente para poder afirmar que el trabajo desarrollado a través de plataformas prestadoras del servicio subyacente no precise de su redefinición. Tampoco parece necesario una reformulación expansiva de las reglas jurídico-laborales con el objeto de integrar los vínculos contractuales que no cumplen los rasgos definidores de la laboralidad, bien porque adquieren una naturaleza marginal, o bien, porque pueden subsumirse en el concepto del trabajo por cuenta propia o autónomo dependiente”.

8. Concluyo. Hasta aquí lo que ya ha dado, y puede dar de sí, esta semana sobre el futuro del trabajo, sin olvidar qué ocurre en el presente y recordando las lecciones del pasado. Continuará… seguro.  

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