1. El texto que sigue a continuación incluye diversos documentos de las Naciones Unidas, de la Organización Internacional del Trabajo y Eurofound. Igualmente, se incluyen algunas aportaciones personales sobre el citado ODS núm.8. Concluye con la traducción (no oficial) del documento más reciente de la OIT sobre el citado ODS, presentado en la reunión sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se celebra los días 18 y 19 de septiembre durante la Asamblea General anual de la Organización de las Naciones Unidas.
Recordemos
primeramente que la Agenda 2030 sobre desarrollo sostenible tiene como objetivo
8 el de promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el
empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos, con mención expresa
a “8.3 Promover políticas orientadas al desarrollo que apoyen las actividades
productivas, la creación de empleo decente, el emprendimiento, la creatividad y
la innovación, y alentar la oficialización y el crecimiento de las
microempresas y las pequeñas y medianas empresas, entre otras cosas mediante el
acceso a servicios financieros 8.5 Para 2030, lograr el empleo pleno y
productivo y garantizar un trabajo decente para todos los hombres y mujeres,
incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad, y la igualdad de
remuneración por trabajo de igual valor 8.8 Proteger los derechos laborales y
promover un entorno de trabajo seguro y protegido para todos los trabajadores,
incluidos los trabajadores migrantes, en particular las mujeres migrantes y las
personas con empleos precarios”.
Un excelente análisis
de la relación entre la Agenda 2030 y el mundo del trabajo fue realizado por la
profesora Gema Quintero, con ocasión de cumplirse
el 25 de septiembre de 2021 de la aprobación por la Asamblea General de
Naciones Unidas, por unanimidad, de la Resolución 70/1 “Transformar Nuestro
Mundo: La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, en su artículo “La Agenda2030 y un nuevo Derecho Social” , en el que sostiene que “Los 17 ODS, engarzados como plan de acción
poliédrico, junto con sus ecosistemas de mensurabilidad, monitorización y
temporización, permiten a las empresas un diseño coherente de estrategias de
acción real y efectiva. Y lo hace incluso, con independencia del tamaño de la
empresa. Sin necesidad de grandes inversiones, sin necesidad de departamentos
específicos de sostenibilidad, en efecto, cada empresa podría localizar en su
entorno productivos aquellas metas y objetivos en los que tiene una incidencia
directa. Y en esa labor, el Derecho Social actúa como fuente y espejo”, para
concluir que “el Trabajo, como núcleo de
un sistema social más complejo, no deja de ser una realidad humana, y por lo
tanto afecta de todas las vicisitudes y mutabilidades intrínsecamente ligadas a
la Humanidad. De esta suerte, los retos del futuro del trabajo están íntimamente
ligados a los retos tecnológicos, a los retos demográficos, a los retos
medioambientales y a los retos derivados del cuestionamiento de la
globalización del neocapitalismo en tiempos postpandémicos. Y la Agenda 2030
puede ser el faro que evite perder el rumbo, al mismo tiempo que la antorcha
que ilumine los procesos, o el fuego que temple la inacción y caliente las
actitudes transformadoras colectivas e individuales”.
2. Es decir, estamos
ante el debate recurrente sobre como lograr el objetivo del empleo decente o digno
a escala mundial, tan reclamado en los informes, documentos de trabajo y
resoluciones adoptadas por la Organización Internacional del Trabajo y a los
que he dedicado especial atención en entradas anteriores del blog.
Al respecto, conviene
recordar una informe conjunto elaborado en 2019 por la OIT y Eurofound, “Condicionesde trabajo desde una perspectiva mundial” y que sigue teniendo a mi parecer pleno
valor, en el que se proporciona “un análisis comparativo de la calidad del
trabajo que incluye aproximadamente a 1 200 millones de trabajadores de todo el
mundo: EU-28, China, República de Corea, Turquía, Estados Unidos (EE.UU.),
países hispanoparlantes de América Central (Costa Rica, El Salvador, Guatemala,
Honduras, Nicaragua y Panamá), Argentina, Chile y Uruguay”, y que analiza siete
dimensiones de la calidad del trabajo: “el entorno físico, la intensidad del
trabajo, la calidad del tiempo de trabajo, el entorno social, las competencias
y la evolución, las perspectivas y los ingresos”, concluyendo que “si bien
existen diferencias importantes entre países respecto a estas dimensiones de la
calidad del trabajo, también se observan similitudes importantes”. Conclusiones
relevantes a mi parecer eran, entre otras, que “Las diferencias de género
resultan fundamentales para entender las tendencias de las condiciones de
trabajo en todo el mundo”, y que “La calidad del trabajo puede mejorarse
reduciendo las excesivas exigencias a los trabajadores y limitando su exposición
a los riesgos, así como aumentando su acceso a los recursos en el trabajo que
ayudan a alcanzar los objetivos profesionales o a mitigar las consecuencias de
estas exigencias. Cada dimensión de la calidad del trabajo también puede
mejorarse a través de políticas y prácticas en el lugar de trabajo”.
Más recientemente,
y a escala europea, es importante referirse a la Encuesta Telefónica Europea
sobre las Condiciones de Trabajo (EWCTS), realizada por Eurofound en 2021, y cuya
síntesis ha sido realizada muy recientemente por Barbara Gerstenberger, jefa de
la unidad de vida laboral de dicha organización, en un artículo publicado en
Social Europe el 14 de septiembre y titulado “Job quality: a sine qua non, notjust nice to have” , en el que sostiene que “Aumentar la calidad del empleo, mejorando los
recursos de los trabajadores, es fundamental para afrontar los retos laborales
y sociales actuales”, concluyendo, a partir de los resultados de la Encuesta,
que “La buena salud, el alto grado de compromiso, la sostenibilidad financiera,
el equilibrio entre la vida laboral y personal y un clima social favorable
ayudan a las personas a participar y permanecer en el trabajo a lo largo de una
vida laboral productiva y prolongada. Se trata de una condición sine qua non
ante el envejecimiento demográfico y la escasez de mano de obra en muchos
sectores y profesiones críticos, como la sanidad y la asistencia. La misma
combinación de ingredientes positivos cruciales ayudará a la mano de obra a
afrontar los retos de la doble transición hacia una economía y una sociedad
digitales y descarbonizadas”. Para mejorar la calidad del empleo constata que
existen muchas vías, de tal manera que “Se puede hacer hincapié en la reducción
de las demandas laborales, haciendo que los puestos de trabajo sean menos
agotadores física y psicológicamente y más seguros, al tiempo que se mantiene
controlada la intensidad del trabajo. Pero también existe la opción de aumentar
los recursos del empleo incrementando la autonomía de los trabajadores,
dándoles voz en la toma de decisiones de la organización y garantizando que los
trabajadores obtengan el reconocimiento que merecen”.
Desde una
perspectiva semejante, y más pegada al terreno por ser la autora del artículo,
María Isabel Garrido, Técnica de Prevención de Riesgos Laborales, se afirma que
“No somos conscientes del nexo entre la calidad de la vida laboral y la
productividad. A menudo te encuentras que las empresas se preguntan cómo se
puede mejorar la productividad de los empleados, motivarlos, para que su
producción sea mayor o simplemente, más eficiente y comprometidos con la
Compañía y ellos mismos tienen en sus manos las soluciones, pero ni si quiera
se las plantean o piensan que necesitan muchos recursos económicos o humanos
para su implantación, cuando realmente, y en la mayoría de los casos, se
traduce en una escucha activa de sus empleados y, llevar a cabo pequeñas
acciones, que aunque puedan suponer un “gasto” con el que no contabas, reportan
más beneficios de los que se pueden imaginar” (“Mejora de la calidad de vida y dela productividad”, publicado en el blog de la Plataforma Laboral Life el 27 de agosto)
3. También en
documentos europeos se encuentran, y desde luego muy acertadamente a mi
parecer, referencias a los ODS. En la “Propuesta de Decisión del Consejo relativaa las orientaciones para las políticas de empleo de los Estados miembros”, presentada
por la Comisión Europea el 24 de mayo de 2023
, y que ha sido aprobada sin modificaciones por el Parlamento Europeo el 13 deseptiembre ,
por lo que solo queda el trámite de su aprobación definitiva por el Consejo y
la posterior publicación en el Diario Oficial de la UE, puede leerse, en la
explicación efectuada en su introducción del contexto de la Propuesta, que “Si bien las orientaciones generales de las políticas económicas
siguen siendo válidas en el tiempo, las orientaciones para el empleo deben
formularse cada año. Las orientaciones se adoptaron juntas por primera vez en
2010 («paquete integrado») a fin de apoyar la estrategia Europa 2020. Dichas
orientaciones integradas permanecieron estables hasta 2014. En 2015 se
adoptaron unas orientaciones integradas revisadas. En 2018, las orientaciones
para el empleo se alinearon con los principios del pilar europeo de derechos
sociales proclamado en noviembre de 2017 por el Parlamento Europeo, el Consejo
y la Comisión con vistas a impulsar reformas a nivel nacional y para que
sirviera de brújula que indicara la ruta hacia un proceso renovado de
convergencia al alza en toda Europa para conseguir mejores condiciones de vida
y de trabajo; en 2019, no se modificaron. En 2020, se adaptaron para
integrar elementos relacionados con las consecuencias de la crisis de la
COVID-19, las transiciones ecológica y digital y los Objetivos de Desarrollo
Sostenible de las Naciones Unidas...”. (la negrita es mía).
Igualmente,
una mención a los ODS se encuentre en la citada introducción al referirse al
contenido del Semestre Europeo, que reúne “los diferentes instrumentos en un marco
global para una supervisión y coordinación multilaterales integradas de las
políticas económicas y de empleo en la Unión. Al tiempo que persigue la
sostenibilidad medioambiental, la productividad, la equidad y la estabilidad
macroeconómica, el Semestre Europeo integra los principios del pilar europeo de
derechos sociales y de su herramienta de supervisión, el cuadro de indicadores
sociales, y contempla un fuerte compromiso con los interlocutores sociales, la
sociedad civil y otras partes interesadas. El Semestre Europeo apoya la
consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible...” (la negrita es
mía).
Recordemos que las
cuatro orientaciones generales para las políticas de empleo de los Estados
miembros son las siguientes: Impulsar la demanda de mano de obra. Aumentar la
oferta de trabajo y mejorar el acceso al empleo, la adquisición de capacidades
a lo largo de la vida y las competencias. Mejorar el buen funcionamiento de los
mercados laborales y la eficacia del diálogo social. Promover la igualdad de
oportunidades para todos, fomentar la integración social y combatir la pobreza”.
4. En el ámbito universitario, y a escala internacional, también encontramos referencias a los ODS. Sirva como ejemplo significativo, y muy reciente, las conclusiones aprobadas en el 4º Congreso Cielo, celebrado en Chile los días 20 y 21 de julio, que estuvo dedicado a “La protección del trabajo frente a la crisis económica, demográfica y climática”. Han sido publicadas por el profesorRodrigo Palomo en el boletín de Noticias Cielo núm. 7/2023
En las citadas conclusiones se recoge que “La identificación de los actuales desafíos que plantea la protección del trabajo y la comprensión de su alcance y las formas de enfrentarlos exceden a la pura perspectiva jurídica. Por tanto, más que nunca resulta imperioso trabajar en respuestas interdisciplinarias nutriendo nuestros enfoques con los aportes de las diversas ciencias sociales. En la perspectiva jurídica, es claro que las respuestas clásicas del Derecho del Trabajo y la Seguridad Social no son suficientes para enfrentar los actuales desafíos de la protección del trabajo.
- Se constata que
muchos de los actuales problemas que afectan al mundo de trabajo están
fuertemente interrelacionados. Si bien su delimitación favorece análisis más
detenidos, es importante reconocer y ponderar las distintas variables y
conexiones, para propuestas y respuestas debidamente contextualizadas y
realistas...
... Los
compromisos globales, y las directrices y normas internacionales, otorgan un
marco relevante de actuación frente a las crisis económica, demográfica y
climática. Es pertinente y útil revisitar el desarrollo de la noción de trabajo
decente, de la OIT, y los compromisos de la Agenda 2030 para el desarrollo
sostenible. En definitivas cuentas, se trata de intensificar los esfuerzos por
garantizar el trabajo digno (la negrita es mía)
5. Durante la Asamblea
General de la ONU se celebra la “Semana de Alto Nivel 2023” , en la que se producirá la reunión de los líderes mundiales para participar en
el Debate General anual de alto nivel bajo el lema "Reconstruir la
confianza y reactivar la solidaridad mundial": Acelerar las acciones
dentro de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible hacia la
consecución de la paz, la prosperidad, el progreso y la sostenibilidad para
todos”
Calificada como “pieza
esencial” de la Semana de Alto Nivel, los días 18 y 19 de septiembre tiene
lugar la cumbre sobre los ODS. En la página web de la ONU en la que se da
debida cuenta de este importante evento se explica que la Cumbre “será la
plataforma central para que los jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo
asuman el liderazgo político en la implementación de la Agenda 2030”, y que pretende
“marcar el inicio de una nueva era de avance de los Objetivos, la cual se ha
ralentizado, y culminar con la adopción de una declaración política con una
visión hacia el futuro”.
¿Cuáles son los objetivos
y resultados que se esperan que salgan de esta importante reunión mundial? Para
quienes la han organizado, “A través de la Cumbre, los países, tanto individual
como colectivamente, tienen la oportunidad de situar al mundo en la senda del
desarrollo sostenible. La comunidad internacional puede aprovechar esta para
lograr transformaciones significativas en la aplicación integrada de los ODS y
en la forma en que las sociedades producen, consumen y comparten beneficios y
riesgos, sin dejar a nadie al margen. las sociedades producen, consumen y
comparten beneficios y riesgos, sin dejar a nadie atrás. Se prevé que la Cumbre
tenga visión de futuro y esté orientada a la acción, con el objetivo de
acelerar la acción internacional para mejorar la vida de las personas y
revitalizar el sentimiento de esperanza, optimismo y entusiasmo que caracterizó
la adopción de los ODS. entusiasmo que caracterizaron la adopción de los ODS y
la Agenda 2030. Se espera que adopte una declaración política concisa y
orientada a la acción como documento final”.
¿Cuáles son las
peticiones que el Secretario General de la ONU António Guterres ha realizado a los dirigentes mundiales para lograr resultados positivos de la
Cumbre? Pues bien, su petición es de la presentación de “un Plan de Rescate
para las Personas y el Planeta en la Cumbre de los ODS a través de resultados
en tres áreas. En primer lugar, ha pedido a los países que cumplan sus
compromisos globales con los ODS, entre otras cosas mediante un estímulo de los
ODS que aumente masivamente la financiación y otras medidas, como el alivio de
la deuda. En segundo lugar, instó a los líderes mundiales a transmitir un
Compromiso Nacional para la Transformación de los ODS. Esto podría incluir
puntos de referencia claros para reducir los niveles nacionales de pobreza y
desigualdad para 2027 y 2030, junto con contribuciones climáticas determinadas
a nivel nacional. Y en tercer lugar, se insta a todos los países a implicar
plenamente a sus electores nacionales, en particular la sociedad civil y el
sector privado, en la preparación de la Cumbre”.
Durante los días
18 y 19 de septiembre tendrá lugar aquello que ha sido calificado de “diálogo
de líderes”, en concreto seis debates, cuyo título y síntesis se relaciona a
continuación.
“Diálogo de
Líderes 1: "Ampliar las acciones en transiciones clave para acelerar el
progreso de los ODS"
Alcanzar los ODS
en 2030 requiere transiciones clave perseguidas a través de decisiones audaces,
un aumento de la inversión y enfoques holísticos a largo plazo. Este Diálogo de
Líderes se centrará en acciones políticas y vías de inversión para impulsar estas
transiciones que actuarán como multiplicadores para avanzar en el progreso de
los ODS, incluyendo áreas como la energía, la digitalización, la educación, la
protección social, la triple crisis planetaria y la seguridad alimentaria.
Diálogo de
dirigentes 2: "Fomentar la resiliencia y no dejar a nadie atrás"
En este Diálogo se
examinarán los perfiles de resiliencia que demuestran la capacidad de la
humanidad para superar la adversidad. El mundo debe actuar para hacer frente a
los motores de las desigualdades socioeconómicas dentro de los países y entre
ellos, y mejorar el bienestar de las personas más rezagadas, especialmente los
grupos marginados y vulnerables, y contribuir así a la inclusión y la
resiliencia a escala mundial. En el debate pueden introducirse enfoques locales
e indígenas para fomentar la resiliencia y el bienestar. El diálogo también
abordará la reducción del riesgo de desastres y la resiliencia ante los
desastres, así como el avance de los ODS en situaciones de crisis y
humanitarias.
Diálogo de
dirigentes 3: "Cambiadores de juego: Aplicar la ciencia, la tecnología, la
innovación y los datos a la acción transformadora"
El mundo está
dotado de unos niveles de conocimientos, tecnologías y recursos sin precedentes
en la historia. Sin embargo, el potencial de la ciencia, la tecnología, la
innovación y los datos para ser aplicados a los ODS está muy infrautilizado.
También es necesario identificar y eliminar las barreras sistémicas y
contextuales que impiden su utilización eficaz y equitativa, incluso con
respecto a la participación de las mujeres, las niñas y los grupos minoritarios
en la CTI. El Diálogo facilitará un debate sobre los puntos de entrada más
eficaces para utilizar los conocimientos científicos, las tecnologías y los
datos para acelerar la aplicación de los ODS.
Diálogo de Líderes
4: "Fortalecer las políticas integradas y las instituciones públicas para
alcanzar los ODS"
Este Diálogo
servirá para avanzar en la formulación de políticas que tengan en cuenta las
interrelaciones entre los ODS y los efectos indirectos, y para fortalecer las
instituciones públicas con este fin. Un principio central de la Agenda 2030
para el Desarrollo Sostenible es un enfoque holístico de la implementación de
los ODS. Esto incluye el aprovechamiento de sinergias en las que la acción en
un área también puede generar impactos positivos en otra, al tiempo que se
abordan las compensaciones.
Diálogo de
dirigentes 5: "Unidad y solidaridad: Fortalecimiento del sistema
multilateral para mejorar el apoyo, la cooperación y el seguimiento y examen de
los ODS"
La comunidad
internacional debe cumplir la promesa pendiente de la Agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible. Sin embargo, las recientes crisis mundiales han puesto
de manifiesto las debilidades y desigualdades del actual sistema multilateral.
Este Diálogo contribuirá a reforzar la unidad y el multilateralismo, en
particular mediante la cooperación internacional y el fomento de la confianza,
incluso en lo que respecta al seguimiento del informe del Secretario General
sobre Nuestra Agenda Común. Se estudiarán vías y oportunidades para aumentar el
seguimiento y la revisión del progreso de los ODS. Los Estados miembros también
pueden ofrecer orientación para facilitar el fortalecimiento continuo del
Sistema de las Naciones Unidas para el Desarrollo con el fin de apoyar los
cambios transformadores previstos en la Agenda 2030.
Diálogo de Líderes
6: "Movilizar la financiación y las inversiones y los medios de
implementación para el logro de los ODS"
Este Diálogo
abordará la financiación, las inversiones y los medios de implementación para
el logro de los ODS. Es necesario hacer coincidir la abundancia y la
responsabilidad con los compromisos mundiales, nacionales y locales para
cumplir con la financiación, impulsar el liderazgo y restablecer la confianza
que pondrá al mundo en el camino hacia el logro de los ODS para 2030. El
Secretario General ha animado a los Estados miembros a poner en marcha un
estímulo para los ODS, a fin de garantizar que los países en desarrollo puedan
cumplir los ODS y avanzar en reformas profundas de la arquitectura financiera
internacional. Este Diálogo también está concebido para conectar la Cumbre
sobre los ODS con el Diálogo de Alto Nivel sobre la Financiación para el Desarrollo
que se convocará durante la Semana de Alto Nivel de la Asamblea General en
septiembre de 2023”
6. Unos debates,
los relativos a la aplicación y desarrollo de los ODS en general, y del núm. 8
en particular, que irán estrechamente unidos al celebrado los días 16 y 17
sobre el documento presentado por el Secretario General en septiembre de 2021 y
con el que se pretende sentar las bases para un muy importante crecimiento del
empleo digno a escala mundial.
Se trata del “Aceleradorglobal sobre empleos y protección social para las transiciones justas” mediante el que se indica “la respuesta colectiva del sistema de las Naciones
Unidas para afrontar los múltiples retos que amenazan con destruir los avances
en materia de desarrollo. El objetivo es orientar las inversiones para ayudar a
crear al menos 400 millones de empleos decentes, fundamentalmente en las
economías verde, digital y del cuidado, y extender la cobertura de protección
social a los más de 4 000 millones de personas que están excluidas en la
actualidad..., juega un papel vital en
impulsar el progreso transformador hacia los ODS..., y “significa el compromiso
de la comunidad internacional de crear empleos decentes, aumentar la cobertura
de protección social y garantizar solo transiciones para todos .
En este documento, objeto de presentación y debate en
la citada reunión, se presenta, tal como puede leerse en su introducción “la
estrategia de aplicación del Acelerador Mundial, elaborada por un Equipo de
Trabajo Interinstitucional (ETI) de las Naciones Unidas creado a tal efecto,
con el apoyo de coordinación de la OIT. La estrategia propuesta se basa en las
prioridades establecidas en el informe del Secretario General de las Naciones
Unidas "Nuestro Programa Común" y en las hojas de ruta conexas sobre
protección social, economía asistencial y trabajadores de la salud,
informalidad, empleo y transiciones justas (incluidas las transiciones
ecológica y digital), juventud y financiación. Plantea cuestiones clave en
relación con el problema general que se aborda (sección 1), las posibles
soluciones identificadas (sección 2), las metodologías para lograr los cambios
deseados (sección 3) y el modo en que las propuestas genéricas podrían
adaptarse y aplicarse de forma práctica y supervisarse a nivel nacional
(sección 4). A continuación, la nota esboza la estructura de gobernanza
propuesta para el funcionamiento eficaz del Acelerador Mundial (sección 5), el
modo de garantizar su alineación (sección 6) y las distintas vías de
financiación implicadas (sección 7). Termina con algunas reflexiones sobre los
esfuerzos previstos en materia de comunicación y visibilidad (sección 8)”.
7. No es una temática, el estudio de
los ODS, y en particular el del núm. 8, vinculado al objetivo irrenunciable del
trabajo decente, ajena a mis análisis anteriores de documentos internacionales
y de mis reflexiones y propuestas.
Un buen ejemplo de ello lo constituyó la participación el 19 de noviembre
de 2019 en una jornada de estudio organizada por la Universidad Carlos III de
Madrid dedicada justamente a “Trabajo decente y Objetivos de desarrollo
sostenible en el Centenario de la OIT”. De mi exposición en esa jornada, ampliada
en el artículo publicado en el blog , recupero ahora algunos fragmentos que guardan relación directa con la
temática de la Semana de Alto Nivel de la ONU en septiembre de este año 2023.
“Justamente, el Informe de las Naciones Unidas de 2019 sobre el grado de cumplimiento de losODS pone claramente el acento en la problemática de la desigualdad, desde una perspectiva global y no únicamente de índole laboral, haciéndolo con datos muy significativos a la par que preocupantes: “Otra gran problemática de nuestro tiempo es el aumento de la desigualdad entre y dentro de los países. La pobreza, el hambre y las enfermedades siguen concentrándose en los grupos de personas y países más pobres y vulnerables. Más del 90% de las muertes maternas ocurren en países de ingresos bajos y medios. Tres cuartas partes de todos los niños con retraso de crecimiento viven en Asia meridional y África subsahariana. Las personas que viven en estados vulnerables tienen un riesgo dos veces mayor de carecer de saneamiento básico y aproximadamente cuatro veces mayor de carecer de servicios básicos de agua potable que las personas en situaciones no vulnerables. Los jóvenes tienen un riesgo tres veces mayor de estar desempleados que los adultos. Las mujeres y las niñas realizan una parte desproporcionada del trabajo doméstico no remunerado y no cuentan con autonomía en la toma de decisiones”.
... La organización del evento ha
tenido la amabilidad, que le agradezco, de invitarme a participar para hablar
sobre aquello que es el título de la presente entrada, es decir la Declaración
del Centenario de la OIT y los ODS.
Por ello, el primer bloque de mi exposición se centra sobre el trabajo decente, al que la propia Oficina de la OIT en España dedicó especial atención en una notaexplicativa sobre el mismo con ocasión de la celebración el pasado 7 de octubre del día del trabajo decente, poniendo de manifiesto que forma parte de los compromisos adoptados por toda la comunidad internacional en el marco de los ODS, y que es necesario seguir insistiendo en la importancia de adoptar las medidas adecuadas para su aplicación y desarrollo, ya que “todavía hoy, en 2019, hay que superar enormes desafíos para alcanzar el trabajo decente para todas las personas del mundo del trabajo, que constituye el Objetivo nº 8 de los mencionados ODS”, y subrayando que los objetivos marcados en la Declaración del Centenario, y que deben ser compartidas con las demás instituciones multilaterales, “están incluidas en los ODS de la Agenda 2030 de la ONU, en particular en el Objetivo nº 8…”.
Y que en efecto, queda mucho por
hacer se constata en un muy reciente informe publicado por la OIT, el 31 de
octubre, que lleva por título “Time to act for SGD 8.
Integrating decent work, sustainedgrowth and environmental integrity”. El
informe fue presentado previamente ante el Foro político de alto nivel de las
Naciones Unidas sobre el desarrollo sostenible, celebrado en Nueva York del 8
al 19 de julio, y en el documento se recoge, según se explica en la nota oficial
de presentación, que “la mayoría de los países todavía tienen un largo camino
que recorrer para lograr un trabajo decente e inclusivo para todos”.
Según el informe, en muchos lugares del mundo, el avance hacia la consecución del ODS 8 está ralentizándose, por lo que “Es imperativo acelerar los esfuerzos, a fin de lograr cambios transformadores que respalden las tres dimensiones del ODS 8 relativas al crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible”. Queda ciertamente mucho por hacer ya que la evidencia empírica pone de manifiesto, por citar dos datos significativos, que el desempleo es muy elevado en muchos países, y que siguen existiendo diferencias importantes en materia de igualdad salarial entre hombres y mujeres., alertando el documento de la necesidad de poner en marcha medidas estructurales de transformación, diversificación e innovación en los ámbitos productivos de lograr a largo plazo un crecimiento de la productividad, mejorar los niveles de renta y las oportunidades para alcanzar un trabajo decente, teniendo bien presente la importancia del cambio tecnológico y el impacto del cambio climático.
En el informe se destaca que “Los objetivos del ODS núm. 8 están estrechamente entrelazados con los objetivos de la OIT. Así, la referencia al "empleo pleno y productivo y trabajo decente para todos" toma prestada la terminología del Programa de Trabajo decente de la OIT (1999), mientras que la Declaración del Centenario de la OIT toma prestado la frase de ODS 8 de "promover un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible" en su estrategia para un enfoque centrado en las personas sobre el futuro del trabajo. Haciendo hincapié en las necesidades de la sociedad y del medio ambiente, esta estrategia abre una vía de transformación. hacia el crecimiento económico y el desarrollo".
La conclusión del Informe es la siguiente: “es esencial acelerar el avance hacia el ODS 8. Para ello, se necesita una agenda política amplia e integrada que tenga en cuenta las interrelaciones dinámicas entre el ODS 8 y otros objetivos. El programa de trabajo decente de la OIT y su enfoque integrado de las políticas de empleo, las normas, las instituciones laborales y el diálogo social son puntos de referencia clave. La comunidad internacional debe avanzar por un camino de transformación y equilibrio hacia el trabajo decente, el crecimiento sostenible y la integridad del medio ambiente. El fortalecimiento del compromiso con el sistema multilateral es de la mayor urgencia si la visión de un "crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible" debe hacerse realidad. Deberían redoblarse los esfuerzos nacionales e internacionales para diseñar y financiar y aplicar políticas innovadoras que apoyen el progreso hacia el ODS 8.
8. En la misma línea que los documentos
analizados con anterioridad, la OIT publicó en 2020 el Informe “Hora de actuar para conseguir el ODS 8. Integrar el trabajo decente, el crecimiento
sostenido y la integridad ambiental” , en el que reiteraba que “Las metas del ODS 8 están estrechamente relacionadas con los objetivos de
la Organización Internacional del
Trabajo (OIT). Así, la referencia que se hace en el ODS 8 al «empleo pleno y
productivo y el trabajo decente para todos» retoma la terminología del Programa
de Trabajo Decente de la OIT (1999), mientras que la Declaración del Centenario
de la OIT para el Futuro del Trabajo (adoptada por la Conferencia Internacional
del Trabajo en junio de 2019) retoma a su vez la frase del ODS 8 que hace
referencia a «promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y
sostenible» en su estrategia para su enfoque del futuro del trabajo centrado en
las personas. La estrategia hace hincapié en las necesidades de la sociedad y
el medio ambiente y, de esa manera, abre un camino transformador hacia el
crecimiento económico y el desarrollo”, así como también que “La dimensión
social del ODS 8 viene dada por el crecimiento inclusivo y el trabajo decente
para todas las mujeres y los hombres. En esa dimensión, el progreso se mide en
términos de igualdad, equidad y justicia en las sociedades. Los datos
sugieren que la mayoría de los países todavía tienen un largo camino por
recorrer. La tasa de desempleo es demasiado elevada en muchos países, y en todo
el mundo persisten la brecha salarial de género y los déficits de trabajo
decente. Además de las mujeres, los jóvenes y las personas con discapacidad
también están en gran desventaja. Incluso en los países donde el riesgo de
desempleo es reducido, estos grupos de población tienen graves problemas a la
hora de encontrar empleo y de disfrutar de un acceso equitativo a un trabajo
decente y a igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor (la negrita es mía).
9. Y llegamos a septiembre de 2023, a la Semana de Alto Nivel y más concretamente al documento elaborado por la Oficina Internacional del Trabajo para la reunión de los días 18 y 19 de septiembre, que lleva por título “Transformative change and SDG 8. The critical role of collective capabilities”
En la nota de prensade presentación del Informe se expone que “El mundo está muy lejos de alcanzar el ODS 8”, que “el
progreso en las dimensiones medioambiental y social del ODS 8 está por detrás
del progreso en la dimensión económica”, y que el Informe recomienda acciones
para mejorar “las posibilidades de cumplimiento de las 12 metas”, entre las que
se incluyen las siguientes:
“Implementar
políticas que apoyan una transición justa hacia economías y sociedades
ecológicamente sostenibles para todos.
Aumentar la acción
multilateral y nacional, mediante políticas integradas y enfoques que abarquen
a todo el gobierno y a toda la sociedad.
Proporcionar apoyo
multilateral adicional para el trabajo decente, la protección social universal
y la justicia social en los países de renta baja y media-baja.
Abordar las cargas
insostenibles de la deuda y aumentar el espacio fiscal para los países en
desarrollo, a fin de permitirles invertir en las políticas, los sistemas y las
instituciones que sustentan el progreso de los ODS, incluso en relación con la
protección social y laboral, el empleo y la informalidad, el empleo juvenil y
la igualdad de género.
Integrar las
respuestas políticas para el ODS 8, trabajo decente y justicia social, incluso
a través de la Coalición Mundial para la Justicia Social, que presenta una
importante oportunidad para integrar el tripartismo y el diálogo social para
crear mejores y más sostenibles resultados de desarrollo, incluyendo la
protección social universal.
Apoyar el
Acelerador Mundial del Empleo y la Protección Social para Transiciones Justas ,
una iniciativa de la ONU liderada por la OIT que pretende ayudar a los países a
crear 400 millones de empleos decentes y ampliar la protección social a otros
4.000 millones de personas”.
Para completar
esta breve reseña informativa del Informe, me ha parecido conveniente realizar
la traducción de su resumen ejecutivo, en el que se recoge con mucha mayor
amplitud las preocupaciones por el muy lento avance en la aplicación y
desarrollo del ODS, al mismo tiempo que se formulan varias detalladas
propuestas para avanzar en ese tan deseado objetivo del trabajo decente o digno.
Con ello, finalizo la presente entrada, a la espera del posible análisis, en
otras posteriores, de los resultados de la reunión.
“El ODS 8 integra
las dimensiones económica, social y ambiental del desarrollo sostenible. Para
lograr un crecimiento económico inclusivo y sostenible para el pleno empleo y
el trabajo decente,
Se necesita un
proceso integrado para impulsar un progreso equilibrado en estas tres
dimensiones. En su informe de 2019 Es hora de actuar para el ODS 8: Integrar el
trabajo decente, el crecimiento sostenido y la integridad ambiental, la OIT
describió un enfoque político amplio para este desafío que alentó a los países
a buscar estrategias interrelacionadas que alimenten un proceso dinámico
acumulativo: un ODS 8 positivo.
Este informe se
basa en ese trabajo anterior analizando en el Capítulo 1 las perspectivas de
que los países logren los aspectos económicos, sociales y ambientales del ODS 8
para 2030 en función de su desempeño entre 2010 y 2022. El informe rastrea el
estado decepcionante de las perspectivas globales para lograrlo. ODS 8 e
identifica ciertos patrones y desequilibrios en estas perspectivas entre los
países y las tres dimensiones. Luego, en el Capítulo 2, el informe profundiza
en el marco de políticas presentado en 2019, tratando de explicar más
completamente la dinámica del cambio transformador previsto por el ODS 8, en
particular explorando el papel subestimado de las “capacidades colectivas” de
las sociedades para permitir y dar forma. tal cambio. Finalmente, el capítulo 3
resume una serie de principios y recomendaciones de políticas para estrategias
integradas de aprendizaje y transformación (un enfoque epistémico) para
movilizar la inversión, el cambio tecnológico y la innovación y la
transformación estructural de la economía.
El progreso hacia
el ODS 8 se ha retrasado, a pesar de los esfuerzos de décadas para impulsar la
transformación productiva de las economías sobre una base socialmente inclusiva
y ambientalmente sostenible, incluso mediante la promoción de la ciencia, la tecnología
y la innovación (CTI).1 Las acciones para alcanzar los ODS aún no avanzan a la
velocidad o escala requerida y, al igual que con otros ODS, el progreso hacia
el ODS 8 ha sido débil en la mayoría de sus dimensiones e indicadores y en gran
parte del mundo.
Es más, las
perspectivas de progreso futuro no son alentadoras, dadas las múltiples crisis
que afectan al mundo. El crecimiento económico está lejos de los niveles
previstos en las metas de los ODS, y las tasas de desempleo, la informalidad y
los déficits de trabajo decente siguen siendo elevados en muchas partes del
mundo. Al aplicar el instrumento de medición integrada para el ODS 8
desarrollado por la OIT a grupos de países con desempeño similar y diferentes
niveles de PIB per cápita, este análisis proporciona una imagen más clara de la
naturaleza de los desafíos que enfrenta la humanidad para lograr un progreso
equilibrado en todos los sectores económico, dimensiones sociales y ambientales
del desarrollo sostenible.
Se encuentra que
existen diferencias importantes entre y dentro de estos grupos de países con
respecto tanto al nivel como al patrón de perspectivas, identificando once
patrones o tipos distintos de equilibrios y desequilibrios. Estos patrones de
desequilibrios revelan que el desempeño pasado en los indicadores económicos es
una condición necesaria pero no suficiente para mejorar las perspectivas de
inclusión social y trabajo decente, y que las perspectivas promedio en la
dimensión ambiental parecen no tener ninguna relación con las perspectivas en
los ámbitos de las dimensiones económico y social. Sobre la base de este
hallazgo, este informe concluye que es necesario tener en cuenta las
sociedades, las instituciones, los sistemas de valores y las opciones políticas
para explicar estos diferentes niveles y patrones de equilibrios y
desequilibrios. También concluye que, aunque la pandemia de COVID-19 causó
importantes perturbaciones en el mercado laboral, la pandemia no es la razón
principal de las malas perspectivas de alcanzar las metas del ODS 8.
La incapacidad de
tantos países para lograr avances adecuados en el camino hacia el ODS 8 sugiere
que es necesario examinar más de cerca los desafíos que enfrentan en la
implementación del Objetivo. El lento progreso de los países para crear
procesos transformadores dinámicos y aprovechar la CTI para el ODS 8 puede
atribuirse en parte a la falta de asistencia internacional coordinada que se
había previsto cuando se adoptaron los ODS. Sin embargo, también sugiere una
debilidad fundamental en los modelos predominantes de crecimiento económico y
desarrollo que limita su poder para aplicar políticas que mejoren la dinámica
de procesos de transformación complejos.
Basándose en
conocimientos y evidencia de todas las ciencias sociales, este informe presenta
un marco para comprender la importancia de las capacidades colectivas de las
sociedades a la hora de explicar los procesos de implementación efectiva del
ODS 8. Las sociedades son agentes del cambio transformador, y la forma en que
cultivan diferentes capacidades colectivas moldea las opciones disponibles para
la inversión, el cambio tecnológico, la innovación y la transformación
estructural en el mundo. economía. Las capacidades también permiten a las
sociedades dar forma a la dinámica de los procesos de cambio y establecer un
consenso sobre el propósito común de los cambios transformadores.
Es fundamental
señalar que las capacidades colectivas, que residen en el nivel de las
sociedades, son fundamentalmente diferentes de las habilidades de los
individuos. Las capacidades colectivas existen en equipos, grupos sociales y
comunidades, y residen en diferentes formas, como relaciones, redes,
estructuras, instituciones, rutinas o cultura.
Para explicar cómo
evolucionan las capacidades colectivas, este informe adopta un enfoque
epistémico, argumentando que las capacidades colectivas se crean en un proceso
de aprendizaje social. El aprendizaje a nivel colectivo se entiende como un
proceso de transformación de cuerpos de conocimientos y creencias socialmente
compartidos, lo que implica mejorar la base de conocimientos tecnológicos de la
sociedad, cambiar las reglas de las instituciones y adaptar los conocimientos
culturales y los sistemas de valores.
Recomendaciones de
políticas para impulsar las capacidades colectivas
Un desafío
importante para los formuladores de políticas es desarrollar estrategias de
transformación productiva que reconozcan el importante papel de las capacidades
colectivas para permitir y dar forma al cambio transformador. Esto implica
aplicar políticas en tres niveles distintos. En primer lugar, a nivel de la
economía, los formuladores de políticas deben formular políticas industriales,
comerciales, de inversión, tecnológicas e innovadoras para aprovechar la CTI y
dar forma a un cambio transformador para el ODS 8, al tiempo que comprenden las
capacidades colectivas existentes en la sociedad, que definen las opciones
factibles para cambio transformador. Esto requiere una estrategia integral para
perseguir múltiples objetivos de desarrollo, coordinar y alinear las múltiples
dimensiones del cambio transformador y abrazar a las sociedades locales,
nacionales e internacionales para garantizar que nadie se quede atrás. Las
asociaciones y el diálogo social representan capacidades colectivas importantes
para implementar tales estrategias.
En segundo lugar,
los responsables de la formulación de políticas deben promover de manera
proactiva las capacidades colectivas transformando y mejorando los cuerpos de
conocimientos y creencias socialmente compartidos. Esto requiere que los
formuladores de políticas desarrollen estrategias integrales de aprendizaje
para 1) cultivar procesos endógenos de creación de nuevos conocimientos y
tecnologías útiles; 2) promover el aprendizaje que facilite la transición de
las comunidades locales a la economía formal (aprender a formalizarse); 3)
desarrollar capacidades para ponerse al día con el desarrollo industrial y las
tecnologías avanzadas; 4) apoyar el aprendizaje para una transformación justa
hacia economías ambientalmente sostenibles; y 5) construir agencia colectiva y
creatividad para acelerar los procesos de innovación. Reconocer el valor de la
diversidad epistémica y aplicar el principio de justicia epistémica son
fundamentales para el éxito de tales estrategias de aprendizaje. Las
estrategias de aprendizaje eficaces deben integrar políticas tecnológicas y
comerciales, políticas industriales y sectoriales, así como políticas de
educación y formación, mientras que las políticas para integrar a los
trabajadores migrantes y aprovechar la red de la comunidad de la diáspora
complementan el proceso de aprendizaje.
Finalmente, la
cooperación internacional y el sistema multilateral en particular podrían hacer
mucho más para movilizar la solidaridad internacional en apoyo del progreso a
nivel nacional en el ODS 8. La Conferencia Internacional del Trabajo (OIT
2023f) reconoció la importancia de la justicia social y la necesidad de una
distribución justa de las cargas y beneficios que surgen del cambio
transformador para ser compartida por todos, siendo necesarios cambios en los
sistemas de valores, normas, instituciones, tecnologías, estructuras de
producción y comportamiento de consumo de las sociedades. De hecho, la CIT
concluyó en su Discusión General sobre una Transición Justa que: “La transición
justa refleja un propósito global común que implica responsabilidades para
todos, incluidos los gobiernos, los empleadores y los trabajadores”.
La justicia social
también requiere que las sociedades asuman la responsabilidad del bienestar de
las generaciones futuras. La justicia social entre generaciones es intrínseca a
la sostenibilidad, que se define como “satisfacer las necesidades del presente
sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus
propias necesidades” (Naciones Unidas 1987). Garantizar la justicia social
entre las generaciones actuales y futuras implica proteger la esencia tanto de
la humanidad como de la naturaleza, y esto requiere que todas las comunidades
(la comunidad investigadora, los responsables políticos, los directivos, los
empresarios, las organizaciones de empleadores, los sindicatos y los
trabajadores) actúen responsablemente para el bien común de las generaciones
futuras”.
Buena lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario