He publicado en “Papeles”
de Cristianisme i Justicia, el texto que reproduzco a continuación en versióncastellana y catalana .
Reproduzco en esta entrada, con mínimas variaciones, la primera.
De 1982 a 2022. 40
años después. CiJ habló, sigue hablando, y lo seguirá haciendo, del mundo del
trabajo y de las personas trabajadoras.
Recordar la
historia es siempre un ejercicio necesario, pero no para hacer un ejercicio de
nostalgia sino para aprender de aquello que se hizo bien y por supuesto también
de los errores que se cometieron, al mismo tiempo que nos sirve para seguir
mirando hacia el futuro.
Hago esta
consideración para explicar que nuestro Centro de Estudios, que “agrupa un
equipo de voluntariado intelectual que tiene por objetivo promover la reflexión
social y teológica para contribuir a la transformación de las estructuras
sociales y eclesiales” ha prestado especial atención desde su creación en el
año 1981 al mundo del trabajo y a las personas trabajadoras, hombres y mujeres,
poniendo especial énfasis en aquellos colectivos que tienen más necesidades.
Y si para muestra
vale un botón, el primer Cuaderno, que tuve la inmensa suerte de redactar a
partir de una petición de mi maestro Joan N. García-Nieto, se publicó en mayo
de 1982 y lo dediqué a los retos del sindicalismo en la década de los ochenta,
planteando, desde mis claras convicciones, y también hay que reconocerlo con
una exagerada seguridad fruto de una edad que no llegaba a la treintena, de por
dónde debía ir la actuación de aquellas organizaciones que representan al mundo
del trabajo para la mejor defensa de los intereses de las personas trabajadoras.
Unas propuestas, que se acompañaban de la importancia que debía darse, y que no
ha decaído en absoluto cuarenta años después como lo demuestran las
aportaciones del Papa Francisco, a las reflexiones hechas desde la doctrina
social de la Iglesia.
Desde entonces,
CiJ siguió su andadura de especial atención al mundo del trabajo, tanto con la
realización de diversos seminarios externos como por una actividad intensa en
su área social, que culminaron en la redacción de otros cuadernos, como por
ejemplo el publicado conjuntamente con Juan García-Nieto “Paro, trabajo,
planificación de futuro”, en marzo de 1985, cuya presentación se exponía que se
trataba de “ofrecer en todo caso una nueva luz, unos caminos inéditos todavía
para superar uno de los hechos más dramáticos de nuestro tiempo: millones de
hombres y mujeres, sobre todo jóvenes, se ven expulsados del mercado de trabajo
y obligados a refugiarse en una "marginación sin retorno". Las
reflexiones de Joan N. García-Nieto, que inspiraron desde su creación la
actividades del área social de CiJ, se plasmaron con suma claridad, y mirando
hacia el futuro, en sus cuadernos “Pobreza y exclusión social” (noviembre de
1987) y “Proyecto de sociedad en clave de utopía “(noviembre de 1989),
culminando nuestra actividad conjunta con un cuaderno que sigue teniendo hoy
plena actualidad en gran parte de su contenido, “Renta mínima y salario
ciudadano” (septiembre de 1989).
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Sería completamente
injusto no mencionar que ha habido otras y muy relevantes aportaciones de
miembros del área social que desde diversas perspectivas, fundamentalmente
económicas y sociológicas y sin olvidar las teológicas, contribuyeron a crear
un cuerpo de doctrina que sirvió, y mucho, para avanzar en nuestros debates y
efectuar propuestas dirigidas al conjunto de la sociedad y muy especialmente a
sus representantes políticos.Sin ánimo de exhaustividad, aquí están algunas de
ellas.
Las efectuadas por
Luis de Sebastián en “La gran contradicción del neo-liberalismo moderno”
(febrero de 1988) y Josep Miralles, “El debate del Estado del Bienestar”
(agosto de 1992). Con el profesor Luis de Sebastián reflexionamos sobre las
políticas sociales de la Unión Europea en “Pensemos sobre Maastricht” (febrero
de 1993). No faltaron las aportaciones desde la reflexión teológica, compañera
inseparable de la social en CiJ, como la de Javier Vitoria “Un orden económico
justo” (diciembre de 1998).
Seguimos
profundizando, y efectuando propuestas en otros Cuadernos posteriores de
indudable importancia y en los que ya prestábamos especial atención a los
cambios acelerados que se iban produciendo en el mundo del trabajo, como el de
Benjamin Bastida y Mª Teresa Virgili “El reto del trabajo” (noviembre de 1999),
cuya presentación, solo cambiando las fechas, sigue estando plenamente vigente:
“En este cuaderno, se presenta otro reto más para el siglo XXI. El del trabajo.
El reto del trabajo a las puertas del 2000 es un reto enormemente amplio al
menos por dos razones. La primera, práctica: Tal como tenemos organizada la
sociedad, la sociedad capitalista, para la mayoría de personas el trabajo es el
camino normal y generalizado de acceder a unos ingresos con los que atender a
las necesidades individuales y familiares. La segunda razón de la amplitud del
reto es más conceptual: ¿Qué es trabajo? ¿A qué tipo de trabajo nos estamos
refiriendo?”
Desde una
perspectiva y análisis de los problemas a escala mundial, y de ahí el título
del Cuaderno, la aportación de Josep F. Mària “La globalización” fue de suma
importancia para entender como estaba cambiando la realidad económica y su
impacto en la vida de las personas trabajadores de cualquier punto del planeta
(noviembre de 2000).
Además, no solo
queríamos, y seguimos queriendo, analizar la realidad y efectuar propuestas,
sino también describir esa realidad y con especial atención a la de las
personas más desfavorecidas y más explotadas, muchas de ellas consideradas
“prescindibles” para quienes nos hablan de una sociedad plenamente robotizada y
que sin embargo se han demostrado plenamente imprescindibles durante toda la crisis
sanitaria que se inició en marzo de 2020, y así lo hicimos en el cuaderno “Trabajo
basura” (julio de 2001), en cuya presentación se explicaba que “A través de una
serie de testimonios reales, este Cuaderno presenta una realidad que hemos de
vivir en los inicios del siglo XXI, una serie de testimonios nos ilustran unos
trabajos que no debería ser envidiado con las condiciones de la Revolución
Industrial. Trabajos basura, contratos basura, horarios basura, parece ser que
nuestra sociedad tiene mucho aún que mejorar en cuanto a condiciones laborales”.
En el mundo del
trabajo, las personas migrantes adquieren cada vez más una especial
importancia, aunque sus condiciones laborales dejen mucho que desear
desgraciadamente en muchas ocasiones, y de esa realidad, junto con su
problemática personal y social, se hizo eco el cuaderno de Quim Pons “Mi vecino
Hassan: tres aproximaciones al fenómeno de la inmigración” (octubre de 2002).
Nuestro interés
por los problemas a escala mundial queda reflejado igualmente en la aportación
de Luis de Sebastián “Problemas de la globalización” (julio de 2005), en cuya
presentación se exponía que “El capitalismo no es lo que dicen los libros de
economía sobre el mercado libre, sino esa lucha por prevalecer en el mercado en
el que están inmersas todas las empresas, grandes y pequeñas. Este capitalismo
afecta a todos los ámbitos de la vida social. Aquí sólo hemos elegido cuatro
aspectos: la pobreza en el mundo, el comercio internacional, la emigración y la
ecología”.
No podía faltar
una aportación, desde el conocimiento directo de dicha realidad, del compromiso
de un sector, al menos, del mundo religioso con la población trabajadora, que
queda muy bien recogido en el cuaderno de Jaume Botey “Curas obreros.
compromiso de la iglesia con el mundo obrero” (agosto 2011).
Desde el grupo de
profesionales de CiJ, una aportación muy fresca y lúcida de la relación entre
vida laboral y vida personal se plasmó en el cuaderno de Alfons Calderón
“Trabajo y vida: un camino en busca de sentido”, en cuya presentación puede
leerse que “El trabajo condiciona nuestras vidas. Ya desde la escuela, nos
preparamos para un futuro profesional que probablemente abarcará buena parte de
nuestra existencia hasta la vejez. El mismo ritmo del calendario pivota sobre
las jornadas laborales, necesarias para que la sociedad pueda avanzar. ¿Cómo
vivir este fenómeno con un mínimo de coherencia? No siempre es fácil,
especialmente en estos momentos de crisis, donde tanto las tensiones inherentes
al trabajo para los que lo tienen, como la ausencia de ocupación en el caso de
muchos parados, son motivo de preocupación”.
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Y mucho más
reciente, en la misma senda de continuar reflexionando sobre el cambiante mundo
del trabajo, se encuentra el Cuaderno coordinado por Teresa Crespo y resultado
de todo un año anterior del área social “El trabajo: presente y futuro. entre
la creciente precarización y la ineludible necesidad de repensarlo” (abril
2016), en el que se plantea que una vez analizados
los nuevos escenarios de trabajo y realizado el diagnóstico, “se plantea la
necesidad de reflexionar sobre este modelo de trabajo, sobre los instrumentos y
políticas sociales para hacer frente a las causas y consecuencias de esta
crisis, y analizar las nuevas (y no tan nuevas) formas de trabajo”.
Y en esos cambios
económicos y sociales a los que siempre hemos estado atentos, no sería justo
finalizar este texto sin la (obligada) mención al último Cuaderno publicado
hasta el momento de redactar este escrito, a cargo de Joan Carrera y David
Murillo “Recuperar los bienes comunes, reivindicar el buen vivir” (enero de
2022).
En definitiva, CiJ
ha visto pasar, desde su creación, muchos cambios en la vida económica y
social, muchos cambios en el mundo del trabajo, muchas reformas de la normativa
laboral, y va a seguir muy atento al
análisis y reflexión de como abordar las nuevas realidades y de cómo buscar
alternativas y efectuar propuestas dirigidas a mejorar la situación de una
parte nada menospreciable de la población que corre el riesgo de quedar
“excluida” si no se adoptan las medidas políticas, económicas y sociales
necesarias para evitación.
Con ello, CiJ no
hace nada más que continuar con su trabajo iniciado hace cuarenta años, con el deseo
de que sean, y estoy seguro de que así será, muchos años más de militancia
voluntaria y comprometida con la justicia social. Es lo que debemos a quienes
crearon el Centro y unieron la fe y la justicia.
2 comentarios:
Muchas gracias, profesor Rojo, como siempre, por su imponderable labor de difusión. No conocía estos cuadernos de CiJ, pero me han parecido de los más sugerentes. Felicidades por tu contribución al proyecto. Al leer su entrada y la orientación que os ha guiado en estos cuarenta años, me ha venido a la mente un libro que leí hace poco: "La dignidad del trabajo" (Rialp), de Melendo Granados. Se aborda el tema desde un punto de vista metafísica y desde una honda inspiración cristiana-teológica. Me animo a sugerírselo si acaso no lo conocía ya. Un muy afectuoso saludo desde Málaga.
Estimado profesor Vigo, muchas gracias por sus muy amables palabras. Le agradezco también la información sobre una publicación de la que no tenía conocimiento. Un cordial saludo.
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