1. Viernes 13 de
mayo. Estreno en tres cines de Barcelona (no es una película para “pasar el
rato”) de “Un nuevo mundo”, el último film del director Stéfane Brizé, que
cierra la trilogía sobre el mundo del trabajo que inició con “La Ley del
mercado”, y continuó con “En guerra”.
Unas 14 o 15
personas en una pequeña sala del Cine Renoir Floridablanca, la película en
versión oficial y con subtítulos. Público senior, con alguna incrustación de
mediana edad, que sin duda sabía (sabíamos) que iba (íbamos) a ver una película
dura, ya que su presentación, con anterioridad, en el Festival de Venecia de2021 , había dejado claro que su director volvía
sobre la dura realidad de la vida laboral, ahora desde la perspectiva de un
ejecutivo que tiene que aplicar, en los centros de trabajo franceses que
dirige, los criterios de “rentabilidad y competitividad” fijados por la
dirección norteamericana, a la par que comprueba como su vida familiar se
desmorona como consecuencia de la tensión laboral cotidiana y que le hace
olvidar todo aquello que no sean las cifras y los resultados.
Nadie aplaudió
cuando acabó la película. Un lógico silencio se mantuvo en la sala mientras
conocíamos todos los actores y actrices, y todo el personal, que habían
participado en el film, además del ya suficientemente conocido protagonista de
las tres cintas cinematográficas, Vincent Lindon, y de su, triste y
atormentada, esposa Sandrine Kimberlain. Si, además obviamente de su
protagonista principal, tuviera que resaltar la importancia de alguna o algún
otro, lo haría con la directora en Francia del grupo empresarial, papel que
asume perfectamente Marie Drucker y que refleja con
nitidez qué es aquello que debe
perseguirse, en el sistema económico capitalista “duro”, por una empresa o grupo
empresarial, con un lenguaje en donde no hay lugar alguno para palabras “con
sensibilidad”, ya que todas son para los “resultados”, la “competitividad”, la
“maximización de los beneficios”.., aunque todo ello se logre a través de la
mayor explotación del personal trabajador... que quede tras las reducciones de
plantilla, el “plan social” en terminología francesa y que en España es lisa y
llanamente “despido colectivo” (aunque, eso sí, acompañado de un “plan social”
o de “recolocación, obligatoriamente en empresas de más de 50 personas
trabajadoras).
2. Pensé, poco
después de ver la película, redactar una breve entrada con mi comentario, ya
que el acercamiento del cine al mundo del trabajo ya había merecido mi atención
en este blog, muy en especial en la titulada “Cine y mundo del trabajo. Unlibro que hay que leer (y muchísimas películas que hay que ver). “La fábrica yla oficina: una representación del trabajo en el cine”, del (maestro) jurista ycinéfilo Juan López Gandía, (y recopilación de comentarios propios)” , publicada el 27
de diciembre de 2020 y actualizada poco después tras haberme dado cuenta de
algunos olvidos de otras importantes aportaciones por parte del mundo jurídico
laboralista.
No hay que olvidar
tampoco, desde luego, sino todo lo contrario, una obra de obligada referencia,
tanto por la calidad de sus autores y autoras, como por la cantidad y calidad
de las películas seleccionadas para su crítica: “El Derecho del Trabajo en elcine” (Ed, Laborum 2015), coordinada por los profesores José Lujan y Ángel
Arias, con prologo del profesor Alfredo Montoya, con repaso de cerca de
cuarenta películas de indudable interés laboral y que pueden y debe ser objeto
de atención en cualquier actividad docente de relaciones laborales.
Ahora bien, me
imaginaba, y era fácil de acertar, que el maestro cinéfilo, y por supuesto
laboralista, Juan López Gandía , iba a ver la película tan pronto pudiera y a
realizar su síntesis y comentario en su cuenta de la red social Facebook, de la
que podía “aprovecharme”, por lo que decidí esperar a que ello ocurriera, ya
que “donde hay patrón no manda marinero”, o dicho de otra forma, el que sabe
menos tiene que esperar a conocer lo que dice quien sabe más.
En efecto, acerté.
Ya tenemos su comentario, en el que, tras manifestar, y no le falta razón en
absoluto, que el título “no dice ni sugiere nada”, salvo, me permito añadir por
mi parte, si sabes quién es el director y su obra, nos explica (reproduzco un
fragmento de dicho comentario) que la película “Sigue la línea de sus otros dos
films de temática laboral, del mundo de las empresas y de sus procesos de
ajuste de personal, en la era de la
globalización y la deslocalización como “La ley del mercado” y “En lucha” y con
una puesta en escena similar, deteniéndose siempre fundamentalmente en el
personaje principal, mostrando los más mínimos detalles en su rostro en su
actuación. Solo que aquí el protagonista es un directivo, un director de una
fábrica francesa de una multinacional americana, Elson, con fábricas en todo el
mundo. La problemática agobiante que vive el protagonista, un excelente Vincent
Lindon como siempre, le lleva a intentar abordarla desde criterios más humanos.
A la vez se sitúa en un contexto también personal y familiar: el divorcio de su
mujer y el cuidado y atención a un hijo problemático. Una situación estresante
y agobiante....”.
También era conveniente y necesario conocer el parecer del propio director sobre aquello que deseaba transmitir en la película. Lo encontramos en la entrevista publicada el mismo día 13 en el diario Público por su redactora Begoña Piña, que elige como titular una de las frases de aquel: “Pensemos ahora en los derechos civiles y en la resistencia civil, es el momento".
De esta amplia entrevista me permito
extraer tres preguntas y tres contundentes respuestas:
“La manera en que el trabajo afecta a nuestra vida y nuestras relaciones es una de las grandes trampas del capitalismo, ¿cree que este tiempo de pandemia nos hará cambiar?
Ojalá se diera el caso de que la humanidad se embarque en un camino
diferente. Y sí creo en la virtud de disfunciones tan masivas cuando ocurren,
ya sea en el ámbito familiar o a escala global, como es el caso ahora mismo de
la pandemia. La virtud de tales eventos masivos es que nos hacen cuestionarnos
la forma en que vivimos, nuestra relación con el mundo, la responsabilidad
hacia los demás, hacia el mundo, hacia el medio ambiente. Sin embargo, también
podemos ver, como ha sido el caso en Francia, que la pandemia solo ha llevado a
una tensión creciente y a la radicalización. La oposición, creciente, y los
políticos están haciendo todo lo posible para volver a las viejas costumbres
porque piensan que la manera en que iban antes las cosas estaba bien. Yo no lo
creo, pero parece que ellos están luchando por volver a la vieja normalidad.
Así que me temo que podríamos perder esta oportunidad de cuestionar la forma en
que interactuamos, la forma en que trabajamos y la forma en que vivimos.
En el mercado y el universo empresarial y laboral, ¿cuál es el mayor
problema al que nos enfrentamos?
Todas y cada una de las películas que estoy haciendo me remiten a la
necesidad de que la política y la ley nos protejan del mercado. Pero ¿qué hemos
visto? Año tras año, inexorablemente, hemos visto la trágica desaparición de la
política ensombrecida por las grandes corporaciones. Eso ha sucedido de forma
lenta pero segura, con el tiempo. Y ese, creo, es el aspecto más trágico del
mundo tal como lo conocemos hoy.
En la película usted trata, en cierto modo, de humanizar al jefe. ¿Ha
investigado para hacer este retrato?
Para cada una de estas películas sobre el mundo corporativo, comienzo con
una intuición sobre el lugar en el mundo que quiero mirar y mostrar. Empiezo
reuniéndome con ejecutivos, trabajadores, políticos… muchas reuniones, muchos
encuentros durante decenas y decenas de horas, como lo haría un periodista
investigando su propio tema para preparar sus artículos. Eso me da mucho
material, que es lo que uso como base, porque después de todo, ese no es un
mundo que conozca directamente”.
3. ¿Qué ha dicho la crítica del film? Pues, como siempre, cada analista
pone el acento en el punto o puntos que le han parecido más relevantes, desde
la dureza con que el autor sigue diseccionando el mundo del trabajo, ahora
desde la mirada de un ejecutivo al que solo le piden resultados y que se olvide
del trato cordial con los “recursos humanos” de los centros de trabajo cuya
dirección asume (antes, recuerdo, se llamaban trabajadores y trabajadoras) ya
que en cualquier momento es, será, necesario, incrementar la producción, ante
el riesgo de deslocalización, con menor número de personas trabajadoras, o
dicho de otra forma, deberá proceder a efectuar un despido colectivo para “ser
más competitivos”, siendo realmente impresionante una breve parte de la
película en donde se decide qué trabajador o trabajadora es el o la “más
prescindible” y por tanto ser carne de cañón del despido; no es menos
impactante, y totalmente ajustada a mi parecer a la vida real, la reunión de
varios directores en la que, ante una propuesta del protagonista de reducir los
bonos y primas de las y los altos cargos para resolver el problema de la
necesaria reducción de costes, recibe
las respuestas (menos una) de que ninguno está dispuesto a sacrificar en
beneficio de la empresa ( o más exactamente de su dirección y accionistas) todo
el esfuerzo realizado durante muchos años, y más cuando ya están cerca de la
jubilación.
Aquí tienen algunos de tales comentarios, para que cada lector y lectora
pueda formarse un parecer de la película
“Después de
retratar el drama del desempleo en 'La ley del mercado' (2015) y la lucha
sindical en 'En guerra' (2018), Stéphane Briz concluye su trilogía del trabajo
con 'Un nuevo mundo', en la que un empresario honesto (Vincent Lindon) debe
enfrentarse a una jungla corporativa global, a un matrimonio en crisis y al
trastorno psicológico de su hijo. Un aciago entramado narrativo que el cineasta
francés convierte en una fábula moral sobre el combate de una familia contra la
fuerza deshumanizante del capitalismo”.
El Correo “'Un nuevo mundo': el trabajo que acaba con tu
vida. Un sobresaliente Vincent Lindon es un ejecutivo que ve cómo sus
principios y su familia se desmoronan en una durísima cinta de Stéphane Brizé,
cierre de su trilogía sobre la inhumanidad de las relaciones laborales”
La Razón “... Lindon interpreta al director de una
fábrica que suda tinta para evitar una nueva regulación de empleo. El error de
Brizé reside en canonizarlo: es otro mártir de los mercados que acabará
comportándose como un héroe -mucho más que los subordinados que lo presionan-
cuando desafía al sistema comportándose como un santo proletario. ¿Lo es
teniendo un patrimonio que excede el millón de euros? Aquí se nota el
reduccionismo de la visión de Brizé, más facilonamente utópica que realista”.
El Periódico “'Un nuevo mundo': cuando todo se desmorona. Vincent
Lindon y su exesposa Sandrine Kiberlain protagonizan un sólido y tenso drama
sobre la ruptura de un matrimonio”
Valencia Plaza “... la figura de Lindon se convierte en eje
estructural de toda una película en la que vemos no sólo cómo su mundo se va
desmoronando, sino también de qué forma empieza a tomar conciencia de que, de
alguna forma, hay que plantarle cara al sistema. Brizé sigue con su cámara a
ese personaje que va pasando por todo un proceso de asfixias (su divorcio, la
enfermedad mental de su hijo, las presiones de las personas a su cargo, así
como de las altas instancias) hasta que llega a la determinación de que la
solución no es seguir tragando todas las órdenes y ejecutarlas sin rechistar, porque
en algún lugar dentro de ese mundo hostil y despiadado, debería quedar la
dignidad”.
El Mundo “Un nuevo mundo: el 'empresariado' también llora”
Entrefocos. “Un nuevo mundo: una dura (y merecida
critica) al mundo laboral”. “Un film que no se queda corto en su crítica al
sistema laboral, unas absurdas decisiones que nos quitan la vida y que vuelve a
este mundo mucho más frio. Necesitamos más películas como esta para no perder
nuestra esencia y recordar para que estamos aquí. Desde luego no es para dar
nuestra vida a una sucia empresa capitalista”.
4. Las
causalidades de la vida, o más bien la planificación de las explicaciones del
programa de las asignaturas del curso académico, llevan a que la próxima semana
sea objeto de explicación el despido colectivo, es decir la regulación
contenida en el art. 51 de la Ley del Estatuto de los trabajadores y el Real
Decreto 1483/2012, de 29 de octubre, por el que se aprueba el Reglamento de los
procedimientos de despido colectivo y de suspensión de contratos y reducción de
jornada.
Sin duda, si
dispusiéramos de tiempo suficiente para dicha explicación, algo que no sobra
precisamente en los apretados programas, seria conveniente detenerse en el
debate de algunos de los contenidos de la película, ya que, aun cuando se
refiere a la realidad francesa, son perfectamente extrapolables a la española.
Por poner ejemplos
claros y directos: cuáles son las causas que pueden justificar un despido
colectivo; cómo se planifica la reducción de personal por la dirección de la
empresa; cómo se oculta a la representación del personal hasta que se comunica
oficialmente; qué criterios son tomados en consideración para seleccionar al
personal que va a “desactivarse” (=
despedir); de qué forma se plantea por la dirección la negociación con los
sindicatos y se valora ( o menosprecia) el papel de sus dirigentes...; en fin,
muchas cuestiones que aparecen reflejadas en la película y que quienes
negocian, tanto desde la parte empresarial como de la sindical, conocen
perfectamente que ocurren en la realidad.
Solo hay un
“pequeño problema”, ya apuntado antes, el tiempo disponible para la
explicación, pero no hay duda, así lo creo, de que habrá que introducir en esta
algunas reflexiones adicionales a las estrictamente jurídicas, y mucho más
cuando tienes delante un alumnado que en muchos casos tiene un muy buen conocimiento
tanto del mundo jurídico como económico.
5. También,
ironías de la vida, al día siguiente de ver la película, leía los fragmentos
del informe final elaborado en el marco de la Conferencia sobre el futuro deEuropa , presentado el 9 de mayo con 49 propuestas, y
me alegraba, al menos, conocer las propuestas de avanzar hacia un mundo
económico y laboral mucho más humanos y en donde las personas no sean simples
herramientas de producción. Lean con detenimientos las propuestas 11 a 14 y así
lo comprobarán. Me permito reproducir (traducción no oficial) la presentación-
síntesis de tales propuestas.
“Una economía más
fuerte, justicia social y empleo"
Vivimos tiempos
extraordinarios y la UE será juzgada por sus esfuerzos para salir de las crisis
actuales más fuerte, con un modelo de crecimiento más sostenible, inclusivo,
competitivo y resistente. La invasión de Ucrania por parte de Rusia y la pandemia
de COVID-19 han cambiado la cara de la UE. La Conferencia también tendrá que
abordar las consecuencias sociales y económicas de esta guerra en un contexto
post-pandémico ya muy exigente. Al mismo tiempo, el cambio climático sigue
representando una amenaza continua para la humanidad y tendrá un impacto
dramático en la economía y en nuestras sociedades. De las recomendaciones
recibidas se desprende que los ciudadanos reclaman una mayor acción de la UE.
Los retos transnacionales pendientes, como las desigualdades, la
competitividad, la salud, el cambio climático, la migración, la digitalización
o la fiscalidad justa, exigen soluciones europeas adecuadas. De las
recomendaciones y los debates también se desprende la necesidad de una
estrategia global que garantice un mayor bienestar a los ciudadanos europeos en
los distintos aspectos de su vida. Algunos elementos de esta estrategia pueden
encontrarse en políticas ya existentes y pueden lograrse aprovechando
plenamente el marco institucional existente a nivel europeo y nacional; otros
requerirán nuevas políticas y, en algunos casos, cambios en los tratados. Sin
embargo, las nuevas políticas y los cambios en los tratados deben considerarse
como medios para lograr un mayor bienestar y no como fines en sí mismos. Es
posible y necesario remodelar la UE de forma que se garantice su autonomía
estratégica, el crecimiento sostenible, la mejora de las condiciones de vida y
de trabajo y el progreso humano, sin agotar ni destruir nuestro planeta en el
marco de un Contrato Social renovado. Estas recomendaciones pretenden alcanzar
estos objetivos. Las propuestas que figuran a continuación deben leerse
teniendo en cuenta que los ciudadanos de toda Europa han formulado una
diversidad de opiniones y recomendaciones. Esta diversidad de puntos de vista
es una de las fortalezas únicas de Europa”.
6. Y una sombra de
dudas razonables sobre tales propuestas se cernían otra vez sobre mis
pensamientos al volver a la realidad laboral española y descubrir, a través de
la información publicada en el diario Cinco Días el 10 de mayo en un artículo
de su redactora Patricia Esteban titulado “Condenan a una empresa por cancelarel pago del ADSL a una liberada sindical” la sentenciadictada por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid el23 de febrero , de la que fue ponente el magistrado Fernando
Muñoz.
La empresa, nada
menos que la muy importante Campsa Estaciones de Servicio SA, decidió, por
medios de su director de recursos humanos (hecho probado sexto de la sentencia
de instancia) “eliminar el pago de ADSL a partir del 1 de enero de 2020” a tres
liberados sindicales, entre los que se encontraba la trabajadora demandante, que
prestaba su actividad en régimen de teletrabajo durante dos días a la semana.
No es esta entrada
el lugar para un análisis detallado de la sentencia, que desde luego lo
merecería para poner claramente de manifiesto la vulneración del derecho
constitucional de libertad sindical, sino que solo deseo destacar aquello que
me parece que guarda más relación con la película que ha dado pie a esta
comentario, cual es la concepción de la actividad laboral como separada de la
sindical. Hay un párrafo en el que se explica muy bien cuál es la cuestión
debatida: “.. queda limitada por tanto a determinar si la supresión del abono
de los gastos por la conexión a internet en el sistema de teletrabajo deriva de
la condición de representante sindical de la trabajadora o si por el contrario,
conforme sostiene la mercantil, su supresión responde a la inexistencia de un
gasto que no ha de compensar por cuanto la actora no usa dicha conexión en el
desempeño de sus tareas al servicio de la empresa, al ser liberada sindical al
100%”.
Quizá se olvida la
parte empresarial de que una persona trabajadora integrante del comité de
empresa, que está dedicada en exclusiva a tareas de representación del
personal, es sigue siendo plenamente, un trabajador o trabajadora, y por ello
su actividad, ahora sindical mientras dure esa liberación, sigue siendo
necesaria para el correcto desempeño de sus tareas representativas, sin que
puede tratársela de peor condición que aquellas personas que prestan
regularmente su servicio laboral. Bueno, al menos eso es lo que ha mantenido
repetidamente el Tribunal Constitucional.
7. En fin, que
aquí les dejo estas notas, para que quien se anime a “pasar un rato” no
excesivamente agradable, vaya a ver la película, y que más adelante puede ser
objeto de debate en cinefórums de centros educativos. Saldría ganando, para el
alumnado, el conocimiento de la vida laboral que aparece en las normas y la
vida laboral real que se da en los centros de trabajo.
Buena lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario