1. Hace pocos días
tuve oportunidad de leer la última monografía de la profesora Mari Luz
Rodríguez Fernández, que lleva por título “Humanos y robots: empleo ycondiciones de trabajo en la era tecnológica”,
resultado, como la autora informa en la
presentación, de la investigación realizada en el marco del Proyecto de
Investigación “Digitalización y trabajo: el impacto de la economía 4.0 sobre el
empleo, las relaciones laborales y la protección social”.
Buena y experta conocedora
de la temática abordada, la profesora Rodríguez disecciona con rigurosidad, en
diversos capítulos, las cuestiones más polémicas a la par que más relevantes
sobre el futuro del trabajo, en el bien entendido, añado por mi parte, que la
crisis provocada por la pandemia del Covid19 ha supuesto una suspensión
temporal de ese debate pero en modo alguno lo ha extinguido, y mucho más cuando
la crisis ha permitido redescubrir el valor del trabajo y de personas
trabajadoras que hasta hace muy poco tiempo parecían manifiestamente
prescindibles como he tratado de explicar en una entrada anterior
La lectura de la
monografía me animó a redactar una entrada sobre el futuro del trabajo tal como
lo debatíamos hace muy poco tiempo, y como lo estamos viendo durante la
situación económica y social actual, y también como lo veremos en el próximo
futuro, cuando pasemos de forma gradual a ese periodo histórico que todos los
documentos oficiales se empeñan en denominar de nueva normalidad y que por mi parte
sigo defendiendo que debería referirse a una normalidad mejor (que la anterior).
Ahora bien, la vorágine
legislativa en la que el mundo laboralista en particular está inmerso (corrijo,
está y seguirá estando) desde la declaración del estado de alarma no me ha
permitido sentarme con tranquilidad delante del ordenador para su redacción hasta
ahora, en uno de esas raras fechas en las que el BOE
nos ha dejado, permítanme la expresión, “respirar”.
Y con toda sinceridad
no hay nada mal ese “retraso” en la redacción de esta entrada, aunque ya
reconvertida en buena medida al convertirla en un repaso de documentos y
artículos de muy recomendable lectura que expondré más adelante, que me han
permitido “descubrir” que mis conocimientos sobre la materia son ciertamente
muy limitados y que el proceso de aprendizaje cada vez es más necesario y
permanente.
2. Antes de
proceder a mencionar esas lecturas recomendadas no quiero dejar de efectuar
algunas reflexiones sobre el libro de la profesora Rodríguez. No conviene olvidar
de entrada que estamos en presencia de una persona cuyos conocimiento no son
sólo teóricos, sino que aporta un amplio bagaje político práctico y así lo
acreditan su currículum, habiendo sido Consejera de Trabajo y Empleo de
Castilla-La Mancha, Secretaria de
Estado de Empleo, Secretaria de Empleo del PSOE y Diputada por la provincia de
Guadalajara.
Además es conferenciante habitual en foros empresariales, económicos y
sociales, habiendo realizado diversos estudios en los que también ha
participado otro reconocido miembro de la comunidad jurídica laboralista, el
profesor Daniel Pérez del Prado.
A mi parecer el
estudio tiene cuatro bloques diferenciados y en los que se abordan diversas
temáticas, si bien todas ellas indisolublemente unidas por el vínculo de la
existencia (o pérdida) de una relación jurídica de trabajo o empleo y de sus
consecuencias prácticas.
La autora aborda
ampliamente el debate sobre el futuro del trabajo y procede a repasar los
diversos estudios sobre la creación y destrucción de empleos a medio plazo,
prestando especial atención, ya que es el eje centre del libro, al impacto que
va a tener la tecnología sobre esos
procesos creativos/destructivos.
Dedica especial
atención a la formación, centrándose en las necesidades empresariales y de la
población trabajadora, y de la acuciante necesidad de adoptar medidas,
necesarias ya antes de la crisis y mucho más ahora, para abordar el futuro
digital que tenemos ya encima.
No pierde la
oportunidad para reflexionar sobre una temática a la que ha dedicado especial
atención en diversos artículos anteriores y que ciertamente generan
controversia intelectual, cuál es la de ampliación de la protección “clásica”
que contiene el contrato de trabajo a las prestaciones desarrolladas al amparo
de otro ropaje jurídico, es decir no vinculado a una relación de dependencia y
ajenidad.
En fin, la
tecnología y (la prevención de) los riesgos laborales son también ámbitos de
conexión, y mucho más cuando la robótica adquiere cada vez más importancia en
procesos industriales, sin olvidar, y el creciente aumento del teletrabajo o
trabajo a distancia así lo requiere, que no conviene dejar de lado el derecho a
la desconexión digital.
En suma, un libro
de indudable frescura intelectual y que plantea muchos interrogantes sobre el
futuro del trabajo y las condiciones en que se desarrollará el mismo, y cuáles
serán los sectores “vencedores” y qué impacto tendrá todo ello sobre las
personas trabajadoras. Para animar a su lectura a todas las personas
interesadas a su lectura, reproduzco a continuación el sumario: “Capítulo 1.
Una primera premisa: no al determinismo tecnológico Capítulo 2. ¿Cuántos y qué
empleos van a ser reemplazados por la tecnología? Capítulo 3. Nivel de estudios
de la población trabajadora y la propensión a la pérdida de empleo: la mejora
de la educación como una medida básica de política de empleo Capítulo 4.
¿Cuántos y qué empleados van a crearse por la tecnología? Capítulo 5. Las
competencias o habilidades que van a requerir los empleos de la era digital:
algunas contradicciones en el caso de España Capítulo 6. Centralidad de la
educación y la formación en competencias digitales 1. Características de la
enseñanza en competencias digitales: falta de vocaciones STEM y escasa oferta
formativa vinculada a la tecnología. 2. Brecha de género en la educación y
formación digitales: las mujeres apenas se inclinan por estudios STEM Capítulo
7. El rol esencial de la formación para el empleo en la preparación de la
población trabajadora para los requerimientos de la economía digital Capítulo
8. Recomendaciones en materia de formación de las personas trabajadoras para
afrontar con acierto los desafíos de la revolución tecnológica Capítulo 9.
Debate sobre la educación de las instituciones laborales vigentes a los
desafíos del trabajo en la era digital: contrato de trabajo y sindicato como
piezas clave del contrato social Capítulo 10. Tiempo y salud en el trabajo en una
sociedad hiperconectada 1. El derecho a la desconexión y la propensión al
teletrabajo como medios para cohonestar la soberanía y los límites del tiempo
de trabajo 2. La salud en el trabajo: riesgos decrecientes y robots como
compañeros de trabajo”.
3. Me refiero en
primer lugar al muy interesante Proyecto de Informe de la Comisión de AsuntosJurídicos del Parlamento Europeo, de 20 de abril, aún en fase de presentación
de enmiendas y debate antes de poder pasar en su caso al Pleno para su aprobación.
con recomendaciones destinadas a la Comisión sobre un marco de los aspectos éticos
de la inteligencia artificial, la robótica y las tecnologías conexas. Incluye
la propuesta de resolución del PE y añade nada más ni nada menos que una
propuesta de Reglamento “. sobre los principios éticos para el desarrollo, la
implementación y el uso de la inteligencia artificial, la robótica y las
tecnologías conexas”. Para quienes han elaborado la propuesta de Reglamento, su
deseada aprobación, y posterior desarrollo por los organismos europeos y
nacionales competentes “debe ser un ejemplo para el resto del mundo y una
primera piedra para asegurar una adecuada gobernanza de este fenómeno a escala
mundial”.
Reproduzco a
continuación algunos de los fragmentos que creo que pueden tener más interés
desde la perspectiva laboral.
“.. Considerando
que un marco común para el desarrollo, la implementación y el uso de la inteligencia
artificial, la robótica y las tecnologías conexas en la Unión debe proteger a los
ciudadanos de los posibles riesgos inherentes y promover la fiabilidad de estas
tecnologías en el mundo;
…Considerando que
un enfoque armonizado de los principios éticos relacionados con la inteligencia
artificial, la robótica y las tecnologías conexas requiere una interpretación común en la Unión
de esos conceptos, así como de conceptos como algoritmos, programas
informáticos, datos o reconocimiento biométrico;
… Considerando que
los principios éticos comunes solo son eficaces cuando se establece quiénes son los
responsables de garantizar, evaluar y supervisar el cumplimiento;
Declara que el
desarrollo, la implementación y el uso de la inteligencia artificial, la robótica
y las tecnologías conexas, en particular —pero no solo— por parte de los seres humanos, deben
respetar siempre la intervención y la supervisión humanas y prever la recuperación
del control humano en todo momento;
Recuerda que el
desarrollo, la implementación y el uso de la inteligencia artificial, la robótica y las
tecnologías conexas, incluidos los programas informáticos, los algoritmos y los datos
utilizados o producidos por dichas tecnologías, deben respetar la dignidad humana y
garantizar la igualdad de trato para todos;
Afirma que la
posibilidad de sesgo y discriminación de los programas informáticos, los algoritmos
y los datos debe abordarse estableciendo normas para los procesos de diseño y
uso, ya que este enfoque podría convertir los programas, los algoritmos y los
datos en un contrapeso considerable al sesgo y la discriminación, así como en
una fuerza positiva para el cambio
social;
Hace hincapié en
que la inteligencia artificial, la robótica y las tecnologías conexas deben ser
socialmente responsables y deben salvaguardar y promover los valores fundamentales
de nuestra sociedad, como la democracia, la pluralidad e independencia de los
medios de comunicación y una información objetiva y de libre acceso, la salud y
la prosperidad económica, la igualdad de oportunidades, los derechos sociales y
laborales, una educación de calidad, la diversidad cultural y lingüística, la
paridad de género, la alfabetización digital, la innovación y la creatividad;
Observa que la
producción y el uso de datos, incluidos los datos personales, como los datos
biométricos resultantes del desarrollo, la implementación y el uso de la inteligencia
artificial, la robótica y las tecnologías conexas, están aumentando con rapidez,
lo que pone de relieve la necesidad de respetar el derecho de los ciudadanos a la
intimidad y a la protección de los datos personales, de conformidad con el
Derecho de la Unión;
Concluye, tras las
mencionadas reflexiones sobre los aspectos relacionados con la dimensión ética
de la inteligencia artificial, la robótica y las tecnologías conexas, que la dimensión ética
debe configurarse como una serie de principios que se traduzcan en un marco jurídico a
escala de la Unión supervisado por las autoridades nacionales competentes,
coordinado y reforzado por una Agencia Europea de Inteligencia Artificial y debidamente
respetado y certificado en el mercado interior…. “
De la propuesta de
Reglamento me parecen de especial interés algunas de sus definiciones:
“A efectos del
presente Reglamento, se entenderá por:
a) «inteligencia
artificial»: los sistemas informáticos que, entre otros aspectos, recopilan, tratan e
interpretan datos estructurados o no estructurados, identifican patrones y
establecen modelos con objeto de extraer conclusiones o tomar medidas en la
dimensión física o virtual sobre la base de dichas conclusiones;
b) «robótica»: las
tecnologías que permiten que las máquinas efectúen tareas tradicionalmente realizadas
por los seres humanos, en particular mediante la inteligencia artificial o
tecnologías conexas;
c) «tecnologías
conexas»: las tecnologías que permiten que los programas informáticos controlen, con un
grado de autonomía parcial o total, un proceso físico o virtual; tecnologías capaces
de detectar la identidad de personas, o características específicas de
personas, mediante sus datos biométricos; y tecnologías que copian o utilizan
de otra manera características humanas;
e) «algoritmo»: el
modelo de cálculo u otras operaciones de resolución de problemas llevadas a
cabo por programas informáticos al ejecutar una tarea;
h)
«desarrollador»: toda persona física o jurídica que toma decisiones que
determinan y controlan el curso o la forma del desarrollo de la inteligencia
artificial, la robótica y las tecnologías conexas;
j) «implementador»:
toda persona física o jurídica que participa en la implementación de la inteligencia
artificial, la robótica y las tecnologías conexas y que tiene una función
operativa o de gestión;
o) «lesión o daño»: toda lesión física,
emocional o mental, sesgo, discriminación o estigmatización, sufrimiento
causado por la falta de inclusividad y diversidad, pérdida financiera o
económica, pérdida de empleo o de oportunidad educativa, restricción indebida de
la libertad de elección, condena injusta, daño medioambiental y toda infracción
del Derecho de la Unión que sea perjudicial para una persona…”
4. La búsqueda de
documentación sobre la tecnología en general y la IA en especial lleva al
obligado reconocimiento de que la necesidad de disponer de instrumentos
normativos que abordan la regulación de esta desde la perspectiva de la ética
no son en absoluto nada recientes. Sirva como ejemplo significativo que se dispone
de un estudio preliminar “sobre un posible instrumento normativo relativo a laética de la inteligencia artificial” presentado en la Conferencia general de
2019 de la UNESCO celebrada a finales de julio.
Hay algunos fragmentos que merecen mi atención, en esa mirada dirigida al mundo
laboral y las necesidades formativas”, y que reproduzco a continuación.
“.. La
inteligencia artificial pone en cuestión el papel de la educación en las
sociedades en muchos aspectos. En primer lugar, la IA exige un replanteamiento
del papel social de la educación. El desplazamiento laboral causado por algunas
formas de IA requiere, entre otras medidas, la reconversión profesional de los
empleados y un nuevo enfoque para formular las cualificaciones finales de los
programas educativos. Además, en un mundo de IA, la educación debe habilitar a
los ciudadanos para que desarrollen nuevas formas de pensamiento crítico,
incluida la "concienciación respecto a los algoritmos", y la
capacidad de reflexionar sobre el impacto de la IA en la información, el conocimiento
y la toma de decisiones. Un segundo ámbito de las cuestiones éticas relativas a
la IA y la educación se refiere al papel de la primera en el proceso educativo
en sí, como elemento de los entornos de aprendizaje digital, la robótica
educativa y los sistemas de "análisis del aprendizaje", todos los
cuales requieren un desarrollo y una implementación responsables. Por último,
los ingenieros y desarrolladores de software deben recibir la formación
adecuada para garantizar el diseño y la implantación responsables de la IA.
… Una de las
principales preocupaciones sociales respecto a la IA consiste en el
desplazamiento laboral. El ritmo de las transformaciones que propicia la IA
plantea retos sin precedentes (Illanes y cols., 2018). Conllevará, en un futuro
próximo, la necesidad de reconvertir laboralmente a un gran número de
trabajadores y tendrá consecuencias radicales para las trayectorias
profesionales que los estudiantes tendrán que seguir. Según una encuesta entre
expertos de McKinsey de 2017, "los ejecutivos ven cada vez más la
inversión en la reconversión profesional y la "mejora de las
aptitudes" de los trabajadores existentes como una prioridad empresarial
urgente" (Illanes y cols., 2018)”.
5. También es muy útil
comprobar que el futuro de las relaciones laborales, con todo
los problemas a examinar de orden jurídico económico y social que ello comporta,
es objeto de atención preferente en el último número de la revista Cuadernos deRelaciones Laborales de la UCM, con una obligada lectura del artículo de
presentación general, a cargo de las profesoras Nunzia Castelli y Milena Bogomi,
“Empleo, edad y género: el impacto de las reformas y el necesario debate sobreel futuro de las relaciones laborales”. cuyo resumen muy ilustrativo es el
siguiente: “Desde la última crisis
económica se han
generado una serie
de cambios y
reformas que han incidido de manera directa en aspectos
esenciales del sistema español de relaciones laborales, profundizando y
agrandando debilidades preexistentes. Es así como,
una vez más,
el impacto de
la crisis ha
sido especialmente acusado
entre colectivos que
ya presentaban especial
vulnerabilidad en el
mercado laboral que se
ha mantenido pese
a la tímida
recuperación económica. El
estudio de factores
como la edad
y el género permite identificar las debilidades estructurales
del mercado laboral español y proponer un análisis en el que el derecho del
trabajo puede funcionar como una herramienta esencial para la reconfiguración,
de manera necesaria y urgentemente inclusiva, del nexo entre ciudadanía y
trabajo”.
6. No menos importante
es subrayar que a escala europea la preocupación por el impacto “de las
maquinas y de los robots” sobre nuestros empleos sigue siendo objeto de mucho
debate, y también de preocupación. Me refiero concretamente a cuatro recientes artículos
publicados en la revista digital Social Europe, que conviene seguir con mucha
atención.
A) Las profesoras Judith Clifton, Amy Glasmeier, y Mia Gray abordan la relación
entre la tecnología y el trabajo en su artículo “When machines think for us:the consequences for work and place”
En su estudio ponen de manifiesto que “La IA tiene el potencial de
transformar la demanda de mano de obra, la naturaleza del trabajo y la
infraestructura operativa resolviendo problemas complejos con gran eficiencia y
rapidez. Sin embargo, a pesar de los cientos de informes y estudios, la IA
sigue siendo un enigma, una tecnología de reciente aparición, y su ritmo de
adopción y sus repercusiones en la estructura del trabajo sólo están empezando
a comprenderse. La actual ansiedad por el desplazamiento de la mano de obra
anticipa el crecimiento y el uso directo de la IA. Sin embargo, en muchos
sentidos, es probable que en la actualidad la IA esté siendo sobreestimada en
cuanto a su impacto. No obstante, un número cada vez mayor de investigaciones
sostiene que las consecuencias para el trabajo serán muy desiguales y
dependerán de una serie de factores, como el lugar, la actividad económica, la
cultura empresarial, los niveles de educación y el género, entre otros”.
Y concluyen que “No hay nada predefinido sobre cómo se desplegará la IA.
Las consecuencias de la aplicación de estas tecnologías reflejarán las
decisiones adoptadas a nivel organizativo, político y social. El futuro de la
IA es demasiado importante para dejarlo en manos de los especialistas en
tecnología. Los científicos sociales, los abogados de la tecnología y los
expertos en la ética de la tecnología deben participar activamente en la
configuración y estructuración de su desarrollo y adoptar”.
B) En clave política se encuentran las reflexiones de Lars Klingbeil, desde
2017 secretario general del Partido Socialdemócrata de Alemania, y de Henning
Meyer un científico social y miembro de la Comisión de Valores Básicos del SPD,
en el artículo “Robots
won’t make us redundant by”
Los autores recuerdan que “La socialdemocracia surgió del movimiento obrero
en el siglo XIX. El trabajo siempre ha sido el punto central de la política
socialdemócrata. Sin embargo, en los últimos años, el papel del trabajo se ha
discutido cada vez más estrecha y defensivamente. Ya sea en los debates sobre
la digitalización o antes sobre la globalización, el trabajo siempre ha
aparecido bajo presión. Deberíamos llevar esta discusión en una dirección
diferente”. También, que “Los pronósticos de cuántos empleos se perderán en el
futuro varían mucho. La respuesta honesta es que nadie sabe exactamente cómo
funcionará la digitalización. Sin embargo, todos los expertos están de acuerdo
en que el trabajo del futuro se alejará de la rutina y se dirigirá hacia una
mayor creatividad. En consecuencia, a través de este cambio el potencial de
transformación social del trabajo crece en lugar de disminuir. Esto abre nuevas
oportunidades”.
Y llevando el debate a la realidad alemana, pero sin duda trasladable a otros
países desarrollados, se afirma que “En estos días en Alemania, la política
industrial está finalmente siendo discutida de nuevo. Esta discusión es
necesaria desde hace mucho tiempo. El papel del estado en la economía fue
durante mucho tiempo interpretado de forma demasiado defensiva. No debe ser el
papel del estado simplemente para corregir los fallos del mercado. Se trata más
bien de crear los propios mercados y dar forma política al proceso económico.
Nuestra sociedad no debe subordinarse a la economía, sino que la economía debe
adaptarse a los ideales de nuestra sociedad…
Esto también se aplica al área de la digitalización. La política de
datos y el desarrollo de la inteligencia artificial serán decisivos para el
empleo y el crecimiento. La carrera mundial se ha abierto hace tiempo. Para
nosotros, no puede ser una cuestión de si, sino sólo de cómo. El Estado debe
ponerse al frente y presionar agresivamente para que la inteligencia artificial
se introduzca en la economía, la ciencia y la política”.
C) La profesora Sonja Bekker aborda, en
el artículo “Digital welfare states: boundaries and opportunities” la problemática
de los límites del control de la ciudadanía, en la que obviamente están
incluidas todas las personas trabajadoras, por parte de los poderes públicos,
con el examen de una muy interesante sentencia de un tribunal neerlandés. Aquí
tenemos un amplio fragmento:
“… El primer caso judicial en el que se
utilizaron los derechos humanos para evaluar las nuevas tecnologías en los
estados de bienestar digitales se centró en la Indicación de Riesgo del Sistema
Holandés (SyRI). La demanda de SyRI fue presentada contra el estado holandés
por una coalición de organizaciones no gubernamentales, apoyada por el entonces
relator especial de la ONU sobre la extrema pobreza y los derechos humanos,
Philip Alston, que escribió un informe amicus curiae para el tribunal.
SyRI se estableció para detectar el
fraude en materia de asistencia social, recopilando no menos de 17 categorías
de datos personales reunidos por diferentes organismos públicos. Entre ellos
figuraba información sobre empleo, detención, sanciones, finanzas, educación,
pensiones, subsidios para el cuidado de los niños, recepción de prestaciones y
seguro médico. La SyRI se ha utilizado de manera recurrente, especialmente en
los barrios con personas más pobres y vulnerables. Ha analizado los datos
utilizando un algoritmo con indicadores de riesgo, seleccionando así a los
reclamantes potencialmente fraudulentos. El algoritmo y sus indicadores se
mantuvieron en secreto por temor a que los ciudadanos comenzaran a "jugar
con el sistema".
El tribunal dictaminó que el SyRI
violaba importantes derechos humanos y que por lo tanto se debía poner fin
inmediatamente. Para las Naciones Unidas, se trataba nada menos que de una
sentencia histórica, al detener por primera vez, por motivos de derechos
humanos, el uso de las tecnologías digitales y el abundante procesamiento de la
información por parte de las autoridades de bienestar social. Sienta un
importante precedente jurídico y podría inspirar a las ONG de todo el mundo
para que influyan en el debate público o incluso para que ellas mismas acudan a
los tribunales.
La falta de transparencia de la SyRI
sobre su funcionamiento impidió que se examinara si existía ese equilibrio.
Incluso podía dar lugar a juicios injustos que implicaran distinciones
discriminatorias entre las personas, por ejemplo, basadas en la situación
socioeconómica o la condición de migrante. Ello podría tener graves
consecuencias negativas, no sólo para las personas afectadas sino también para
la sociedad en general. No sólo los defraudadores se veían atrapados en un gran
procesamiento de datos sino que, en el caso de SyRI, todas las personas que
vivían en un determinado barrio y cualquiera "marcado" como potencialmente
ilegítimo.
D) La profesora
Elena Esposito reflexiona sobre las posibilidades que ofrece la tecnología a
los seres humanos en su artículo “Machine learning should increase human possibilities”.
A su parecer, “Los algoritmos pueden procesar incomparablemente más datos y
realizar ciertas tareas con mayor precisión y fiabilidad que los seres humanos.
Esta es una gran ventaja que debemos tener en cuenta también cuando destacamos
sus límites, que están ahí y son fundamentales. La más obvia es la tendencia de
los algoritmos, que aprenden de los datos disponibles, a predecir el futuro
proyectando hacia adelante las estructuras del presente, incluyendo sesgos y
desequilibrios.
Esto también produce problemas como el overfitting, que surge cuando el
sistema se adapta demasiado a los ejemplos del pasado y pierde la capacidad de
captar la variedad empírica del mundo. Por ejemplo, aprendió tan bien a
interactuar con los usuarios diestros con los que se ha entrenado que no
reconoce a una persona zurda como posible usuario.
Los algoritmos también sufren una ceguera específica, especialmente en lo
que respecta a la circularidad con la que las predicciones afectan al futuro
que se pretende predecir. En muchos casos el futuro predicho por los modelos no
se produce, no porque sean erróneos sino precisamente porque son correctos y se
siguen”.
Y con respecto al uso desviado de la tecnología en clave política afirma
que “Los peligros políticos están ahí, pero no están determinados directamente
por la tecnología. Las posibilidades que ofrecen los algoritmos pueden conducir
a resultados y riesgos políticos muy diferentes: desde la exageración sobre la
personalización que promete desplegar la autonomía de los usuarios individuales
hasta el sistema chino de "crédito social", que va en la dirección
opuesta”.
7. No podemos dejar de referenciar las muy interesantes aportaciones del
profesorado de la unidad docente de Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social de la Universidad de Jaén, y de otras y otros autores invitados, en el blog https://www.transformaw.com/, al que ya
dedicado merecida atención en entrada anteriores del blog
El último artículo publicado ha estado a cargo de la profesora Isabel María
Vidal Cañada, y versa sobre una cuestión que cada vez cobra mayor interés, cual
es “Big data y servicios sociales. Una asignatura pendiente y necesaria (ahoramás que nunca)”
Me permito reproducir, por su indudable interés y relación con el mundo del
trabajo y la protección social, el
último apartado del artículo, dedicado a los servicios sociales.
“Ya sucedió en 2008, y, sin duda, la nueva gran crisis económica,
consecuencia de la actual crisis sanitaria derivada del Covid-19, y los daños
sociales derivados de la misma plantean importantes retos para el sistema de
Servicios Sociales. El Gobierno central y las CCAA acordaron al inicio de la
crisis la consideración de los trabajadores de servicios sociales como
“servicios esenciales”, y por Orden SND/295/2020, de 26 de marzo, se adoptaron
medidas especiales en materia de recursos humanos para la garantía del correcto
funcionamiento del sistema en su conjunto y la continuidad de los servicios.
Y es que la emergencia sanitaria está teniendo, desde su inicio, un impacto
extraordinario sobre los grupos de población destinatarios de estos servicios.
Tanto a nivel estatal como autonómico se han ido articulando diversas medidas
en este ámbito desde que estalló la crisis, pero, probablemente, lo peor está
aún por venir. Son varios los desafíos ante los que se enfrentan el sistema de
servicios sociales, ya sobrecargado desde la crisis de 2008, y la capacidad de
este para “estar a la altura” dependerá mucho de la superación de sus límites
actuales.
Es necesaria y urgente una profunda renovación. Y en ese proceso de
transformación resulta ineludible explorar las posibilidades que ofrece la
utilización de herramientas Big Data: disponer de conocimientos suficientes y
adecuados para la planificación y la toma de decisiones; avanzar en eficiencia
y eficacia; desarrollar estrategias más proactivas y preventivas; e impulsar la
personalización de los servicios son elementos esenciales para contribuir al
objetivo fundamental de proporcionar una adecuada respuesta a las necesidades
actuales de la población.
Y, sin duda, para conseguir unos servicios más personalizados, preventivos
y colaborativos es imprescindible la actuación coordinada de todas las
administraciones implicadas en esta apuesta decidida por la innovación social y
tecnológica”.
8. Y ahora, quedémonos en el
presente, en la crisis que vivimos, para conocer cuáles son los sectores y puestos
de trabajo que avanzan positivamente en el proceso gradual de recuperación de
la actividad económica, y comprobar así, un reciente informe de ADECCO lo
demuestra) que aquellos empleos que se demandan son tanto los “de toda la
vida”, y no precisamente, ni mucho menos, los mejor pagados, como algunos
nuevos (ojalá que tengan poco recorrido temporal) derivados de las
consecuencias de la adaptación obligada de las empresas para garantizar la
seguridad y salud tanto de las personas trabajadoras como de las que son
clientes.
En efecto, el
informe de Adeccohttps://www.adeccogroup.es/wp-content/uploads/NdP-An%C3%A1lisis-del-mercado-laboral-tras-el-Covid-19.-Sectores-y-perfiles-m%C3%A1s-demandados-tras-la-crisis_compressed-1.pdf es muy ilustrativo de esta nueva normalidad o realidad
temporal, que no sabemos cuanto tiempo durará y cómo afectará de forma más o
menos estable al mercado de trabajo.
Según
la información disponible en el estudio, publicado en su pagina web, “ha elaborado
un ranking con los 15 perfiles que más se han demandado en las últimas semanas
y que seguirán siendo claves también en las próximas. Personal de almacén, de
reparto, cajeros y reponedores, operarios de fábrica, recolectores, personal de
atención al cliente y administrativos, de atención a colectividades, personal
sanitario especializado, perfiles IT ante la generalización del trabajo desde
los hogares. También se ha detectado ya la demanda de otras nuevas figuras que
surgen específicamente a raíz de esta crisis sanitaria. Se trata de personal
que aborde la desescalada en los centros de trabajo: controladores de
temperatura en edificios, perfiles preventivos readaptados o desinfectadores de
ropa y espacios.
Desde el área del
outsourcing se prevé que en los próximos meses se demanden perfiles como
operarios para gestionar los pedidos en el canal online, reponedores, operarios
cualificados con formación en tratamiento de sistemas y metodologías Lean, perfiles
de Automatización y RPAS. Además, desde el lado del consumo, Adecco Outsourcing
cree que los sectores que más rápido se recuperarán serán aquellos cuyas
categorías de productos han estado más castigadas y tendrán necesidad de sacar
el stock acumulado como son las áreas de Cuidado Personal, Higiene, Cosmética o
Electrónica.
En el caso de la
consultoría de mandos y directivos, son cuatro los sectores que más necesitan
incorporar personal especializado: IT, Telco, Healthcare y Lifesciences, con
especial demanda de perfiles especializados en transformación digital y los
relacionados con ciberseguridad. Así, muchas empresas van a apostar por la
contratación de perfiles de "interim management" con el objetivo de
reordenar y transformar los procesos y estructuras y diversificar sus
actividades para superar la situación. Se trata de directores de desarrollo de
negocio, directores de marketing o comunicación, directores de operaciones,
directores comerciales, etc. Del lado de la formación, se buscan perfiles que
deben contar con una capacitación extra en liderazgo, visión estratégica,
gestión del cambio o comunicación en tiempos de crisis”.
9. Permítanme para
concluir esta entrada exponer esta conclusión que extraigo de todo este amplio número de lecturas recomendadas: que
la información disponible sobre un ámbito de estudio que quieres abordar es en
la mayor parte de las ocasiones mucho más, muchísimo más, amplia de la que pensabas,
y que por ello las explicaciones que puedas realizar son nada más que un grano
de arena en una montaña informativa: si bien, hay que esperar y desear que ese
gramo tenga un valor jurídico y social relevante, pues no otro es (casi)
siempre el deseo de quien redacta un escrito.
Buena lectura.
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