1. El viernes,
2 de febrero nos reunimos en el campus de Getafe de la Universidad Carlos III
un buen número de personas de diferentes ámbitos profesionales, interesadas
sobre la temática de las relaciones de trabajo y muy especialmente de todos los
cambios que se están operando, y de los que vendrán en el inmediato futuro, en
las mismas.
De la
importancia de dicha reunión da debida cuenta la difusión que ha tenido en las
redes sociales, especialmente por el “dinamismo informático” de las y los jóvenes
investigadores presentes en el evento, y también de la organización. Hay que
felicitar muy especialmente a las profesoras Mª Gema Quintero Lima y Eva MªBlázquez Agudo por la magnífica organización del acto, así como también al
restante profesorado de la UC3M que actuaron como dinamizadores y dinamizadoras
de los numerosos grupos de trabajo.
Tuve la
oportunidad de comprobar personalmente ese buen hacer en el grupo de trabajo en
el que participe Situación y perspectivas del trabajo decente [Principios y
derechos fundamentales del trabajo / ODS / economía informal tradicional /
salarios / salud laboral, etc.] ERT. MJE,
y en el que también estuvo presente la profesora de Historia de Derecho y de
las Instituciones de la UAB María Jesús Espuny, con una dirección-dinamización
estupenda a cargo de la profesora Tania García Sedano. Ahora le toca a ella, y
a las restantes personas que asumieron tareas de dinamización, ponerse mano a
la obra y hacer la síntesis de todos los trabajos de los grupos, tarea desde
luego que requerirá de atención y tiempo por su parte.
En la
reunión también estuvo presente la decana de la Facultad de Derecho de la UAB, Esther Zapater Duque, profesora de Derecho Internacional Público y
Relaciones Internacionales, participando en el grupo de trabajo dedicado a Derecho
del trabajo [Regulación de las nuevas formas de trabajo / Normas
internacionales del trabajo / rol de la OIT].
Hay que
agradecer a la Dra. Espuny y a la Dra. Zapater todo el tiempo y esfuerzo que
han dedicado para que viera la luz, o dicho más exactamente para que se
procediera a su firma, el memorando de entendimiento entre la OIT y la UAB al
que inmediatamente me referiré, una herramienta de trabajo, como afirmo en el
título de la entrada, que debe servir para potenciar los derechos sociales
mediante la realización de estudios, trabajos, jornadas y seminarios que vayan
en esa dirección.
2. Esta
iniciativa interuniversitaria, que se enmarca en las actividades puestas en
marcha por la Organización Internacional del Trabajo sobre el futuro del
trabajo y que culminarán en la Conferencia internacional de 2019, año del
centenario de su creación, tiene por finalidad, tal como puede leerse en supágina web, “promover la conformación de nodos de conocimiento sobre cada uno
de los temas relacionados con el futuro del trabajo que permitan el intercambio
de información y elaboración colectiva entre investigadores/as de forma
interdisciplinaria y contribuir así al debate que se está dando”.
En la
presentación de la jornada el Director de la Oficina de la OIT en España, Joaquín
Nieto, manifestó su gran satisfacción por la celebración (felicitación que reiteró
en la comida que tuvo lugar después con representantes de diversas
Universidades que han suscrito el memorando de entendimiento), y anunció la
continuación de las actividades de la Iniciativa tanto a través de una plataforma
virtual como de reuniones que se celebrarán el próximo otoño en la Universidad
de Castilla-La Mancha y en marzo de 2019 (coincidiendo con la celebración del
centenario de la OIT) en la Universidad de Sevilla.
Cabe señalar,
con satisfacción indudable de las tres personas que estábamos en el acto
representando, aunque no institucionalmente, a la UAB, las palabras de agradecimiento
dirigidas por el Director de la Oficina a nuestra Universidad y a la realización
de estudios en el próximo futuro sobre la historia del nacimiento de la OIT.
3. Como ya
he indicado, el miércoles 24 de enero se firmó el Memorando de Entendimiento
entre mi Universidad y la OIT para abordar justamente, entre otros ámbitos temáticos,
el futuro del trabajo. En la nota del gabinete de prensa de la UAB, publicada el 19 de enero, en la que se daba cuenta de la firma
del convenio cinco días más tardes, podía leerse lo siguiente: “El acuerdo,
impulsado por la Facultad de Derecho, nace con la intención de establecer un
marco general para promover aspectos vinculados con el mundo del trabajo. El
trabajo decente, la protección social o las relaciones laborales son algunas de
las temáticas que contempla el Memorando, nombre por el que se conoce el convenio.
La firma de este acuerdo prevé que sirva como preludio para la realización de
cursos, estudios, celebración de seminarios ... Precisamente, la firma de este
convenio llega en un contexto cercano a la celebración del centenario de la
Organización Internacional del Trabajo. La agencia, fundada en 1919, es un
organismo especializado de las Naciones Unidas que se encarga de velar por los
"derechos laborales, fomentar oportunidades de trabajo decente, mejorar la
protección social y fortalecer el diálogo para abordar los temas relacionados
con el trabajo".
Antes de
abordar la referencia concreta a los contenidos sustantivos del Memorando,
deseo destacar algunos fragmentos de la entrevista que el Sr. Nieto concedió algabinete de prensa de la UAB con ocasión de la estancia el día 24 en nuestraUniversidad para la suscripción del Memorando, como ya he dicho impulsado desde
sus primeros pasos por la Facultad de Derecho para poner en marcha la colaboración
entre ambas instituciones. En dicha entrevista, el director formula
manifestaciones de indudable interés sobre el cambio tecnológico, los procesos
migratorios, y sus influencias sobre el mundo del trabajo, que reproduzco a
continuación por su directa y muy estrecha relación con los debates que tuvieron
lugar el pasado 2 de febrero en la reunión interuniversitaria celebrada en la
UC3M.
“P. La
tecnología parece avanzar más rápido que nuestra capacidad de adaptar el mercado
de trabajo. ¿Es así?
R. Siempre
ha sido así. Las revoluciones tecnológicas siempre han determinado las formas
de producción y estas han influido en las formas del trabajo. Crean riesgos,
pero también oportunidades. Un ejemplo: ahora mismo, una de las características
del trabajo que viene de la mano de la digitalización es que está cada vez más
fragmentado. Y la fragmentación ha llevado a las cadenas mundiales de
suministro: ya hay más de 600 millones de trabajadores en ellas. Esta manera de
trabajar establece riesgos porque a menudo se traslada la producción a países
donde no se respeta los derechos laborales, o hay trabajo infantil, o hay
trabajo forzoso ... Pero, al mismo tiempo, tenemos la oportunidad de influir
sobre el conjunto de la cadena. Ya se ha firmado unos 200 acuerdos entre
empresas multinacionales y federaciones sindicales mundiales, acuerdos que
tratan de garantizar que, a lo largo de todo el proceso productivo, se cumple
un mínimo de derechos laborales.
P. En el
siglo XIX, fue el fenómeno del ludismo, pero ahora parece más preocupante el
problema del racismo y el recelo contra los inmigrantes entre las clases
trabajadoras. ¿Cómo podremos detener este problema a largo plazo?
R. Es una
cuestión muy importante para que las tendencias demográficas, en un mundo muy
desigual como este, están provocando unos movimientos migratorios
impresionantes. Hoy hay 250 millones de migrantes en el planeta. La mayoría de
las migraciones son laborales, pero también hay millones de refugiados, y hay
una nueva fuente de migraciones forzadas que es el cambio climático (fenómenos
climáticos extremos que generan sequía, hambre, pérdida de hogares ...). Los
250 millones de migrantes son el doble de los que había a principios del siglo
XXI y la mitad de los que habrá de aquí a quince años. Es decir, vamos a un
mundo con quinientos millones de migrantes que requerirán respuestas laborales
e influirán en los mercados de trabajo. Gestionar esto de una manera inclusiva
es una condición sine qua non para tener convivencia social”.
4. La firma
de un memorando de entendimiento con la máxima institución sociolaboral
mundial, la OIT, debe ser para toda la UAB, y desde luego muy especialmente
para la Facultad de Derecho y para todo el personal investigador en el ámbito
de las relaciones de trabajo, tanto las históricas como los actuales, y mucho
más para quienes abordan su investigación mirando al futuro, un gran motivo de
satisfacción.
No en vano,
se unen dos instituciones que tienen un objetivo común, cada una desde su
propio ámbito de actuación, cual es el de la mejora de nuestra sociedad. En
efecto, tal como se afirma en el preámbulo del Memorando, la UAB es una
institución pública de Cataluña que “contribuye a la mejora de la sociedad con
una docencia de calidad y una investigación avanzada de acuerdo con exigentes
criterios internacionales”, mientras que la institución tripartita que es la
OIT tiene entre sus objetivos “emprender acciones conjuntas destinadas a
promover la justicia social y los derechos humanos y laborales reconocidos a
nivel internacional, (y) está consagrada a la promoción de oportunidades de
trabajo decente y productivo para mujeres y hombres, en condiciones de
igualdad, seguridad y dignidad humana”.
5. En la cláusula
primera se expone que el propósito del Memorando es “proporcionar un marco de
cooperación entre los firmantes para reflejas actividades en las ya vienen
colaborando y posibilitar nuevas acciones de trabajo de interés mutuo”, con
referencia concreta a tres de ellas:
A) En primer lugar,
“Fomentar la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
Cabe
recordar ahora que la Agenda 2030 sobre desarrollo sostenible tiene como
Objetivo 1 poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo,
fijándose como objetivos concreto “1.1 Para 2030, erradicar la pobreza extrema
para todas las personas en el mundo, actualmente medida por un ingreso por
persona inferior a 1,25 dólares de los Estados Unidos al día 1.2 Para 2030,
reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas
las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las
definiciones nacionales 1.3 Poner en práctica a nivel nacional sistemas y
medidas apropiadas de protección social para todos, incluidos niveles mínimos,
y, para 2030, lograr una amplia cobertura de los pobres y los vulnerables”. Por
otra parte, su objetivo 8 es el de promover el crecimiento económico sostenido,
inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para
todos, con mención expresa a “8.3 Promover políticas orientadas al desarrollo
que apoyen las actividades productivas, la creación de empleo decente, el
emprendimiento, la creatividad y la innovación, y alentar la oficialización y
el crecimiento de las microempresas y las pequeñas y medianas empresas, entre
otras cosas mediante el acceso a servicios financieros 8.5 Para 2030, lograr el
empleo pleno y productivo y garantizar un trabajo decente para todos los
hombres y mujeres, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad, y la
igualdad de remuneración por trabajo de igual valor 8.8 Proteger los derechos
laborales y promover un entorno de trabajo seguro y protegido para todos los
trabajadores, incluidos los trabajadores migrantes, en particular las mujeres
migrantes y las personas con empleos precarios”.
La Memoria
presentada por el Director General en la 105ª reunión anual de la Conferencia
Internacional del Trabajo, celebrada en 2016, llevaba justamente por título “La
Iniciativa para poner fin a la pobreza. La OIT y la Agenda 2030”, y perseguía tres
objetivos específicos como bien se explicaba en su prefacio: “poner en
conocimiento de los mandantes las repercusiones que la Agenda 2030 tiene con
respecto al trabajo decente, y los desafíos que se han de afrontar; preconizar
la participación plena y comprometida de los mandantes en la puesta en práctica
de la Agenda; y obtener orientaciones de los mandantes sobre lo que la propia
OIT debe hacer para apoyar esos esfuerzos”. Justamente, el Director General
enfatizaba la importancia del Objetivo núm. 8 de la Agenda Sostenible y ponía de
manifiesto, con acierto, que el logro del crecimiento económico sostenido,
inclusivo y sostenible no será de ninguna manera automático, sino que
“requerirá disponer de un marco de instituciones, organizaciones, leyes y
políticas, y de una cultura de diálogo social que permitan gobernar el mundo
del trabajo y el funcionamiento de los mercados laborales”, enfatizando además
como entre los medios de cumplimiento del objetivo se hace expresa referencia a
la aplicación del Pacto Mundial para el Empleo de la OIT aprobado en 2009 y en
el que se proponen diversas medidas tendentes a “generar empleo, ampliar la
protección social, respetar las normas laborales, promover el diálogo social y
fomentar una globalización equitativa”. Para el Director General, “De hecho, la
idea de que la Agenda 2030 puede considerarse, casi a la letra, como una
versión contemporánea del cometido de la OIT en pro de la justicia social está
firmemente arraigada en la noción de que la Agenda atribuye un carácter
prioritario y primordial a la erradicación de la pobreza y la lucha contra la
desigualdad”.
B) En segundo
término, “Colaborar en los debates en torno a la Iniciativa del Futuro del
trabajo de la OIT”.
Al respecto, cabe
decir que el 21 de agosto del pasado año se puso en marcha la Comisión Mundial
sobre el Futuro del Trabajo, creada en el seno de la OIT, integrada por
veintiocho personas expertas que, de acuerdo con las líneas maestras y
finalidad de su creación, deberá ocuparse de “como debiera organizarse un mundo
del trabajo en rápida transformación para que responda a los valores de la
justicia social”. La primera reunión de la Comisión, que elaborará un informe
que será presentado en la Conferencia anual de 2019, año del centenario de la
OIT, se celebró el 22 de octubre, y según la nota de prensa oficial de la
reunión, examinaron “los llamados “mega factores del cambio” –tecnología,
demografía, cambio climático y globalización – y abordaron una serie de
cuestiones específicas, como la evolución del papel de la mujer en el mercado
de trabajo, la importancia de la educación y de las competencias, la relación
entre pobreza, desigualdad e informalidad en el mundo de trabajo, las
perspectivas para los jóvenes, el papel de las empresas, los empleados y los
sindicatos, y la evolución de los valores y preferencias en las sociedades que tendrán
un impacto sobre el mundo del trabajo”.
En dicha reunión,
la Comisión tuvo a su disposición el “Informe inicial” elaborado por la Oficina
Internacional del Trabajo de manera específica para aquella, de fecha 21 de
septiembre y del que se hizo difusión pública en la página web de la OIT el 4
de diciembre, documento elaborado que “alza el telón de la Comisión Mundial”,
con el objetivo de “sentar las bases para una discusión constructiva”, y en el
que según la nota oficial de presentación se expone “una panorámica de las
grandes tendencias que están transformando el mundo del trabajo, así como los
principales problemas abordados en el marco de nuestras “conversaciones del
centenario” discutidos en el marco de los diálogos nacionales sobre el futuro
del trabajo”, sin prejuzgar en modo alguno el contenido del informe final de
2019 sino pretendiendo únicamente “establecer las condiciones para un debate
sustancioso”. Un informe que, sin duda, se basa en los elaborados
periódicamente por la OIT y que pone al día datos de indudable importancia para
conocer qué está ocurriendo en la vida laboral en el mundo y que sólo una
organización internacional sociolaboral como la OIT puede llevar a cabo, en el
que se pregunta en el prólogo cómo pueden aprovecharse los retos existentes
(cambio climático, cambios demográficos, cambio tecnológico, globalización)
“para brindar oportunidades que permitan lograr la justicia social en un mundo
del trabajo cada vez más complejo”.
C) En tercer
lugar, “Promover los temas relacionados con el trabajo decente, las relaciones
laborales, las normas internacionales del trabajo, la globalización y la
gobernanza internacional laboral, la protección social, en definitiva, el mundo
de trabajo y su dimensión internacional”.
La historia, el
presente y el futuro, se unen, deben unirse para abordar una serie de
cuestiones relacionadas directamente con la temática general expuesta en el párrafo
anterior.
a) El análisis con
seriedad y rigurosidad de los cambios que se producen en el mundo del trabajo,
en la actividad productiva y en la composición de la fuerza laboral.
b) La denuncia de
la explotación de los trabajadores en las diferentes formas de organización del
trabajo a lo largo de la historia.
c) Una mayor
participación de todos los trabajadores en las decisiones que les afectan en el
mundo de la empresa.
d) Cómo afectaron en el pasado las entonces
denominadas “nuevas tecnologías” y cuál es el impacto actual de la cuarta revolución
industrial en el mundo del trabajo.
e) La
distribución, reorganización y reparto del trabajo. ¿Combinamos adecuadamente
la flexibilidad organizativa demandada por la parte empresarial y el interés
por parte laboral de poder conciliar adecuadamente tiempos de vida y de
trabajo?
f) La búsqueda de
modelos empresariales participativos y solidarios, aquello que ahora se llama
la economía social y solidaria (entonces no se había puesto de moda aún el
término “emprendimiento” y todo lo que parece llevar consigo, que no siempre es
ese valor social y solidario de las empresas de la economía social).
g) La lucha contra
todo tipo de exclusión y marginación, con especial atención a los problemas de
los más excluidos, aquellos que quedan fuera de los circuitos ordinarios o
regulares de la vida social y laboral.
h) Cantidad sí,
pero calidad del trabajo también, y atención a las nuevas realidades laborales
en donde el trabajo asalariado muchas veces existe, pero está “oculto” en
términos jurídicos.
h) Abordar la
situación difícil de los países del llamado tercer mundo. Hoy hablamos de la
inmigración y más recientemente de los refugiados que huyen de las guerras y de
la miseria en busca de una vida mejor para ellos y sus familias.
i) En fin, el
debate sobre nuevas formas de redistribución de la renta.
6. El Memorando de
entendimiento dispone en su cláusula segunda que entre las actividades que
podrán realizarse de forma conjunta se encuentran “la realización de cursos,
estudios, celebración de seminarios, simposios y coloquios internacionales”, quedando
para un momento posterior más concreto “las acciones concretas de colaboración
conjunta que resulten más adecuadas para el cumplimiento de lo previsto en el
presente Memorando”.
También merece ser
objeto de mención la cláusula octava, en la que se dispone que cuando la
naturaleza de las actividades de colaboración a emprender u otras
circunstancias concurrentes así lo requieran, “deberán establecer acuerdos
complementarios a este Memorando y/o formular proyectos de colaboración
convenidos por ambas partes, que deberán recoger, en cada caso, las condiciones
de financiación y los mecanismos operativos de realización, incluido la
repartición de los derechos de propiedad intelectual, de acuerdo con las
características de las actividades a desarrollar y los objetivos específicos
que se pretenda alcanzar.”.
7. Concluyo. Ya
tenemos una herramienta de trabajo, el memorando de entendimiento, y ahora hay
que dotarlo de contenido. La mejora de los derechos de la mayor parte de la
población, aquella que esencialmente vive de su trabajo, así nos lo pide.
Seguro que la UAB, y su profesorado, estarán a la altura de las circunstancias.
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