Introducción.
1. El Consejo de
Ministros aprobó el viernes 6 de octubre el Real Decreto-Ley “por el que seaprueba la reactivación extraordinaria y por tiempo limitado del programa derecualificación profesional de las personas que agoten su protección pordesempleo”. El texto fue publicado el sábado siguiente en el Boletín Oficial
del Estado (RDL 14/2017, de 6 de octubre) y ha entrado en vigor el domingo 8,
es decir “al día siguiente de su publicación”, según estipula la disposición final
cuarta.
Sin embargo, el
título de la norma, lógicamente pensado en atención a la única modificación que
el gobierno deseaba inicialmente realizar de la normativa vigente, que no era
nada más que la prórroga del programa PREPARA, teniendo en consideración la
sentencia del Tribunal Constitucional núm. 100/2017 de 20 de julio y el acuerdo
alcanzado en la Conferencia Sectorial de Empleo y Asuntos Laborales el 18 de
septiembre, no se ajusta a la realidad del contenido de aquella, ya que hay
otras dos modificaciones que deben merecer nuestra atención y con las que se
trata de corregir defectos, errores, omisiones o imprecisiones en la normativa
vigente; más exactamente, se trata de la regulación de las cotizaciones
empresariales a la Seguridad Social en el supuesto de contratación de personal
empleador al servicio del hogar, y de la duración de los contratos para obra o
servicio que se celebren en el marco de la normativa reguladora en el ámbito
público de la ciencia, la tecnología y la innovación. Bien pudiera darse a este
RDL el apodo de “apagafuegos”, porque
intenta dar solución a tres problemas pendientes que se han suscitado
recientemente.
Por consiguiente,
quien se detenga en el título de la norma y no proceda a la lectura de todo su
contenido, desconocerá las modificaciones introducidas en dos ámbitos jurídicos
de indudable importancia, al margen del mayor o menor número de personas a las
que puedan afectar. Son los problemas derivados, una vez más, de incorporar en
la última fase de elaboración de la norma, modificaciones de texto normativos
que nada tienen que ver con la previsión inicial de contenido del RDL y que,
después, sus redactores se han olvidado incorporar al título. No es
precisamente una buena técnica jurídica, o al menos ese es mi parecer, más allá
del acierto o de la conveniencia de tales modificaciones.
2. La finalidad de
este texto es la de explicar cada una de estas modificaciones, que no creo que
encuentren tacha o crítica por parte de los grupos parlamentarios que pudieran
llevar a su no convalidación, aunque ya he comprobado que no tengo vocación de
adivino, al menos en materia laboral, ya que la semana pasada realicé un amplioexamen del contenido del Plan de Choque por el Empleo Juvenil acordado por los agentes sociales y el MEySSel 28 de septiembre, previendo que gran parte del mismo tendría concreción normativa
en un RDL a aprobar esta semana.
Razones de todo
tipo, tanto propiamente jurídicas (las dificultades de articular el nuevo
contrato de relevo y la ayuda económica para la contratación de jóvenes
inscritos en el Sistema Nacional de Garantía Juvenil), como de índole política
(la actual situación y sus secuelas sobre la (no) presentación del proyecto de
ley de Presupuestos Generales del Estado para 2018) están muy probablemente en
la base de ese ¿aplazamiento? del paso del acuerdo a la norma. La limitación
del contenido del RDL a un solo punto del acordado en la mesa de diálogo
social, que además sólo podía ser aprobado por el previo acuerdo alcanzado en
el seno de la Conferencia Sectorial de Empleo y Asuntos Laborales, ha sidocriticado por la UGT, que en una nota de prensa publicada el mismo día deaprobación del RDL lamentaba que “tacticismos políticos hayan impedido la
aprobación en Consejo de Ministros de los acuerdos alcanzados el pasado 28 de
septiembre... relativos al Plan de Garantía Juvenil, especialmente teniendo en
cuenta la finalización de los plazos marcados por la UE para la puesta en
marcha y ejecución del plan”.
II. Prórroga del programa PREPARA.
1. Buena parte de
la introducción del RDL, y todo el texto articulado, consistente en tres
artículos, está dedicado al Programa PREPARA.
Entre las
propuestas presentadas por el MEySS a los agentes sociales en la reunión
celebrada el 19 de septiembre se encontraba la de “prorrogar de manera
extraordinaria y limitada en el tiempo hasta el 30 de abril 2018, el programa
de recualificación profesional de las personas que agoten su protección por
desempleo (PREPARA)”, así como también la de “integrar y racionalizar los
programas que complementan la protección por desempleo con anterioridad al 30
de abril de 2018”.
Conviene también
señalar que, tras la citada sentencia del TC, el MEySS remitió a las
Comunidades Autónomas a finales de agosto una propuesta de acuerdo para su
aprobación en la Conferencia Sectorial, así como también un borrador de RDL por
el que se aprobaría “la reactivación extraordinaria y por tiempo limitado” del
PREPARA, en concreto hasta el 30 de abril de 2018. En el documento debatido en dicha
Conferencia, el gobierno recordaba la sentencia núm. 100/2017 de 20 de julio
del TC, subrayaba la necesidad de mantener el programa, manifestaba su
intención de revisar los programas que complementan la protección por
desempleo, y pedía que se atribuyera al Servicio Público de Empleo Estatal “de
forma extraordinaria y limitada en el tiempo” las funciones y atribuciones que
el TC ha declarado que son de competencia autonómica, es decir “las funciones
de concesión y pago de la ayuda
económica de acompañamiento”, hasta que se produzca la “revisión y
reordenación” de todos aquellos programas. La justificación de la propuesta se
encontraba, al parecer del gobierno en la imposibilidad de su gestión por las
autonomías desde la fecha en que finalizó la prorroga anterior (15 de agosto),
afirmándose que “no es posible por su complejidad hacer efectiva sin solución
de continuidad la gestión de las ayudas por parte de las CCAA, que son las
Administraciones competentes para la concesión y pago de estas ayudas”.
El texto, aprobado
en la Conferencia Sectorial, atribuía al SPEE de forma excepcional y limitada
en el tiempo la gestión de la concesión y el pago de las ayudas contempladas en
el programa PREPARA, hasta el 30 de abril de 2018, y al mismo tiempo instaba a
la revisión de los programas que complementan la protección por desempleo “con
el fin de adecuarlos plenamente al marco competencial vigente, de acuerdo con
la jurisprudencia reciente del Tribunal Constitucional, mejorando la protección
de las personas desempleadas y posibilitando la complementariedad entre los
programas autonómicos y estatales, en los términos en los que se acuerde en el marco
de dicho proceso de diálogo (social y con las CCAA)”.
Así pues, el RDL
en el que se recoge la prórroga del programa hace expresa mención a este
acuerdo, siendo de especial atención el apartado 10 del art. 1, en el que se
dispone que corresponde “a los Servicios Públicos de Empleo” la concesión y el
pago de la ayuda económica contenida en el programa PREPARA, pero que “no
obstante, en aplicación de lo dispuesto en el artículo 18 h) 2º del texto
refundido de la Ley de Empleo… , atendiendo al acuerdo adoptado a estos efectos
por la Conferencia Sectorial de Empleo y Asuntos Laborales celebrada el 18 de
septiembre de 2017, el Servicio Público de Empleo Estatal será el encargado de
la concesión y pago de las ayudas económicas
de acompañamiento..”.
Al respecto, es
importante recordar que en la prórroga del programa acordada por el RDL 1/2013,
de 25 de enero, se le otorgó carta de estabilidad jurídica, en cuanto que su mantenimiento,
por sucesivos períodos de seis meses, era automática (disposición adicional segunda)
siempre que la tasa de desempleo de la última encuesta de población activa con
anterioridad a la fecha de la prórroga fuera superior al 20 % (el grupo
socialista del Congreso había solicitado también dicha estabilidad, pero hasta
que la tasa de desempleo se situara por debajo del 15 %). El porcentaje fue
reducido al 18 % mediante la modificación operada por la disposición adicional
segunda del RDL 1/2016, de 15 de abril, por el que se prorroga el Programa de
Activación para el Empleo.
Desde enero de 2013
se han producido cada seis meses prórrogas del programa, hasta llegar a la
última operada por el RDL 14/2017. En esta ocasión, sin embargo, concurre un
dato que las diferencia de las anteriores, ya que por primera vez la tasa de
desempleo (EPA del segundo trimestre de 2017) es inferior al porcentaje fijado
(18 %) para su prórroga automática. Este dato, no obstante, no será obstáculo
para la prórroga del programa, al haber acuerdo con los agentes sociales para
su mantenimiento, y por ello se ha procedido a la derogación de la disposición
adicional segunda del RDL 1/2013 (en la redacción dada por el RDL 1/2016),
justificándose el mantenimiento del programa en la introducción del RDL 14/2017
por la necesidad de seguir tratando de dar respuesta a la problemática de más
de 3.300.000 personas inscritas como desempleadas en las oficinas de empleo
(datos de agosto 2017), de las cuales “un alto porcentaje pertenece al
colectivo de parados de larga duración que han agotado su protección por
desempleo”, así como también, tal como se acordó en la Conferencia Sectorial,
por la previsión de reordenar el mapa de las prestaciones asistenciales de
protección por desempleo con una fecha límite para ello, el 30 de abril del
próximo año.
En definitiva, y
por utilizar las propias palabras de la introducción de la norma, la
recuperación del plan se justifica “por la indudable necesidad de mantener la
protección de un colectivo de personas desempleadas tan sensible como el de los
destinatarios del programa en tanto se realice la revisión y reordenación de
los actuales programas destinados a mejorar las posibilidades de inserción de
los desempleados y, a su vez, a complementar la protección por desempleo”.
Es justamente el
dato del porcentaje de personas desempleadas uno de los dos argumentos
utilizados por el gobierno para aprobar el RDL y argumentar la existencia de la
extraordinaria y urgente necesidad requerida para su aprobación por el art.
86.1 de la Constitución, en cuanto que no era ya automática la prórroga del
programa, con lo que se trata de evitar “que se produzca una discontinuidad con
respecto al anterior”. Sin desconocer su importancia jurídica, mucho más
relevante para justificar la prórroga lo es a mi parecer el argumento antes
reseñado y que más adelante se reitera en el texto, cual es que sigue
existiendo un elevado número de personas desempleadas y que un alto porcentaje
de las mismas tienen necesidad de protección al haber agotado las prestaciones
o subsidios por desempleo reguladas en la Ley General de Seguridad Social. Es
dicha situación, que justificó la creación del programa por el último gobierno
socialista mediante RDL 1/2011 de 11 de febrero, la que ahora también se trae a
colación para justificar su mantenimiento aun cuando haya descendido la tasa de
desempleo.
2. El art. 1
regula el contenido del programa PREPARA, al que me referiré más adelante. El
art 2 trata de la situación extraordinaria producida por la tardía aprobación
del RDL 14/2017 y su impacto sobre las personas que hayan agotado la protección
por desempleo desde el 16 de agosto, fecha en la que hubiera debido producirse,
si hubieran concurrido las condiciones jurídicas y estadísticas para ello, la
prórroga automática, disponiendo que podrán presentar su solicitud durante dos
meses a partir de “la fecha de publicación de este real decreto-ley”, es decir
hasta el 7 de diciembre, no olvidando la norma “recordarles” (¿era necesario?) que
durante este período la persona solicitante “deberá realizar, durante un
período mínimo de treinta días, acciones de búsqueda activa de empleo, las
cuales se deberán acreditar en el momento de dicha solicitud, en la forma que
se determine por el Servicio Público de Empleo Estatal”. Por fin, el art. 3 regula la financiación de
la ayuda, con cargo al presupuesto de gastos del SPEE, pudiendo financiarse la
ejecución de las medidas de política activa de empleo con cargo a los fondos
procedentes de los presupuestos del SPEE y asignados a cada Comunidad Autónoma.
3. La regulación
del programa PREPARA (art.1) es idéntica a la existente con anterioridad, con
la obligada excepción del período durante el que las personas desempleadas, e
inscritas como demandantes de empleo en las Oficinas de Empleo, haya agotado
las prestaciones contributivas o asistenciales por desempleo, que será el
comprendido entre el día 16 de agosto y el 30 de abril de 2018, disponiendo de
dos meses para solicitar la inscripción en el programa.
Dada dicha
identidad, procedo a explicar brevemente el contenido del PREPARA desde susorígenes, remitiendo para mayor análisis a otros artículos que he idopublicando desde 2011 en mi blog.
A) La parte
Primera, apartado III, del Acuerdo Económico y Social suscrito el 2 de febrero
de 2011 por el gobierno, CEOE-CEPYME, CC OO y UGT, incluyó el “Acuerdo sobre
políticas activas de empleo y otras materias de índole laboral”. Entre las
medidas de carácter coyuntural para el período 2011-2012 se incluía la futura
regulación de un “Programa de recualificación profesional de las personas que
hayan agotado su protección por desempleo”. El programa sería de carácter
nacional (corriendo su financiación a cargo de los presupuestos estatales), e
incluiría de forma conjunta medidas de política activa de empleo y ayudas económicas
de acompañamiento. Que el programa era de ámbito estatal quedaba
meridianamente claro en el ASE, al disponer que “el Servicio Público de Empleo Estatal
será el encargado de la gestión y pago de estas ayudas económicas de
acompañamiento”.
En el acuerdo se
disponía que serían beneficiarias del nuevo programa las personas que agotaran
su protección por desempleo a partir del 16 de febrero de 2011 “y no cumplan los
requisitos de acceso a la Renta Activa de Inserción”. El acuerdo reconocía el
derecho de las personas que pudieran participar en el nuevo programa a
“realizar un itinerario individualizado y personalizado de inserción, que contemple
el diagnóstico sobre su empleabilidad, así como las medidas de política activa
de empleo dirigidas a mejorarla; participar en medidas de política activa de empleo
encaminadas a la recualificación y/o reinserción profesional necesarias para
que estas personas puedan incorporarse a nuevos puestos de trabajo,
especialmente en sectores emergentes y con mayor potencial de crecimiento;
recibir una ayuda económica de acompañamiento del 75% del Indicador Público de
Rentas de Efectos Múltiples (IPREM) mensual, hasta un máximo de 6 meses, cuando
la persona beneficiaria carezca de rentas superiores al 75% del Salario Mínimo
Interprofesional”.
Dado que había dos
administraciones públicas implicadas en el programa, aquella responsable del
pago de la ayuda económica (estatal) y la que asumía la obligación de poner en
marcha las medidas formativas y de búsqueda de empleo de las personas que pudieran
acogerse a aquel (autonómica), el acuerdo hacía un llamamiento a ambas para que
establecieran (si bien la dicción del texto era más taxativa, ya que se decía
que “establecerán”, no dejaba de ser una petición a las administraciones para
que estas actuaran dentro de sus ámbitos competenciales respectivos de forma
coordinada) “los mecanismos necesarios para la coordinación e intercambio de
información” (algo que debe predicarse de cualquier programa, acción o medida
en que estén implicadas dos administraciones con competencias en materia de políticas
activas de empleo). Igualmente era taxativa la manifestación contenida en el
acuerdo de que las Comunidades Autónomas “destinarán el número de orientadores
y promotores de empleo necesario para la atención individualizada de las
personas beneficiarias, y programarán las acciones de recualificación y/o
reinserción profesional que aseguren el acceso y participación de las mismas en
estas acciones”, aun cuando seguirían siendo las autoridades autonómicas las
que decidirían, en su ámbito competencial, qué medidas adoptar para posibilitar
el éxito del nuevo programa en cuanto a la realización de acciones formativas y
de búsqueda de empleo por el sujeto desempleado, pues no se olvide que por
mucho que un acuerdo entre el gobierno estatal y los agentes sociales marque
las líneas de actuación en este campo, ha de ser la normativa, tanto estatal
como autonómica y cada una de ella con estricto respecto a los ámbitos
competenciales estatales y autonómicos, la que fije y concrete de qué forma se
arbitran las medidas adecuadas de acompañamiento de los sujetos desempleados.
Por último,
quedaba claro en el ASE que el programa era de carácter temporal y extraordinario,
ya que se fijaba su duración en seis meses, si bien parecía que se quisiera
dejar la puerta abierta a una posible prórroga, ya que no cabía entender de
otra forma la afirmación de que antes que concluyera la duración inicial
prevista “se procederá a una evaluación de su aplicación”.
B) El desarrollo
normativo de este apartado del ASE se produjo por el artículo 2 del RDL 1/2011,
procediendo a regular el nuevo programa PREPARA. La norma disponía que podrían
acogerse al nuevo programa las personas desempleadas que a partir del 16 de
febrero hubieran agotado la prestación por desempleo de nivel contributivo y no
tuvieran derecho a cualquiera de los subsidios por desempleo establecidos en la
ley, o bien hubieran agotado alguno de estos subsidios, incluidas sus
prórrogas. No podrían acceder ni a la prestación económica ni a las medidas de
acompañamiento quienes ya se hubieran beneficiado del programa anterior
(PRODI), o bien que hubieran agotado, o que tuvieran derecho a solicitarla, la
RAI, la renta agraria o el subsidio por desempleo para los trabajadores
eventuales del REASS.
Se permitía la
compatibilidad con la percepción de las rentas mínimas de inserción, o similares,
que regulan las CC AA hasta alcanzar el límite de la ayuda estatal, y en tal caso
se deduciría de esta ayuda la cuantía de la prestación abonada por el SPEE en cuanto
que superara el 75 % del SMI mensual.
La norma reprodujo
el texto del ASE sobre los derechos de las personas beneficiarias a realizar un
itinerario individualizado y personalizado de inserción, participar en medidas de
política activa de empleo y que potenciaran su reincorporación al mercado
laboral, en sectores emergentes y con mayor potencial de crecimiento, y al
percibo de la ayuda económica, fijada en el 75 % del IPREM mensual. La norma se
ajustó a los términos de la anterior regulación del PRODI y a lo dispuesto en
la Ley General de Seguridad Social, y concretó que el sujeto tendría derecho a
la percepción económica en el supuesto de carecer de rentas superiores en
cómputo mensual al 75 % del SMI, con exclusión de dos pagas extras.
Además, también concretó
cómo debía entenderse la carencia de rentas cuando la persona posible
beneficiaria de la ayuda formara parte de una unidad familiar, de tal manera
que se produciría el supuesto tipificado de carencia de rentas cuando la suma
de las rentas de todos los integrantes de la unidad familiar, incluida la
persona solicitante, dividida por el número de miembros que la componen, no superara
el 75% SMI, excluida la parte proporcional de dos pagas extraordinarias, y para
la determinación de que debían considerarse rentas había que estar a lo
dispuesto en el artículo 215.3.2 de la LGSS.
Para dar
cumplimiento a lo dispuesto en el ASE sobre el carácter nacional del programa, la
norma estipuló que era el SPEE el que asumía la obligación del pago de las
ayudas, con cargo a sus presupuestos. Dado que son las CC AA las que ponen en
marcha las medidas de PAE, la norma estableció la necesidad de que las mismas
dispusieran del número de orientadores y promotores de empleo necesarios para
la atención individualizada de las personas beneficiarias, y para la programación
de las acciones de recualificación y/o reinserción profesional que asegurara el
acceso y participación de las mismas; en idéntico sentido, la norma hizo un llamamiento
a las dos administraciones competentes para que establecieran los mecanismos
necesarios de coordinación e intercambio de información que facilitaran e hicieran
posible el éxito del programa.
B) Durante los
meses de julio y agosto de 2012 hubo en España un buen debate mediático y con
impacto social sobre la nueva prórroga, o no, del programa PREPARA, dada la finalización
de la segunda prórroga el 15 de agosto, que finalmente se llevó a cabo mediante
el RDL 23/2014 de 24 de agosto. En la introducción de la norma se exponía que
“dada la insatisfactoria tasa de inserción de los beneficiarios de los
programas anteriores se articulan mecanismos para fortalecer la vinculación
entre las políticas activas y pasivas, que contribuyan a potenciar el carácter
de programa para el empleo” y que las modificaciones “… pretenden centrar los
esfuerzos de los servicios de empleo en aquellos desempleados que se enfrentan
a condiciones más favorables”.
Paso a
continuación a exponer, por el orden que aparecen en el texto, los contenidos más
destacados a mi parecer del RDL 23/2012 que supusieron modificación del
programa anteriormente vigente, y que ya se ha mantenido hasta la actualidad,
incluido pues el RDL 14/2017 de 6 de octubre.
a) Para poder
solicitar acogerse al programa sigue siendo obligatorio el cumplimiento de estar
desempleado por extinción de una relación laboral, inscrito como demandante de empleo,
y agotar la prestación contributiva y, en su caso, los subsidios por desempleo
a que pudiera tener derecho. Habrá que cumplir además una de estas dos
condiciones:
--- Estar inscrito
como demandante de empleo “al menos doce los últimos dieciocho meses”. Sobre su
carácter ininterrumpido o no, la norma no concreta, por lo que debemos
concluir, tanto en este supuesto como en otros varios de la norma (el caso de definición
de “colocación adecuada” sería el más significativo) que hay que acudir a lo dispuesto
en la LGSS. El largo período de inscripción, combinado con los requisitos
anteriores, permite pensar que se restringe el acceso de buena parte de jóvenes
al programa, restricción que se completa, si no se diera por esta vía, con el
segundo supuesto recogido en la norma.
--- Tener
responsabilidades familiares. Al respecto, la LGSS conceptúa como tales “tener
a cargo al cónyuge, hijos menores de veintiséis años o mayores incapacitados, o
menores acogidos, cuando la renta del conjunto de la unidad familiar así
constituida, incluido el solicitante, dividida por el número de miembros que la
componen, no supere el 75% del salario mínimo interprofesional, excluida la
parte proporcional de dos pagas extraordinarias”.
Pero…, la unidad
familiar es una cosa a efectos de concretar las “responsabilidades familiares”
y otra, según la norma examinada, para determinar las rentas de la misma. Tras recordar
que el solicitante debe carecer (no hay novedad) de rentas superiores en computo
mensual al 75 % del SMI (con exclusión de pagas extras), la norma modifica el
cómputo de las rentas de la unidad familiar para incluir aquí el supuesto de convivencia
del solicitante con los padres, de tal manera que los ingresos de estos computarán
a todos los efectos para determinar la cuantía total de las rentas de la unidad
familiar, y por ello el requisito de carencia de rentas les incluirá, por lo que
contarán para determinar, o no, si la suma de rentas, con inclusión de las
percibidas por el solicitante, “dividida por el número de miembros que la
componen, no supere el 75 % del SMI, excluida la parte proporcional de dos
pagas extras”.
b) Otra
modificación muy publicitada fue sido el incremento de la cuantía de la ayuda para
quienes tengan familiares a cargo. En la nota de prensa del MEySS del día 21 de
agosto se apuntaba como “principal novedad de la reforma” que “para los nuevos beneficiarios
que tengan, al menos, dos miembros de la unidad familiar a su cargo, además del
cónyuge o pareja de hecho se incrementará la cuantía de la prestación del 75 al
85% del IPREM…”. En efecto, el apartado 5 c) así lo recoge, pero con mejor
técnica jurídica y con mayor claridad, ya que la persona solicitante ha de
tener a su cargo, en el momento de la solicitud, “al menos, a tres miembros de
la unidad familiar”, sin que haya esa expresa mención al cónyuge o pareja de
hecho a la que se refería la nota de prensa.
Para las restantes
personas perceptoras, la ayuda económica (que ha dejado de denominarse, sin
explicación del motivo, “de acompañamiento) seguirá siendo del 75 % del IPREM
mensual por un máximo de seis meses. Su reconocimiento sigue vinculado al
inicio del “itinerario individualizado y personalizado”, y la percepción de la
ayuda a la participación en el mismo.
c) La normativa
anterior disponía que en el supuesto de que la persona solicitante tuviera
derecho “a percibir los salarios sociales, rentas mínimas de inserción o ayudas
análogas de asistencia social concedidas por las Comunidades Autónomas”, la
ayuda económica del PREPARA sumada al importe de aquéllas no podía superar el
75 % del SMI, y si se superara este límite se descontaría de la ayuda el
importe que excediera de dicha cantidad.
EL RDL introdujo
dos cambios que creo que complican la tramitación de la solicitud, y lo
justifica, según se expone en la introducción, para conseguir que el SPEE tenga
acceso a toda la información necesaria para comprobar la posible incompatibilidad,
basándose en una Resolución del Tribunal de Cuentas de 2 de marzo de 2010, que
se refería al informe de fiscalización del programa de gestión del programa de
la RAI.
---- En primer
lugar, dentro de las ayudas compatibles hasta el límite del 75 % del SMI se
incluyen las de las Administraciones locales, no contempladas de forma expresa
en la normativa derogada.
---- En segundo
término, se obliga al solicitante a la aportación, junto con la solicitud, de
certificado
emitido por la administración autonómica o entidad local
correspondiente “donde se haga constar la percepción o no de dichas ayudas y de
su cuantía, por el solicitante y/o su unidad familiar”.
---- En fin, esta
obligación burocrática desaparecerá, según dispone el apartado 6, cuando las CC
AA y las Administraciones Locales inscriban esas ayudas en el Registro de
Prestaciones Sociales Públicas.
III. Reducción de las cotizaciones empresariales por
contratación de personal empleado en el hogar familiar.
1. Paso a
continuación a explicar la segunda modificación de la normativa vigente operada
por el RDL 14/2017. Me refiero más concretamente a la reducción de cotizaciones
empresariales en supuestos de contratación de personas que prestan sus
servicios en el hogar familiar.
La Ley 27/2011, de1 de agosto, sobre actualización, adecuación y modernización del sistema deSeguridad Social, reguló en su disposición transitoria única (prorrogada su
vigencia por la disposición adicional octogésima séptima de la Ley 48/2015, de
29 de octubre), tal reducción, disponiendo que “Durante los ejercicios 2012,
2013 y 2014, se aplicará una reducción del 20 por 100 a las cotizaciones
devengadas por la contratación de las personas que presten servicios en el
hogar familiar, y queden incorporadas en el sistema especial a que se refiere
la disposición adicional trigésima novena de esta Ley, siempre que la
obligación de cotizar se haya iniciado a partir de la fecha de la integración
del Régimen Especial de Empleados de Hogar en el Régimen General de la
Seguridad Social. Esta reducción de cuotas se ampliará con una bonificación
hasta llegar al 45% para familias numerosas, en los términos de las reducciones
y bonificaciones que ya se vienen aplicando en este Régimen Especial”. Por su parte, el Real Decreto-ley 29/2012, de28 de diciembre, de mejora de gestión y protección social en el Sistema
Especial para Empleados de Hogar y otras medidas de carácter económico y social,
excluyó de tales beneficios (disposición adicional segunda) a los supuestos en
que “los empleados de hogar que presten servicios durante menos de 60 horas
mensuales por empleador asuman el cumplimiento de las obligaciones en materia
de encuadramiento, cotización y recaudación en dicho sistema especial…”.
La citada medida
incentivadora de la contratación de personal empleado en el hogar familiar se
mantuvo en años posteriores, y también durante los meses de enero a junio de
este año. En efecto, la Orden ESS/106/2017, de 9 de febrero, por la que se
desarrollan las normas legales de cotización a la Seguridad Social, desempleo,
protección por cese de actividad, Fondo de Garantía Salarial y formación profesional
para el ejercicio 2017, la mantuvo en los términos antes explicados; es decir,
reguló la reducción del 20 por ciento en
la aportación empresarial a la cotización a la Seguridad Social por
contingencias comunes en este sistema especial, que se ampliaría con una
bonificación hasta llegar al 45 por ciento para familias numerosas, “en los
términos previstos en el artículo 9 de la Ley 40/2003, de 18 de noviembre, de
protección a las familias numerosas”.
Al respecto,
conviene también recordar ahora el Real Decreto legislativo 8/2015 de 30 deoctubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General de
Seguridad Social, cuya disposición adicional vigésima cuarta versa sobre “aplicación
de los beneficios en la cotización en el Sistema Especial para Empleados de
Hogar”, recordando la excepción de tal aplicación en el supuesto anteriormente
mencionado, así como también que la bonificación de cuotas de la Seguridad
Social por la contratación de cuidadores en familias numerosas, en los términos
y con el alcance legalmente establecidos, “resultará de aplicación respecto al
Sistema Especial para Empleados de Hogar establecido en el Régimen General”.
De la misma norma,
hay igualmente que recordar la disposición transitoria decimosexta, reguladora
de las bases y tipos de cotización y acción protectora en el Sistema Especial
para Empleados de Hogar, que contempla un régimen especial hasta 2018,
inclusive, disponiendo que a partir de 2019 “… el tipo de cotización y su
distribución entre empleador y empleado serán los que se establezcan con
carácter general, en la respectiva Ley de Presupuestos Generales del Estado,
para el Régimen General de la Seguridad Social”.
2. Sin embargo, la
Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2017 no incorporó esta mención
expresa a las reducciones y bonificaciones. En su art. 106, cuatro sólo se
dispone, a los efectos que ahora interesa reseñar en mi explicación, que las bases de cotización por contingencias
comunes y profesionales para el año 2017 se determinarán “actualizando las
retribuciones mensuales y las bases de cotización de la escala vigente en el año
2016, en idéntica proporción al incremento que experimente el salario mínimo
interprofesional”, y que durante este año “el tipo de cotización por
contingencias comunes, sobre la base de cotización que corresponda según lo
indicado en el apartado anterior, será el 26,50 por ciento, siendo el 22,10 por
ciento a cargo del empleador y el 4,40 por ciento a cargo del empleado”.
Este marco
normativo, vigente la ley 3/2017 de 27 de junio de PGE a partir de julio, ha
supuesto la desaparición durante dos meses de las citadas reducciones del 20 %
en la cotización empresarial en la Seguridad Social. De esta problemática se
hicieron eco los portales jurídicos, pudiendo leerse en uno de ellos (IberleyColex) que “Desde el Ejecutivo, el Ministerio de Empleo se ha referido a este
tema tratándolo como «un tema de Presupuestos», especificando que «se están
analizando distintas fórmulas» para recuperar la reducción y mantenerla durante
el ejercicio completo. Para ello, se ha planteado convertir esa reducción en
bonificación e intentar que tenga efectos retroactivos, por lo que no sería
descartable la promulgación de una norma en la que los efectos económicos de la
reducción se considerarán aplicables con efectos de uno de enero”.
3. Sin embargo, la
modificación operada por la disposición adicional primera del RDL 14/2017 no
modifica la Ley de PGE 2017 por lo que respecta a la supresión de tales
reducciones durante los meses de julio y agosto, sino que simplemente recupera
el marco normativo anteriormente vigente a partir del mes de septiembre,
extendiendo el ámbito temporal de aplicación de la norma desde el día 1 de
dicho mes hasta el 31 de diciembre de 2018, dado que a partir de 2019, tal como
ya he apuntado con anterioridad, será de aplicación al colectivo de empleados
del hogar familiar el régimen general regulado en la LGSS.
En la introducción
de la norma se recuerda la supresión operada por la Ley 3/2017 (sin ninguna
explicación al respecto) y se argumenta la necesidad de mantener tal medida
incentivadora, existente desde 2012, por dos motivos, cuales son seguir
trabajando para “aflorar el empleo irregular en este sector”, y “reducir las
cargas que para las familias supone contratar un empleado de hogar”. Dichos
motivos se reproducen en la argumentación del fundamento constitucional de la
modificación, añadiéndose ahora que de esta manera se trata de dar continuidad
a una medida adoptada hace ya seis años, “a fin de conseguir una mayor
viabilidad de las contrataciones en este sector ante una difícil situación
económica”.
Por consiguiente,
y al igual que en el juego de La Oca, después de una penalización de dos meses
se vuelve a la casilla de salida, pudiendo aplicarse durante el período
indicado tal reducción, que podrá complementarse hasta el 45 % con la
bonificación prevista para la contratación por parte de familias numerosas.
Tan acostumbrados
como estamos a que el actual gobierno hable de la boyante situación económica
en general y del volumen creciente de empleo (datos cuantitativos, porque los
cualitativos merecen un tratamiento aparte), sorprende que ahora se reconozca
la existencia de una “difícil situación económica” para los hogares que
contraten a personal, que creo que debería extenderse, y con mucha mayor
justificación, a hogares que, aun teniendo esa necesidad, no pueden permitirse
la contratación de una persona para realizar las tareas del hogar familiar.
Quede aquí mi reflexión.
IV. “Aclaración” (= modificación) de la Ley 14/2011. Ampliación
de los contratos para obra o servicio a los que no son de aplicación la duración
máxima legal o convencional.
1. La tercera, y
última, modificación operada por el RDL 14/2013, aunque este término no es
utilizado en la norma ya que sus redactores creen que simplemente se trata de
una “aclaración” de la normativa vigente, versa sobre la Ley 14/2011 de 1 dejunio, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.
Al igual que
ocurrió con la problemática de los contratados predoctorales y la polémica que
se suscitó sobre el cambio de código del
contrato, y que requirió de una intervención del gobierno para volver a la
casilla de partida (otra vez el juego de La Oca) ante el conflicto suscitado (me
permito remitir al destallado estudio que realicé de esta cuestión en una
entrada anterior del blog), ahora ha sido la problemática de un buen número de
investigadores contratados por centros nacionales de investigación (con forma
jurídica de fundaciones públicas) la que se puso sobre el tapete a mediados de
septiembre en los medios de comunicación y en las redes sociales, con el
anuncio de la extinción de contratos temporales formalizados para obra o
servicio determinado al transcurrir el plazo máximo (tres años) fijado en la
normativa laboral (art. 15.1 a de la Ley del Estatuto de los trabajadores), no
siendo posible su prórroga por lo dispuesto en la disposición adicional
trigésimo cuarta de la Ley de PGE 2017 (recuerdo, dicho sea incidentalmente, el
amplio, animado y polémico debate que suscito esta disposición en la sesión
organizada el 13 de julio por el aula iuslaboralista de la UAB, y en la que
participé como ponente, sobre la remunicipalización de servicios públicos y
sobre las contrataciones en las Administraciones Públicas.
2. Pongamos orden
en la explicación y primeramente hemos de indicar cuál es la modificación
operada en la disposición adicional vigesimotercera de la Ley 14/2011 de 1 de
junio, reguladora de las normas comunes a los contratos “para la realización de
proyectos específicos de investigación científica y técnica”, así como la explicación
de la misma que se realiza en la introducción del RDL 14/2017.
Texto
de la Ley 14/2011 de 1 de junio
|
RDL
14/2017 de 6 de octubre.
|
Disposición adicional
vigesimotercera. Normas comunes a los contratos para la realización de
proyectos específicos de investigación científica y técnica.
De acuerdo con lo señalado en el
apartado 2 de la disposición adicional decimoquinta del Estatuto de los
Trabajadores, no se aplicará lo dispuesto en el artículo 15.1.a) del mismo en
materia de duración máxima del contrato por obra o servicio a los contratos
para la realización de proyectos específicos de investigación científica y
técnica a que se refieren los artículos, 20.2, 26.7 y 30 y el apartado 2 de
la disposición adicional decimocuarta de esta ley.
Tampoco les resultará de
aplicación lo dispuesto en los párrafos primero y segundo del artículo 15.5
del Estatuto de los Trabajadores, de acuerdo con lo previsto en el apartado 3
de la disposición adicional decimoquinta del Estatuto de los Trabajadores.
|
La disposición final segunda incorpora una
modificación de la disposición adicional vigesimotercera de la Ley 14/2011,
de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación con la finalidad
de delimitar claramente el ámbito del
sector público al que se aplican las reglas específicas de esta disposición
de la Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la
Innovación, y los supuestos en los que
se admiten en el sector público los contratos de obra o servicio determinado
con una duración superior a tres años. Con la redacción vigente pueden
surgir dudas sobre la aplicación de esta excepción en determinadas entidades
del sector público.
Por tanto, la propuesta no supone
ampliar el ámbito subjetivo de aplicación de la excepción recogida en la
disposición adicional vigésimotercera, sino que es una aclaración de la
misma, precisamente para que su aplicación sea la correcta y no quepa error
en perjuicio del trabajador o del organismo o entidad contratante.
Se modifica la disposición adicional vigesimotercera
de la Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la
Innovación, que queda redactada como sigue:
«De acuerdo con lo señalado en el apartado 2 de la
disposición adicional decimoquinta del Estatuto de los Trabajadores, no se
aplicará lo dispuesto en el artículo 15.1.a) del mismo en materia de duración
máxima del contrato por obra o servicio a los contratos para la realización
de proyectos específicos de investigación científica y técnica a que se
refieren los artículos, 20.2, 26.7 y 30 y el apartado 2 de la disposición
adicional decimocuarta de esta ley.
Tampoco les resultará de aplicación lo dispuesto en
los párrafos primero y segundo del artículo 15.5 del Estatuto de los
Trabajadores, de acuerdo con lo previsto en el apartado 3 de la disposición
adicional decimoquinta del Estatuto de los Trabajadores.
La excepción expresada en esta
disposición se aplicará únicamente a las Administraciones públicas,
organismos públicos, universidades públicas y otras entidades del sector
público consideradas agentes de ejecución del Sistema Español de Ciencia,
Tecnología e Innovación de acuerdo con el artículo 3.4 de esta ley, que
formalicen contratos temporales para la realización de proyectos específicos
de investigación científica y técnica.»
|
Al respecto, el
citado art. 3.4 dispone que son agentes de ejecución “las entidades públicas y
privadas que realicen o den soporte a la investigación científica y técnica o a
la innovación”.
3. Desde luego,
para tratarse de una mera “aclaración” de la normativa vigente, sorprende
entonces que el gobierno dedique una amplia explicación a justificar la razón
de la extraordinaria y urgente necesidad de la misma, explicación que por otra
parte demuestra que sí estamos en presencia de una modificación de alcance y en
la que nuevamente la Secretaria de Estado de I+D ha tenido que jugar un papel
importante para la resolución del conflicto (tal como ocurrió con el de los
contratados predoctorales).
Observemos con
detalle el razonamiento del legislador, que afirma en primer lugar que “… hay
que tener en cuenta que muchas de las entidades públicas actualmente no
incluidas en el ámbito de aplicación de la norma han venido obligadas a
efectuar contrataciones temporales, dadas las limitaciones a la contratación
laboral contenidas en las sucesivas leyes de Presupuestos Generales del Estado
desde 2012. En este momento, muchos de esos contratos temporales están próximos
a su finalización, y en algunos casos pueden dar lugar a que el trabajador
inste una declaración por el empresario reconociendo de modo automático la
fijeza de la relación laboral por encadenamiento de contratos previsto en el
artículo 15.5 del Estatuto de los Trabajadores. De ser ese el caso, este
personal adquiriría la condición de fijo, sin necesidad de que su plaza fuera
objeto del correspondiente procedimiento de concurrencia competitiva, tal como
exige el acceso al empleo público”.
Por tanto, sí hay
una modificación relevante si se acepta, y así lo hace el legislador, que hay
entidades públicas no incluidas en el ámbito de aplicación (de la Ley 14/2011),
y que tienen rigurosamente limitada tanto las contrataciones indefinidas como
las temporales desde las restricciones en materia de contratación de personal
iniciadas en 2012 y que, afortunadamente para el ámbito público, han sido
relajadas en la vigente ley de PGE 2017 y con vocación de continuidad en dicha
línea durante los dos próximos años. Por tanto, a los contratos que formalicen
tales entidades se les aplica la normativa laboral general, y los contratos para
obra o servicios tienen una duración máxima (tres años, ampliable a cuatro por
convenio colectivo sectorial), por lo que sería de aplicación el art.15.5 de la
LET sobre conversión de contratos temporales en fijos por concatenación de dos
o más de ellos durante el período fijado en dicha norma.
En segundo lugar,
el legislador levanta la voz de alarma sobre la posible pérdida de un personal
investigador muy cualificado si no se “aclara” (= modifica) la norma, ya que
difícilmente puede sustituirse de un día para otro a dicho personal sin que se
resientan los proyectos de investigación, por lo que considera que excluir a
estos centros de la duración máxima legal o convencional prevista para los
contratos de obra o servicio cuando se formalicen con personal investigador
permitirá “contrataciones de más larga duración, propia de proyectos de
investigación más complejos”.
Corolario de todo
lo anterior, y que guarda directa relación con la situación de
intranquilidad/inestabilidad en la que vivían numerosos investigadores cuyos
contratos han alcanzado o están a punto de alcanzar el período máximo de
duración previsto en la normativa laboral vigente, la “aclaración” (=
modificación) de la norma, al efecto de posibilitar contratos de obra o
servicio de duración más larga en el tiempo, “ha de tener efectividad
inmediata”.
Mucha
argumentación para sólo una mera aclaración de una norma, que además es
modificada. Creo que estarán de acuerdo conmigo en la importancia del cambio.
4. ¿Cuándo saltó
la liebre, es decir el conflicto? Los puntos de referencia a mi parecer son dos
comunicados emitidos por organizaciones sindicales.
A) El primero, y
simplemente cito por el orden cronológico de publicación, es el emitido por laFederación de Servicios Públicos de la UGT el 18 de septiembre, denunciando eldespido de personal investigador en el Centro Nacional de InvestigacionesCardiovasculares (CNIC), avisando ya del impacto que estaba teniendo la
disposición adicional trigésimo cuarta de la Ley PGE 2017 en las decisiones
contractuales que pueden adoptar los gestores del centro (al igual que los de
los restantes centros nacionales, añado yo ahora).
¿Y qué dice la tan
repetida disposición adicional que tiene el tan contundente título de “Exigencia
de responsabilidades en las Administraciones Públicas y entidades dependientes
de las mismas por la utilización de la contratación laboral”? Recordemos su
contenido:
“Uno. Los
contratos de trabajo de personal laboral en las Administraciones Públicas y en
su sector público, cualquiera que sea la duración de los mismos, deberán
formalizarse siguiendo las prescripciones y en los términos establecidos en el
Estatuto de los Trabajadores y demás normativa reguladora de la contratación
laboral, así como de acuerdo con los previsiones de la correspondiente Ley de
Presupuestos Generales del Estado, siéndoles de aplicación los principios de
igualdad, publicidad, mérito y capacidad en el acceso al empleo público, y
debiendo respetar en todo caso lo dispuesto en la Ley 53/1984, de 26 de
diciembre, de Incompatibilidades del Personal al Servicio de las
Administraciones Públicas, y cualquier otra normativa en materia de
incompatibilidades.
Dos. Los órganos
competentes en materia de personal en cada una de las Administraciones Públicas
y en las entidades que conforman su Sector Público Instrumental serán
responsables del cumplimiento de la citada normativa, y en especial velarán
para evitar cualquier tipo de irregularidad en la contratación laboral temporal
que pueda dar lugar a la conversión de un contrato temporal en indefinido no
fijo. Así mismo, los órganos de personal citados no podrán atribuir la
condición de indefinido no fijo a personal con un contrato de trabajo temporal,
ni a personal de empresas que a su vez tengan un contrato administrativo con la
Administración respectiva, salvo cuando ello se derive de una resolución
judicial.
Tres. Las
actuaciones irregulares en la presente materia darán lugar a la exigencia de
responsabilidades a los titulares de los órganos referidos en el apartado
segundo, de conformidad con la normativa vigente en cada una de las
Administraciones Públicas”.
Supongo que tras
la lectura de este precepto se puede comprender la prevención de los gestores
de los centros nacionales en adoptar cualquier decisión en materia de política
de contratación de personal que pudiera suponerles directamente
responsabilidades jurídicas ¿no les parece?
B) El segundo
comunicado relevante fue el emitido el 28 de septiembre por CC OO y UGT,denunciando que el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) seestaba planteando “la no renovación de 87 personas trabajadoras antes de acabarel año y de 47 más a lo largo de 2018, lo que equivale a un total de 134
investigadores”. En dicho escrito, ponían de manifiesto las limitaciones ya
apuntadas en el anterior para la contratación de personal, recordando además
las limitaciones establecidas en la disposición adicional decimosexta de la Ley
de PGE 2017 (semejante a la de años anteriores) para la contratación de
personal en las fundaciones del sector público. Obviamente, en dicho comunicado
enfatizaban el carácter negativo de las no renovaciones de los contratos, por
el impacto que podía tener sobre importantes proyectos de investigación.
Fueron estas
denuncias las que llegaron a los medios de comunicación y motivaron su atención,
con la trascendencia que ello tiene para ponerlo en conocimiento de la opinión
pública. Valga como referencia el artículo publicado por Manuel Ansede,
redactor del diario “El País”, el mismo día de la emisión del comunicado
sindical conjunto, titulado “Un error legal deja con un pie en la calle a decenasde científicos punteros. Un cambio en la ley impide a fundaciones públicas
renovar a sus investigadores y pone en peligro estudios sobre el cáncer y las
enfermedades cardiovasculares”. Aunque el título y el subtítulo del artículo no
sean correctos jurídicamente, porque el problema no sería un error o un cambio
legal, sino no haber concretado el ámbito de aplicación de la Ley 14/2011
(dejando claro, o no, que sí era de aplicación a las fundaciones del sector público),
y los efectos de una determinada política
de restricción de contratación de personal y de limitación en la utilización en
los contratos de duración determinada, y mucho más en los contratos de duración
indefinida, su contenido en muy interesante porque explica con mucho detalle el
conflicto laboral en el que estaban, y siguen estando, envueltos los
investigadores.
En el citado artículo
se recogían las declaraciones de un portavoz de la Secretaria de Estados de
I+D+ i, afirmando que “Estamos trabajando para que en la Ley de la Ciencia se
incluya entre las excepciones a todos los agentes del Sistema de Ciencia,
Tecnología e Innovación”, Según el redactor del artículo, supongo que con información
recibida de dicho portavoz, la estrategia principal era introducir el a través
de la Ley de PGE de 2018, estrategia que ha quedado paralizada por la situación
política existente, por lo que la vía, añado yo ahora, para la tan repetida “aclaración”
de la disposición adicional vigésimo tercera de la Ley 14/2011 ha sido la incorporación,
a toda prisa y corriendo, ha sido la introducción de una disposición adicional
y una disposición final en el RDL por la que se procede al cambio normativo y
se consigue, así se espera, la tranquilidad de un importante número de
investigadores.
Ello ha merecido
un titular muy llamativo en un artículo publicado por Miguel C. Corral,
redactor del diario “El Mundo”, el 7 de octubre: “El gobierno salva del despidoa decenas de científicos de élite”, con un no menos llamativo subtítulo: “Una modificación
de la Ley de la Ciencia da una tregua de dos años a cerca de un centenar de investigadores
de algunos de los mejores centros de España que se quedaban en la calle”. También
ha sido objeto de atención por el ya citado redactor de El País Manuel Ansede,
en un artículo publicado el mismo día 6 de octubre con el título “El gobiernoimpide in extremis que decenas decientíficos de élite se vayan a la calle”, en el que se recogen declaraciones
de dirigentes sindicales que califican la medida como un “parche” y llaman a
las modificaciones normativas que sean necesarias para fomentar la contratación
indefinida.
Voy concluyendo. La
incorporación (ya sea bajo una mera aclaración de la normativa vigente o de su
modificación) de las fundaciones públicas (y entiendo que también la de los
consorcios públicos si hubiera alguna duda al respecto) al ámbito de aplicación
de la Ley 14/2011 significa en definitiva que no les son de aplicación a las
contrataciones efectuadas para obra o servicio de proyectos de investigación
los límites máximos, legales o convencionales, establecidos por la normativa
laboral. Cabe pensar, por consiguiente,
que será de aplicación la normativa reguladora de la contratación de
investigadores predoctorales (cuatro años) y también de los postdoctorales
(cinco años).
Buena lectura de la norma.
3 comentarios:
Estimado Eduardo, ante todo muchas gracias por la detallada explicación del apartado relativo a la modificación/aclaración de la Ley de Ciencia que es sobre lo que quiero comentar.
Puede parecer que esto arregla el problema a modo de parche, pero el parche es tan pequeño que el aire de la rueda se sigue escapando como si no lo hubiera y esto se debe a que en ni en este RD ni en la Ley de Ciencia se menciona los puestos denominados "estucturales" en los centros de investigación que son aquellos que no dependen de ninguna línea de investigación como tal ya que por ejemplo, me refiero a servicios de unidades especializadas que trabajan para los grupos de investigación que no cuentan con proyectos al ser unidades de servicio y también me refiero a todo el personal de administración que de igual forma se queda fuera del ámbito de aplicación y que se ve abocado a la no renovación de sus contratos.
En algunos casos hay personal con más de 10 años de concatenaciones consentidas por el Ministerio y que ahora se tienen que marchar por quedar fuera de la legalidad.
La solución pasaba por la consolidación de esas plazas "estructurales" en algún apartado de los PGE del 2018, pero ahora están aparcados, por lo que no hay solución a estas bajas forzosas a no ser que se consigan consolidar de aquí a Diciembre mediante algún método de urgencia tipo RD o similar, ya que hablamos de casi 100 personas entre los diferentes centros afectados (imáginese lo que supone perder varios servicios de uso habitual por falta de personal, ya que solamente se quedará el jefe, para los investigadores que no tienen quién les haga ciertos experimentos paralizando proyectos o de departamentos administrativos que hacen que funcione toda la logística y demás).
Por tanto, quiero dejar constancia que NO se solucionan los problemas como se ha publicado alegremente, ni si quiera se aproxima a hacerlo con este RD de urgencia, ya que es una muy pequeña parte el personal que se ve beneficiado del mismo.
Muchas gracias.
Saludos,
Buenas tardes. Muchas gracias por la detallada explicación sobre la realidad de los problemas de los centros de investigación. Coincido en la necesidad de abordar reformas estructurales que permiten que el personal investigador pueda desarrollar su actividad con garantías de estabilidad. Es uno de los retos más importantes que hay en el ámbito público si queremos mantener la calidad tanto de la investigación como de la docencia. Lo compruebo cada día en mi actividad universitaria. Saludos cordiales.
Totalmente de acuerdo con usted. Es más, si dejan en caída libre los grandes centros nacionales de investigación no quiero imaginar dónde se quedan las Universidades y sus departamentos de investigación y docencia. Esto no cambiará hasta que no exista un gobierno que considere la ciencia y la investigación como un motor económico para la economía y la sociedad y no lo dejé como se ha hecho hasta ahora, como último plato sin derecho a Ministerio propio con presupuesto dedicado y competencia para gestionar, financiar y coordinar centros de investigación y universidades.
Quedamos muy lejos del modelo Americano e incluso del Europeo teniéndolo tan cerca ya que aquí dependemos en gran medida se las migas del pastel que caen y no tenemos plato propio y mucho menos cuchara para la tarta.
Esperemos que se logre una solución antes de fin de año para que los centros de investigación y demás organismos no se queden vacíos de personal con una gran experiencia de años que pueden tener que marcharse por no hacer las cosas bien en tiempo y forma, aunque me temo que tendremos que leernos en la prensa de nuevo y no por un importante descubrimiento por desgracia, ojalá me equivoque.
Un cordial saludo y gracias por su tiempo y análisis en este blog.
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