martes, 16 de enero de 2024

Sigamos hablando de las desigualdades (aunque sea reiterar e incluso reforzar lo expuesto en años anteriores) y de propuestas para su corrección (solo por algunos). Fórum Económico Mundial, Oxfam, OIT, FMI.

 

1. En los últimos días se han publicado informes y documentos de indudable interés sobre cómo están afectando al mundo del trabajo los cambios tecnológico, climático y demográfico, sin olvidar el impacto que tendrán, mejor dicho que tiene, sobre millones de personas, y una gran parte de ellas son trabajadoras, los conflictos bélicos que arrastran desplazamientos forzados de una parte importante de la población de los países afectados, ya sea en su interior o hacía terceros Estados.

No digo, todo lo contrario, que no sean de indudable interés dichos textos, si bien si fueran muchos menos, o planteados desde otras perspectivas los relativos a los contenidos más problemáticos, por ser la realidad política y social mucho más positiva,  seguro que habría mayor satisfacción por parte de quienes creemos que las desigualdades económicas y sociales fracturan a poblaciones y a Estados y llevan consigo el germen de la falta de cohesión social y el incremento de conflictos azuzados por quienes venden la pócima mágica para resolver todos los problemas... hasta que llegan al poder y entonces se comprueba cuáles son sus reales intereses.

Pero, en fin, como si fuera el día de la marmota, o la vuelta al pasado, hay que seguir, ya que es la obligación de toda persona atenta, o mejor dicho que pretende estar atenta, a la realidad, prestando atención a los nuevos informes y documentos publicados por organizaciones internacionales y en algún caso su delegación española.

2. Hago toda esta explicación previa, ya que, al revisar las entradas del blog, compruebo que algunas muy semejantes a la que ahora redacto, diferenciadas por el momento histórico y con muchos puntos de semejanza con aquellas respecto a sus contenidos, fueron publicadas en años anteriores y señaladamente los tres últimos.

A) Así, el 31 deenero de 2021 publicaba “Crisis sanitaria, económica y social. De la reunión (virtual) del Foro de Davos (enero 2021), y a la espera de la presencial en Singapur (mayo), a los datos y problemas (reales) del mundo del trabajo. Lecturas recomendadas de Informes de la OIT y de Oxfam Intermon”  , en la que manifestaba en estos términos antes de iniciar la explicación de los documentos de dichas organizaciones:

“No hay duda de la importancia de todos los asuntos abordados desde una perspectiva global, a la par que es necesario después bajar a conocer los datos y los problemas no virtuales sino muy cercanos y presenciales que afectan a un número cada vez mayor de personas trabajadoras, ya estén ocupadas, en situación de desempleo, inactivas por no poder buscar activamente empleo, trabajando en la informalidad o de manera formal, en situación irregular o regular en  cuanto al cumplimiento de los requisitos legales para poder trabajar, respetándose o no las normas que regulan las condiciones de trabajo, y añadan aquí todas las demás características o circunstancias que consideren relevantes…, sin olvidar que cuando hablemos del mundo laboral deberíamos referirnos en especial a quienes sufren más las consecuencias de la crisis, y me parece que son los jóvenes, y dentro de este grupo (¿hasta qué edad llegamos?, 25, 30 , 35 años?) las mujeres, y  en muchos países las jóvenes migrantes. No es una reflexión en el vacío, sino extraída de los datos facilitados en informes internacionales y también de los que reflejan la realidad laboral española y que ponen de manifiesto, por si quedaba alguna duda, la importancia de apostar fuertemente desde el sector público, con la participación del sector privado, en políticas de formación e inserción en el mundo laboral en especial para aquellas y aquello que tienen poca cualificación profesional”.

B) Como el “autoplagio” (no me consta que exista este término ciertamente) no está prohibido, de manera muy parecida al texto de 2021 aborde nuevamente la temática de la desigualdad en la entrada publicada el 26 de enero de 2022 titulada “El incremento de las desigualdades durante la crisis. OIT, FOESSA, INTERMON-OXFAM. Lecturas recomendadas”   .

En este artículo, y por referirme en concreto a uno de los documentos analizados, subrayaba que el informe anual 2002 de la OIT “altera del incremento de las desigualdades tecnológicas, que no solo afectan ni mucho menos al ámbito laboral, y del crecimiento de la brecha de género, así como de su afectación especial a jóvenes que se vieron afectados en su etapa educativa por la crisis de 2008 y que ahora sufren, en sus primeras fases de vida laboral, la actual, y se preocupa, como no podría ser de otra forma, por el impacto que todo ello tiene no sólo sobre la cantidad sino también sobre la calidad del trabajo, poniendo en riesgo el objetivo perseguido de un trabajo decente y digno. En el documento se alerta, pues, de que la pandemia “está exacerbando diversas formas de desigualdad, desde la intensificación de las desigualdades de género hasta la ampliación de la brecha digital”, y que los cambios en la composición de las relaciones de trabajo “como la dependencia del empleo informal por cuenta propia para ganarse la vida, el aumento del trabajo a distancia y las diversas tendencias en materia de trabajo temporal, podrían deteriorar la calidad de las condiciones de trabajo”.

C) Llegamos a 2023 ¿repetimos? Casi, casi. El 18 de enero publicaba la entrada “Las desigualdades se incrementan, y el mundo del trabajo las sufre cada vez más a escala internacional (OIT y Oxfam Intermon dixit, ¿y el Foro Económico Mundial?)” 

Al referirme al informe anual de la OIT destacaba la importancia de la economía informal en estos términos:

“La importancia del trabajo informal sigue siendo muy elevada a escala mundial, ya que si bien se había reducido en el período anterior a la pandemia, el crecimiento posterior del empleo le ha dado un nuevo impulso, calculándose en el Informe que cerca de 2.000 millones de trabajadores tienen un empleo informal en el mundo, con la evidente disminución de cobertura laboral y de protección social que ello significa, que aún se pone más de manifiesto en el dato de que “solo el 47 % de la población mundial está efectivamente cubierta por una prestación social, lo que significa que más de 4.000 millones de personas siguen careciendo de esta forma de protección”, que evidentemente impacta de forma negativa mucho más en los países de ingresos medianos y bajos, algo que lleva al Informe a constatar que muchas personas trabajadoras “no dejarán de trabajar, sino que se verán obligadas a buscar empleo en le economía informal a medida que se desacelere la actividad económica”, y nuevamente con especial afectación negativa a las mujeres, en cuanto que “cuatro de cada cinco puestos de trabajo de mujeres creados en 2022 eran informales, frente a solo dos de cada tres puestos de hombres”. 

Pues bien, dicha importancia ha sido nuevamente subrayada en el Informe elaborado por la OCDE “Breaking theVicious Circles of Informal Employment and Low-Paying Work” (“ Romper los círculos viciosos del empleo informal y el trabajo mal pagado”)  hecho público el 16 de enero, sintetizado en este resumen: “Los trabajadores informales representan casi el 60% de la mano de obra mundial, y el 90% en los países de renta baja. Nuevos datos procedentes de los Indicadores Clave de la Informalidad basados en los Individuos y sus Hogares (KIIbIH) muestran que, a pesar de la heterogeneidad generalizada, la informalidad muestra a menudo una estructura de dos niveles. El nivel inferior comprende a los trabajadores con ingresos inferiores al 50% de los ingresos medios de su país: son la mayoría de la mano de obra informal mundial, con un 54% de media, y hasta un 80% en algunos países. Un número relativamente pequeño de trabajadores del nivel superior disfrutan de ingresos relativamente más elevados; también están más cualificados y son más productivos. En comparación tanto con los trabajadores formales como con los trabajadores informales del nivel superior, los del nivel inferior, así como los miembros de sus hogares, tienen más probabilidades de caer en la pobreza y se enfrentan a mayores dificultades relacionadas con la salud y la vejez”. El resumen de su contenido se expone así: “Este informe añade dos perspectivas sobre la informalidad. En primer lugar, desmonta la mecánica de los vínculos perniciosos entre empleo informal, trabajo mal pagado y baja cualificación. Muestra que el empleo informal es muy persistente, y que la vulnerabilidad de los trabajadores informales se transmite a sus hijos en ausencia de una política adecuada de educación, cualificación y protección social. En segundo lugar, el informe subraya la doble carga de la informalidad y el trabajo mal pagado que soporta una gran parte de los trabajadores de las economías en desarrollo y emergentes, y como tal reclama soluciones políticas que vayan más allá de la agenda de la formalización y abracen el objetivo de la justicia social”.

3. Ya estamos en enero de 2024, y vuelve a celebrarse la reunión anual (recuperada la presencialidad y con una importante difusión virtual a través de las posibilidades ofrecidas por la tecnología) del Foro de Davos, en cuya páginaweb    puede encontrarse toda la información sobre esta, siendo el lema elegido para situar los debates es “Rebuilding trust”  ("Reconstruir la confianza").

Un documento preparado para la reunión es el informe 2024 sobre los riesgos globales (The global Risk Report 2024)  El contenido del informe queda perfectamente sintetizado en este fragmento:

“En el informe de este año, contextualizamos nuestro análisis a través de cuatro fuerzas estructurales que configurarán la materialización y la gestión de los riesgos mundiales durante la próxima década. Se trata de cambios a largo plazo en la disposición y la relación entre cuatro elementos sistémicos del panorama mundial:

- Trayectorias relacionadas con el calentamiento global y sus consecuencias para los sistemas terrestres (cambio climático).

- Cambios en el tamaño, crecimiento y estructura de la población mundial (bifurcación demográfica).

- Vías de desarrollo de las tecnologías de vanguardia (Aceleración tecnológica).

- Evolución material de la concentración y las fuentes de poder geopolítico (Cambios geoestratégicos).

Un nuevo conjunto de condiciones globales está tomando forma en cada uno de estos ámbitos y estas transiciones se caracterizarán por la incertidumbre y la volatilidad. A medida que las sociedades intenten adaptarse a estas fuerzas cambiantes, su capacidad para prepararse y responder a los riesgos globales se verá afectada”.

La preocupación por los efectos de la desinformación, o menos púdicamente podemos llamarla la manipulación de la información, y sus efectos sobre el deterioro de la cohesión social y el riesgo de incremento de la conflictividad política y social, aparece con toda claridad en un amplio fragmento del informe que ahora reproduzco por su interés:

“A medida que aumente la polarización y no se controlen los riesgos tecnológicos, la "verdad" se verá sometida a presión

La polarización social figura entre los tres principales riesgos tanto en el horizonte actual como a dos años vista, y ocupa el noveno lugar a largo plazo. Además, la polarización social y la recesión económica se consideran los riesgos más interconectados -y por tanto influyentes- de la red de riesgos mundiales, como impulsores y posibles consecuencias de numerosos riesgos.

Emergiendo como el riesgo global más grave previsto para los próximos dos años, tanto los actores extranjeros como los nacionales aprovecharán la mala información y la desinformación para ampliar aún más las divisiones sociales y políticas (Capítulo 1.3: Información falsa). Dado que se espera que cerca de tres mil millones de personas acudan a las urnas electorales en varias economías -entre ellas Bangladesh, India, Indonesia, México, Pakistán, Reino Unido y Estados Unidos- en los próximos dos años, el uso generalizado de la desinformación y la desinformación, así como de las herramientas para difundirlas, puede socavar la legitimidad de los gobiernos recién elegidos. Los disturbios resultantes podrían ir desde protestas violentas y delitos de odio hasta enfrentamientos civiles y terrorismo.

Más allá de las elecciones, es probable que las percepciones de la realidad también se polaricen más, infiltrándose en el discurso público sobre cuestiones que van desde la salud pública a la justicia social. Sin embargo, al socavarse la verdad, también aumentará a su vez el riesgo de propaganda y censura internas. En respuesta a la desinformación y la desinformación, los gobiernos podrían estar cada vez más facultados para controlar la información en función de lo que determinen que es "verdad". Las libertades relacionadas con Internet, la prensa y el acceso a fuentes de información más amplias, que ya están en retroceso, corren el riesgo de convertirse en una represión más amplia de los flujos de información en un conjunto más amplio de países”.

No menos importante considero cómo se aborda el cambio tecnológico y los riesgos que conlleva de incremento de las desigualdades, en línea semejante a como lo hace el reciente documento elaborado por los servicios técnicos del Fondo Monetario Internacional sobre la inteligencia artificial y el mundo del trabajo: “La convergencia de los avances tecnológicos y la dinámica geopolítica creará probablemente un nuevo conjunto de ganadores y perdedores en las economías avanzadas y en desarrollo por igual.  Si los incentivos comerciales y los imperativos geopolíticos, en lugar del interés público, siguen siendo los principales impulsores del desarrollo de la inteligencia artificial (IA) y otras tecnologías de vanguardia, la brecha digital entre los países de renta alta y los de renta baja provocará una marcada disparidad en la distribución de los beneficios -y riesgos- relacionados. Los países y las comunidades vulnerables se quedarían aún más rezagados, aislados digitalmente de los avances acelerados de la IA que repercuten en la productividad económica, las finanzas, el clima, la educación y la sanidad, así como en la creación de empleo”.

5. Sabemos, por la información  oficial   , que el Foro de Davos “acoge a más de 100 gobiernos, las principales organizaciones internacionales y las 1 000 empresas asociadas al Foro, así como a líderes de la sociedad civil, expertos destacados, jóvenes agentes del cambio, emprendedores sociales y medios de comunicación” .

Pues bien, nuevamente la “mosca cojonera” que es Oxfam vuelve a la carga con su informe anual   que presenta en las mismas fechas que se reúne aquel, cuyo título no deja lugar a dudas de cuál es su contenido: “Desigualdad S.A. El poder empresarial y la fractura global: la urgencia de una acción pública transformadora”.  

Los datos que aporta son de extraordinario interés, así como también las propuestas de actuación que formula y que, nuevamente regresando a informes anteriores, actualizan las medidas que se consideran necesarias para corregir esa grave situación económica y social en la que se encuentran millones de personas en el mundo, y todo ello desde la previa manifestación general de que “La década de 2020 ofrece oportunidades para que los líderes mundiales adopten un cambio de rumbo audaz y más justo; pero que realmente lo hagan, está aún por ver. Una era de creciente desigualdad ha coincidido con una alarmante falta de imaginación en el ámbito económico. Estamos viviendo lo que parece ser el inicio de una década de creciente desigualdad: en solo tres años, hemos experimentado una pandemia mundial, nuevas guerras, una crisis del costo de la vida y el colapso climático. Cada una de estas crisis ha ensanchado la brecha, no tanto entre los ricos y las personas que viven en la pobreza, sino entre una minoría de oligarcas y la inmensa mayoría de la población mundial”.

La desigualdad a escala mundial es sintetizada gráficamente en estos nueve datos:

“. Desde el año 2020, y durante los primeros años de esta década, la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha duplicado con creces. Durante el mismo período, la riqueza acumulada de cerca de 5000 millones de personas a nivel global se ha reducido.

• Si cada uno de los cinco hombres más ricos gastase un millón de dólares diarios, les llevaría 476 años agotar su riqueza conjunta.

• Siete de las 10 empresas más grandes del mundo tienen un director general milmillonario, o a un milmillonario como su principal accionista.10, 11

• A nivel mundial, los hombres poseen 105 billones de dólares más de riqueza que las mujeres: esta diferencia de riqueza equivale a más de cuatro veces el tamaño de la economía estadounidense.12

• El 1 % más rico de la población mundial posee el 43 % de los activos financieros globales.

• El 1 % más rico de la población mundial genera tantas emisiones de carbono como los dos tercios más pobres de la humanidad.

• En Estados Unidos, la riqueza de una familia negra promedio representa solo el 15,8 % de la de una familia media blanca. En Brasil, en promedio, los ingresos de las personas blancas superan en más de un 70 % a los de las personas afrodescendientes.

• Únicamente el 0,4 % de las 1600 empresas más grandes e influyentes del mundo se comprometen públicamente a pagar a sus trabajadores y trabajadoras un salario digno y a abogar por el pago de salarios dignos en sus cadenas de valor.

• Una trabajadora del sector sociosanitario necesitaría 1200 años para ganar lo que un director general de una de las empresas de la lista Fortune 100 acumula en promedio en tan solo un año”.

Por lo que se refiere a las propuestas de actuación en materia laboral y de protección social, siguen siendo repetitivas de años anteriores, y siguen teniendo pleno fundamento a mi parecer para corregir la desigualdad: “Dar poder a los trabajadores y trabajadoras, y a las comunidades. Las empresas deben pagar salarios dignos y comprometerse a garantizar la justicia climática y de género: el pago de dividendos y la recompra de acciones deben prohibirse hasta que esto se haya garantizado. Apoyar, proteger y alentar a los sindicatos. Los Gobiernos deben adoptar medidas jurídicamente vinculantes para garantizar los derechos de las mujeres y de las personas racializadas, y para asegurar la debida diligencia en materia de derechos humanos y medioambiente”.

6. Para la realidad española, OXFAM Intermon ha presentado, al igual que en años anteriores, su informe, “Desigualdad S.A, filial en España”  .   En el informe se profundiza en “como las 50 mayores empresas que concentran el poder corporativo en España están ampliando las desigualdades a través de la combinación de varios factores: la amplia concentración en algunos sectores, en los que un pequeño número de operadores acaparan una parte sustancial del mercado... la distribución de resultados se concentra en millonarias retribuciones a sus accionistas... los incrementos de beneficios no se  traducen en la creación de empleo... los salarios mejoran mucho para unos pocos y se van ensanchando las diferencias respecto de la mayoría de las plantillas... la igualdad aún queda lejos... la tendencia a la reducción de la presencia en guaridas fiscales se h truncado en 2022... el esfuerzo ambiental es excesivamente lento y muy desigual...”.

Entre las propuestas formuladas para revertirla la situación y abrir el camino a “una economía al servicio de todas las personas”, cabe destacar, tal como se expone en la nota de prensa de  presentación del Informe , que “es urgente que los Estados prioricen los servicios públicos, defiendan una mayor regulación de las grandes empresas, acaben con los monopolios y el excesivo poder de mercado, y apliquen impuestos permanentes sobre la riqueza y los beneficios excesivos.”,, así como también “medidas que promuevan una gobernanza democrática de las empresas y un reparto equitativo de los beneficios entre los diferentes grupos de interés; medidas que obliguen a cumplir con los derechos humanos y ambientales en toda la cadena de valor y legislaciones orientadas a reducir la desigualdad salarial, tanto entre los sueldos más altos y los más bajos como entre hombres y mujeres”.

Una medida muy concreta que se recomienda al gobierno es el refuerzo de los recursos humanos y técnicos de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, además de “buscar soluciones innovadoras, como maximizar el uso del big data y la inteligencia artificial para incrementar la capacidad de actuación de la ITSS”. Otra no menos relevante es la de fijar una diferencia máxima en los sueldos de la plantilla de una empresa de 1 a 20 “en la ratio máxima entre el sueldo más alto y el mediano”.  

Refiriéndome ahora más concretamente a la igualdad de género, no está de más señalar que queda mucho por avanzar en este terreno y no retroceder en los avances, limitados pero avances al fin y al cabo, logrados hasta ahora, y con especial hincapié en el ámbito laboral.

Formulo esta manifestación después de haber leído el avance de resultados del estudio del Centro de Investigaciones Sociologicas, elaborado en noviembre y difundido el 15 de enero, “Percepciones sobre la igualdad entre hombres y mujeres y estereotipos de género”, del que destaco ahora estos datos :

 “La encuesta recoge que un 44,1% de los hombres está “muy o bastante de acuerdo” con que “se ha llegado tan lejos en la promoción de la igualdad de las mujeres que ahora se está discriminando a los hombres”, algo que piensan también el 32,5% de las mujeres. Ahora bien, esta afirmación es falsa para el 65,5% de las mujeres. ... Al preguntar sobre algunos aspectos como los salarios, ascenso en el trabajo o el acceso a puestos de responsabilidad en las empresas, es notable la diferencia de opiniones entre ambos sexos. Para el 67,8% de las mujeres es peor la situación que tienen las chicas para acceder a un puesto de responsabilidad y opinan lo mismo el 50,9% de los hombres quienes, por otra parte, también aseguran en un 39,7% que las mujeres tienen las mismas oportunidades. A la hora de conciliar la vida laboral y familiar, un 72,5% de las mujeres asegura que ellas lo tienen peor, y un 58,5% de los hombres afirma que las mujeres son las perjudicadas a la hora de compaginar ambas actividades. El 78,1% de las mujeres está de acuerdo con la afirmación “las mujeres tienen que esforzarse más que los hombres para demostrar que pueden desempeñar el mismo puesto de trabajo”, este porcentaje baja 26 puntos cuando preguntamos a los hombres, un 51,8% están de acuerdo y un 46,3% niegan que sea así”.

6. No podía faltar la aportación del OIT, que publicaba el 10 de enero su informe “Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2024” (texto íntegro en inglés  , resumenejecutivo en castellano   , cuya síntesis es perfectamente efectuada a mi parece en la nota de prensa de presentación    , que lleva por título “La tasa de desempleo mundial aumentará en 2024, mientras que las crecientes desigualdades sociales son motivo de preocupación, según un informe de la OIT” :

“El informe... concluye que tanto la tasa de desempleo como la tasa de brecha de empleo -que es el número de personas sin empleo que están interesadas en encontrar un puesto de trabajo- han caído por debajo de los niveles anteriores a la pandemia. La tasa de desempleo mundial en 2023 se situó en el 5,1%, lo que supone una modesta mejora con respecto a 2022, cuando se situó en el 5,3%. La brecha de empleo mundial y las tasas de participación en el mercado laboral también mejoraron en 2023.

Sin embargo, por debajo de estas cifras empieza a aflorar una fragilidad, según el informe. Se prevé que tanto las perspectivas del mercado laboral como el desempleo mundial empeoren. En 2024 se espera que dos millones de trabajadores más busquen empleo, lo que elevaría la tasa de desempleo mundial del 5,1% en 2023 al 5,2%. Los ingresos disponibles han disminuido en la mayoría de los países del G20 y, en general, la erosión de los niveles de vida resultante de la inflación "no es probable que se compense rápidamente".

Además, persisten importantes diferencias entre los países de renta alta y baja. Mientras que la tasa de brecha de empleo en 2023 era del 8,2% en los países de renta alta, se situaba en el 20,5% en el grupo de renta baja. Del mismo modo, mientras que la tasa de desempleo en 2023 se mantuvo en el 4,5% en los países de renta alta, fue del 5,7% en los países de renta baja.

Además, es probable que persista la pobreza de los trabajadores. A pesar de disminuir rápidamente después de 2020, el número de trabajadores en situación de pobreza extrema (que ganan menos de 2,15 dólares por persona y día en términos de paridad del poder adquisitivo) aumentó en cerca de un millón en 2023; el número de trabajadores en situación de pobreza moderada (que ganan menos de 3,65 dólares por persona y día en términos de paridad del poder adquisitivo) aumentó en 8,4 millones en 2023.

La desigualdad de ingresos también ha aumentado, advierte el estudio, y añade que la erosión de la renta real disponible "es un mal presagio para la demanda agregada y una recuperación económica más sostenida".

Se espera que las tasas de trabajo informal permanezcan estáticas, representando alrededor del 58% de la mano de obra mundial en 2024.

El retorno a las tasas de participación en el mercado laboral anteriores a la pandemia ha variado entre los distintos grupos. La participación de las mujeres se ha recuperado rápidamente, pero aún persiste una notable brecha de género, especialmente en las naciones emergentes y en desarrollo. Las tasas de desempleo juvenil siguen planteando un reto. La tasa de personas definidas como NEET (por sus siglas en inglés, es decir: que no estudian ni trabajan ni reciben formación ) sigue siendo alta, especialmente entre las mujeres jóvenes, lo que plantea retos para las perspectivas de empleo a largo plazo.

El informe también constata que las personas que se han reincorporado al mercado laboral tras la pandemia tienden a no trabajar el mismo número de horas que antes, mientras que el número de días de baja por enfermedad ha aumentado significativamente.

Tras un breve impulso pospandémico, la productividad laboral ha vuelto al bajo nivel de la década anterior. El informe también señala que, a pesar de los avances tecnológicos y el aumento de la inversión, el crecimiento de la productividad ha seguido ralentizándose. Una de las razones es que se han destinado importantes cantidades de inversión a sectores menos productivos, como los servicios y la construcción. Otros obstáculos son la escasez de mano de obra cualificada y el dominio de los grandes monopolios digitales, que impide una adopción más rápida de la tecnología, especialmente en los países en desarrollo y en sectores con predominio de empresas de baja productividad”. 

7. Querría en esta entrada incidir en cómo aborda el Informe de la OIT la aceleración del progreso tecnológico y su impacto en el mercado de trabajo, antes de dar paso a cómo se lo plantea el FMI en el artículo difundido el 15 de enero,  “Gen-AI: Artificial Intelligence and theFuture of Work” (“Inteligencia artificial y el futuro del trabajo”)         .

En el Informe, la OIT se manifiesta en esos términos:

“La aceleración del progreso tecnológico pondrá aún más a prueba la adecuación del mercado de trabajo. En el año 2023 saltaron a la palestra una serie de innovaciones digitales relacionadas con la inteligencia artificial (IA generativa). Este aparente progreso tecnológico no ha mejorado el nivel de vida ni ha impulsado el crecimiento de la productividad, un indicio más de la lentitud de los ajustes del mercado de trabajo. La falta de competencias técnicas y los obstáculos de acceso de nuevas iniciativas de negocio a un mercado dominado por los grandes monopolios digitales han frenado el ritmo de la adopción tecnológica, principalmente en sectores poco productivos y en los países en desarrollo. En este contexto es previsible que aumenten las desigualdades geográficas, porque un pequeño número de conglomerados empresariales acaparan la mayor parte de las inversiones en el sector digital. Muchos países, incluidos los países en desarrollo, han adoptado políticas dirigidas a fomentar la adopción de la IA. Sin embargo, el actual clima de tensiones geopolíticas eleva los obstáculos a la transferencia tecnológica truncando las estrategias de progreso de los países en desarrollo hacia una nueva era que les permita beneficiarse de las tecnologías digitales. Las iniciativas de desarrollo de competencias a gran escala requieren cuantiosos recursos presupuestarios nacionales, pero la pandemia ha mermado las finanzas públicas, incluso en las economías avanzadas. Los países que aspiran a emprender una transformación digital acelerada que beneficie al conjunto de la sociedad habrán de adoptar nuevos planteamientos políticos, con un enfoque más proactivo del desarrollo tecnológico, apoyándose, por ejemplo, en una política de innovación orientada a objetivos y en la movilización de recursos a través de fondos soberanos de inversión” (la negrita es mía).     

8. Y entre documentos “técnicos”, que no hay duda también de que tienen un componente político claro, permítanme que introduzca las reflexiones sociales del Papa Francisco, del que el director de cine italiano Marco Bellocchio ha dicho recientemente en tono positivo, y no le falta gran parte de razón a mi parecer, que “es más de izquierdas que cualquier político de Italia”       , manifestadas en su Mensaje para la celebración de la 57 Jornada mundial de la paz, el 1 de enero, dedicado a “Inteligencia artificial y paz , del que recomiendo especialmente la lectura del apartado 5 dedicado a “temas candentes para la ética”, y en el que al referirse al impacto tecnológico en el ámbito laboral se manifiesta en estos términos: “Trabajos que en un tiempo eran competencia exclusiva de la mano de obra humana son rápidamente absorbidos por las aplicaciones industriales de la inteligencia artificial. También en este caso se corre el riesgo sustancial de un beneficio desproporcionado para unos pocos a costa del empobrecimiento de muchos. El respeto de la dignidad de los trabajadores y la importancia de la ocupación para el bienestar económico de las personas, las familias y las sociedades, la seguridad de los empleos y la equidad de los salarios deberían constituir una gran prioridad para la comunidad internacional, a medida que estas formas de tecnología se van introduciendo cada vez más en los lugares de trabajo”.

9. La OIT ha destacado en numerosas ocasiones, aunque en el último informe no haya hecho especial hincapié, la importancia de la inmigración y su afectación al mundo laboral, poniendo de manifiesto la importancia de garantizar condiciones de igualdad a las personas trabajadoras respecto a las y los nacionales del Estado de acogida a fin de evitar situaciones de explotación, como también lo hace periódicamente la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), quien pone el acento en medidas que eviten la migración irregular y los riesgos que comporta para las  y los migrantes, evidentemente no solo laborales (si es que llegan a ser trabajadores/as), habiendo expuesto que durante 2023 más de 281.000 personas llegaron a la Unión Europea de manera irregular, arriesgando en muchas ocasiones su vida (vayan a ver la película Yo Capitán , por favor), según datos recogidos por la redactora de El País Lola Hierro en el artículo   publicado el 10 de enero “Las muertes de migrantes y las llegadas de irregulares alcanzaron en la UE un nuevo máximo en 2023”.

Pues bien, también el rostro social del Papa Francisco queda bien reflejado en su reflexión sobre esta preocupante situación, englobada dentro del discurso  pronunciado el 8 de enero a los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede para la presentación de las felicitaciones de nuevo año. Aquí está su serena y lúcida reflexión:

“...Lamentablemente, esta última ruta (Mar Mediterráneo) se ha convertido en un gran cementerio en la última década, con tragedias que se siguen produciendo, también a causa de traficantes de seres humanos sin escrúpulos. Entre las numerosas víctimas, no lo olvidemos, hay muchos menores no acompañados.

El Mediterráneo debería ser más bien un laboratorio de paz, un «lugar donde países y realidades diferentes se encuentren sobre la base de la común humanidad que todos compartimos » , como he podido señalar en Marsella, durante mi viaje —por el que doy las gracias a los organizadores y a las autoridades francesas, con ocasión de los Rencontres Méditerranéennes—. Ante esta ingente tragedia fácilmente acabamos cerrando nuestros corazones, atrincherándonos tras el miedo a una “invasión”. Olvidamos fácilmente que se trata de personas con rostros y nombres y pasamos por alto la vocación del Mare Nostrum, que es la de ser un lugar de encuentro y enriquecimiento mutuo entre personas, pueblos y culturas. Esto no quita que la migración tenga que ser reglamentada para acoger, promover, acompañar e integrar a los migrantes, en el respeto a la cultura, la sensibilidad y la seguridad de las poblaciones que se encargan de la acogida y la integración. Por otra parte, también es necesario recordar el derecho a poder permanecer en la propia patria y la consiguiente necesidad de crear las condiciones para que ese derecho se pueda realmente poner en práctica.

Ante este reto, ningún país puede quedarse solo y ninguno puede pensar en abordar la cuestión de forma aislada mediante una legislación más restrictiva y represiva, aprobada a veces bajo la presión del miedo o en busca de un consenso electoral. Por ello, acojo con satisfacción el compromiso de la Unión Europea de buscar una solución común mediante la adopción del nuevo Pacto sobre la Migración y el Asilo, aunque señalando algunas de sus limitaciones, especialmente en lo que se refiere al reconocimiento del derecho de asilo y al peligro de detención arbitraria”. 

Sobre la problemática de las migraciones en la cuenca mediterránea se ha pronunciado muy recientemente el Parlamento Europeo, en concreto en la Resolución aprobada en la sesión plenaria del 16 de enero “sobre los retos actuales y futuros en relación con la cooperación transfronteriza con los países vecinos”. El PE “pide que se gestionen los flujos migratorios y se luche contra la migración irregular y la trata de seres humanos, también mediante la financiación de proyectos destinados a recibir, cuidar y proporcionar formación a los migrantes para ayudarles a hacer frente a los retos de un entorno económico competitivo y comprender y respetar mejor los valores europeos, fomentando al mismo tiempo la inclusión a ambos lados del Mediterráneo”. 

10. Regreso a la tecnología, en concreto a la inteligencia artificial y su impacto sobre el trabajo, es decir sobre la vida de millones de personas. Una nueva aportación de alcance internacional es la publicada por el staff técnico del FMI el 15 de enero y a la que me he referido con anterioridad.  

Hago expresa referencia a quienes han elaborado el estudio, ya que en su presentación se resalta que “Esta nota de debate del personal técnico representa las opiniones de los autores y no necesariamente las opiniones o la política del FMI. Las opiniones aquí expresadas deben atribuirse a los autores y no al FMI, su Directorio Ejecutivo o su gerencia. Los Staff  Discussion Notes se publican para suscitar comentarios y fomentar el debate”.

En la presentación del estudio, la directora general del FMI , Kristalina Geogieva, aborda  como transformará la IA la economía mundial (“Inteligencia artificial y aprendizaje automático  , original inglés, manifestando que “estamos al borde de una revolución tecnológica que podría disparar la productividad, impulsar el crecimiento global y aumentar los ingresos en todo el mundo. Sin embargo, también podría sustituir puestos de trabajo y agravar la desigualdad”, y sintetiza buena parte de los resultados en estos términos: “... Los resultados son sorprendentes: casi el 40% del empleo mundial está expuesto a la IA. Históricamente, la automatización y la tecnología de la información han tendido a afectar a las tareas rutinarias, pero una de las cosas que distingue a la IA es su capacidad para afectar a los empleos altamente cualificados. Como resultado, las economías avanzadas se enfrentan a mayores riesgos derivados de la IA -pero también a más oportunidades para aprovechar sus beneficios- en comparación con las economías de mercados emergentes y en desarrollo...”, y alerta que “en la mayoría de los escenarios, es probable que la IA empeore la desigualdad general, una tendencia preocupante que los responsables políticos deben abordar de forma proactiva para evitar que la tecnología avive aún más las tensiones sociales. Es crucial que los países establezcan redes de seguridad social integrales y ofrezcan programas de reciclaje para los trabajadores vulnerables. De este modo, podemos hacer que la transición a la IA sea más inclusiva, protegiendo los medios de subsistencia y frenando la desigualdad”.

Por su interés, reproduzco algunos fragmentos de sus conclusiones y, por supuesto, remito a todas las personas interesadas a la lectura del documento. Como se comprobará, las interpretaciones que se pueden hacer sobre el impacto de la inteligencia artificial en el trabajo y su futuro son muchas y variadas, pues no olvidemos que las decisiones sobre su adopción y puesta en práctica, dónde y cuándo, la adoptan primeramente los seres humanos. 

“La adopción de la IA puede generar cambios en el mercado laboral con importantes diferencias entre países. Las implicaciones exactas Las implicaciones exactas de la IA para las economías y las sociedades son difíciles de predecir y entrañan un nivel de incertidumbre que recuerda al de la introducción de tecnologías de uso general en el pasado, como la electricidad. que recuerda a la introducción en el pasado de tecnologías de uso general, como la electricidad. Esta incertidumbre es particularmente pronunciada en los mercados laborales, donde la IA ofrece ganancias de productividad pero también plantea riesgos de desplazamientos de puestos de trabajo. laboral. Las conclusiones de esta nota ponen de relieve la parte significativa del empleo mundial que está expuesta a la IA,

En general, las economías avanzadas están más expuestas y mejor posicionadas para aprovechar esta tecnología que la mayoría de las economías emergentes y en desarrollo. que la mayoría de las economías emergentes y en desarrollo. Esta dinámica sugiere una posible ampliación de la brecha digital y la disparidad global de ingresos.

Las mujeres y los trabajadores con estudios superiores están más expuestos a la IA, pero también tienen más probabilidades de beneficiarse de ella; los trabajadores de más edad pueden tener más dificultades durante esta transición tecnológica. Tanto las mujeres, con su fuerte presencia en el sector de los servicios, como los trabajadores con un alto nivel educativo, que suelen trabajar en profesiones con un alto componente cognitivo, están más expuestos a la IA. Sin embargo, ambos grupos son los que más pueden beneficiarse de su integración. Los jóvenes y los que han cursado estudios universitarios se incorporan más fácilmente a empleos de alta complementariedad. Sin embargo, los trabajadores de más edad se enfrentan a problemas de reinserción laboral y de adaptación a las nuevas tecnologías, movilidad y adquisición de nuevas competencias laborales...”.

Sobre el impacto de la inteligencia artificial en el mundo del trabajo en general, y en las relaciones laborales en particular, es de obligada consulta el último número de la Revista “Jueces para Democracia, Información y debate”   (diciembre 2023), que dedica un muy amplio dossier a dicha temática,  cuyo artículo de presentación “IA: ¿Inteligencia artificial o artificio inteligente? Piezas para el debate”, corre a cargo del profesor Francisco Alemán  ,  en el que además de sus muy interesantes reflexiones propias, sintetiza los artículos publicados, entre otros, por diversos miembros de la comunidad jurídica laboralista y especialistas en la materia.            

11. Concluyo esta entrada. Ojalá que el artículo que escriba (así lo espero) en enero de 2025 pueda aportar algo mas de optimismo al devenir de las relaciones económicas y sociales, ya que ello sería una buena señal de que se ha avanzado en estos terrenos en interés de la gran mayoría de la población. En la UE tenemos unas fechas clave, las de las próximas elecciones europeas del 6 al 9 de junio, para saber y decidir hacia dónde queremos que camine, por lo que habrá que prestar mucha atención al trabajo de la presidencia belga como continuación del llevado a cabo por

la española durante el segundo semestre de 2023; y señaladamente, por el impacto que tiene la tecnología sobre dichas relaciones, habrá que intentar cerra la propuesta de Directiva sobre la mejora de las condiciones laborales de quienes trabajan en la economía de plataformas sin que se diluyan o devalúen los avances conseguidos a finales de diciembre y que no fueron aceptados en la reunión del COREPER del día 20, ante la oposición de varios países, con especial énfasis por parte de Francia E Italia.

Mientras tanto, buena lectura.        

  

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