Indudable cara de
satisfacción es la que tenía el Secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez
Rey, el miércoles 4 de mayo, al presentar los datos de empleo del mes de abril.
No menor satisfacción era la demostrada por los responsables del Ministerio de
Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, al presentar los datos de afiliación
a la Seguridad Social.
Y estaban justificadas,
porque los datos son buenos, bastantes buenos. Ciertamente, no hemos de lanzar las
campanas al vuelo ya que el número de personas desempleadas sigue siendo elevado,
y además hay un número importante de personas que no pueden acceder, o
permanecer, en el mercado de trabajo, porque no disponen de la preparación y
conocimientos adecuados; y tampoco podemos olvidar la importancia, y necesidad,
de potenciar un tejido productivo que incentive la creación de empresas y
permita igualmente incrementar la productividad.
Sí, los datos son buenos,
y algo, o mucho, tiene que ver la reforma laboral operada por el Real
Decreto-Ley 32/2021 de 28 de diciembre, “salvado por la campana” en una
votación celebrada el 3 de febrero en la sesión plenaria del Congreso de lo
Diputados que no pasará precisamente a la historia como ejemplo de vida
democrática, y en la que conviene recordar, los vídeos siempre estarán ahí para
hacerlo, las caras de sorpresa durante algo menos de un minuto, el tiempo que
medió desde que la presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet, anunciaba que
no se convalidaba el RDL hasta que manifestó que sí era convalidado, de algunas
y algunos diputados que habían votado no a la citada convalidación, así como
también las caras de satisfacción de miembros del grupo popular y de Vox por haber “derrotado” al gobierno, aunque en
realidad a quien estaban derrotando era a las organizaciones empresariales y
sindicales, y a las empresas y millones de personas de trabajadoras a las que
representan, que habían logrado un trabajado y difícil acuerdo después de
muchos meses de dura negociación y en donde ambas partes, y por supuesto
también el gobierno a través de sus representantes ministeriales en las
reuniones, tuvieron que pactar, y ceder por tanto en algunas de sus
pretensiones, para llegar a ese acuerdo.
Me doy cuenta de que me
estoy yendo por las ramas o por los cerros de Úbeda, y tengo que ir al grano.
¿Saben lo más importante para mí de los datos de empleo, desempleo y Seguridad
Social, del mes de abril (primero y tercero) y de marzo (segundo)? Qué está
empezando un ciclo de cambio cultural por lo que respecta a la tan existente,
desde hace muchos años en España, “cultura de la temporalidad” a favor de la
“cultura de la estabilidad”, y eso significa que quienes contratan, y muy
especialmente quienes asesoran en el mundo laboralista profesional (abogacía,
graduados y graduadas sociales, especialistas en recursos humanos) han tomado
conciencia de la importancia de la reforma, tanto en materia de contratación
como de incentivación de la flexibilidad interna, y así lo están transmitiendo
al mundo empresarial al que asesoran, además, estoy seguro de ello, de informar
debidamente sobre las modificaciones introducidas en la normativa reguladora de
las infracciones y sanciones en el orden social, con la individualización de la
sanciones y el incremento de las cuantías cuando se cometan. Y, desde luego, no
hay que menospreciar en absoluto, el importante esfuerzo de la Inspección de
Trabajo y Seguridad Social para velar por el cumplimiento de la normativa.
Datos positivos para las
personas trabajadoras, tanto nacionales como extranjeras, teniendo estas
últimas una presencia, recuperada con respecto a la situación anterior a la
pandemia y la crisis desencadenada en marzo de 2020, como lo demuestran los
datos de afiliación a la Seguridad Social (más de 20 millones de personas
afiliadas, con incremento anual de más de 963.000) y de estas un 11,76 %
extranjera, algo más de 2.343.000.
Datos positivos
igualmente con respecto al volumen de contratación, si bien aquí aquello que
interesa especialmente resaltar es cómo se refleja la reforma, y siendo
previsible que ese “cambio cultural desde la temporalidad a la estabilidad” se
incremente en meses venideros, que se plasma en
un volumen de contratación indefinida que supone más del 48 % de los
contratos formalizados el mes de abril, y ello supone (recordemos que las
nuevas modalidades contratación, y muy especialmente la desaparición del
contrato para obra o servicio determinado) entraron en vigor el 30 de marzo, un
incremento de 534.566 contratos estables con respecto al mes anterior; y, mucho
más relevante a mi parecer, un incremento de 1.139.943 (181,55 %) sobre igual
período del año 2021, con un incremento mas significativo de la contratación
indefinida a tiempo parcial, algo que sigue poniendo sobre la mesa del debate
jurídico y empresarial la necesidad de mejorar la calidad de la actividad
productiva para conseguir incrementar el volumen de actividad, ya que el número
de personas que trabajan involuntariamente a tiempo parcial sigue siendo
todavía bastante elevado en España.
Datos positivos por la
caída o reducción significativa de la contratación de duración determinada, y
también porque el incremento de la contratación indefinida a tiempo parcial ha
significado el correlativo descenso de la contratación temporal a tiempo parcial.
Por supuesto, ello va de la mano con un incremento importante de la
contratación fija discontinua, una de las apuestas de la reforma para potenciar
la contratación estable, y está por ver como se manifestará en meses venideros
este cambio.
No me olvido, ya lo he
dicho antes, de que sigue habiendo personas desempleadas y otras que, además,
tienen especialidades dificultades, y bastantes de ellas son jóvenes, que no
pueden acceder al mercado laboral. Ahí sigue habiendo un terreno muy importante
de actuación para que los poderes públicos, a través de un mejor y más
eficiente funcionamiento de los servicios de empleo en materia de orientación,
asesoramiento, información, contratación y posterior seguimiento (es decir, una
perfecta cartera de servicios a la que debe tener derecho toda personas,
desempleada o en busca de mejor empleo) que lo necesite, tienen mucho aún por
hacer, y en este terreno una nueva Ley de Empleo que vaya por la senda de unir
la reforma normativa recientemente operada con la mejora de la calidad de los
servicios prestados y con participación activa de todas las Administraciones,
debe ser una herramienta muy útil y de primera magnitud.
En fin, ya ven que he
hablado de aquellas “pequeñas cosas” que interesan a la gran mayoría de la
población. Quizá algunos medios de comunicación (afortunadamente no todos, ni
mucho menos) no le den importancia, o incluso solo pongan el acento en el dato
aún negativo del volumen de personas desempleadas, y centren su atención en
todo aquello que es más relevante en la vida política. No les voy a negar,
obviamente, la importancia de aquello que está ocurriendo en esa vida política,
pero yo prefiero quedarme con la mejora del funcionamiento de aquello que
interesa, y mucho, a la población trabajadora muy directamente. Y no me olvido
tampoco, por ejemplo, del incremento de la duración de los contratos, que poco
a poco, pasito a pasito, va a ir viéndose en los datos estadísticos.
O sea que sí, la reforma
laboral sí funciona, o si quieren ser más cautos y prudentes, sí empieza a
rodar. Una buena noticia.
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