domingo, 4 de julio de 2021

Los trabajadores migrantes en el mundo. Estimaciones de la OIT para 2019.

 

1.El 21 de mayo de 2019 publiqué una entrada en el blog titulada “En el centenario de la OIT. Unamirada cercana en el tiempo a su política sobre las migraciones laborales”  en el que reproduje un fragmento de un artículo publicado con ese mismo título en la Revista de Trabajo y Seguridad Social del CEF (núm. 434, mayo 2019) dedicada a dicho Centenario.

En el citado artículo me referí al Informe de la OIT “Estimaciones mundiales sobre lostrabajadores migrantes internacionales”, cuya segunda edición se publicó a principios del mes de diciembre de 2018  , y destaqué los aspectos más relevantes del mismo a mi parecer, en estos términos:

“La OIT estima que 164 millones de personas son trabajadores migrantes, un aumento del 9 por ciento desde 2013, cuando la cifra era de 150 millones.  96 millones son hombres, mientras que 68 millones son mujeres. Esto representa un incremento de la proporción de trabajadores migrantes de sexo masculino, de 56 por ciento a 58 por ciento, entre 2013 y 2017, y una disminución de dos puntos porcentuales en la participación de las mujeres, de 44 por ciento a 42 por ciento, durante el mismo período de tiempo.

Alrededor de 87 por ciento de los trabajadores migrantes pertenecen al grupo de edad más productivo, entre 25 y 64 años.  Los trabajadores migrantes constituyen 18,5 por ciento de la fuerza de trabajo de los países de ingreso alto, pero solo entre 1,4 y 2,2 de los países de ingreso más bajo. De 2013 a 2017, la concentración de trabajadores migrantes en los países de ingreso alto disminuyó de 74,7 a 67, 9 por ciento, mientras que la proporción en los países de ingreso mediano alto aumentó, algo que el Informe argumenta que podría ser atribuido al desarrollo económico de estos últimos.

De los 164 millones de trabajadores migrantes, 111,2 millones (67,9 por ciento) viven en países de ingreso alto, 30,5 millones (18,6 por ciento) en países de ingreso mediano-alto, 16,6 millones (10,1 por ciento) en países de ingreso mediano-bajo y 5,6 millones (3,4 por ciento) en países de ingreso bajo. “Cerca de 61 por ciento de los trabajadores migrantes se encuentran en tres subregiones: 23,0 por ciento en América del Norte, 23,9 por ciento en Europa Septentrional, Meridional y Occidental y 13,9 por ciento en los países árabes. Otras regiones que también reciben un gran número de migrantes – más del 5 por ciento – incluyen a Europa Oriental, África Subsahariana, Asia Sudoriental y el Pacífico, y Asia Central y Occidental. Por el contrario, África del Norte acoge menos de 1 por ciento de los trabajadores migrantes”.

2. Pues bien, la OIT acaba de publicar, el 30 de junio, la tercera edición de su informe “Estimaciones mundiales de la OIT sobre los trabajadores y las trabajadoras migrantes. Resultados y metodología” (texto íntegro en inglés  , amplio resumen ejecutivo en castellano  ), acompañado de una nota de prensa y de un vídeo https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/multimedia/video/institutional-videos/WCMS_809232/lang--es/index.htm en donde se sintetizan los principales datos obtenidos 

Es importante destacar primeramente el concepto de trabajador migrante internacional que se utiliza en el texto, cual es toda persona migrante en edad de trabajar que “en un periodo de referencia específico formaban parte de la fuerza de trabajo del país de residencia habitual, ya sea en ocupación o desocupación. A efectos del presente informe, el término “migrantes internacionales” se refiere a los residentes habituales de un determinado país nacidos en el extranjero (o ciudadanos extranjeros cuando no se dispone del lugar de nacimiento). El término “migrantes en edad de trabajar” es un subconjunto de los migrantes internacionales, compuesto por quienes tienen 15 años o más”.

En la citada nota y en el informe se indica que los datos son del año 2019, es decir anterior a la crisis de la Covid-19 y que por tanto pueden servir como punto de referencia “para analizar los posibles cambios provocados (por esta crisis) en trabajos futuros”. Además, en la primera se destaca que los resultados de 2019 muestran que los trabajadores migrantes internacionales “representaron alrededor del cinco por ciento de la fuerza de trabajo mundial, convirtiéndolos en una parte integral de la economía mundial”, y que “… muchos trabajadores migrantes con frecuencia ocupan empleos temporales, informales o no protegidos, lo cual los expone a un riesgo mayor de inseguridad, despidos y el deterioro de las condiciones de trabajo. La crisis de COVID-19 ha agravado estas vulnerabilidades, sobre todo para las trabajadoras migrantes, ya que están sobrerrepresentadas en empleos mal remunerados y poco calificados, y tienen un acceso limitado a la protección social y menores oportunidades de acceso a los servicios de apoyo”. Se recogen las declaraciones de Manuela Tomei, Directora del Departamento de Condiciones de Trabajo e Igualdad de la OIT, en las que afirma, con fundamento de causa, que “La pandemia ha revelado la precariedad de su situación. Los trabajadores migrantes, con frecuencia, son los primeros en ser despedidos, tienen dificultades para acceder al tratamiento y muchas veces están excluidos de las respuestas políticas nacionales a la COVID-19”.

3. Al igual que efectué con el segundo informe, destaco a continuación los datos más relevantes que aparecen en el tercero. Todos los datos que reproduzco se encuentran en el resumen ejecutivo, y una explicación bastante más amplia de todos ellos aparece en el texto íntegro del Informe.

Se calcula en 272 millones el número de personas migrantes internacionales en el mundo, de las cuales 245 millones están en edad de trabajar (15 años o mayores). El mismo año, el número total de trabajadores migrantes internacionales fue de 169 millones. La estimación de 2019 indica un aumento de 5 millones de personas (3,0 por ciento) desde la estimación de 2017 de 164 millones, y un aumento de 19 millones (12,7 por ciento) desde la estimación de 2013 de 150 millones.

Los trabajadores migrantes representan a escala mundial el 4,9 por ciento de la fuerza de trabajo de los países de destino, llegándose hasta el 41.4 por ciento en los Estados Árabes, y su tasa de participación en la fuerza de trabajo es del 69,0 por ciento, superior en más de ocho puntos a la de los no migrantes, 60,4 por ciento. El porcentaje de trabajadores es del 58,5, y el de las trabajadoras del 41,5 por ciento, destacándose que la tasa de participación femenina en el mercado de trabajo es casi dieciocho puntos por debajo de la de los trabajadores (59,9 y 77,5 por ciento, respectivamente).

Sin embargo, es relevante que la contribución de las mujeres migrantes a la fuerza de trabajo femenina en los países de destino (5,2 por ciento) supera a la de los hombres migrantes (4,6 por ciento) a la fuerza de trabajo masculina, dato que el Informe relacionad “con la disparidad significativamente mayor de la participación en la fuerza de trabajo entre las mujeres migrantes y las no migrantes (13,1 puntos porcentuales) con respecto a la de hombres migrantes y los no migrantes (3,4 puntos porcentuales)”.

Desde los primeros datos disponibles, de 2013, la participación de los migrantes en la fuerza de trabajo ha ido descendiendo, desde el 72,7 % de las personas migrantes en edad de trabajar en 2013 hasta el 69,0 por ciento en 2019; el descenso también afecta a la población no migrante y los estudios de la OIT lo atribuyen tanto a los cambios demográficos y tecnológicos como a las políticas de mercado de trabajo y de inmigración, si bien se subraya que puede haber factores adicionales que afecten a la población trabajadora migrante, “como la discriminación en el mercado de trabajo y los obstáculos para encontrar empleo, un dominio del idioma insuficiente, y problemas relacionados con las limitaciones en el reconocimiento de sus competencias y calificaciones en los países de destino”.

Lógicamente, un muy mayoritario porcentaje de la población migrante se encuentra en la franja de edad de población trabajadora, representando el 86,5 por ciento la comprendida entre los 15 y 64 años, con porcentajes mucho más reducidos para las personas jóvenes (15 a 24 años) y mayores de 65 años, 10.0 y 3,6 respectivamente. A destacar que sí ha experimentando aumento la presencia juvenil respecto a informes anteriores (en 2017 era del 8,3 por ciento) y que se ha reducido la de personas de edad avanzada (era del 5,2 por ciento en 2017). Se apunta en el informe como un dato a tener en cuenta no solo a efectos estadísticos sino también para la planificación de las políticas de empleo, que el aumento de la migración juvenil podría deberse “a las elevadas tasas de desocupación juvenil en los países en desarrollo y al fenómeno del aumento de la población joven”.

¿Dónde trabaja la población migrante? Es mayoritaria la presencia en el sector servicios, seguida de lejos por la industria y mucho más lejos por la agricultura (66,2, 26,7 y 7,1 por ciento), si bien aquí sí es especialmente importante prestar atención a las diferencias existentes entre la población masculina y la femenina. Entre los hombres, la presencia en el sector industrial es más de nueve puntos superior a la media (35,6) y casi diez puntos inferior a la de los servicios (56,4), siendo muy ligeramente superior en la agricultura (7,9). Por el contrario, la presencia femenina en servicios es casi catorce puntos superior (79,9), mientras cae doce puntos en industria (14,2) y algo más de un punto en agricultura (5,9). Con respecto a los datos de la primera estimación disponible, de 2013, el informe actual subraya como se ha reducido considerablemente la presencia femenina en la agricultura, trasladándose ese descenso al incremento en el sector servicios, mientras que en los hombres en particularmente reseñable el incremento de dieciséis puntos en el sector industrial.

Para el Informe, y creo que su parecer es muy acertado, “Una mayor presencia de mujeres en los servicios puede explicarse en parte por una demanda creciente de trabajadoras en la economía del cuidado, incluyendo la salud y el trabajo doméstico. Estos subsectores, tienen una fuerza de trabajo predominantemente femenina y una gran dependencia de las trabajadoras migrantes. Los hombres están más presentes en la industria, y encuentran trabajo en los subsectores de las manufacturas y la construcción”. Con respecto al importante incremento de la población masculina migrante en el sector industrial, se apunta que la causa podría estar “en la creciente demanda de trabajadores en este sector en los países de ingresos mediano bajo y mediano alto”.

No es de extrañar, y la historia se repite, que más de dos tercios de la población trabajadora migrante se concentre en países de ingreso alto (113,9 millones) y que el 19,5 por ciento lo esté en países de ingreso mediano alto (19,5), sumando entre ambos grupos el 86,9 por ciento de dicha población y dejando el resto a países de ingreso mediano bajo (9,5) e ingreso bajo (3,6). El dato más relevante con respecto a informes anteriores es el progresivo aumento de población migrante en países de ingreso mediano alto (desde el 11,7 de 2013 al 19,5 en 2019) y la disminución en los de ingreso alto ( del 74,7 al 67,4), apuntándose en el informe que ello podría guardar relación “con el mayor número de oportunidades de empleo en los países de ingreso mediano alto, los cambios demográficos y la evolución de las políticas migratorias”.

Más concretamente, por regiones a escala mundial, la población migrante se distribuye así: Europa y Asia Central, 37,7%; las Américas, 35,6%; Estados Árabes, 14,3%; Asia y el Pacífico, 14,2%; y África, 8,1%. La concentración mayor en solo en tres subregiones: “Septentrional, Meridional y Occidental, el 22,8 por ciento, en América del Norte, y el 12,6 por ciento en los Estados Árabes”, acogiendo en total al 60,6 por ciento de los trabajadores migrantes en 2019. Por último, cabe reseñar que el Informe destaca que “En estas tres subregiones, la distribución de los trabajadores migrantes hombres es uniforme, pero las trabajadoras migrantes mujeres están más fuertemente concentradas en América del Norte (24,9 por ciento) y en Europa Septentrional, Meridional y Occidental (29,4 por ciento). Solo el 6,0 por ciento de las trabajadoras migrantes está en los Estados Árabes, lo que podría atribuirse en parte a las limitadas oportunidades de empleo que esta región les ofrece fuera de la economía del cuidado (incluido el trabajo doméstico)”.

Buena lectura.

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