martes, 16 de junio de 2020

COVID-19. Actualización a 15 de junio de normativa, resoluciones judiciales, y aportaciones económicas, jurídicas y sociales.


Actualizo en esta entrada las normas que se van dictando por las autoridades públicas, así como las aportaciones jurídicas y económicas, con evidentes incrustaciones y reflexiones sociales, de las que tengo conocimiento (y que con toda seguridad serán muchas más). He podido leer (al menos hasta ahora) todas las normas y parte de resoluciones judiciales y artículos que enumero en cada actualización, y cuando lo considero oportuno extraigo aquellas tesis o ideas que me parecen más importantes de todas ellas, con independencia de que esté o no de acuerdo con sus contenidos. 

Dado que el número de normas es cada vez más elevado, y por ello muy difícil de seguir con regularidad, es necesario remitirse al   Código electrónico “Covid-19 Derecho Europeo, Estatal y Autonómico”   que ha publicado el Boletín Oficial del Estado y que se actualiza a medida que se van dictando.


1. OrdenSND/521/2020, de 13 de junio, por la que se prorrogan los criterios para la aplicación de una restricción temporal de viajes no imprescindibles desde terceros países a la Unión Europea y países asociados Schengen por razones de orden público y salud pública con motivo de la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19.  BOE. 15.



Artículo 1. Criterios aplicables para denegar la entrada por razones de orden público y salud pública con motivo de la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19.

1. A efectos de lo establecido en los artículos 6.1.e) y 14 del Reglamento (UE) 2016/399 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 9 de marzo de 2016, por el que se establece un Código de normas de la Unión para el cruce de personas por las fronteras (Código de fronteras Schengen), será sometida a denegación de entrada, por motivos de orden público o salud pública, toda persona nacional de un tercer país, salvo que pertenezca a una de las siguientes categorías:

a) Residentes habituales en la Unión Europea, en los Estados asociados Schengen o Andorra que se dirijan directamente a su lugar de residencia.

b) Titulares de un visado de larga duración expedido por un Estado miembro o Estado asociado Schengen que se dirijan a éste.

c) Trabajadores transfronterizos.

d) Profesionales sanitarios o del cuidado de mayores que se dirijan o regresen de ejercer su actividad laboral.

e) Personal dedicado al transporte de mercancías en el ejercicio de su actividad laboral, dentro del que se consideran comprendidos los tripulantes de los buques, a fin de asegurar la prestación de los servicios de transporte marítimo y la actividad pesquera, y el personal de vuelo necesario para llevar a cabo las actividades de transporte aéreo comercial. Será condición indispensable que tengan asegurada la inmediata continuación del viaje.

f) Personal diplomático, consular, de organizaciones internacionales, militares y miembros de organizaciones humanitarias, en el ejercicio de sus funciones.

g) Personas que viajen por motivos familiares imperativos debidamente acreditados.

h) Personas que acrediten documentalmente motivos de fuerza mayor o situación de necesidad, o cuya entrada se permita por motivos humanitarios.

2. A efectos de lo dispuesto en los artículos 4.3 y 15 del Real Decreto 240/2007, de 16 de febrero, sobre entrada, libre circulación y residencia en España de ciudadanos de los Estados miembros de la Unión Europea y de otros Estados parte en el Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo, se considerará procedente denegar la entrada por motivos de orden público o salud pública a los ciudadanos de la Unión y sus familiares que no pertenezcan a una de las siguientes categorías:

a) Registrados como residentes en España o que se dirijan directamente a su lugar de residencia en otro Estado miembro, Estado asociado Schengen o Andorra.

b) El cónyuge de ciudadano español o pareja con la que mantenga una unión análoga a la conyugal inscrita en un registro público, y aquellos ascendientes y descendientes que vivan a su cargo, siempre que viajen con o para reunirse con éste.

c) Las comprendidas en los párrafos c) a h) del apartado 1 de este artículo.

3. Con el fin de no tener que recurrir al procedimiento administrativo de denegación de entrada en los casos previstos en los dos apartados anteriores, se colaborará con los transportistas y las autoridades de los Estados vecinos al objeto de que no se permita el viaje.

4. Lo dispuesto en los apartados anteriores no será de aplicación en la frontera terrestre con Andorra ni en el puesto de control de personas con el territorio de Gibraltar.
Artículo 2. Cierre de puestos habilitados.

Se mantiene el cierre, con carácter temporal, de los puestos terrestres habilitados para la entrada y la salida de España a través de las ciudades de Ceuta y Melilla, acordado en la Orden INT/270/2020, de 21 de marzo, de acuerdo con el artículo 3 del Reglamento de la Ley Orgánica 4/2000, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, tras su reforma por Ley Orgánica 2/2009, aprobado por el Real Decreto 557/2011, de 20 de abril.
Disposición final segunda. Entrada en vigor y efectos.

1. Esta orden entrará en vigor a las 00:00 horas del 16 de junio de 2020.

2. Mantendrá su vigencia hasta la finalización del estado de alarma, sin perjuicio de la aprobación en ese momento de la disposición por la que se prorrogue, en los mismos términos, la restricción temporal de viajes no imprescindibles regulada en esta orden hasta las 24:00 horas del 30 de junio de 2020


2. Josep Burgaya. No es desigualdad, es pobreza.   13 de junio.

Durante un tiempo se publicaron estadísticas según las cuales mejoraba la inserción laboral, pero en realidad había multitud de personas que no tenían más remedio que aceptar condiciones draconianas: contratos de días o semanas, salarios indecentes, falsos autónomos, acumular varios trabajos complementarios para obtener un salario aceptable, discontinuidad de ocupaciones. El triunfo del mundo de la «gig economy», es decir, de encargos y «bolos» que sirven para malvivir cuando la situación es de bonanza y que te condenan a la nada cuando las cosas van mal. Hemos dado por bueno un mercado laboral dual en el que un 60% de los empleados disponemos de trabajos más o menos seguros y salarios dignos, lo que nos da «derecho» a mantener una vida bastante estable y unas razonables expectativas de futuro. Pero hay un 40% de la población activa que vive en otro mundo y, muy a menudo, hacemos como que no nos damos cuenta. Una tercera parte de estos, son parados de larga duración y con posibilidades casi nulas de acceder a algo parecido a un puesto de trabajo. Condenados a malvivir con ayudas escasas y solidaridades familiares difíciles. Los dos tercios restantes son trabajadores en situación flotante –“reserva laboral” se le definía antaño- la mayoría de los cuales han dejado de percibir ingreso con el impacto de la epidemia actual.
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El repliegue de la globalización es un hecho, al menos la identificada con pautas multilaterales. El orden internacional olía y huele a unilateralismo y a la ley del más fuerte.

Pero la crisis del Covid19 ha matizado las pautas del nacionalismo neoconservador representada por las diferentes versiones de “nosotros, primero” (EEUU, Reino Unido, Italia, Brasil…) al otorgar al estado el papel de actor económico de última instancia, como prestamista, proveedor y garante de actividad.

Esta crisis ha introducido un nuevo matiz en la lógica local/global que augura cierto consenso. La ruptura de las cadenas de suministro reclama un modo de producción con un centro de gravedad más próximo, es decir una economía más autocentrada, y eso supone un cambio esencial en la globalización económica. Significa, en primer lugar, que se asume y reconoce la existencia de sectores estratégicos (alimentación, sanidad, energía…) como articuladores de un proyecto de pais. No es admisible un futuro en el que el 80% de los principios activos de todos los medicamentos que consumen los europeos se sigan produciendo en China e India.

También significa que se favorecerá un proceso rápido de ‘relocalizaciones” de modo que una parte mucho mayor del abastecimiento de la cadena de suministro se atienda mediante proveedores cercanos. Los clusters de cercanía ganan peso cuando se requieren lógicas de abastecimiento más seguras y no solo más baratas. Esas actuaciones estarán incentivadas mediante políticas públicas. El ejemplo más reciente es el paso dado por Japón, cuyo paquete de medidas de estímulo incluye una abultada partida para subvencionar el retorno de compañías japonesas que fabrican en China.


….. Es el momento de fortalecer el modelo de empresa pública que tenemos en España,  excesivamente subsidiaria y débil en la defensa de los intereses nacionales y excesivamente fácil de adaptar a los intereses partidistas del gobierno de turno. La definición y apuesta por sectores estratégicos exige saltarse tópicos y reforzar la conexión entre impulsos públicos e interés general.

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Introducción
El coronavirus ha sumido a nuestras economías en una crisis sin precedentes desde el crack del 29. Si bien se trata de una crisis global, provocada por un virus que no entiende de fronteras, la salida de la crisis sí dependerá de las políticas que a partir de ahora adopte cada país. Europa, y dentro de Europa España, no puede desaprovechar esta oportunidad. Debemos apostar por políticas que nos permitan cambiar el modelo productivo y energético, creando empleo, fortaleciendo y modernizando nuestro tejido industrial y empresarial, propiciando una reducción de las desigualdades y revirtiendo el deterioro medioambiental hasta ahora provocado por la actividad económica. Esto exige pasar de los enunciados a la acción, al pragmatismo, a la búsqueda de soluciones concretas que permitan demostrar el papel transformador de la política. Hay mucho en juego.
…. Conclusión
En conclusión, la crisis debe de ser aprovechada como una verdadera palanca de cambio que se vertebre en torno al concepto de sostenibilidad, en su doble dimensión económica y medioambiental. La puesta en marcha del Pacto Verde, con su traslación a los Estados Miembros, tiene la capacidad para contribuir al cambio del modelo productivo en esta dirección, aportando tejido industrial y empresarial, innovación tecnológica y empleo de calidad en sectores clave para la economía.
España ha salido particularmente perjudicada de esta crisis, pero también parte de una situación de ventaja para aprovechar las oportunidades y los recursos que brinda la estrategia europea para la recuperación. Pero esto no ha hecho nada más que empezar. Hay que pasar de los enunciados y de los objetivos, a la concreción de los planes y a su puesta en marcha, que son los que definirán el terreno donde se librará la batalla.
Pero no quiero concluir sin expresar mi preocupación respecto a uno de los principales riesgos a los que nos enfrentamos como sociedad en la salida de esta crisis. Corremos el riesgo de que las desigualdades sociales se agudicen de manera estructural si no se actúa de manera decidida. Aunque se encuentra al margen de mi área de especialización, querría enumerar, sin ánimo exhaustivo, una serie de ámbitos de actuación que en mi opinión deberían ser prioritarios.
La legislación laboral no puede seguir siendo un motor en la precarización de las relaciones laborales. Es urgente abordar una modificación de la legislación laboral, no sólo para adaptarla a los cambios productivos y a la economía digital, sino también para asegurarnos que se restablece el equilibrio en las relaciones laborales entre trabajadores y empresarios, para evitar que los bajos salarios y la precariedad amenacen el crecimiento de la eficiencia y la productividad. Junto con el mercado de trabajo, resulta imprescindible abordar una reforma de la educación, que asegure su adecuada financiación y que garantice una educación pública y de calidad, adaptada a las necesidades de la nueva economía para generar oportunidades a nuestros jóvenes, independientemente de su capacidad económica o la de sus familias.
Se trata de dos reformas urgentes, que junto con el cambio en el modelo productivo y energético, deben de ponerse en lo más alto de las prioridades para la reconstrucción de este país. Está en juego el que la reconstrucción económica lo sea también en el ámbito social y medioambiental. Me atrevo a concluir que no conseguiremos una sin las demás.


El 27 de Mayo pasado la presidenta de la Comisión Europea presentó su propuesta de Fondo de Recuperación “Next Generation”. Este fondo está dotado con 750 mil millones  de euros (mm€) y complementa el Marco Financiero Plurianual (MFP) 2021-2027. Su motivación es (1) contrarrestar los efectos asimétricos de la crisis de la COVID19 sobre los países dependiendo de su composición sectorial y (2) evitar que las respuestas nacionales, condicionadas por situaciones fiscales muy diferentes, amenace el mercado único. Esta propuesta centra el debate en la discusión de mecanismos de coordinación y cobertura de riesgos para articular una respuesta conjunta a la crisis apelando a criterios de eficiencia en vez de solidaridad, lo que es muy clarificador. No solo eso, sino que explicita la política económica que pretende impulsar la EU en el medio plazo y es importante que entendamos cómo aprovechar todo su potencial.


… ¿Cómo aprovechamos el fondo?
Es necesario abrir un debate sobre qué política industrial queremos para estar preparados. Como no podemos ser lo que no somos (de momento) ni podemos ni debemos olvidar nuestros principales sectores, debemos pensar en la construcción, turismo, agricultura. El sector de la construcción es uno de los pilares de la economía verde dado que casi un tercio de las emisiones de CO2 vienen del sector residencial. El turismo tiene un papel estratégico para la cohesión territorial y sostenimiento del sector agrícola. Aunque no se dice literalmente en la propuesta de la Comisión, mi impresión es que vamos a ver un cambio profundo en la Política Agrícola Común que se va a reorientar al European Green Deal. No solo eso, el sector turístico tiene sinergias con el sector de salud (pensemos en cuidados geriátricos) que deben ser estudiados, incentivados y explotados. Esto no quiere decir que haya que abandonar a la industria, pero no se puede hablar de todo en un post.

Tenemos que llegar a enero con un bosquejo de Plan de Reconstrucción y Resiliencia. Ya sabemos que quien toma la iniciativa condiciona el debate. El Gobierno de España ya lo hizo al proponer que el Fondo de Recuperación diera transferencias, no prestamos, financiado con recursos propios de la EU. Fue esta propuesta la que quitó el foco sobre el debate de la solidaridad europea y maniqueos clichés culturales. Debemos seguir tomando la iniciativa.

Es urgente desarrollar las competencias del Ministerio de Sanidad en materia de Salud Pública para poder gestionar de forma eficaz las políticas que se articulen a través del Programa de Salud Europeo. La coordinación y comunicación entre C.C.A.A. es imprescindible. Ya hemos visto las dificultades con que hemos enfrentado esta pandemia. Las actuaciones no coordinadas tienen grandes costes sociales.

Hay que poner sobre la mesa que necesitamos de forma urgente una reforma que aumente nuestra capacidad fiscal. En este blog hemos hablado exhaustivamente sobre ello (como son tantas, se puede ver aquí todas las entradas que mencionan la palabra impuestos). El consenso general es que, aunque los tipos impositivos son parecidos a los de los países de nuestro entorno los tipos efectivos son significativamente más bajos. Esto se debe a que las bases imponibles son más estrechas y, como se ha visto durante la Gran Recesión, más sensibles al ciclo económico. Esto redunda en que tengamos una capacidad fiscal menor que la que nos corresponde y más volátil. Hay que ensanchar bases imponibles. Hay que abrir este melón por varias razones. La primera es por justicia horizontal. La segunda es por eficiencia: lo peor que pueden hacer los impuestos es crear rentabilidades artificiales. La tercera es por coherencia con Europa. No podemos pedir coordinación fiscal entre países y mantener un sistema fiscal lleno de agujeros. Sin tener la casa aseada no se tiene poder de negociación.


Desde la promulgación de la Constitución en España se dio un gran paso adelante en la garantía de la protección de la salud por medio de un sistema público de calidad, mientras que subsistía un privado un tanto escuálido, cuyo mejor destino habría sido el de desaparecer para alcanzar mayores cotas de decencia social. Pero no ha sido esa la evolución desde finales del siglo, en especial en Comunidades Autónomas como Madrid y Cataluña, en donde la voracidad del ánimo de lucro ha llevado al estímulo de la privatización y al lento pero progresivo deterioro de la sanidad pública. En nombre de la libertad, la libertad del dinero, han ido ganando terreno compañías mercantiles para las que la salud es objeto de tráfico mercantil, pero la salud está unida a la vida por tanto están comerciando con la vida de las personas. Cada aumento del espacio de las compañías privadas es un fracaso social. Las formulas jurídicas para aumentar ese espacio han sido varias, pero llevan a un mismo resultado: para que prosperen los seguros privados es necesario deteriorar la asistencia pública, de otro modo, al igual que ocurre con los fondos de pensiones, quedarían como algo residual.

Esta pandemia ha sacado a la luz las graves carencias que la sanidad pública española tiene producto de los recortes y las ansias privatizadoras de los años pasados, y se ha visto con claridad que, además de las medidas de profilaxis, entre ellas el confinamiento, solamente con un sistema sanitario público potente, universal y de calidad nos podemos salvar todos, incluidos los que tienen más dinero. Pero las autoridades de la Comunidad de Madrid se han visto atrapadas en las redes de su ceguera ideológica. Con el estimulo de los seguros privados la ciudadanía más pudiente que puede suscribir esos contratos quiere desligarse de la suerte de los demás, quiere un trato distinto y así avanzan en el camino de la desigualdad que se ha revelado con todo dramatismo cuando a unas personas ancianas se les ha derivado a hospitales para ser atendidas (mejor o peor es otra cuestión), mientras que otras eran abandonadas en sus domicilios o en residencias de mayores, todo por no tener un seguro privado. El dinero ha sido el criterio de selección. Algo repugnante que indica las cotas de indecencia social a las que llevan las políticas privatizadoras por las que tendrán que responder las autoridades madrileñas que con sus políticas están llevando a una sociedad espiritualmente enferma.


7. Garrigues.   Newsletter Especial COVID-19 - España | Del 1 al 14 de junio  


… Las últimas dos semanas han venido marcadas por la progresiva desescalada, la reanudación de actividades y el inicio del regreso gradual a los centros de trabajo. Igualmente han sido semanas de intensa actualidad en materia laboral. Diferentes organismos han emitido diversos criterios interpretativos y guías de actuación ante las dudas generadas por la regulación de los ERTE. Se ha celebrado el primer juicio laboral online y se están poniendo en marcha sistemas para la celebración de conciliaciones por medios telemáticos. Por último, la posible derogación de la reforma laboral vuelve al debate público y la generalización del teletrabajo crea una intensa discusión sobre su regulación.


8. Ana Brás, Lukas Schaefer.   La COVID-19 da un empujón al teletrabajo.. 3 de junio.



La crisis sanitaria provocada por la COVID-19 ha obligado a gran parte de la sociedad a adaptarse de manera veloz e inesperada al trabajo en remoto, una práctica relativamente minoritaria en España antes de la eclosión de la pandemia. En 2019, tan solo un 8,3% de los ocupados en España recurrían a la opción de trabajar desde casa, ya fuera habitualmente o de forma ocasional. Esta es una ci­­fra que se sitúa claramente por debajo de la media de la UE (16,1%) y de las economías líderes en teletrabajo de la eurozona, como los Países Bajos (37,1%) y Luxemburgo (33,1%).1 ¿Cómo debemos interpretar estas diferencias? ¿Tiene España simplemente un bajo potencial para el teletrabajo o, por el contrario, lo tiene, pero no lo está ex­­plotando?

… Por otro lado, una encuesta realizada por la Generalitat Valenciana y un estudio reciente de Eurofound nos dan una primera indicación de la magnitud de la práctica actual del teletrabajo en España. Según ambos análisis, desde que empezaron a implementarse las medidas de confinamiento, alrededor de un 30% de los empleados han estado trabajando en remoto y desde sus domicilios, una cifra muy cercana al potencial de teletrabajo que esti­­ma­­mos para España.9 Posiblemente, la necesidad de afron­­tar el parón económico que ha supuesto la irrupción de la COVID-19 ha llevado a muchos sectores de la economía a descubrir una mayor capacidad para teletrabajar de la que estimaban hace tan solo unos meses.


Puesto que el teletrabajo es un mecanismo eficaz para mitigar los efectos del confinamiento, la COVID-19 está penalizando más o menos a cada sector económico según su capacidad para implementar el teletrabajo.10 Como se puede apreciar en el tercer gráfico, los sectores que más sufrieron el impacto económico de la COVID-19 en las últimas semanas de marzo se caracterizan por un me­­nor potencial de teletrabajo. En cambio, las actividades inmobiliarias, las telecomunicaciones o las actividades financieras tienen un mayor potencial de teletrabajo y han conseguido mantener un mayor grado de actividad.

Por otra parte, dentro de cada sector, hay ocupaciones con más potencial que otras para realizar tareas desde casa. Por ejemplo, en el sector de actividades científicas y técnicas, estimamos que los profesores universitarios pueden realizar el 98% desde casa, un porcentaje que alcanza solo el 34% en el caso de los técnicos de física e ingeniería. Por lo tanto, la distribución relativa entre las ocupaciones en cada sector afecta decisivamente al po­­tencial de su sector respectivo.




La pandemia está acelerando cambios en la estructura laboral. Algunos de ellos, como una mayor relevancia del teletrabajo, ya se han hecho notar, mientras que otros se irán desarrollando con más intensidad en los próximos meses: trabajos por proyectos, automatización, nuevos diseños curriculares... Pero estas transformaciones también traen consigo nuevos riesgos vinculados a la precarización del mercado laboral.


Sobre todo ello se habló este semana en la conferencia web La nueva configuración del trabajo tras la pandemia, organizada por Esade, en la que directora del Instituto de Estudios Laborales de la escuela de negocios, Anna Ginès, y el decano de la facultad de Derecho de Icade, Iñigo Navarro, enumeraron las principales amenazas que se presentan e hicieron hincapié en la necesidad de diseñar un sistema legal que proteja a los trabajadores. “Se habla de la pandemia como una oportunidad, pero esta por sí sola no va a solucionar los problemas. El futuro depende de lo que hagamos ahora y, sobre todo, de cómo queremos que sea”, justificó Ginès. Estos son algunos de los riesgos:

Precariedad. “La crisis sanitaria ha sacado a relucir las vergüenzas del mercado laboral”, criticó la directiva de Esade. España es el segundo país de la Unión Europea con una mayor tasa de temporalidad, de hecho, esta afecta a más del 26% de los asalariados. Un problema al que se une la generalización del falso trabajo autónomo, lo que ha supuesto la exclusión de estas personas de la protección social básica. El futuro, apuntó Ginès, pasa entonces por fomentar el empleo, pero también por vigilar que este sea de calidad y por luchar contra las irregularidades.

Uberización. En relación con el punto anterior, Navarro se mostró especialmente preocupado por la precarización ligada a las nuevas plataformas digitales. “Podría llegar a pasar que en lugar de trabajadores tuviéramos una auténtica nube humana de trabajo. Así, cada uno desarrollaría las funciones en su casa y cuando una empresa necesitara la realización de ciertas tareas, contrataría a alguno de estos agentes libres para que sirvieran en un momento concreto”, comentó el profesor de Icade, quien insistió también en la importancia de que en el teletrabajo se mantengan las garantías y condiciones laborales previas al mismo….


10. Antón Costas. La estrategia de lastres 'R'.   12 de junio.



¿Qué hacer en medio de esta economía pandémica? Sugiero que practiquemos la estrategia de las tres 'R': resistir, recuperarse, reinventarse. En cada una de estas etapas hemos de atrevernos a practicar la máxima de Horacio divulgada por Immanuel Kant del 'sapereaude', atrevernos a pensar lo impensable. Me limitaré aquí al campo de la política económica y la empresa.
Resistir. Es la tarea prioritaria en el corto plazo. Se trata sobrevivir, como sea. No tenemos un 'manual de supervivencia'. Podríamos haber aprendido de la experiencia de los países asiáticos y africanos, que llevan décadas enfrentándose a virus similares. Pero, arrogantes, pensábamos que en nuestro mundo desarrollado eso no ocurriría….
… Recuperarse. Es la tarea para el medio plazo. Hay que ir con cuidado y no dejarnos llevar por el deseo de volver rápidamente a la normalidad anterior. La recaída complicaría mucho las cosas. Los gobiernos han de preservar el empleo salvado con los ertes a medida que se va reabriendo algunos sectores. En aquellos otros que se retrasarán por estar más vinculados al mundo de relaciones sociales desenfadadas que se fue -como el ocio, la restauración y el turismo- habrá que seguir ayudándoles a sobrevivir.
… Reinventarse. Es la tarea para el largo plazo. La organización del trabajo en las empresas no podrá ser la misma. El teletrabajo volverá en su mayor parte a las oficinas. Pero estas tendrán que organizarse de otra forma. Las empresas tendrán también que adaptarse a las nuevas pautas y preferencias de los consumidores. El covid-19 ha anticipado un lustro las tendencias inevitables que ya estábamos viendo. El único criterio para la adaptación es el de "ensayo y error". Pero, en cualquier caso, está claro que no podemos pensar el futuro en términos del pasado.




La temporalidad en el empleo público sigue suscitando reacciones judiciales de notable interés. El objeto de esta entrada es exponer las novedades más relevantes al respecto en la jurisdicción contencioso-administrativa y social.


 La crisis sanitaria de COVID-19 impulsó a los gobiernos a dar el paso sin precedentes de cerrar todos los lugares de trabajo, excepto los que proporcionan bienes y servicios esenciales, para controlar la propagación del virus. Todos los trabajadores que pudieron hacerlo comenzaron a trabajar desde sus casas, iniciando un experimento social de un tipo y a una escala nunca antes vista. El mundo del trabajo nunca volverá a ser el mismo. Este acontecimiento ha acelerado la transición de una organización del trabajo regular, burocrática y "basada en la fábrica" a una basada en la asignación flexible de tareas y la gestión por objetivos. Si bien estos teletrabajadores de reciente creación están sin duda mejor que los que han perdido su trabajo o corren el riesgo de perderlo, la experiencia también tiene sus inconvenientes.





La pandemia de coronavirus podría estar creando una apertura en la que se superpongan los intereses de la salud pública, los intereses económicos propios y los derechos humanos para allanar el camino a la adopción de pruebas y políticas basadas en los derechos que antes estaban fuera de la mesa. "Creo que la pandemia ha cambiado en cierta medida el cálculo de los estados", dijo Diez, hablando de Europa. "Algunas de estas políticas muestran que otras formas son posibles".

Al mismo tiempo, la recesión económica y el malestar social derivados de los cierres de puertas y fronteras podrían ser un terreno fértil para que los grupos de la derecha y los partidos políticos presionen para que se apliquen aún más políticas anti-migrantes y nativistas.

El desafío para la sociedad civil será construir sobre las pocas medidas prometedoras que ya se han puesto en marcha. "Cualquier cosa que se haya adoptado ahora puede ser útil a corto plazo, pero siempre hay que ver la perspectiva a largo plazo", dijo LeVoy. "Es realmente importante mantener algunos de estos avances iniciales".

14. Peter Bonfinge. The Covid-19 crisis: inflationaryor deflationary?  15 de junio.

La pandemia de Covid-19 ha provocado una enorme caída de la actividad económica en todo el mundo. Al mismo tiempo, afortunadamente, los gobiernos y los bancos centrales han aplicado medidas de estímulo económico sin precedentes en la historia económica. Con esa combinación de choque masivo y terapia muy dosificada, se plantea cada vez más la cuestión de si ello dará lugar a tendencias inflacionistas o deflacionistas para la economía mundial a mediano plazo.

En particular en el debate alemán, hay una creciente preocupación por los posibles efectos inflacionarios de las medidas de estímulo. Hans-Werner Sinn, presidente durante mucho tiempo del prestigioso Instituto Ifo y uno de los economistas alemanes más conocidos, ya está estableciendo paralelismos con la hiperinflación interna de la primera mitad del decenio de 1920.

 

15. Miguel Arenas.   INGRESO MÍNIMO VITAL. ¿EL TRÁNSITO INICIAL HASTA UNA RENTA BÁSICAUNIVERSAL?

Actualización, en una segunda lectura. 14/06/2020. En rojo.

https://miguelonarenas.blogspot.com/2020/06/ingreso-minimo-vital-el-transito.html

 

16. Antonio Baylos. Precariedad y empleo público. 15 de junio.

..... La discusión entre los expertos se centra en la propuesta que sugiere el propio TJ, es decir, la idoneidad de una indemnización disuasoria, no limitada a la que se fija por despido improcedente, abriéndose a la posibilidad de una adicional por daños morales, lo que en cualquier caso requeriría una modificación legislativa, que en la reflexión de la sentencia parece configurarse como el mecanismo de sanciones efectivo y disuasorio que el Acuerdo Marco y la Directiva imponen. También aquí el modo de calcular la indemnización, basado en la antigüedad del trabajador, su tope en los 24 meses en el caso del despido improcedente, y la peculiaridad que puede revestir cada supuesto, exige una reconsideración de los instrumentos resarcitorios en el caso de la extinción de la relación de servicios, que sin duda se deberá plantear con carácter general también en la futura regulación laboral largamente solicitada y renombrada.

Mientras tanto, la precariedad en el empleo público es un elemento retardatario en la consecución de un empleo de calidad adecuado a la prestación de los servicios indispensables para nuestra sociedad, cuya posición se ha revalorizado fuertemente con la crisis sanitaria derivada del Covid-19. Pensar en la estabilización progresiva del personal es urgente, no se pueden mantener entidades públicas que sostienen servicios fundamentales, como las que componen las Comunidades Autónomas, con porcentajes de temporalidad casi diez puntos superior a la ya abultada tasa de temporalidad general; no es posible que un 44% del personal universitario sea temporal. Hay que integrar esta situación inadmisible en un proyecto general que se plasme en un gran acuerdo social contra la precariedad en el empleo, y que se vertebre en las medidas centrales de la reconstrucción económica y social que se debe poner en pie en el período post-pandemia.


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