1. Esta semana ha
sido oficialmente presentado el Informe 2015, publicado por el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), dedicado al trabajo y que lleva el
título de la presente entrada, cumpliéndose 25 años desde que se publicara el
primer Informe en 1990. El texto íntegro en inglés puede consultarse en esteenlace y se han publicado amplios
resúmenes en otros idiomas, entre ellos el castellano, que puede leerse aquí. Recuérdese
que el PNUD ha conceptuado el desarrollo humano como “el desarrollo de las
personas mediante la creación de capacidades humanas, para las personas
mediante la mejora de sus vidas y por las personas mediante su participación
activa en los procesos que determinan su vida”.
En su intervención el pasado día 15, la Administradoradel PNUD, Sra. Helen Clark manifestaba lo siguiente: “This new global Human
Development Report is an urgent call to tackle one of the world’s great
development challenges - providing enough decent work and livelihoods for
all. Work provides the means to tackle
poverty, empower minorities by being inclusive, and protect our environment if
jobs are green in a green economy. The world of work is changing more rapidly
than ever before. The question is: what
are the best policy responses to ensure that human development benefits from
that change. I hope that this report will generate dialogue and debate on the
challenges identified, as all previous Human Development Reports have
done”. En el prólogo de la obra, la Sra.
Clark pone el énfasis el su título para destacar que el Informe 2015 va más
allá del análisis del trabajo en términos económicos, para vincularlo
directamente “con la riqueza de las vidas humanas”. Se trata de tomar en
consideración, y así lo hace el Informe,
una visión amplia del trabajo, “pues va más allá del empleo y tiene en cuenta
actividades como el trabajo de cuidados no remunerados, el trabajo voluntario y
el trabajo creativo, que contribuyen a la riqueza de las vidas humanas”,
destacando la importancia del trabajo de calidad, del trabajo decente en
terminología acuñada por la OIT, que “ha proporcionado a las personas un
sentido de dignidad y la oportunidad de participar plenamente en la sociedad”.
La Sra. Clark destaca igualmente la relación de este Informe 2015 con los
nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por la ONU el pasado 25 de
septiembre, uno de los cuales, concretamente el número 8 es “promover el
crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y
productivo y el trabajo decente para todos”.
El director yautor principal del Informe, Sr. Selim Jaham, se manifestaba en estos términos
en la presentación del Informe: “today, we live in an unequal, unstable and
unsustainable world. When 80 percent of
world’s population own only 6 percent of global wealth, that is an unequal
world. The sources for instability may come from different sources, ranging
from natural disasters to economic and financial crisis t violent
extremism. In coming years, shocks and
vulnerabilities would be the norm, rather than an exception. And the
unsustainable nature of the coping capacity of our planet is being discussed
widely.Work can contribute to overcoming these challenges. But that work has to
be quality work, sustainable work, work that contributes to equality, rather
than creating inequality, work that respects workers’ rights and ensures their
safety.The choice is ours – we may choose to pursue those kinds or work or we
can go for others. Whatever we choose will determine the future world that we
shall leave for the next generation – for our children and grand children.
Because in the ultimate analysis, human destiny is a choice, and not a chance”.
Con ocasión del
inicio de los trabajos de elaboración del Informe, el mes de febrero, su director destacaba que se centraría encinco ámbitos, que contaría con “con cinco ideas básicas: “Examinar, no solo
los vínculos entre el trabajo y el desarrollo humano que identifican la
relación positiva entre ambos - el trabajo proporciona un medio de vida,
ingresos, es un canal de participación, y contribuye a la cohesión social y a
la dignidad humana -, sino también aquellas situaciones en la que estos
vínculos se rompen o se erosionan - el trabajo infantil, la trata de personas,
etc. Revisitar el mundo del trabajo, donde la noción, áreas y el modus operandi
han cambiado y con ello, sus implicaciones en el desarrollo humano. Las
tecnologías de la información y los dispositivos móviles están revolucionando
este mundo. Las personas pueden trabajar en cualquier lugar. Hay una economía
online. Ante esto debemos hacernos la pregunta: ¿estos cambios mejoran el
desarrollo humano? ¿Y cómo pueden aprovecharse mejor para promover la igualdad
de oportunidades? Reconocer el valor del trabajo de quienes cuidan a otras
personas y su impacto en el desarrollo humano. Por ejemplo, tareas del cuidado
de personas que no pueden valerse por sí mismos contribuye claramente al
desarrollo humano, pero hay más conexiones: desde una perspectiva
intergeneracional, el trabajo del cuidador es crucial para el desarrollo
cognitivo de los niños. Centrarse en la noción de trabajo sostenible para que
sea incorporada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2015. Esto
incluiría, entre otras cuestiones, desde el punto de vista medio ambiental, el
valor de los empleos verdes, empleos de baja emisión de carbono y así
sucesivamente. Y también la calidad del trabajo, y que esta pueda mantenerse
durante largos períodos. Recomendar opciones de política para reorientar,
reinventar y reorganizar el trabajo de manera que enriquezca el desarrollo
humano”.
2. He leído con
atención el amplio resumen, o panorama general, del informe, y procedo a continuación
a reseñar aquellas tesis, ideas y contenidos que me han parecido de mayor
interés, remitiendo a las personas interesadas a su lectura íntegra, empezando,
aunque parezca contradictorio, con su conclusión general que no hace sino
reafirmar aquello que muchas personas piensan (pensamos): que el trabajo, en
esa visión amplia a la que me referido con anterioridad, puede mejorar el
desarrollo humano cuando las políticas puestas en práctica “ofrecen mayores
oportunidades de trabajo productivo, remunerado y satisfactorio, mejoran las competencias y el potencial de los
trabajadores y garantizan sus derechos,
su seguridad y su bienestar”.
Pero, al mismo
tiempo, se subrayan las diferencias y desigualdades en el progreso humano a
escala mundial, con un importante incremento de estas últimas que ha situado la
cuestión de la desigualdad en el centro del debate político y social. Las
desigualdades pueden analizarse por razón de género, y en tal caso los datos
estadísticos disponibles nos indican que “las mujeres ganan un 24 % que los
hombres y sólo ocupan el 25 % de los cargos administrativos y directivos en el
mundo empresarial”; también por razón de acceso a los conocimientos básicos,
con el preocupante dato de existir en el mundo “780 millones de adultos y 103
millones de jóvenes (de entre 15 y 24 años de edad) … analfabetos”; igualmente,
por razón de no poder acceder al mundo del trabajo, o aun estando dentro del
mismo por percibir un salario que no permita una vida mínimamente digna o por
la permanente inseguridad en que se encuentra la persona trabajadora, con datos
de la OIT que señalan la existencia de 204 millones de personas desempleadas,
entre ellas 74 millones de jóvenes, y 830 millones de personas que son
consideradas trabajadores pobres (working poors) por vivir con menos de dos
dólares USA al día, y más de 1.500
millones con un empleo vulnerable o inseguro, incluyendo aquí a las personas
que se encuentran en una situación irregular y/o que se ven obligadas a
realizar trabajos forzosos con fines de explotación laboral o sexual,
calculándose que se encuentran en tal situación cerca de 221 millones de
personas, poniendo de manifiesto en el Informe el preocupante dato de que “Se
estima que el trabajo forzoso genera unos 150.000 millones de dólares al año en
beneficios ilegales”, y que “después del tráfico de armas y de drogas, la trata
de personas es la actividad ilegal más lucrativa a escala internacional”. En
fin, la creciente brecha de la desigualdad económica queda bien ejemplificada
en el dato de que durante el próximo año la participación del 1 % más rico de
la población en la riqueza mundial superará el 50 %, y que actualmente “cerca
del 80 % de la población del planeta posee sólo el 6 % de la riqueza global.
Por consiguiente,
tener trabajo es importante, pero de ahí no se deriva un vínculo automático con
un mayor y mejor desarrollo humano, y el informe se pregunta, y pasa revista en
su contenido, sobre la calidad del trabajo en los mismos términos que viene
haciendo desde hace varios años la OIT y muchas de las personas que tienen una
actividad laboral pero que carecen de elementos cualitativos que acompañen al
elemento cuantitativo, ciertamente importante, de la remuneración económica:
“¿Es seguro el trabajo¿ ¿Se sienten las personas satisfechas en el trabajo?
¿Hay perspectivas de progreso? ¿Posibilita el empleo un equilibrio flexible
entre el trabajo y la vida personal? ¿Hay igualdad de oportunidades entre
mujeres y hombres?”.
3. El informe pasa
revista a los importantes cambios que se están operando en el mundo del trabajo
y en las formas de trabajar por el creciente proceso de globalización de buena
parte de las actividades productivas (externalización de actividades y
aparición de las “cadenas mundiales de valor”, definidas por la OIT como “la creación
de valor que va adquiriendo un
producto desde su concepción hasta
su consumo final. Esto incluye las
diferentes etapas de
suministro de insumos, diseño, producción,
venta y servicios
de apoyo a
la cadena”) y por la revolución tecnológica, destacando
que en los últimos años el conocimiento “se ha convertido en un aspecto
esencial de la producción”, y ha abierto nuevas posibilidades de trabajo
colaborativo (cuestión distinta es, añado yo ahora, cómo se articulan las
relaciones de trabajo, por cuenta ajena o por cuenta propia, en el marco de la
economía y el trabajo colaborativo).
Los aspectos
positivos de los cambios no pueden ni deben hacernos olvidar que también hay
perdedores, y que hay que adoptar las medidas necesarias para corregir esa
situación, entre ellas las políticas de readaptación profesional para los
trabajadores que pierden sus empleos, mayoritariamente en los países
desarrollados como consecuencia de la externalización de las actividades
productivas que no son el núcleo duro o
eje principal de la actividad empresarial, insistiendo el Informe en la
importancia de poner en marcha “programas que ayuden a las personas a encontrar
nuevos trabajos, mejorar sus competencias y mantener el acceso a una renta
básica”.
Se está operando
una polarización de la población trabajadora, tanto a escala nacional como
internacional, poniendo de manifiesto el Informe que ello hace “que los
trabajadores de baja cualificación procedan principalmente de los mercados
nacionales y los más cualificados de los mercados globales”, con una cada vez
más acusada desigualdad en los ingresos, de tal manera que los incrementos
salariales sólo han beneficiado a una muy pequeña parte de la población, ya que
“a medida que la participación en los ingresos de la mano de obra altamente
cualificada (y del capital) ha ido aumentando, la participación del resto de
trabajadores ha ido disminuyendo”. La situación afecta más negativamente a las
mujeres por su presencia en los “dos mundos laborales” que son el trabajo de
cuidados no remunerados y el trabajo remunerado, en mucha mayor proporción en
el primero que los hombres y menor en el segundo, con estos datos
suficientemente significativos: “Del 59% del trabajo remunerado, que se realiza
en su mayor parte fuera del hogar, la proporción de hombres es casi el doble
que la de mujeres (el 38% frente al 21%). La situación se invierte en el caso
del trabajo no remunerado, que en su mayor parte se realiza dentro del hogar y
abarca una gran variedad de labores de cuidado: del 41% del trabajo que no
es remunerado, las mujeres representan el triple que los hombres (el 31% frente
al 10%)”. Para corregir tal desigualdad, por su beneficio para el conjunto de
la población, el Informe propugna la adopción de medidas en cuatro ámbitos:
“reducción y reparto de la carga del trabajo de cuidados no remunerados;
aumento de las oportunidades para las mujeres en el empleo remunerado, mejora
de los resultados del trabajo remunerado, y modificación de las normas”
Incluso dentro de
las cadenas de valor hay ganadores y perdedores como ponen de manifiesto
diversos estudios realizados sobre las mismas, y de ahí subrayo por mi parte la
importancia del sindicalismo internacional para negociar condiciones laborales
a escala mundial que tomen en consideración todas las diversas problemáticas de
aquellas según el sector en el que operen. En este punto me remito a la
ponencia presentada por Isidor Boix, Secretaría de Internacional de CCOO de
Industria y Coordinador de IndustriALL Global Union para la aplicación del
Acuerdo Marco Global con INDITEX “LaNegociación Colectiva en la cadena de valor de INDITEX”, presentada en una
jornada de estudio el 29 de abril de 2014
4. Como ya he
indicado, el Informe no es sólo un excelente documento teórico y una fuente de
primera categoría para el acceso a datos económicos y sociales a escala mundial
que se encuentran diseminados en documentos de diversas organizaciones
internacionales, sino que también formula propuestas para mejor el desarrollo
humano a través del trabajo, en esta visión amplia del mismo que en modo alguno
se refiere sólo al del empleo (por cuenta ajena o propia), que se articulan
alrededor de tres ejes; crear más oportunidades de trabajo para ampliar las
opciones laborales, garantizar el bienestar de los trabajadores para reforzar
la relación positiva entre el trabajo y el desarrollo humano, y poner en marcha
acciones específicas para hacer frente a las dificultades de grupos y contextos
concretos. Igualmente, y esta es un propuesta sin duda importante de cara al
futuro venidero, el Informe propugna un nuevo programa de acción “para crear un
impulso favorable al cambio adoptando un enfoque basado en tres pilares: un
nuevo contrato social, un pacto mundial y el programa de trabajo decente”.
5. Fijémonos con
un cierto detalle en los ejes planteados y en el programa propuesto. Para el
PNUD, basándose en la experiencia de las medidas puestas en marcha en bastantes
países, una “estrategia de empleo nacional” debe incluir medidas del siguiente
tenor: fijar un objetivo de empleo, formular una estrategia de crecimiento
impulsada por el empleo (con inclusión de “sólidos marcos jurídicos y
regulatorios”), disponer de un “sistema financiero inclusivo” como elemento
esencial para la transformación estructural y la creación de empleo, y la
creación de un marco macroeconómico de apoyo.
Entre las medidas
que pueden contemplarse y ponerse en marcha (y recordemos que el documento ha
de prestar atención a muy diversas realidades económicas y sociales según el
grado de desarrollo de cada país y las diferencias de cohesión social
existentes en cada uno de ellos) se proponen las siguientes: fijación de un
marco mínimo de protección de los derechos laborales que evite “una nivelación
hacia abajo”, relacionando con acierto el respeto a los derechos laborales con
las decisiones que pueden adoptar los consumidores respecto a la compra de
producto producidos en condiciones poco dignas e insistiendo en centrar la atención
mundial “en el logro de salarios dignos, el mantenimiento de la seguridad de
los trabajadores y la protección de sus derechos”, y facilitar nuevas
capacidades y educación para los trabajadores.
Por lo que respecta
a las estrategias para garantizar el bienestar de los trabajadores, el
Informe apuesta en la misma línea que en
el punto anterior por adoptar medidas legislativas y reglamentarias que
reconozcan derechos individuales, como el de la seguridad y estabilidad en el
empleo o un salario mínimo, y colectivos como el de negociación colectiva por
su estrecha relación con el derecho de libertad sindical, enfatizando la
importancia de ratificar los ocho Convenios que la OIT ha considerado fundamentales (Convenio
sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, 1948
(núm. 87). Convenio sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva,
1949 (núm. 98). Convenio sobre el trabajo forzoso, 1930 (núm. 29). Convenio sobre la abolición del trabajo
forzoso, 1957 (núm. 105). Convenio sobre
la edad mínima, 1973 (núm. 138). Convenio
sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999 (núm. 182). Convenio sobre
igualdad de remuneración, 1951 (núm. 100). Convenio sobre la discriminación
(empleo y ocupación), 1958 (núm. 111)). Refiriéndose a colectivos laborales
concretos, se propone medidas para garantizar el trabajo de las personas con
discapacidad y los derechos de los trabajadores migrantes con implicación tanto
de los países de origen como de acogida. No menos relevante son las propuestas
de adopción de políticas de protección social que contemplen la posibilidad,
teniendo en consideración las diferencias económicas y sociales existentes en
los diversos países, de una “garantía de ingresos mínimos para vivir”, y la
adecuada combinación de las medidas de protección social con estrategia de
empleo adecuadas, no olvidando recordar el Informe que “sólo el 27 % de la
población mundial cuenta con un sistema de protección social integral, lo que
limita gravemente la seguridad y las oportunidades de los trabajadores”.
Especial atención
dedica al Informe a la propuesta de medidas para abordar, y corregir, “los
desequilibrios en las oportunidades de trabajo remunerado y no remunerado entre
hombres y mujeres”, con medidas educativas, formativas y regulatorias que
contribuyan a superar las desigualdades existentes, tales como una mejor
regulación de la licencia parental de maternidad y paternidad que incentive su
uso por los padres en mayor medida que en la actualidad, mejora de los servicios
de atención a los menores, fomento de las modalidades de trabajo flexible
(incluido el teletrabajo), y valoración del trabajo de cuidados.
Con carácter más
general, y para valorar debidamente aquello que aportan algunos trabajos de
carácter social a la sociedad se propone reconocer e incentivar las
externalidades positivas en el trabajo de las personas, por ejemplo utilizando
un sueldo social que va más allá del
sueldo privado y tiene por finalidad recompensar a los trabajadores cuando su
trabajo aporta valor a la sociedad (por ejemplo la conservación forestal)”.
No menos
importantes son las políticas que deben ponerse en marcha para la población juvenil
para facilitar su mejora educativa y formativa, su acceso en condiciones dignas
al mercado de trabajo y la posibilidad de poner en marcha iniciativas
emprendedoras, y tener en cuenta el potencial creativo de los jóvenes que
requiere de entornos productivos que faciliten su desarrollo, aunque esta
medida creo que es válida para una cada vez mayor parte de la población trabajadora
que demanda tener participación directa en las decisiones que le afectan en su
vida laboral, y también en su ejecución, reconociéndose por el Informe, y
aportando propuestas concretas al respecto, que el trabajo creativo “requiere
un entorno de trabajo propicio, en particular apoyo financiero, así como
oportunidades para colaborar y favorecer el intercambio fecundo de ideas”.
6. En fin, como ya he indicado, el Informe aboga por un
nuevo programa de acción que implica la elaboración de “un nuevo contrato
social”, a escala mundial, que tome en
consideración los cambios cada vez más importantes que acaecen en el mundo del
trabajo y el debilitamiento de los vínculos jurídicos estables con un empleador
que han sido el pilar durante mucho tiempo de los marcos normativos, y de los
acuerdos convencionales entre organizaciones empresariales y sindicales,
reguladores de los derechos individuales y colectivos tanto en el ámbito
laboral como en el de la protección social. Así lo
reconoce expresamente el Informe cuando constata que en el nuevo mundo del
trabajo “es menos probable que los participantes mantengan vínculos a largo
plazo con un único empleador o que sean miembro de un sindicato, a diferencia
de sus antecesores. Este mundo del trabajo no encaja en los regímenes
tradicionales de protección”.
Ese contrato
social a escala mundial debería basarse en la aplicación del programa de
trabajo decente de la OIT, con una importante implicación de los agentes
sociales y la potenciación del diálogo social, pues no es vano, así lo reconoce
expresamente el Informe, “contribuye al desarrollo humano mediante una participación
amplia, empoderamiento y cohesión social”.
Ese programa de trabajo decente con sus cuatro pilares, y con ellofinalizo la presente entrada, es explicado por la propia OIT en estos términos:
“Crear Trabajo – una economía que genere
oportunidades de inversión, iniciativa empresarial, desarrollo de
calificaciones, puestos de trabajo y modos de vida sostenibles -. Garantizar
los derechos de los trabajadores – para
lograr el reconocimiento y el respeto de los derechos de los trabajadores. De
todos los trabajadores, y en particular de los trabajadores desfavorecidos o
pobres que necesitan representación, participación y leyes adecuadas que se
cumplan y estén a favor, y no en contra, de sus intereses -. Extender la
protección social – para promover tanto
la inclusión social como la productividad al garantizar que mujeres y hombres disfruten
de condiciones de trabajo seguras, que les proporcionen tiempo libre y descanso
adecuados, que tengan en cuenta los valores familiares y sociales, que
contemplen una retribución adecuada en caso de pérdida o reducción de los
ingresos, y que permitan el acceso a una asistencia sanitaria apropiada- . Promover
el diálogo social – La participación de
organizaciones de trabajadores y de empleadores, sólidas e independientes, es
fundamental para elevar la productividad, evitar los conflictos en el trabajo,
así como para crear sociedades cohesionadas-.”.
Buena lectura.
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