I. Introducción.
En los próximos
días tengo previstas dos intervenciones públicas para hablar de inmigración y
mundo laboral. La primera, el viernes 28 de noviembre en una sesión organizada
por la Asociación Catalana de Solidaridad y Ayuda a los Refugiados (ACSAR); la
segunda, el viernes 5 de diciembre en el marco de la jornada organizada por la
Secretaria de internacional, migraciones y cooperación de Comisiones Obreras de
Cataluña sobre la gestión de la diversidad en las empresas, en la que se
presentará el proyecto europeo “Repartir” que cuenta con la participación de
varias organizaciones sindicales de diferentes países europeos.
La participación
en estas reuniones es un buen momento para repasar el estado de la inmigración,
con el análisis de recientes documentos elaborados en el ámbito internacional y
europeo, y para acercarse con detenimiento a la realidad laboral española y
catalana desde la perspectiva de las personas trabajadoras extranjeras,
acercamiento que cobra especial interés en Cataluña por la reciente aprobación
del Decreto 150/2014, de 18 de noviembre, que desarrolla la Ley 10/2010 de 7 de mayo, de acogida a las personas inmigradas
y retornadas a Cataluña, que entrará en vigor próximamente, y por el documento
elaborado en el seno del Consejo Municipal de Inmigración de Barcelona sobre 67propuestas para mejorar la integración de la población inmigrada, en el que ha
tenido una participación destacada la abogada del CITE-CC OO, y buena amiga, Mª
Helena Bedoya. En mi análisis, he de prestar atención también lógicamente a los
datos estadísticos más recientemente publicados, datos que para el caso español
y catalán ponen de manifiesto un descenso de la población extracomunitaria,
debido en una parte al retorno de ciudadanos a sus países de origen, o a
desplazamientos a otros países de la Unión Europea, y en otra al “trasvase
estadístico”, en cuanto que un número importante de ciudadanos de países de
América del Sur han adquirido ya la nacionalidad española.
Con esta entrada
sigo analizando el fenómeno de la inmigración, al que he dedicado mucha
atención en el blog, habiendo recopilado las entradas desde septiembre de 2007
a julio de 2014 en un texto al que también se puede acceder desde este enlace y
que sin duda sigue siendo de mucho interés para acercarnos a esta compleja y
cambiante realidad, más aún por la situación de crisis en buena parte de países
europeos y por la dramática situación de miles de personas en algunos países
africanos (el caso de Siria es actualmente el más importante) que les lleva a
salir de los mismos para intentar salvar sus vidas y conseguir un futuro mejor.
El texto complementa igualmente la intervención realizada el 20 de octubre en
el curso sobre inmigración organizado por la Fundación Migrastudium.
II. Ámbito internacional.
1. Si una
persona es merecedora de especial atención por su impacto en la vida social es
el Papa Francisco. En dos intervenciones muy recientes se ha referido de forma
clara y directa a la problemática de la inmigración, poniendo a la persona por
delante de los intereses económicos.
En el discurso
pronunciado el día 21, con ocasión del VII Congreso Mundial de la pastoral delos migrantes, el Papa ha destacado los aspectos positivos y también los
negativos de las migraciones, poniendo de manifiesto la necesidad de políticas
de integración adecuadas en los países de acogida. La inmigración, tal como se
ha puesto de relieve en dicho Congreso, es el resultado de múltiples factores
que en más de una ocasión se mezclan entre ellos: “las desigualdades, la
pobreza, el incremento demográfico, la creciente necesidad de empleo en algunos
sectores del mercado de trabajo, calamidades causadas por los cambios
climáticos, las guerras y las persecuciones, el deseo de las nuevas
generaciones de moverse para buscar nuevas oportunidades”. El Papa destacó los
resultados positivos para los países de acogida en términos de incremento de la
producción y del bienestar nacional, y para los países de origen por la
recepción de remesas económicas que alivian en muchos casos su difícil
situación, pero no dejó de reseñar otros aspectos mucho más conflictivos, como
son en los primeros las dificultades de integración (y más en épocas de crisis
económica y social), y en los segundos la pérdida de sus mejores profesionales,
la desarticulación de las familias por las ausencias prolongadas de uno de sus
miembros y el impacto de esas ausencias sobre los menores.
El pasado
martes, 25 de noviembre, el Papa se dirigía en dos importantes discursos al
Parlamento Europeo y al Consejo de Europa. En ambos, el mundo del trabajo y el
de la inmigración merecieron atención específica, aunque no es menos cierto que
los dos discursos afectan en su totalidad a esos mundos; en el discurso pronunciado enel Consejo de Europa, el Papa Francisco se refirió a “los numerosos retos del
mundo contemporáneo que precisan estudio y un compromiso común, comenzando por
la acogida de los emigrantes, que necesitan antes que nada lo esencial para
vivir, pero, sobre todo, que se les reconozca su dignidad como personas”, para
añadir después la mención al “grave problema del trabajo, especialmente por los
elevados niveles de desempleo juvenil que se produce en muchos países - una
verdadera hipoteca para el futuro -, pero también por la cuestión de la
dignidad del trabajo”. En su intervención en el Parlamento Europeo (sería muy
interesante analizar las reacciones de los diversos grupos de la eurocámara
durante el discurso, en función de los distintos pasajes, y manifestaciones del
texto, pero no es el asunto de mi entrada), el Papa insistió en la dignidad de
las personas trabajadoras y de los migrantes, y tuvo especial recuerdo para las
tragedias que son la pérdida de vida humanas en su intento de alcanzar una vida
mejor en otros lugares. Sobre el trabajo, efectuó unas manifestaciones que
pueden ser perfectamente acogidas por todo grupo político y toda organización
social con sensibilidad hacia el mundo laboral: “Es hora de favorecer las
políticas de empleo, pero es necesario sobre todo volver a dar dignidad al
trabajo, garantizando también las condiciones adecuadas para su desarrollo. Esto implica, por un lado, buscar nuevos
modos para conjugar la flexibilidad del mercado con la necesaria estabilidad y
seguridad de las perspectivas laborales, indispensables para el desarrollo
humano de los trabajadores; por otro lado, significa favorecer un adecuado
contexto social, que no apunte a la explotación de las personas, sino a
garantizar, a través del trabajo, la posibilidad de construir una familia y de
educar los hijos”.
Sobre
la cuestión migratoria, un fenómeno que no un problema, o al menos eso es lo
que he defendido desde hace muchos años y que puse claramente manifiesto en la
conferencia de presentación de la Cátedra de Inmigración, Derechos y Ciudadaníade la Universidad de Girona en enero de 2002, el Papa puso el acento en abordar
la política migratoria, con inclusión del asilo, desde una perspectiva europea
y con la asunción de responsabilidades por parte de todos los Estados miembros,
algo que parece que cuesta mucho poner en práctica. En su intervención,
enfatizó que “no
se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio. En
las barcazas que llegan cotidianamente a las costas europeas hay hombres y
mujeres que necesitan acogida y ayuda”, para inmediatamente lamentar que “la
ausencia de un apoyo recíproco dentro de la Unión Europea corre el riesgo de
incentivar soluciones particularistas del problema, que no tienen en cuenta la
dignidad humana de los inmigrantes, favoreciendo el trabajo esclavo y continuas
tensiones sociales”, concluyendo que “Europa será capaz de hacer frente a las
problemáticas asociadas a la inmigración si es capaz de proponer con claridad
su propia identidad cultural y poner en práctica legislaciones adecuadas que
sean capaces de tutelar los derechos de los ciudadanos europeos y de garantizar
al mismo tiempo la acogida a los inmigrantes; si es capaz de adoptar políticas
correctas, valientes y concretas que ayuden a los países de origen en su
desarrollo sociopolítico y a la superación de sus conflictos internos – causa
principal de este fenómeno –, en lugar de políticas de interés, que aumentan y
alimentan estos conflictos. Es necesario actuar sobre las causas y no solamente
sobre los efectos”. Sería muy positivo que todos los Estados hicieran caso de
esta petición, ¿no les parece?
2. La
Organización internacional del Trabajo (OIT) sigue manifestando especial
interés por la problemática de la inmigración, como lo prueba el reciente
estudio publicado junto con el Instituto de Políticas de Migración (IPM) y que
lleva por título “Aiming Higher: Policies to Get Immigrants into Middle-SkilledWork” (Aspirar a más: Políticas que favorecen la integración de los migrantes
en trabajos de cualificaciones medias en Europa), presentado en una jornada
organizada el pasado día 18 y cuyo seguimiento íntegro puede hacerse a través
del enlace que adjunto.
Dicho estudio es
de carácter general, en el que
se analizan las políticas relacionadas con la integración y la evolución de la
fuerza de trabajo, con especial atención hacia los servicios públicos de
empleo, la formación lingüística y profesional, y se acompaña de varias
monografías de diversos países, uno de los cuales es España y que ha sido
realizada por el profesor Raúl Ramos. En el estudio general, y según la nota
oficial de síntesis, se pone de manifiesto que
“En uncontexto de envejecimiento de la población y de un crecimiento económico
persistentemente bajo, pocos gobiernos europeos están haciendo lo suficiente
para ayudar a los nuevos migrantes a pasar de empleos precarios y poco
calificados a trabajos decentes”. Las recomendaciones que se formulan y que van
dirigidas a los responsables políticos son las siguientes: “Mejorar las medidas
de incentivo a las agencias públicas de empleo para atender las necesidades de
los migrantes y desarrollar una fuerza laboral mejor formada y/o más
especializada de asesores a fin de ofrecerles una orientación profesional tanto
a corto como a largo plazo, en lugar de concentrarse exclusivamente en colocar
a las personas tan pronto como sea posible en cualquier empleo. Financiar las
asociaciones entre empleadores y las instituciones de formación a fin de ayudar
a los empleadores dispuestos a facilitar el aprendizaje del idioma o apoyar los
programas de pasantías y de experiencia profesional. Mejorar la coordinación de
las políticas adoptadas a nivel regional, nacional y local, y promover
objetivos comunes, el intercambio de información y la responsabilidad mutua
para lograr la integración. Evaluar con mayor eficacia los programas
innovadores de incorporación al mercado laboral y observar su impacto a largo
plazo”.
3. Con ser
problemática la situación de buena parte de la población inmigrada en Europa,
lo es mucho más la de aquella que se encuentra en muchos países asiáticos y
africanos, como se constata en documentos elaborados por organizaciones
internacionales y que han servido de base para la declaración presentada por 90organizaciones de derechos humanos y sindicatos a los ministros de trabajo de
los países que forman el Consejo de Cooperación para los Estados árabes delGolfo, reunidos esta semana en Dubai, del que forman parte Baréin, Kuwait,
Omán, Catar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
En dicho
documento se formulan una serie de propuestas tendentes a mejorar la situación
de la población inmigrada, cercana en muchas ocasiones a formas de esclavitud
modernas, y si tienen alguna duda o son escépticos sobre esta manifestación,
lean con detalle y reparen en qué es lo que se pide a los gobiernos: “Establezcan
y velen por el cumplimiento de protecciones integrales del derecho laboral para
los trabajadores inmigrantes, incluidos los trabajadores domésticos. Reformen
el sistema de patrocinio de visados, o kafala, para garantizar que los
trabajadores puedan cambiar de empleador sin necesidad de obtener primero su
consentimiento. Eliminen el requisito de “permiso de salida” en Arabia Saudita
y Qatar. Fortalezcan la regulación y supervisión de las agencias de
contratación laboral, incluyendo la eliminación de las tarifas de contratación
que deben pagar ahora los trabajadores. Se aseguren de que los inmigrantes
tengan acceso a los servicios de justicia y asistencia. Expandan el Diálogo de
Abu Dhabi para incluir a países de África en la lista de países de origen de la
mano de obra, como Etiopía, Uganda y Kenia, así como la participación de grupos
no gubernamentales”.
III. Ámbito de la Unión Europea.
Para el estudio de la política de inmigración en el ámbito territorial de la Unión Europea nos serán de mucha utilidad diversos documentos elaborados por la Oficina estadística Eurostat, así como otros informes elaborados por organizaciones sociales.
1. La población europea sigue creciendo, fundamentalmente por el aumento de la inmigración ya que es mínimo el debido al aumento natural de la población (nacimientos menos defunciones). Así lo pone de manifiesto el documento de Eurostat sobre lapoblación de la UE 28 a 1 de enero de 2014. En esta fecha, el número de habitantes de los 28 Estados era de 507,4 millones, frente a los 505,7 al 1 de enero de 2003, incremento debido a un aumento natural de 80.000 personas y a una migración neta de 700.000, con incremento global en 15 Estados y disminución en 13. Lógicamente hemos de prestar especial atención a los datos de España, en donde el incremento natural de la población fue sólo 36.700 personas (424.500 nacimientos menos 387.800 fallecimientos), mientras que el descenso de la población migrante fue de 256.800 persona (46.727,9 a 1 de enero de 2013 y 46.507,8 a 1 de enero de 2014). Es decir, el incremento natural de la población fue del 0,8 % mientras que el descenso de la población migrante fue del 5,5 %. Es importante tener en consideración, con datos relativos al período 1998-2013 y recogidos en un reciente informe del Instituto de Política familiar, a partir de los datos periódicamente facilitados por Eurostat, que en dicho período “de los 23,6 millones de crecimiento poblacional, 18,6 millones (el 78 % de este incremento se debió a la inmigración)”, porcentaje que llegó al 95 % en 2013, ya que el “crecimiento poblacional de la UE 2008 fue de 1,7 millones personas, de los cuales... 1,6 millones ha sido debido a la inmigración”.
2. Sobre la población extranjera, es importante tomar en consideración la adquisición de la nacionalidad de un Estado de la UE (en su gran mayoría, 85 %, por parte de ciudadanos de Estados extracomunitarios), ya que ello, como se comprueba en España, hace cambiar los datos aunque las personas permanezcan en el país. Un reciente informe de la UE constata que en el año 2012 818.000 personas adquirieron la nacionalidad de uno de los 28 Estados, número que supone un incremento del 4 % sobre el de 2011 y del 8 % en relación con el de 2009, siendo la edad media de los nuevos ciudadanos europeos de 31,4 años, muy inferior a la media de 41,6 del total de la población europea. El 75 % de las nuevas ciudadanías europeas se concentró en seis Estados: Reino Unido, Alemania, Francia, España, Italia y Suecia. Los datos de España dan cuenta de un total de 94.100 personas nacionalizadas, es decir el 11,5 % del total en la UE28, de los que 92.700 eran ciudadanos extracomunitarios y sólo 1.400 de otros Estados de la UE. Es interesante comparar por países cuales son las nacionalidades de los ciudadanos que han adquirido la de un Estado de la UE, para poder comprobar el perfil de la inmigración de cada país por razones históricas, culturales, lingüísticas, proximidad territorial, etc. Para toda la UE los cuatro primeros países son Marruecos, Turquía, Ecuador e India, mientras que para España son Ecuador (28,9 %), Colombia (17,1 %), Marruecos (9,9 %) y Perú (9 %).
Los datos españoles de 2012 están actualizados en la información facilitada por la Secretaria General de Inmigración y Emigración en el último informe (de fecha 6de agosto de este año) sobre concesión de nacionalidad española por residencia (115.557), y en el que se dispone ya de los datos de 2013, un total de 261.295 personas, en su gran mayoría de América del Sur (177.400), aunque la nacionalidad más numerosa es la de Marruecos (46.547), a la que siguen Ecuador (41.612), Colombia (38.215), Bolivia (23,414) y Perú (20.788).
3. La realidad laboral de la población extranjera se ha visto seriamente afectada por la crisis iniciada en 2008 y ello ha tenido consecuencias fácilmente perceptibles en el descenso del número de personas ocupadas y en el incremento de la población desempleada, habiendo sido en el caso de España aún más impactante la crisis por la importante presencia de población trabajadora extranjera en el sector de la construcción. Los datos pueden encontrarse en diversos informes y estudios, de los que ahora destaco dos; en primer lugar, el estudio de Eurofound sobre los rasgos principales y las políticas en materia de migración laboral en la UE (“Labour migration in the UE: recent trends and policies”), en cuyas conclusiones se pone de manifiesto que la situación laboral de la población extranjera se ha deteriorado con respecto a las de los nacionales UE, ya que en el período 2008-2012 la tasa de desempleo de aquella se incrementó en un 5,5 %, porcentaje superior al 3,3 % de la población nativa, y habiéndose producido también un descenso de la tasa de empleo de los extranjeros, aun cuando con carácter global (y aquí convendría prestar mucha atención a la realidad de cada Estado) la tasa de empleo de la población migrante era más elevada en 2012 que la de la población nativa (66 y 64,5 %, respectivamente). Dicho estudio pone de manifiesto la importancia que puede tener la inmigración para corregir las deficiencias y falta de adecuación entre necesidades del mercado de trabajo y cualificaciones demandadas, así como también para aliviar el creciente proceso de envejecimiento de la mano de obra europea.
En segundo término, hay que referirse a los datos de desempleo en la UE en 2013,facilitados por Eurostat el pasado 30 de julio, en los que se constata que la tasa de desempleo de la población trabajadora extranjera de 20 a 64 años (recuérdese que esta franja es la que se utiliza en la Estrategia Europa 2020) es más del doble que la de la población nativa de los Estados UE (21,3 y 10, 4%, respectivamente). La tasa de empleo de los no nacionales UE es bastante inferior a la de los nativos (56,1 y 68,9 %), algo que no ocurre así con los nacionales de otro Estado de la UE (70, 9 %) con mayor presencia de la población extranjera no comunitaria entre los trabajadores con contratos de duración determinada y con empleos a tiempo parcial (20,2 y 27,5 %, frente al 12,4 y 18,4 % de los nacionales UE). Por lo que respecta a España, la tasa de empleo nacional se situaba en el 59,5 %, mientras que era del 52 % para la población extranjera, con diferencia importante de más de ocho puntos entre la de otro país UE y los extracomunitarios (58,2 y 50,0 %, respectivamente).
4. También la situación de crisis ha añadido dificultades a la población extranjera ante elriesgo de caer en situación de riesgo de pobreza o exclusión social con arreglo a los criterios utilizados en los documentos comunitarios (a) Riesgo de pobreza (personas que vivan con menos del 60% de la renta nacional media); b) Privación material (personas que sufren al menos 4 de las 9 situaciones de privación); c) Personas que viven en hogares de desempleados (población que se define en relación a una intensidad de trabajo igual a cero o muy baja a lo largo de un año completo a fin de reflejar de manera apropiada una perspectiva dinámica de la pobreza vinculada a situaciones de exclusión prolongada del mercado laboral). Con la suma de los tres criterios citados, ese riesgo afectaba al 48,7 % de los ciudadanos no europeos mayores de 18 años, sensiblemente inferior al de los nacionales de Estados UE (22,8) y al de otros Estados UE (28,1 %). Para España es muy recomendable acudir al recientemente publicado Informe Foessa, cuyos datos van en la misma que los recogidos en el Informe de Eurostatpublicado el día 21 de este mes, que incluye como población de riesgo al 52,4 % de los ciudadanos extranjeros (39,0 % si se trata de nacionales de otro Estado UE y 59,5 % cuando son ciudadanos extracomunitarios), frente al mucho menor, pero no por ello menos importante, del 23,3 % para la población nacional. Remito al citado informe de Eurostat para un seguimiento más detallado de los porcentajes de población en riesgo de exclusión social según cada uno de los criterios utilizados por la UE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario