1. La dimensión
social de la Unión Europea ha sido debatida durante el mes de octubre por las
instituciones europeas, a partir de la Comunicación presentada el 2 de octubrepor la Comisión, dirigida al Parlamento Europeo y al Consejo, con el título “Reforzarla dimensión social de la Unión Económica y Monetaria”. Después de leer con
atención dicha Comunicación y las manifestaciones efectuadas por los Ministros
de Trabajo (reunión EPSCO de 15 de octubre), el informe conjunto del Comité deEmpleo y del Comité de Protección social preparado para dicha reunión, el dictamendel Comité Económico y Social Europeo (17 de octubre) y las conclusiones delConsejo de Jefes de Estado y de Gobierno (25 de octubre), creo que seguimos
trabajando en la búsqueda de mejores indicadores para comprender, y en su caso
tomar después medidas, cuál es la situación social, pero los pasos dados para
afrontar la difícil situación (muy difícil para un número no menospreciable de
personas en el seno de la UE) son mínimos, y si no se avanza en la adopción de
medidas sociales una buena parte de la sociedad europea puede pensar que “esta
Europa” no es la suya.
Recuérdese que
las elecciones europeas están a la vuelta de la esquina, el 3 de mayo del
próximo año, y el auge de las fuerzas políticas populistas es ciertamente
preocupante, y de ello se dan cuenta (otra cosa es si toman las medidas
adecuadas para revertir la situación) algunos dirigentes políticos; si como
muestra vale un botón, vale la pena leer la entrevista que hoy publican varios
diarios europeos, entre ellos El País, al primer ministro italiano Enrico
Letta, en la que afirma que “Es urgente una gran batalla europeísta, la Europa
de los pueblos contra la Europa de los populismos: esto es lo que está en juego
en los próximos seis meses”. Por ello, no es de extrañar la decepción de los
sindicatos europeos después de la reunión del Consejo de la pasada semana, y
las duras declaraciones de la Secretaria General de la Confederación Europea deSindicatos, Bernadette Ségol: “They are trying to convince us that black is
white; they won’t deceive us. The social
dimension is reduced to a scoreboard, to statistical information; no action for
sustainable growth and decent jobs; no initiative for more social justice; Yet
we can expect action for the EU deregulatory agenda. Today workers feel angry
and deeply disappointed.”
2. ¿Qué plantea
la Comunicación de la Comisión? El documento, en cuya introducción se recuerda
que las políticas sociales y de empleo “son en gran medida competencia nacional
de los Estados miembros”, se presenta como una contribución al debate sobre la
profundización de la UEM, que encuentra su origen en el Plan director aprobado
el 28 de noviembre de 2012, y propone iniciativas para reforzar la dimensión
social en tres aspectos: “Un refuerzo de la vigilancia de los desafíos sociales
y en materia de empleo así como de la coordinación de las políticas. Una mayor
solidaridad y medidas en favor del empleo y la movilidad laboral. Un diálogo
social reforzado”. Veamos en qué consisten.
3. El texto
repasa en primer lugar la que califica de “dimensión social global de la
Estrategia Europea 2020” y manifiesta, con excesivas dosis de optimismo a mi
parecer, que gracias a la adopción de la Estrategia “la política social se
situó en el punto central de la estrategia económica de la UE por vez primera”,
Constata las dificultades que ha planteado, y sigue haciéndolo, la crisis
económica para la consecución de los objetivos marcados, pero mantiene un tono
optimista, a pesar de la situación que vivimos, y considera necesario, y por
ahí va el contenido y los objetivos de la Comunicación, reforzar la dimensión
social de la UEM “a fin de poder percibir mejor las políticas sociales y la
evolución de la situación”. A continuación, se adentra ya en el análisis de la
dimensión social de la UEM, que
relaciona, con un lenguaje técnico y probablemente comprensible para quienes
viven en el mundo institucional pero mucho menos para quienes viven el día a
día de las relaciones de trabajo, “con la capacidad de los mecanismos de gobernanza
económica y los instrumentos de las políticas para identificar, tener en cuenta
y abordar los desafíos y los problemas que surgen en relación con las políticas
sociales y de empleo en la UEM”.
A partir de ahí,
se proponen una seria de medidas concretas para avanzar en tal dimensión social.
En primer lugar, el refuerzo de las vigilancias de “los desafíos sociales y en
materia de empleo”, y la coordinación de las políticas que se adopten. De forma
más concreta, y desarrollada en diversos apartados del documento, se apuesta
por un refuerzo del seguimiento de la evolución del empleo y la situación
social “como parte de la vigilancia macroeconómica”, la elaboración de “un
cuadro de indicadores sociales y de empleo clave” (me pregunto si no disponemos
ya de suficientes, y fiables, indicadores, y si de lo que debería tratarse es
de adoptar las medidas oportunas para corregir todo aquello negativo que nos
indican), reforzar la coordinación de las políticas sociales y de empleo (si no
recuerdo mal, permítanme la ironía, existe ya en el ámbito europeo el método
abierto de coordinación, muy utilizado para las políticas sociales), y lograr
una mejor coordinación (palabra que aparece cada vez más en los documentos de
la Comisión, aunque también se acude en varias ocasiones a la de convergencia)
de tales políticas dentro del semestre europeo.
La subordinación
de las políticas sociales a la dimensión
económica es fácilmente perceptible en este bloque del documento, dada la
claridad con la que se manifiesta la tesis del necesario progreso en la
incorporación de la dimensión social “en la vigilancia de los desequilibrios
macroeconómicos”, así como también en la convicción manifestada por los autores
del texto de que esa mejor integración “contribuiría a mejorar la concepción de
las políticas recomendadas para los países que aplican un ajuste macroeconómico”.
Por lo menos, y no es poco, se reconoce que hasta ahora las cuestiones sociales
no han figurado explícitamente en la puesta en
práctica del procedimiento de desequilibrios macroeconómicos”, y que si se
adoptan decisiones que permitan conocerlas mejor “este mejor conocimiento contribuiría
en última instancia a determinar medidas políticas para corregir los
desequilibrios a la vez que se reducen al mínimo sus consecuencias sociales”.
En alguna ocasión, leyendo el texto, casi me olvido de que estamos hablando de
personas. Por ello, me parece acertada la reflexión contenida en el Dictamen
del CESE de que “las mejoras sociales sostenibles requieren abordar el origen
de los problemas estructurales de los Estados miembros. La competitividad
global, el crecimiento económico y una fuerte dimensión social son elementos
clave para sacar a Europa de la crisis”.
La Comisión propone añadir nuevos indicadores nacionales para conocer la
situación social y que alerten sobre las dificultades sociales, y a modo de prueba
para el semestre europeo de 2014 propone los de la tasa de participación en el
mercado de trabajo, la ratio de desempleo de larga duración, la tasa de
desempleo juvenil, que debería ir complementada “con el porcentaje de jóvenes
que no estudian, ni trabajan, ni siguen una formación”, y la tasa de riesgo y
de exclusión social, también complementada por tres subindicadores ya recogidos
en la Estrategia Europea. Con todo ello, y nuevamente con ese lenguaje propio
de “iniciados”, el texto afirma que “se contribuiría a clarificar las
interrelaciones entre el aumento de los desequilibrios y la evolución de la
situación social y, de esta manera, se ayudaría a la formulación de los enfoques
de las políticas”.
Se propone, tal como ya he indicado, la elaboración de un cuadro de
indicadores sociales y de empleo “clave”, que a mi parecer sería más bien una
revisión y en su caso mejora de los ya existentes, a fin de utilizarlos en el
informe anual que se presenta sobre el empleo. Tales indicadores, que deberían
estar centrados “en las tendencias sociales y del empleo que puedan socavar
gravemente el empleo, la cohesión social y el capital humano, así como tener
efectos negativos en el crecimiento y la competitividad de un Estado miembro”,
podrían ser los siguientes: los cambios y los niveles de desempleo (me pregunto
si no los tenemos ya, y para no ser pesado no repetiré la pregunta al referirme
a los restantes indicadores propuestos, ya que pienso lo mismo); la tasa de
jóvenes que no estudian ni trabajan ni siguen una formación y la tasa de
desempleo juvenil; la renta bruta disponible real de los hogares; la tasa de
riesgo de pobreza de la población en edad de trabajar; las desigualdades. Todos
estos indicadores deberían utilizarse junto con los ya existentes, ser
operativos para el próximo informe sobre empleo y debatirse previamente con el
Parlamento y los agentes sociales, con la finalidad de que, una vez puestos en
marcha, se logre “integrar mejor las consideraciones sociales y en materia de
empleo en el panorama global de las políticas”.
No alcanzo a ver, dicho con sinceridad, qué aporta de nuevo la propuesta de
la Comisión sobre la necesidad de adoptar medidas para “una mayor coordinación
de las políticas sociales y de empleo dentro del semestre europeo”, que
recuerda la importancia concedida por las instituciones comunitarias al
intercambio y conocimiento de buenas prácticas y la realización de evaluaciones
comparativas para facilitar tal coordinación, y de esa forma “apoyar la
creación de unos mercados de trabajo más dinámicos, así como facilitar un
crecimiento rico en empleo”. Para un mejor conocimiento del mercado de trabajo
a escala europea, el documento se refiere a la reciente propuesta presentada
sobre los Servicios Públicos de Empleo y la necesaria cooperación entre todos
los de los Estados miembros, es decir “un marco general para la evaluación comparativa
y el aprendizaje mutuo que permitiría una comparación coherente de los resultados
de los SPE”.
4. A continuación, la Comisión entra en el bloque denominado “responsabilidad,
solidaridad y refuerzo de la actuación en materia de empleo y movilidad laboral”,
en el que se apuesta también por “incrementar la solidaridad con unos
instrumentos financieros reforzados” y profundizar en la UEM, con un título del
epígrafe 4.3 que casi podría ser objeto de una tesis doctoral para saber qué
quiere decir: “combinar una ambición sustancial con una secuencia apropiada”.
Respecto a la utilización de los instrumentos financieros se hace
referencia, y me parece acertado, a la necesidad de utilizar todo el potencial
económico disponible para reforzar la dimensión social, con la mejor
utilización, y aprovechamiento del incremento de recursos disponibles para el
período 2014-2020, de los fondos estructurales y de inversión europeos, el
fondo social europeo, el nuevo programa de empleo e innovación social, el fondo
europeo de adaptación a la globalización, o la reciente Iniciativa de empleo
juvenil. Repito que coincido con la importancia de la buena utilización de los
recursos, pero creo que casi todo lo
expuesto en el documento, a excepción de la iniciativa de empleo juvenil, ya
puede hacerse desde hace varios años, y de ahí que me parezca haber escuchado o
leído en más de una y dos ocasiones la frase de que los Estados miembros “se
enfrentan al desafío de establecer prioridades para la inversión social y la
modernización de los servicios de bienestar social. Esto implica mejorar sus
estrategias de inclusión activa y utilizar los presupuestos sociales de manera
más eficiente y efectiva”.
Sobre el refuerzo de la actuación en materia de empleo y movilidad laboral,
coincido en la importancia de potenciar todos los mecanismos que permitan la
incorporación de los jóvenes al mercado de trabajo (siempre, añado yo ahora,
que se haga en condiciones que permitan aprovechar todas sus capacidades y
conocimientos), y por supuesto también lo estoy con facilitar la libre
circulación de trabajadores en el seno de la UE, adoptando las medidas que hace
tiempo se demandan, y que ahora la Comunicación vuelve a recordar, para mejorar
el reconocimiento de las cualificaciones profesionales, la coordinación de las
prestaciones Seguridad Social para garantizar que “los trabajadores móviles no
pierdan sus derechos adquiridos cuando toman la decisión de cruzar sus
fronteras”. Hay que seguir avanzando, no porque la diga el texto ahora
comentado sino porque hay desde hace ya bastante tiempo una propuesta de
Directiva presentada, sobre las medidas para facilitar el ejercicio de los
derechos conferidos a los trabajadores en el marco de la la libre circulación.
Para facilitar dicha libre circulación es necesario reforzar la red EURES y
mejorar la coordinación de todos los servicios de empleo de los Estados
miembros para poder tener acceso a todas las ofertas y demandas de empleo. Me
parece positiva, y esperaremos con prudencia a conocer su contenido, el anuncio
de la presentación el próximo año de una revisión de dos Reglamentos
comunitarios que permitirían “simplificar los procedimientos para conceder
prestaciones por desempleo en situaciones transfronterizas”.
Respecto a la denominada “profundización de la UEM”, más paree un conjunto
de reflexiones y propuestas propias de un
documento económico que no de uno que se centra, o dice centrarse, en
cuestiones sociales, aunque ciertamente mereció mucha atención en los medios de
comunicación una de sus propuestas, que estaría ubicada en el marco de la
creación de un “instrumento común para la estabilización macroeconómica” y que podría
suponer, según los autores del documento “un sistema de seguro para compartir
los riesgos de los choques económicos entre los Estados miembros, reduciendo de
esta manera las fluctuaciones en las rentas nacionales”, refiriéndose a la
posibilidad de crear un sistema europeo de protección de las situaciones de
desempleo, dando mucho más poder a las instituciones europeas en este ámbito
del que ahora (no) tienen.
En el bien entendido, y aquí vendrían las dificultades apuntadas por el
texto, y de las que muy escasamente se hicieron eco los medios, que las medidas
propuestas requerirían una reforma del Tratado de la UE, ya que esta no tiene
competencias en materia de empleo y de protección social, limitándose en este
último bloque (recordemos el art. 153 TFUE) a la adopción de Directivas “en las
que se establecen los requisitos mínimos para los sistemas de los Estados
miembros, cuyos principios fundamentales y cuyo equilibrio financiero son establecidos
por los propios Estados miembros”. Por consiguiente, la propuesta más parece
ser una sugerencia de línea de actuación para un futuro, como mínimo, a medio
plazo, y requeriría no sólo de mayor integración económica sino también política,
y el documento no duda en manifestarlo de forma expresa: “esta fase final
precisaría una revisión fundamental de los Tratados, que también debería ir
acompañada, tal como se detalla en el Plan director, de una integración
política de magnitud equivalente, a fin de garantizar la legitimidad
democrática y la responsabilidad”.
5. La última parte de la Comunicación está dedicada al diálogo social y a
la conveniencia de reforzarlo, tanto a escala europea como de cada Estado, para
reforzar también la gobernanza de las políticas económicas. El documento es un
cántico a las virtudes del diálogo social y al papel que asumen los agentes
sociales en la regulación de las políticas sociales, si bien creo que el acento
se pone, y ya lo he dejado apuntado, en que su participación en la adopción de
decisiones se contempla desde la eficacia económica, con una frase con las que
puedo estar de acuerdo pero que requeriría de muchos matices respecto a su
concreción en los diferentes ámbitos de las políticas sociales: “El diálogo
social a nivel de la UE desempeña un papel esencial en el progreso de nuestra economía
social de mercado y beneficia tanto a los empleadores como a los trabajadores y
a la economía y la sociedad en su conjunto”.
Para reforzar ese diálogo social no se proponen medidas que podamos
calificar de nuevas, sino más bien la mejor utilización de las posibilidades
existentes, es decir de un mejor uso de los foros en los que se desarrolla
dicha participación en el ámbito europeo como son los diálogos macroeconómicos
y muy especialmente la cumbre social tripartita para el crecimiento y el
empleo, las reuniones informales de los agentes sociales con el Consejo EPSCO,
y los numerosos comités conjuntos en diversos sectores. El texto propone una
mayor implicación de los agentes sociales en el proceso de gobernanza europea,
tanto a escala nacional como europea, y
a tal efecto se formulan propuestas de reuniones de la Comisión con los agentes
sociales antes de adoptar el estudio prospectivo anual sobre el crecimiento, la
convocatoria de reuniones y debates para analizar dicho estudio, y una mejor ordenación
de los distintos grupos y comités para mejorar las posibilidades de
intervención de sindicatos y patronales. Todo ello me parece positivo, pero
sigo insistiendo en que no parece haber obstáculos para que la mayor parte de
las medidas propuestas puedan ya ponerse en marcha con el arsenal normativo
existente.
6. No hay en definitiva, a modo de conclusión, ninguna propuesta que
merezca una atención especial por sus implicaciones a corto plazo sobre la
mejora de las políticas sociales a escala europea. El objetivo o finalidad es muy claro: reforzar la
dimensión social de la UE “mediante una mejor coordinación y un mejor
seguimiento de las políticas sociales y de empleo y de su evolución, como parte
del proceso del Semestre Europeo, movilizando acciones y fondos para abordar
mejor las dificultades sociales, eliminar las barreras a la movilidad laboral
transfronteriza dentro de la UE y reforzar el papel del diálogo social”. No es
poco si se consigue, pero gran parte de la ciudadanía europea demanda mucho
más, e insisto, las elecciones europeas se acercan.
7. Buena lectura de la Comunicación y de los restantes documentos. Cierro
esta entrada con la transcripción de las breves referencias contenidas a la
dimensión social de la UE en las conclusiones de los Jefes de Estado y de Gobiernode la reunión celebrada la pasada semana.
“37. El Consejo Europeo acoge con satisfacción
la comunicación de la Comisión Europea sobre la dimensión social de la UEM, que
considera un paso hacia adelante, y reitera la importancia que revisten la
evolución del empleo y de la situación social en el marco del Semestre Europeo.
La utilización de un cuadro de indicadores sociales y de empleo en el Informe
conjunto sobre empleo, y de indicadores sociales y de empleo como los
propuestos por la Comisión, es un objetivo sobre el que hay que seguir
trabajando, atendiendo a la labor que realicen los comités correspondientes,
para que el Consejo tome en diciembre una decisión, confirmada por el Consejo
Europeo, con el fin de que estos nuevos instrumentos puedan aplicarse ya en el
Semestre Europeo de 2014. Esta gama más amplia de indicadores tiene por objeto
hacer posible una comprensión más profunda de la evolución social.
38. La coordinación de las políticas
económicas, sociales y de empleo se seguirá impulsando en consonancia con los
procedimientos existentes a la vez que se respetan plenamente las competencias
nacionales. Esto requiere seguir trabajando para reforzar la cooperación entre
las diferentes formaciones del Consejo a fin de garantizar la coherencia de
dichas políticas, atendiendo a nuestros objetivos comunes.
39. El refuerzo de la coordinación de las
políticas económicas y las medidas adicionales para impulsar la dimensión
social en la zona del euro son voluntarios para los que no participen en la
moneda única y serán plenamente compatibles con el mercado único en todos sus
aspectos.
40. Por último, el Consejo Europeo subraya la
importancia de mejorar el diálogo social, con la participación de los
interlocutores sociales tanto a escala de los Estados miembros como de la UE,
en particular en el contexto del Semestre Europeo, con el fin de lograr que las
conclusiones y recomendaciones que se deriven de este diálogo sean asumidas
como propias en toda la Unión”.
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