1. Se ha
publicado recientemente el último eurobarómetro general de la Unión Europea,
con entrevistas realizadas entre el 10 y 26 de mayo a ciudadanos de 34 países o
territorios (ya que incluye la Comunidad turcochipriota). Las preguntas han
girado, al igual que los anteriores, sobre la situación política y social de la
UE, y en su presentación se destaca que desde la realización del eurobarómetro
general de otoño de 2012 han tenido lugar elecciones generales en cuatro
países: Chipre, República Checa, Italia y Malta.
Una de las
preguntas que se formula es cómo impacta la crisis en el empleo y si estamos
saliendo de la misma, al objeto de poder seguir la evolución de los pareceres
de los ciudadanos europeos. Desde otoño del pasado año se ha incrementado en
siete puntos, hasta alcanzar el 36 %, el número de personas que creen que el
impacto de la crisis sobre el empleo ya ha alcanzado su punto álgido,
reduciéndose en el mismo número el porcentaje de aquellos que creen que lo peor
está aún por llegar en términos de mayor incremento del desempleo, mientras que
un 9 %, el mismo porcentaje que en el eurobarómetro anterior, no saben cuál es
la situación.
Si nos fijamos
en los datos disponibles desde el realizado en mayo y junio de 2009, la cifra
de ciudadanos “positivos” tuvo un fuerte incremento que alcanzó el 43 % en
septiembre de 2011 (frente al 28 % de abril y mayo de 2009), cayendo
radicalmente en el siguiente (23 %) y remontando gradualmente hasta llegar al
porcentaje actual. Con respecto a los ciudadanos “negativos”, su mala
percepción disminuyó considerablemente hasta alcanzar solo el 47 % en
septiembre de 2011 (desde el 61 % de
abril y mayo de 2009), sufriendo un
incremento radical de más de veinte puntos en el siguiente eurobarómetro (68 %)
y reduciéndose de forma gradual, pero con altibajos, hasta llegar al último porcentaje
conocido del 55 %. Respecto a los ciudadanos que no tienen parecer u opinión,
no ha habido prácticamente diferencias desde el primer eurobarómetro
mencionado, oscilando entre el 11 y 9 %.
Sí hay
diferencias significativas por países, y centrando la atención en los Estados
de la UE cabe decir que en diecinueve de ellos hay mayoría de ciudadanos “negativos”,
un empate técnico en uno, y ventaja de los “positivos” en ocho. Entre los
primeros, los más pesimistas son los ciudadanos de Chipre (83 %), mientras que
los españoles vemos más el lado oscuro de la situación en un 62 %, y entre
quienes creen que la crisis ya ha llegado a su punto más alto y que la
situación va a mejorar encontramos a los daneses, con un 60 %. Otro dato
importante a destacar es que en 24 Estado de la UE se ha incrementado el número
de encuestados, con respecto al eurobarómetro anterior, que creen que la
situación ha mejorado, con especial énfasis para los de Suecia (incremento
porcentual de 18 puntos), aunque tampoco está nada mal España en este ranking,
ya que ha habido una mejora en once puntos y un descenso de la valoración
negativa en doce.
2. La mejora
global de la percepción de los ciudadanos europeos no debe hacernos olvidar que
la situación económica y social sigue siendo muy difícil para buena parte de la
ciudadanía, y que es necesario adoptar a escala europea (y no sólo estatal)
medidas que contribuyan a cambiarla, aunque parece que los ritmos de las
decisiones políticas son mucho más lentos que el impacto directo de la crisis
sobre muchas personas. En el bien entendido además que muchas de las medidas
aprobadas hasta ahora no han contribuido, sino lo contrario, a la recuperación,
y muchos ciudadanos de Grecia, Portugal y España sabe directamente de lo que
hablo. ¿Estamos asistiendo al incremento de las desigualdades y a la puesta en
cuestión, o incluso intento de desmantelamiento, del modelo social europeo y
del Estado del Bienestar?
La cuestión da
para un análisis mucho más extenso, por su complejidad, pero me quedo ahora con
la referencia a un reciente informe presentado por Oxfam con un título que no
engaña: “La trampa de la austeridad. El verdadero coste de la desigualdad en
Europa”, del que resalto dos ideas centrales de su contenido: por una parte,
que “actualmente, el modelo europeo se ve amenazado por unas políticas de
austeridad mal planteadas, que se presentan ante la ciudadanía como el precio
que todos debemos pagar por recuperar un crecimiento económico estable. A menos
que se revisen, estas políticas debilitarán las conquistas sociales de Europa,
creando divisiones dentro de los países y del continente, y perpetuando la
pobreza durante una generación”; por otra, que “Los programas de austeridad que
se han aplicado en toda Europa están basados en una fiscalidad regresiva y
corta de miras, así como en el drástico recorte del gasto, especialmente en
servicios públicos como la educación, la sanidad y la seguridad social. Estas
medidas han debilitado los mecanismos que reducen la desigualdad y hacen
posible un crecimiento equitativo. Las políticas de austeridad han perjudicado
especialmente a las personas más pobres y vulnerables, sobre quienes se ha
hecho recaer la responsabilidad de cargar con los excesos de las últimas
décadas, a pesar de ser las menos culpables de ellos”.
Oxfam señala que
medidas que se están adoptando en Europa tienen puntos en común con las que se
aplicaron en países de América Latina, el este asiático y África
subsahariana en los años ochenta y
noventa del siglo XX, y recuerda que “En muchos países, las políticas de ajuste
estructural tuvieron como resultado el estancamiento de los ingresos y el
aumento de la pobreza, lo cual ha marcado a varias generaciones en todo el
mundo”.
3. Potenciar la
dimensión social de la UE es una necesidad vital si queremos poner en marcha
mecanismos a escala europea que contribuyan a la salida de la crisis en todos
los países, aunque la rapidez de la misma sea desigual ya que las diferencias
actuales son muy importantes (y en algunos Estados del centro y norte de Europa
no hay esa percepción de crisis que tenemos en los países del sur), y en ello
ha insistido reiteradamente el comisario europeo encargado de asuntos sociales
Lazlo Andor, destacando, en una reciente artículo publicado por el EuropeanPolicy Centre, que si bien es cierto que las diferencias entre los Estados son
importantes, y que el marco jurídico de la UE sitúa las competencias en materia
de empleo y políticas sociales en el terreno de los Estados miembros, “Nonetheless, it has been broadly accepted that due to the limited
availability of adjustment mechanisms for national economies within the EMU, unemployment
and social crises risk developing to a greater extent in a currency union than
in a more flexible exchange rate regime, unless they are anticipated and
addressed by the currency union on a collective basis….. It is increasingly recognised
that severe employment and social problems in individual countries generate
'spill-over' effects beyond national borders, notably through four channels:
trade with other Member States, competitiveness, cross-border migration, and
financial markets..”.
Si se quiere ser egoísta económico, la inmigración es importante porque la
situación demográfica de la UE y la disminución de la población en edad laboral
tiene un indudable impacto sobre el futuro a medio plazo del mercado de trabajo
en la UE, poniéndose de manifiesto en un reciente informe elaborado para laComisión Europea que los “cuellos de botella” en algunos Estados potentes de la
UE van ya a aparecer en los próximos cinco años, incluso teniendo en
consideración un importante incremento de la tasa de actividad, y que otros
Estados se encontrarán en la misma situación en el período más o menos
aproximado de una década, concluyendo que “Given the strong inertia of
demographics, even total EU employment will start shrinking in 15 to 20 years
from now. Labour supply constrains will arise considerably earlier in the case
of highly educated workers”, pidiendo a los responsables políticos que, sin
poder desconocer obviamente la importancia del desempleo actual en los países de
la UE, no olviden actuar ante los retos que la situación va a plantear en el
futuro a medio plazo, y refiriéndose a las políticas migratorias solicitan un
nuevo enfoque que facilite un mejor uso del potencial humano que supone la población
migrante que reside legalmente en la UE, y que al mismo tiempo abra “clear and
stable pathways for new migrant workers on the basis of specific labour vacancies
but also on the basis of much broader human capital criteria”.
Seguramente pocas personas conocen tan bien la realidad de las políticas
europeas de inmigración y asilo como los comisarios encargados de ese ámbito de
actuación, y en efecto la actual comisaria, la sueca Cecilia Mamlströn, y su
equipo, lo está demostrando, con independencia de los resultados obtenidos con
su gestión. El pasado viernes pronunciaba una conferencia en el marco de la
International Metropolis Conference, celebrada en la ciudad finlandesa de
Tampere, donde se sentaron las bases de la actual política migratoria en el ya
lejano año de 1999, con el acuerdo alcanzado por el Consejo Europeo en el que
se partía de la necesidad de garantizar
una trato justo a los nacionales de terceros países que residieran legalmente
en un país de la UE (obsérvese, dicho sea incidentalmente, que la referencia a
la legalidad de la estancia será una constante en casi todos los documentos de
trabajo y textos normativos aprobados por los poderes públicos de la UE desde
entonces) y de poner en marcha una
política de integración que les concediera derechos y obligaciones “comparables
a las de los ciudadanos de la Unión”.
En la intervención de la Comisaria se destaca la necesidad de incrementar
la participación de los migrantes en el mercado de trabajo, y de hacer un uso
mucho mejor y más eficiente del que se realiza en la actualidad de sus
conocimientos y talentos, afirmando que “Migrants and refugees have a pool of
skills and talents which is untapped and we need to make use of it. This is
just common sense and decency in a welcoming society”; igualmente, se enfatiza
la necesidad de las políticas de integración, con asunción de responsabilidades
por todas las partes, y muy especialmente por los poderes públicos, para
facilitar su trato como miembros de pleno derecho de nuestras sociedades. Son
retos que aún están pendientes de resolver en muchos casos, y que requieren,
tal como destacó la Comisaria, de un nuevo empuje por parte de todos los
Estados en el marco de una política común, que necesita, tanto de una efectiva
aplicación de la normativa ya vigente, y de respeto estricto de las leyes, como
un desarrollo más amplio que favorezca y potencie la migración legal hacia
Europa, concluyendo que “We need to
consider where we could improve even further and find common solutions for the
union. That will indeed be a project
for the coming years following the Stockholm Programme”.
5. Para cerrar esta entrada, es obligado referirse a uno de los problemas
más importantes que tiene Europa en la actualidad, cual es el del desempleo
juvenil, asunto complejo que ya ha merecido con anterioridad mi atención (y
que, lamentablemente, creo que lo seguirá manteniendo en el futuro, al menos a
corto plazo), y al que ha dedicado un reciente artículo el profesor VicençNavarro, en el que formula diversas propuestas para mejorar su situación (y la
de empleo en general), desde el planteamiento previo de que “Hoy existe en la
UE un desempleo masivo entre la juventud, a pesar de que el número de jóvenes
buscando trabajo ha disminuido en términos proporcionales como consecuencia de
su inserción en el mercado de trabajo a una edad más tardía, resultado de un
mayor periodo de educación y formación que en tiempos anteriores. En realidad,
el desempleo juvenil nunca había sido tan elevado como ahora”.
El Parlamento europeo ha abordado la problemática juvenil en la sesión
plenaria celebrada esta semana, habiendo aprobado el 11 de septiembre una importante
Resolución que lleva por título (ilusionante) “Cómo combatir el desempleojuvenil: posibles soluciones”. Se trata de un texto muy extenso (20 páginas)
que contiene propuestas interesantes y dignas de tomar en consideración
(también, muchas reiteraciones, pero esto es algo frecuente en documentos del
PE, supongo que para acoger la mayor parte posible de las propuestas de los
diferentes grupos parlamentarios al objeto de que emitan su voto positivo). En
el documento se contiene referencias a las cifras del desempleo (23,5 % de los
jóvenes activos en junio de este año); la necesidad de adecuar las políticas a
las diferentes necesidades de los distintos grupos de jóvenes y prestando
especial atención a las mujeres jóvenes “que siguen sufriendo discriminación
por motivos de edad y género cuando se incorporan al mercado de trabajo”; la
necesidad de poner en marcha un marco adecuado de regulación de las prácticas
laborales que evite la explotación laboral de los jóvenes; en fin, la
potenciación de los mecanismos de formación dual y de los métodos de aprendizaje innovadores,
con una referencia a la migración involuntaria de buena parte de la población
juvenil y que no creo que sea del agrado de nuestra Ministra de empleo y seguridad
social.
Reproduzco seis tesis del documento que me parecen más importantes, y
remito a todas las personas interesadas a su lectura íntegra.
“Hace hincapié en que las medidas políticas nacionales y de la UE para
impulsar el empleo juvenil deben ser coherentes y reforzarse mutuamente y deben
centrarse especialmente en la formación (profesional) de calidad y la oferta de
experiencia laboral, permitiendo así a los jóvenes conseguir un empleo estable
de calidad; insiste en que la creación de oportunidades para la realización de
prácticas con una compensación justa y actividades voluntarias en el interés
público puede permitir a los jóvenes participar en actividades de utilidad
social y obtener experiencia profesional”
“Subraya la necesidad de contar con políticas del mercado de trabajo
activas, globales e integradoras orientadas a la creación de empleo, con
medidas especiales para los jóvenes, para, por una parte, evitar el derroche de
los recursos disponibles y, por otra, lograr la reducción del desempleo juvenil
y no su mero «reciclado»”.
“Pide a los Estados miembros que reconozcan los retos sin precedentes
planteados por un entorno económico mundial en rápida evolución a los que deben
hacer frente los profesores escolares y universitarios; señala que un factor
fundamental para la educación satisfactoria de los jóvenes y sus perspectivas
de empleo es el desarrollo de nuevas aptitudes y competencias, enfoques
innovadores y métodos de enseñanza y aprendizaje modernos”.
“Considera que deben tenerse en cuenta las necesidades locales y las
especificidades territoriales con el fin de permitir la detección de puestos de
trabajo, en particular en sectores innovadores, como la economía verde y las
empresas sociales, en el marco de estrategias integradas de desarrollo
territorial”.
“Pide a los Estados miembros que presten particular atención a la elevada
tasa de desempleo juvenil entre los migrantes y que den prioridad a la
integración en el mercado de trabajo y la integración de las políticas de
integración, dado que el empleo es la clave para una integración satisfactoria;
insiste en que deben tenerse en cuenta las dificultades experimentadas por los
jóvenes migrantes a la hora de obtener asesoramiento profesional y en que debe
supervisarse y evaluarse la integración de los jóvenes migrantes en la sociedad
y el mercado de trabajo”.
“Destaca que debe solucionarse el problema del «despilfarro de cerebros»,
porque el hecho de tener a jóvenes altamente cualificados y capacitados
trabajando muy por debajo de sus posibilidades provoca que no utilicen sus
capacidades y cualificaciones reales, mientras que, al mismo tiempo, tiene un
efecto negativo en ellos en términos sociales y psicológicos”;
Buena lectura de todos los escritos y documentos.
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