viernes, 18 de septiembre de 2009

La Asunción de la Virgen, San Próspero, San Roberto Berlamino y Santa Rita de Cascia.

El 15 de agosto es el día en el que media España está en fiestas y la otra mitad recuperándose de las ya disfrutadas o preparándose para las que empezarán poco después. Es probable que muchas personas que se encuentran en situación de desempleo sean devotas de la Virgen y que recen para pedirle ayuda a su difícil situación.
Pues bien, ese día se encontraron (¡gracias Virgencita¡) con una medida económica adoptada por el gobierno español que pretende ayudar a paliar la gravedad de la situación en la que se encuentran las personas desempleadas que han agotado la percepción de sus prestaciones contributivas y las asistenciales….. para las personas que las hayan agotado a partir del 1 de agosto (¡Virgencita, no me habías dicho nada de esta fecha¡)

Se trata del Real Decreto-Ley 10/2009 de 13 de agosto, “por el que se regula el programa temporal de protección por desempleo e inserción”, una norma para la que manifiesto con claridad una valoración positiva por el esfuerzo económico realizado para cubrir las necesidades de buena parte de la población necesitada, y que ha sido objeto de detallada explicación en entradas anteriores del blog.

Con la medida que entró en vigor el domingo día 16, el gobierno español (que está de un religioso subido cuando se trata de asuntos de empleo) estimó que se daría cobertura a 340.000 desempleados, y que de esta manera, y en cuanto que se trata de una prestación vinculada a las actividades formativas, se mejorarían sus expectativas laborales.

¡Ay, virgencita¡ La norma no se dirige a todas las personas desempleadas sino a las que, además de cumplir los requisitos requeridos para poder tener la condición de beneficiarias, han agotado las prestaciones por desempleo “desde el 1 de agosto de 2009”, y en esos términos tan claros y contundentes, que no dan lugar a interpretación alternativa posible alguna, se manifiesta la Disposición Transitoria Única.

Pero. ¡Eureka¡, San Próspero, obispo de Tarragona, acude en apoyo de las personas desfavorecidas y, como su propio nombre indica, obtiene recursos económicos suficientes en pocos días (cerca de 700 millones de euros) para que puedan cobrar la prestación las personas que hayan agotado la prestación a partir del 1 de enero de 2009 (varios cientos de miles de desempleados más). Es un acto de justicia social, afirma con rotundidad el portavoz socialista José Antonio Alonso el día 2 de septiembre, al tiempo que da las gracias a los grupos políticos con los que ha pactado la modificación de la norma (por cierto, de no hacerlo únicamente la hubiera podido aprobar con el voto de los diputados del grupo popular, y supongo que algunos estrategas socialistas habrán pensado “Padre, aparta de mí este cáliz”).

El acuerdo se plasma en una moción aprobada por el Congreso de los Diputados el 8 de octubre, a partir del texto presentado por Convergència i Unió. Lamentablemente, no goza del apoyo del Partido Popular porque CiU, y así se acepta por el grupo socialista, pide que el Congreso inste al Gobierno a “Dar pleno cumplimiento a las previsiones del artículo 170 del Estatuto de Autonomía de Catalunya, sobre trabajo y relaciones laborales”, y ya es sabido que este precepto fue uno de los muchos impugnados por el partido Popular en su recurso de inconstitucionalidad contra el Estatuto de Autonomía de Cataluña. En el debate de convalidación celebrado ayer en el Congreso, festividad de San Roberto Belarmino, se oficializa el acuerdo, al que ahora sí se suma el grupo popular y sólo queda fuera Unión Progreso y Democracia, y se acuerda la tramitación del Real Decreto Ley como proyecto de ley por el procedimiento de urgencia, aunque le llueven las críticas al gobierno por aquello que varios grupos parlamentarios califican de “improvisación” en su forma de actuar.

Bienvenida sea la medida para paliar la situación de los más desfavorecidos, aunque la imagen de la vida política española haya sufrido un nuevo revolcón. A partir de ahora sugiero que se compartan los rezos dirigidos a la Virgen con los que se dirijan a San Próspero y a San Roberto Berlamino, ya que la primera fue cicatera con los recursos económicos para los desempleados, mientras que el segundo y el tercero han sido rumbosos (dentro de las posibilidades presupuestarias, “of course”). De todas formas, no conviene olvidar que hay que seguir rezando, y mucho, a Santa Rita de Cascia, patrona de los imposibles, cuya eficacia también ha quedado probado en este conflicto.

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