jueves, 9 de abril de 2009

El lento camino hacia la igualdad entre mujeres y hombres en la Unión Europea.

La Comisión Europea ha presentado recientemente una nueva Comunicación sobre la igualdad entre mujeres y hombres en el ámbito comunitario. En el documento se pasa revista a las actuaciones emprendidas o continuadas durante los dos últimos años para avanzar en el camino de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres básicamente en el ámbito sociolaboral, al mismo tiempo que se concretan cuáles son las prioridades para el próximo futuro. La tesis general del texto es que se sigue avanzando en las superación de las desigualdades, pero que los avances “aún son demasiado lentos en la mayoría de los sectores y la igualdad entre mujeres y hombres está lejos de ser una realidad”. Además, la Comisión subraya el nuevo escenario económico de crisis, en el que se debe proseguir con las políticas de igualdad, y reitera que se debe seguir apostando por invertir en el capital humano como vía para mantener y avanzar en la cohesión social.

Entre los principales avances se constata el importante crecimiento del empleo femenino, que ha pasado del 51,1 % 1997 en tasa de empleo al 58,3 % en el año 2007 y muy cerca, pues, del objetivo marcado por la Estrategia de Lisboa del 60 % en el 2010, aún cuando la crisis económica podría hacer peligrar el cumplimiento de dicho objetivo. Ese avance, que ha permitido reducir la diferencia con la tasa de empleo masculina desde 17,1 puntos en el año 2000 hasta los 14,2 en el 2007, no debe ocultar que siguen existiendo diferencias importantes por razón de sexo cuando se tienen hijos a cargo menores de 12 años, ya que la tasa de empleo femenina cae 12,4 puntos y la masculina se incrementa en 7,3. Otro dato estadístico que debe llevar a pensar sobre el diferente grado de asunción de las responsabilidades familiares y profesionales, y que aconseja seguir trabajando en su corrección, es el número de personas que prestan sus servicios a tiempo parcial, que en el caso de las mujeres es del 31,2 % durante 2007, cuatro veces mayor que el de los trabajadores. Justamente la Comisión enfatiza que son los países que tienen mayores tasas de natalidad los que también adoptan más medidas para lograr el equilibrio de responsabilidades entre varones y mujeres y los que tienen tasas más elevadas de empleo femenino.

Se avanza muy lentamente según la Comisión en la reducción de la segregación profesional y sectorial que sufre la mayor parte del colectivo femenino, constatándose que el crecimiento del empleo de las mujeres se produce mayoritariamente en sectores y profesiones feminizadas y con niveles salariales más bajo que el promedio, y ello con independencia de un dato muy positivo como es que las mujeres consiguieron el 58,9 % de los títulos universitarios en la UE durante 20006. Esa segregación trae como consecuencia económica que exista una diferencia de retribución entre sexos que alcanza una media del 17,4 % en la Unión Europea, diferencias a las que no son ajenas tampoco las situaciones vividas por muchas mujeres de interrupción de su carrera profesional por motivos familiares.

El documento pasa revista a cómo ha sido la evolución política y legislativa en materia de igualdad durante el pasado año, destacando las propuestas ya presentadas, y para las que se augura todavía un largo y difícil camino de tramitación, de ampliación del permiso de maternidad de 14 a 18 semanas, o el inicio de las negociaciones entre los agentes sociales europeos sobre excedencias por motivos familiares distintas del permiso por maternidad. Igualmente se repasan las actuaciones comunitarias de inicio de procedimientos de infracción contra varios Estados por aplicación incorrecta de normativa en la materia.

En cuanto a los retos y orientaciones estratégicas de futuro, se llama a los Estados miembros a seguir invirtiendo en un mejor uso de las cualificaciones y de los recursos, tanto de las mujeres como de los hombres, y que se apueste por el refuerzo de la dimensión de género en las políticas de flexiguridad. Hay que avanzar en el fomento de la distribución equitativa de las responsabilidades privadas y familiares entre mujeres y hombres, con una mención expresa a que esas políticas “deben dirigirse también a los hombres”, y se incluyen en este grupo el desarrollo de los servicios para cuidado de menores y personas dependientes, acuerdos sobre trabajo flexible y excedencias, con una nueva llamada a la adopción de permisos de paternidad que “deberían estimular a los hombres a compartir de forma equitativa con las mujeres sus responsabilidades parentales y de cuidados”.

Desde una perspectiva más general, y por consiguiente no sólo referida al ámbito sociolaboral, el documento llama a enfrentarse a los estereotipos sexistas para permitir que las mujeres y los hombres puedan aprovechar al máximo sus capacidades. En el ámbito laboral ello debe concretarse en una superación de los roles “clásicos” y en el aprovechamiento de las actitudes de las mujeres para ocupar puestos de liderazgo.

También desde la perspectiva más general se plantea el fomento de un acceso más equitativo de las mujeres y los hombres a los puestos decisorios, destacándose la importancia de una política no discriminatoria en materia de selección y contratación de personal, así como también la de una política de lucha declarada contra todo tipo de discriminación, acoso psicológico y acoso sexual.

Por fin, se apuesta por crear una mayor conciencia y comprensión de la igualdad entre sexos, mediante la introducción del factor de igualdad en todas las políticas, del desarrollo de estadísticas de género, y de la integración de la perspectiva de género en todas las decisiones que se adopten por los poderes públicos y por los diferentes agentes sociales.

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