La Plataforma laboralLife ha publicado en su blog el artículo que envié hace unos días y que reproduzco a continuación
1. El buen amigo Manuel
López Jerez, director de Plataforma Laboral Life, me pide un artículo sobre la
mejora del bienestar laboral.
Me pongo inmediatamente
manos a la obra, para que no se diga que la jubilación aletarga el interés por
la vida laboral, cuando he sido una persona que he dedicado a mi actividad
docente la mayor intensidad e interés posible.
La primera pregunta que
me hago es cómo definir el bienestar laboral, y tras buscar la respuesta
adecuada, o las respuestas ya que hay más de una y dos definiciones o
conceptos, pasaré entonces a intentar (no les garantizo a los lectores y
lectoras que tenga éxito) formular algunas pistas o ideas sobre cómo lograr su
mejora.
Cuando estoy poniéndome
manos a la obra, voy a las redes sociales para saber qué información hay sobre
el bienestar laboral, y me quedo anonadado por la ingente cantidad disponible,
siendo obviamente necesario separar el grano de la paja, es decir aquello que
es pura palabrería o venta de humo, de los trabajos en los que se formulan
buenas nociones y se realizan buenas
propuestas para alcanzar aquel.
Me lleva un cierto
tiempo, pero acabo satisfecho porque ya tengo más conocimientos, ¡ y que no se
diga que los jubilados no tenemos interés en seguir aprendiendo cada día!
En esta búsqueda previa,
le pregunto a una de las nuevas “biblias tecnológicas” del siglo XXI, chatgpt , como puede definirse el bienestar laboral. Este, bien entrenado y documentado
me responde que “se refiere al estado de satisfacción y salud que experimentan
los empleados en su entorno de trabajo. Incluye aspectos como la calidad de las
relaciones con compañeros y superiores, el equilibrio entre la vida personal y
profesional, la seguridad en el empleo, y la posibilidad de desarrollo y crecimiento
profesional. Un ambiente laboral positivo puede aumentar la motivación, la
productividad y la lealtad de los empleados, lo que beneficia tanto a los
trabajadores como a la organización en su conjunto. En resumen, el bienestar
laboral es fundamental para crear un lugar de trabajo saludable y eficiente”.
Temo que ese “invento” me
sustituya y que el director de la Plataforma se dé cuenta de que puede acudir
al mismo en mi lugar por dar respuestas mucho mejores y más documentadas, pero
sigo formulándole preguntas y ahora la hago justamente aquella que me ha
realizado Manuel López, es decir cómo mejorar el bienestar laboral.
Me responde que “es un
proceso que puede involucrar varias estrategias” y me deja “varias ideas”, un
total de siete, que compruebo que no son nada novedosas con respecto a las
aportaciones de los “humanos”, es decir de quienes dedican su actividad
profesional al logro de ese objetivo. Además, como buen comercial, quiere que
siga “hablando” con ella y tras sintetizarlas en la tesis de que las
estrategias expuestas “puede contribuir significativamente a un ambiente
laboral más saludable y satisfactorio, me pregunta “¿Te gustaría profundizar en
alguna de estas ideas?”.
Desisto ya seguir la conversación informática, ya que no sé si soy yo quien está escribiendo este artículo o bien ya lo he delegado a esa nueva “biblia tecnológica”, que algunos consideran como el Oráculo de Delfos de la actualidad y que en realidad se nutre de la información facilitada por los humanos... aunque pueda llegar a ocurrir que intente “escaparse” de nosotros como lo demuestra la alarma que ha causado en la comunidad tecnológica que un sistema de IA, en Japón, haya reescrito su propio código y así “evadir el control humano”
Me quedo con las siete
ideas, que no tengo dudas de que serán compartidas por las y los profesionales
del sector de recursos humanos y por las personas trabajadoras y empresas a las
que, y en las que, deben ponerse en funcionamiento (cuestión distinta es que
falten algunas “ideas”, y que sean puestas en práctica ): fomentar la
comunicación abierta, promover el equilibrio entre trabajo y vida personal, desarrollo
profesional, reconocimiento y recompensas, crear un ambiente físico saludable,
fomentar la salud mental, involucrar a los empleados en la toma de decisiones.
Comprobarán los lectores
y lectoras que las “respuestas tecnológicas” no son nada diferentes de aquellas
que se dan por las organizaciones que dedican al logro del bienestar laboral,
al menos en el plano tórico, buena o gran parte de su tiempo. En la amplísima
bibliografía existente creo que hay un consenso más o menos general en que
tiene seis características que debe cumplir, que van desde el bienestar físico
hasta el ambiental en el trabajo, pasando por el logro del emocional, el
social, el económico y profesional.
En el bien entendido, que
según quien formule sus propuestas pondrá más el acento en la “visión
compartida” de la empresa y su personal, o en la visión de la persona
trabajadora directamente implicada y con especial énfasis en su salud.
En cualquier caso,
encuentro a faltar referencias a cuáles son las consecuencias que la actividad
de la empresa, y por consiguiente de todo el personal a su servicio, en el
conjunto de la sociedad, puede tener sobre el logro del bienestar laboral. Por poner
un ejemplo bien claro, no hay duda de que profesionales muy bien preparados en
el diseño, creación y mantenimientos de drones, pueden estar satisfechos y
aplicarse muchas de las características apuntadas, pero si estos son dedicados
a la guerra y provocan la muerte de (muchas) vidas humanas, ¿les parece que lo
seguirán estando, y que esa actividad es de interés para la sociedad?
2.Si nos fijamos en todas
las características indicadas, compruebo, y someto mi tesis como decimos los
juristas a mejor parecer en contrario, que todas ellas guardan relación con las
relaciones de trabajo, y este es un terreno en el que ya, por fin, me siento
especialmente cómodo por haber conocido suficientemente el mismo durante mi
vida profesional académica, y que sigo intentando conocerlo ahora ya que estoy
en la fase de “envejecimiento activo” por usar esa terminología “cool” al uso.
Ya puedo, pues, pasar a
intentar responde a la pregunta formulada y no procrastinar más. Y si me
permiten, lo haré mirando hacia mi pasado, es decir como creo que hubiera
mejorado mi bienestar laboral en la actividad docente universitario, si bien, y
aquí le “plagio o copio” al chatgpt, mis “ideas” son en términos generales, así
lo creo, válidas para muchos otros ámbitos profesionales.
Bienestar físico. Era
agotador llegar a clase y encontrar en más de una y dos ocasiones que no
funcionaba el ordenador, o que tardaba
mucho tiempo en ponerse en funcionamiento, o que el micrófono no funcionaba
adecuadamente, o que el calor en el aula dificultaba seriamente impartir
docencia con la debida tranquilidad, tanto para el profesorado como para el
alumnado, o no disponer de aire acondicionado en el despacho Spoiler: muchas de
las deficiencias se fueron subsanando a medida que eran denunciadas... y se
disponía de los recursos económicos adecuados, con lo que se lograron mejoras
importantes
Bienestar en el trabajo.
En ocasiones tenía la sensación de que la calidad de la docencia que impartía
sólo me importaba a mí y a una pequeña parte del alumnado asistente, con lo que
llegaba a pensar (no se preocupen las y los expertos en recursos humanos, que
solo fueron en algunas ocasiones) que era igual dedicar mucho, poco o nada de
mi tiempo a cada sesión docente, a su mejora y actualización. Afortunadamente,
las reuniones de trabajo entre compañeros y compañeras, y el conocer que
aquella docencia sí era realmente de interés, servía para evitar una sensación
de abatimiento laboral que ya saben que ha dado en llamarse “estar quemado” o
“burnout”
Bienestar social. Guarda
estrecha relación con lo anterior. Si llegas a tu despacho, preparas solo tu
docencia, vas al aula, la impartes, regresas a tu despacho y finalizas tu
trabajo sin haber hablado prácticamente con nadie, te preguntas para que ha servido.
Afortunadamente, otro punto de mejora, ello queda, al menos parcialmente,
solventado con la interrelación periódica con tus compañeros y compañeras en
foros y espacios de debate y diálogo, y no se crean que hay muchos,
desgraciadamente, en el mundo universitario actual, en donde el individualismo,
obligado por la propia dinámica de acceso a los niveles profesionales
superiores, campa a sus anchas.
Llegamos al bienestar
económico. Conozco a pocas personas que crean que la remuneración obtenida por
su desempeño profesional sea la que se merecen, y algo tendrá que ver en ello
que las relaciones de trabajo son desiguales porque un vinculo contractual, el
contrato de trabajo, que legitima jurídicamente la situación de desigualdad
jurídica en la que se encuentra la persona trabajadora frente al sujeto
empleador y que solo puede parcialmente suplirse a través de la actuación
colectiva.
Las remuneraciones casi
fijas, ya que los incentivos por mejora docente o actividades de investigación
cuesta conseguirlos, no llevan a considerar que el trabajo que realizas este
bien valorado, ya que la remuneración será (casi) igual con independencia del
esfuerzo que dediques a tu tarea. Ciertamente, y ello se práctica sobradamente
en la negociación colectiva, y ya no me refiero a la remuneración que se
considera que debiera percibirse, la introducción de complementos que pongan el
acento en la mejora de la actividad profesional pueden ser una buena vía para
lograr ese bienestar económico ..., siempre y cuando no se produzcan
diferencias de trato que acabe siendo discriminatorias.
Todo ser humano quiere
mejorar profesionalmente en vida laboral, y desde luego quien redacta este
artículo también lo quería, aunque no sabía aun lo que costaría al iniciar aquella en la segunda mitad de los años
setenta del siglo XX. Afortunadamente, mi carrera no fue una de obstáculos,
sino que de forma gradual y paulatina pude ir mejorando mi estatus profesional,
pero ello no ocurre en muchas empresas, y desde luego la Universidad es una de
ellas, y mejorar el bienestar profesional significa dar reales oportunidades
para que el avance de cada persona, el reconocimiento de sus capacidades
profesionales, sea algo perfectamente posible.
En fin, qué les voy a
decir del bienestar ambiental que no les haya dicho ya al referirme al
bienestar físico, Disponer de aulas adecuadas y condiciones ambientales que
permitan desarrollar la actividad adecuadamente son condiciones completamente
necesarias para lograr ese bienestar.
Lo que les voy a contar a
continuación es un ejemplo de la edad que tengo y de aquello que mis nietos y
nietas llaman cariñosamente “los cuentos del abuelo”, y que conocí muy
directamente: uno de los problemas con los que tuve que enfrentarme cuando tenia
responsabilidades de dirección en una Facultad fue el del aire artificial, o
más exactamente el de su temperatura, por las discrepancias existentes entre el
personal que ponía seriamente en peligro el buen ambiente de trabajo (que
supongo que es, al menos, una parte del llamado bienestar laboral). ¿Cómo lo
resolvimos? Con mucha mano izquierda e implicando directamente a las personas
afectadas hasta que encontraron un punto medio en el que se pusieron de
acuerdo.
Concluyo este artículo.
No sé si mi amigo Manuel López acudirá directamente al chatgpt o a otras nuevas
“biblias tecnológicas” para un nuevo artículo sobre temática semejante al
actual, ya que mis reflexiones han sido más fruto de mi vida profesional que de
un estudio concienzudo de teorías y conceptos, si bien al menos he intentado
responder a la pregunta formulada.
Y no quiero sino acabar,
también fruto de mi experiencia profesional, con la mención, primero, a una
frase que escuché antes de la reunión de la comisión negociadora de un convenio
colectivo y con la que se identificarán, sin duda, muchas personas trabajadoras
para definir, y les bastaría en gran medida, cual podía ser su bienestar
laboral: refiriéndose a la parte empresarial que participaba en la negociación,
dos representantes de la parte trabajadora me dijeron, antes de su inicio: “por
favor, Sr. Rojo, diga qué nos traten con respeto”
Y la segunda, que debemos
seguir trabajando mucho para mejorar ese bienestar laboral para evitar que se
difumine o desaparezca por conflictos que, desde fuera, parecen de muy poca
importancia, pero que, vistos desde dentro, enturbian la vida laboral: que
sigan llegando a los tribunales litigios sobre el derecho al disfrute de
permisos, o conflictos sobre la “cesta de Navidad” parecen, ¿verdad? de otra
época, pero no, siguen siendo de 2024.
Y como casi siempre digo
al finalizar las entradas en mi blog, buena lectura.
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