1. Cada 12 de agosto se celebra el día internacional de la juventud desde que la AsambleaGeneral de las Naciones Unidas suscribió el 20 de enero del año 2000 la recomendación 54/120 aprobada por la Conferencia Mundial de Ministros responsables de la juventud. Además de hacer suya dicha Recomendación, la Asamblea General recomendó organizar actividades de información pública para fomentar el programa de acción dedicado a la juventud.
Para este año el teme elegido ha sido “De los clics al progreso: Vías digitales de la juventud para el desarrollo sostenible”, al objeto de destacar “la conexión clave entre la digitalización y la aceleración del progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), haciendo hincapié en las contribuciones cruciales de los jóvenes en este proceso transformador. Tal como se explica en la página web dedicada al día mundial de la juventud 2024
“La transformación
digital es una de las seis transiciones clave con «efectos catalizadores y
multiplicadores en todos los ODS» y un factor determinante para alcanzar los
Objetivos 1. Tecnologías como los dispositivos móviles, las plataformas
digitales y las innovaciones emergentes como la inteligencia artificial
desempeñan un papel crucial en el avance de los ODS. Los datos generados a
partir de cada interacción digital son fundamentales para la transformación
digital, ya que permiten tomar decisiones basadas en pruebas. Se calcula que
las tecnologías y los datos digitales contribuyen al menos al 70% de las 169
metas de los ODS, lo que tiene un profundo impacto en sus dimensiones
económica, social y medioambiental”. “ 2. Aunque persisten retos como la brecha
digital, los jóvenes suelen considerarse «nativos digitales», ya que están a la
vanguardia de la adopción y la innovación con las nuevas tecnologías.
Constituyen el mayor grupo demográfico de usuarios y desarrolladores que
configuran las tendencias digitales a escala mundial. A medida que se acerca la
fecha límite de 2030 para los ODS, los jóvenes siguen siendo un grupo
demográfico esencial a la hora de aprovechar el poder transformador de las
tecnologías para abordar los retos mundiales”.
2. Desde hace
muchos años, la Organización Internacional del Trabajo OIT realiza informes
sobre las tendencias mundiales del empleo juvenil, a los que he dedicado mi atención
en las diversas entradas de este blog en las que he analizado la problemática
del empleo en general y la del empleo juvenil en particular.
Basta ahora
recordar, como ejercicio de comparación de cuál era la realidad hace doce años
con respecto a la actual, el artículo publicado sobre el informe de 2012, que
titulé “Un nuevo, y preocupante, informe de la OIT sobre las tendencias
mundiales de empleo” , del que reproduzco unos breves fragmento que podrían perfectamente ser
acogidos en el de este año con las debidas adaptaciones:
“Para mejorar la
situación de la población en general, y muy en especial de la afectada por
desempleo y vulnerabilidad, la OIT apuesta por cambios en los estructuras
económicas que permitan incorporar actividades de mayor valor añadido y con un
incremento sustancial de la productividad de los trabajadores, debiendo ir ello
acompañado por un mejor, o más justa, distribución de los beneficios económicos
que se generan, algo que requerirá necesariamente, y así lo viene defendiendo
el máximo foro mundial social desde la puesta en marcha del programa de trabajo
decente, “mejorar más la educación y el desarrollo de las calificaciones,
aplicar regímenes de protección social adecuados que aseguren un nivel de vida
elevado para los más vulnerables, y un mayor diálogo entre los trabajadores,
los empleadores y los gobiernos”.
Un crecimiento de
la inversión en dos puntos del PIB mundial se considera necesario por la OIT
para corregir “la brecha del empleo” abierta por la crisis. Un crecimiento que
debe combinar adecuadamente la intervención del sector público con la del
sector privado. Desde el primero, además de medidas fiscales coordinadas, hay
que reevaluar las políticas activas y pasivas de empleo para seguir utilizando
aquellas que han demostrado más eficacia en términos de creación de empleo y de
mejora de los ingresos de la población, mientras que para que el sector privado
tenga una recuperación “fuerte y sostenible en el empleo” será necesario, según
el documento, “prever incentivos para que las empresas inviertan en
instalaciones y equipos, y para que amplíen sus plantillas”. La OIT apuesta, en
suma, por medidas de estímulo que no aumenten la deuda pública y que permitan
un gasto público acorde con los incrementos de renta, ya que ello “puede servir
de estímulo a la economía real, gracias al multiplicados del presupuesto equilibrado”.
Sin duda alguna, la
Resolución aprobaba varios meses más tardes por la Conferencia Internacional
del Trabajo en su reunión, titulada “La crisis del empleo juvenil. Un llamado ala acción” encontró su origen en el citado Informe, con cinco áreas de actuación propuestas
y que desde entonces han guiado la actuación de la OIT, y sus propuestas a los
Estados miembros, en las políticas dirigidas a la juventud para mejorar sus
condiciones laborales, previa importante constatación de que “los jóvenes no
constituyen un grupo homogéneo, de ahí que sea más eficaz centrarse en
determinados grupos y desventajas y vulnerabilidades específicas en el mercado
de trabajo”, y que para conseguir que ello sea posible “es necesario contar con
los recursos y las capacidades administrativas que requiere la aplicación de
este tipo de programas específicos y de gran complejidad” . Esas cinco áreas de
actuación también son recogidas en el Informe 2024, y son las siguientes:
“1. políticas
económicas y de empleo para impulsar la creación de empleo y mejorar el acceso
a la financiación; 2. educación y formación para facilitar la transición de la
escuela al trabajo y evitar desajustes de capacidades; 3. políticas del mercado
laboral dirigidas al empleo de jóvenes desfavorecidos; 4. emprendimiento y
autoempleo para ayudar a los jóvenes empresarios potenciales; y 5. derechos
laborales basados en estándares laborales internacionales para garantizar que
los jóvenes reciban el mismo trato y se les concedan derechos en el trabajo”.
2. El informe de 2024 (texto íntegro en inglés y
resumen ejecutivo en español disponibles en este enlace viene acompañado de una amplia nota de prensa de presentación, en la que se destaca el descenso en la tasa de empleo y se sigue manifestando
preocupación por el número de jóvenes sin empleo, educación o formación , destacándose
que el Informe “revela altos porcentajes de jóvenes
“ninis”, brechas regionales y de género, y una creciente ansiedad de los
jóvenes frente al trabajo, a pesar de las tendencias alentadoras del desempleo
juvenil a nivel mundial”.
Se trata de la duodécima edición del Informe que marca
su vigésimo, en el que se repasa “lo que se ha conseguido en este siglo para
mejorar las perspectivas laborales de los jóvenes y se considera el futuro del
empleo juvenil en una época caracterizada por las crisis y las
incertidumbres".
En su presentación se subraya que
“Durante dos decenios, el informe se ha esforzado por proporcionar
información oportuna y pertinente sobre cómo les va a los jóvenes en sus
esfuerzos por acceder a un trabajo decente. Para ello, ha investigado el dónde,
el porqué y el cómo de las vulnerabilidades del mercado de trabajo de los
jóvenes, y ha puesto de relieve las medidas e intervenciones en materia de
políticas dirigidas a apoyar la creación de empleo juvenil y encaminar
eficazmente a los jóvenes hacia un futuro laboral prometedor. Como edición de
aniversario, este año Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil echa la vista
atrás para recordar lo que se ha conseguido desde los inicios del siglo XXI, al
tiempo que mira hacia adelante para ver qué puede deparar el empleo juvenil en
una época caracterizada por las crisis y las incertidumbres”.
La nota de prensa, además de realizar una buena
síntesis del Informe, recoge las declaraciones del Director General de la OIT, Gilbert
F. Houngbo, para quien “Ninguno de nosotros puede esperar un futuro estable
cuando millones de jóvenes de todo el mundo no tienen un trabajo decente y, en
consecuencia, se sienten inseguros e incapaces de construir una vida mejor para
ellos y sus familias. Las sociedades pacíficas dependen de tres ingredientes
fundamentales: estabilidad, inclusión y justicia social; y el trabajo decente
para los jóvenes está en el centro de los tres", añadiendo que “El informe
nos recuerda que las oportunidades para los jóvenes son muy desiguales; con
muchas mujeres jóvenes, jóvenes con medios económicos limitados o de cualquier
origen minoritario que siguen luchando. Sin igualdad de oportunidades para
acceder a la educación y a empleos decentes, millones de jóvenes están
perdiendo la oportunidad de un futuro mejor".
3. Antes de reproducir algunas de las conclusiones más
relevantes a mi parecer del Informe, y remitir
a todas las personas interesadas a su lectura, cabe hacer referencia al
informe elaborado en España, con ocasión de dicho día mundial de la juventud,
de la organización juvenil RUGE de la UGT, “Personas jóvenes: precariedad ydificultad de acceso a la vivienda” , en el que se analizan cuales son a su parecer los principales factores que
dificultan la emancipación de la población joven: “las condiciones de trabajo y
el acceso a la vivienda. Dos dimensiones que, unidas, imposibilitan a la gran
mayoría de jóvenes reunir las condiciones necesarias para emanciparse cuando
deseen”.
Sobre la relación entre precariedad durante la adolescencia
y sus consecuencias sobre el futuro de la vida d ellos jóvenes, me parece de especial
interés el reciente estudio realizado en Francia por France Stratégie , “una
institución independiente que depende del Primer Ministro y que contribuye a
las políticas públicas a través de sus análisis y propuestas. Estimula el
debate público e informa las decisiones colectivas sobre cuestiones sociales,
económicas y medioambientales”. El estudio lleva por título “La vie devant soi : adolescenceprécaire, avenir incertain? (La vida por
delante: ¿una adolescencia precaria, un futuro incierto?) , del que reproduzco un breve fragmento de su presentación:
“¿En qué medida el hecho de crecer en una situación
precaria durante la adolescencia afecta a la trayectoria vital? A partir de un
indicador original de precariedad construido a partir de la encuesta de
Estadísticas sobre Recursos y Condiciones de Vida (SRCV), que evalúa a la vez
las condiciones de vida del individuo y la situación económica del hogar
durante la adolescencia, examinamos en qué medida se transmite la pobreza en
Francia. El 13% de las personas declaran haber experimentado la pobreza durante
su adolescencia. Una vez alcanzada la edad adulta (que en este estudio
restringimos al grupo de edad de 30 a 54 años), sus características son, por
término medio, mucho menos favorables que las de quienes no han experimentado
esta situación. Esta desventaja se refleja en términos de nivel de vida, aunque
existe una cierta heterogeneidad en las trayectorias: mientras que casi uno de
cada tres ex adolescentes en situación precaria tiene un nivel de vida en el
nivel más bajo de la escala social, casi uno de cada tres ex adolescentes en
situación precaria tiene un nivel de vida en el nivel más bajo de la escala
social. Mientras que casi uno de cada tres antiguos adolescentes en situación
precaria tiene un nivel de vida situado en el 20% más bajo al llegar a la edad
adulta, el 30% se encuentra en el 40% más alto”.
Sin que convenga olvidar, añado por mi parte, con respecto a España que la reforma laboral operada por el Real Decreto-Ley 32/2021 de 28 de diciembre ha sido un importante revulsivo en la disminución del desempleo juvenil. Los datos oficiales de julio de esta año ponen de manifiesto que “El empleo de los jóvenes ...muestra un dinamismo por encima de la media, con un aumento del 15,5% desde 2019, 5,9 puntos más que el conjunto (9,6%), y del 21,4% desde la puesta en marcha de la reforma laboral, más del doble que el incremento total (7,9%)” , y que “El paro juvenil lleva 39 meses consecutivos descendiendo en términos interanuales y marca su mínimo histórico con un total de 174.926 jóvenes en situación de desempleo”
4. Estas son las tesis más relevantes a mi parecer del
Informe de la OIT del presente año 2024 (la negrita es mía).
“La tendencia a la baja de las tasas de desempleo juvenil en la
mayoría de las regiones, aunque no en todas, es una buena noticia. Pero el
desempleo no es la única señal de viento en contra del éxito de los jóvenes en
el mundo del trabajo. Solo el 6 por ciento de la población mundial de jóvenes
estaba desempleada en 2023, pero una proporción mucho mayor, el 20,4 por
ciento, no tenía empleo, ni estudiaba ni recibía formación. Esta perspectiva
ofrece una imagen mucho más amplia de la exclusión del mercado de trabajo entre
los jóvenes, al tiempo que apunta a algunas oportunidades perdidas en el
desarrollo del capital humano.
Los avances en el logro
de la meta 8.6 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para reducir la
tasa de jóvenes que ni estudian, ni trabajan ni reciben formación han sido
desiguales y se han inclinado a favor de las economías avanzadas. El informe
revela que uno de cada tres jóvenes del mundo (33 por ciento) vive en un país
que «no va por buen camino» en su objetivo de reducir la tasa de jóvenes que ni
estudian, ni trabajan ni reciben formación. Lo que resulta especialmente
inquietante es que los países en los que se observa un progreso regresivo son
los países de ingreso bajo y los situados en subregiones donde las tasas ya se
encontraban entre las más altas del mundo (a saber, Estados Árabes, África
Septentrional y África Subsahariana).
En el
plano mundial, también es preocupante el rostro femenino persistente que tiene
el colectivo de jóvenes que ni estudian, ni trabajan ni reciben formación. No
solo dos de cada tres jóvenes en esta situación son mujeres, sino que la tasa
de jóvenes que ni estudian, ni trabajan ni reciben formación entre las mujeres
jóvenes es también más del doble que la de los hombres jóvenes (en 2023 del
28,1 por ciento y el 13,1 por ciento, respectivamente)”.
“... A
pesar de las señales positivas de los indicadores económicos y del mercado de
trabajo a nivel mundial, los jóvenes muestran hoy signos de niveles crecientes
de ansiedad sobre su futuro. Las encuestas destacadas en este informe indican
que muchos jóvenes de hoy se sienten estresados por la pérdida de empleo y la
estabilidad laboral, el estado de la economía, la falta de movilidad social
entre generaciones y sus perspectivas de una eventual independencia financiera.
Las percepciones de los jóvenes sobre el futuro, basadas o no en la realidad,
desempeñan un papel importante en su bienestar personal y sus niveles de
motivación, así como en la configuración de sus decisiones sobre su futuro
educativo, laboral y compromiso cívico.
Con
objeto de ayudar a aliviar las ansiedades de los jóvenes, las instituciones
tendrán que guiarlos a través de las complejidades de las transiciones de la
escuela al trabajo y de la juventud a la edad adulta. Ayudar a los jóvenes a
mantener vivas sus esperanzas debe convertirse en una misión compartida que implique
a todos los segmentos de la sociedad”
“... El
mayor acceso a la educación observado desde el comienzo del milenio se ha visto
acompañado de una ligera disminución general de los beneficios de la educación,
una situación que refleja en parte el lento progreso de la transformación
estructural de las economías en proceso de desarrollo. La proporción de trabajadores
jóvenes en el sector industrial ha ido creciendo ligeramente, pero la
asignación sectorial del empleo juvenil fuera del sector agrícola ha sido
predominantemente hacia la industria no manufacturera (principalmente la
construcción) y hacia servicios tradicionales como el comercio, el transporte,
la hostelería y la restauración. El ajuste estructural de las economías en
desarrollo hacia sectores de mayor valor añadido ha sido lento, lo que
significa que los jóvenes de los países en desarrollo siguen encontrando trabajo
principalmente en ocupaciones que requieren cualificaciones bajas o
intermedias. Además, al ser limitado el número de puestos de trabajo
disponibles que requieren cualificaciones más altas, la cola de los jóvenes con
estudios que buscan trabajo es cada vez mayor.
Para
compensar la disminución de los beneficios de la educación superior, los países
tendrán que prestar cada vez más atención a las políticas y programas que
puedan impulsar la creación de puestos de trabajo para los jóvenes y a las
políticas que apoyen la transición de los jóvenes al empleo productivo. Y es
importante tener en cuenta que, a pesar de cierta ralentización de los
beneficios de la educación superior, los jóvenes con estudios siguen teniendo
muchas más posibilidades de salir de la economía informal, ganar salarios más
altos y conseguir cierto grado de estabilidad laboral. En otras palabras, los beneficios
sociales generales que conlleva el aumento de las inversiones en la educación y
la formación de los jóvenes son más apreciables que nunca”
“... El
informe identifica los siguientes principios fundamentales para la adopción de
medidas en materia de políticas:
1.
Mantener a los jóvenes al timón de la formulación de políticas, y promover y
fortalecer las instituciones de diálogo social que incluyan a los jóvenes en
todas las esferas de acción.
2.
Ampliar el enfoque político en la creación de puestos de trabajo a través de
políticas macroeconómicas y sectoriales que tengan en cuenta las cuestiones de
género, y asegurarse de que las intervenciones en la demanda se dirigen
directamente —y con carácter urgente— a la creación de puestos de trabajo para
las mujeres jóvenes.
3.
Ampliar las intervenciones en la oferta con un impacto demostrado y que estén
orientadas a satisfacer la demanda de mano de obra, inclusive a través del
fortalecimiento de las instituciones, así como las intervenciones que se
esfuerzan por eliminar las barreras de acceso a la educación y el desarrollo de
competencias, especialmente para los grupos vulnerables, y de este modo,
reducir el número de jóvenes que ni estudian, ni trabajan ni reciben formación.
4.
Abordar las desigualdades mundiales mediante la mejora de la cooperación
internacional, las alianzas público-privadas y la financiación para el
desarrollo”.
Buena
lectura.
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