viernes, 16 de agosto de 2024

Empleo juvenil. A propósito del informe 2024 de la OIT.

 

1. Cada 12 de agosto se celebra el día internacional de la juventud desde que la AsambleaGeneral de las Naciones Unidas suscribió el 20 de enero del año 2000 la recomendación 54/120 aprobada por la Conferencia Mundial de Ministros responsables de la juventud.  Además de hacer suya dicha Recomendación, la Asamblea General recomendó organizar actividades de información pública para fomentar el programa de acción dedicado a la juventud. 

Para este año el teme elegido ha sido “De los clics al progreso: Vías digitales de la juventud para el desarrollo sostenible”, al objeto de destacar “la conexión clave entre la digitalización y la aceleración del progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), haciendo hincapié en las contribuciones cruciales de los jóvenes en este proceso transformador. Tal como se explica en la página web dedicada al día mundial de la juventud 2024 

“La transformación digital es una de las seis transiciones clave con «efectos catalizadores y multiplicadores en todos los ODS» y un factor determinante para alcanzar los Objetivos 1. Tecnologías como los dispositivos móviles, las plataformas digitales y las innovaciones emergentes como la inteligencia artificial desempeñan un papel crucial en el avance de los ODS. Los datos generados a partir de cada interacción digital son fundamentales para la transformación digital, ya que permiten tomar decisiones basadas en pruebas. Se calcula que las tecnologías y los datos digitales contribuyen al menos al 70% de las 169 metas de los ODS, lo que tiene un profundo impacto en sus dimensiones económica, social y medioambiental”. “ 2. Aunque persisten retos como la brecha digital, los jóvenes suelen considerarse «nativos digitales», ya que están a la vanguardia de la adopción y la innovación con las nuevas tecnologías. Constituyen el mayor grupo demográfico de usuarios y desarrolladores que configuran las tendencias digitales a escala mundial. A medida que se acerca la fecha límite de 2030 para los ODS, los jóvenes siguen siendo un grupo demográfico esencial a la hora de aprovechar el poder transformador de las tecnologías para abordar los retos mundiales”.

2. Desde hace muchos años, la Organización Internacional del Trabajo OIT realiza informes sobre las tendencias mundiales del empleo juvenil, a los que he dedicado mi atención en las diversas entradas de este blog en las que he analizado la problemática del empleo en general y la del empleo juvenil en particular.

Basta ahora recordar, como ejercicio de comparación de cuál era la realidad hace doce años con respecto a la actual, el artículo publicado sobre el informe de 2012, que titulé “Un nuevo, y preocupante, informe de la OIT sobre las tendencias mundiales de empleo” , del que reproduzco unos breves fragmento que podrían perfectamente ser acogidos en el de este año con las debidas adaptaciones:

“Para mejorar la situación de la población en general, y muy en especial de la afectada por desempleo y vulnerabilidad, la OIT apuesta por cambios en los estructuras económicas que permitan incorporar actividades de mayor valor añadido y con un incremento sustancial de la productividad de los trabajadores, debiendo ir ello acompañado por un mejor, o más justa, distribución de los beneficios económicos que se generan, algo que requerirá necesariamente, y así lo viene defendiendo el máximo foro mundial social desde la puesta en marcha del programa de trabajo decente, “mejorar más la educación y el desarrollo de las calificaciones, aplicar regímenes de protección social adecuados que aseguren un nivel de vida elevado para los más vulnerables, y un mayor diálogo entre los trabajadores, los empleadores y los gobiernos”.

Un crecimiento de la inversión en dos puntos del PIB mundial se considera necesario por la OIT para corregir “la brecha del empleo” abierta por la crisis. Un crecimiento que debe combinar adecuadamente la intervención del sector público con la del sector privado. Desde el primero, además de medidas fiscales coordinadas, hay que reevaluar las políticas activas y pasivas de empleo para seguir utilizando aquellas que han demostrado más eficacia en términos de creación de empleo y de mejora de los ingresos de la población, mientras que para que el sector privado tenga una recuperación “fuerte y sostenible en el empleo” será necesario, según el documento, “prever incentivos para que las empresas inviertan en instalaciones y equipos, y para que amplíen sus plantillas”. La OIT apuesta, en suma, por medidas de estímulo que no aumenten la deuda pública y que permitan un gasto público acorde con los incrementos de renta, ya que ello “puede servir de estímulo a la economía real, gracias al multiplicados del presupuesto equilibrado”.

Sin duda alguna, la Resolución aprobaba varios meses más tardes por la Conferencia Internacional del Trabajo en su reunión, titulada “La crisis del empleo juvenil. Un llamado ala acción”  encontró su origen en el citado Informe, con cinco áreas de actuación propuestas y que desde entonces han guiado la actuación de la OIT, y sus propuestas a los Estados miembros, en las políticas dirigidas a la juventud para mejorar sus condiciones laborales, previa importante constatación de que “los jóvenes no constituyen un grupo homogéneo, de ahí que sea más eficaz centrarse en determinados grupos y desventajas y vulnerabilidades específicas en el mercado de trabajo”, y que para conseguir que ello sea posible “es necesario contar con los recursos y las capacidades administrativas que requiere la aplicación de este tipo de programas específicos y de gran complejidad” . Esas cinco áreas de actuación también son recogidas en el Informe 2024, y son las siguientes:

“1. políticas económicas y de empleo para impulsar la creación de empleo y mejorar el acceso a la financiación; 2. educación y formación para facilitar la transición de la escuela al trabajo y evitar desajustes de capacidades; 3. políticas del mercado laboral dirigidas al empleo de jóvenes desfavorecidos; 4. emprendimiento y autoempleo para ayudar a los jóvenes empresarios potenciales; y 5. derechos laborales basados en estándares laborales internacionales para garantizar que los jóvenes reciban el mismo trato y se les concedan derechos en el trabajo”.

2. El informe de 2024 (texto íntegro en inglés y resumen ejecutivo en español disponibles en este enlace   viene acompañado de  una amplia nota de prensa de presentación, en la que se destaca el descenso en la tasa de empleo y se sigue manifestando preocupación por el número de jóvenes sin empleo, educación o formación , destacándose que el Informe “revela altos porcentajes de jóvenes “ninis”, brechas regionales y de género, y una creciente ansiedad de los jóvenes frente al trabajo, a pesar de las tendencias alentadoras del desempleo juvenil a nivel mundial”.

Se trata de la duodécima edición del Informe que marca su vigésimo, en el que se repasa “lo que se ha conseguido en este siglo para mejorar las perspectivas laborales de los jóvenes y se considera el futuro del empleo juvenil en una época caracterizada por las crisis y las incertidumbres".

En su presentación se subraya que

“Durante dos decenios, el informe se ha esforzado por proporcionar información oportuna y pertinente sobre cómo les va a los jóvenes en sus esfuerzos por acceder a un trabajo decente. Para ello, ha investigado el dónde, el porqué y el cómo de las vulnerabilidades del mercado de trabajo de los jóvenes, y ha puesto de relieve las medidas e intervenciones en materia de políticas dirigidas a apoyar la creación de empleo juvenil y encaminar eficazmente a los jóvenes hacia un futuro laboral prometedor. Como edición de aniversario, este año Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil echa la vista atrás para recordar lo que se ha conseguido desde los inicios del siglo XXI, al tiempo que mira hacia adelante para ver qué puede deparar el empleo juvenil en una época caracterizada por las crisis y las incertidumbres”.

La nota de prensa, además de realizar una buena síntesis del Informe, recoge las declaraciones del Director General de la OIT, Gilbert F. Houngbo, para quien “Ninguno de nosotros puede esperar un futuro estable cuando millones de jóvenes de todo el mundo no tienen un trabajo decente y, en consecuencia, se sienten inseguros e incapaces de construir una vida mejor para ellos y sus familias. Las sociedades pacíficas dependen de tres ingredientes fundamentales: estabilidad, inclusión y justicia social; y el trabajo decente para los jóvenes está en el centro de los tres", añadiendo que “El informe nos recuerda que las oportunidades para los jóvenes son muy desiguales; con muchas mujeres jóvenes, jóvenes con medios económicos limitados o de cualquier origen minoritario que siguen luchando. Sin igualdad de oportunidades para acceder a la educación y a empleos decentes, millones de jóvenes están perdiendo la oportunidad de un futuro mejor".

3. Antes de reproducir algunas de las conclusiones más relevantes a mi parecer del Informe, y remitir  a todas las personas interesadas a su lectura, cabe hacer referencia al informe elaborado en España, con ocasión de dicho día mundial de la juventud, de la organización juvenil RUGE de la UGT, “Personas jóvenes: precariedad ydificultad de acceso a la vivienda” , en el que se analizan cuales son a su parecer los principales factores que dificultan la emancipación de la población joven: “las condiciones de trabajo y el acceso a la vivienda. Dos dimensiones que, unidas, imposibilitan a la gran mayoría de jóvenes reunir las condiciones necesarias para emanciparse cuando deseen”.

Sobre la relación entre precariedad durante la adolescencia y sus consecuencias sobre el futuro de la vida d ellos jóvenes, me parece de especial interés el reciente estudio realizado en Francia por France Stratégie  , “una institución independiente que depende del Primer Ministro y que contribuye a las políticas públicas a través de sus análisis y propuestas. Estimula el debate público e informa las decisiones colectivas sobre cuestiones sociales, económicas y medioambientales”. El estudio lleva por título “La vie devant soi : adolescenceprécaire, avenir incertain? (La vida por delante: ¿una adolescencia precaria, un futuro incierto?) , del que reproduzco un breve fragmento de su presentación:

“¿En qué medida el hecho de crecer en una situación precaria durante la adolescencia afecta a la trayectoria vital? A partir de un indicador original de precariedad construido a partir de la encuesta de Estadísticas sobre Recursos y Condiciones de Vida (SRCV), que evalúa a la vez las condiciones de vida del individuo y la situación económica del hogar durante la adolescencia, examinamos en qué medida se transmite la pobreza en Francia. El 13% de las personas declaran haber experimentado la pobreza durante su adolescencia. Una vez alcanzada la edad adulta (que en este estudio restringimos al grupo de edad de 30 a 54 años), sus características son, por término medio, mucho menos favorables que las de quienes no han experimentado esta situación. Esta desventaja se refleja en términos de nivel de vida, aunque existe una cierta heterogeneidad en las trayectorias: mientras que casi uno de cada tres ex adolescentes en situación precaria tiene un nivel de vida en el nivel más bajo de la escala social, casi uno de cada tres ex adolescentes en situación precaria tiene un nivel de vida en el nivel más bajo de la escala social. Mientras que casi uno de cada tres antiguos adolescentes en situación precaria tiene un nivel de vida situado en el 20% más bajo al llegar a la edad adulta, el 30% se encuentra en el 40% más alto”.

Sin que convenga olvidar, añado por mi parte, con respecto a España que la reforma laboral operada por el Real Decreto-Ley 32/2021 de 28 de diciembre ha sido un importante revulsivo en la disminución del desempleo juvenil. Los datos oficiales de julio de esta año ponen de manifiesto que “El empleo de los jóvenes ...muestra un dinamismo por encima de la media, con un aumento del 15,5% desde 2019, 5,9 puntos más que el conjunto (9,6%), y del 21,4% desde la puesta en marcha de la reforma laboral, más del doble que el incremento total (7,9%)”  , y que “El paro juvenil lleva 39 meses consecutivos descendiendo en términos interanuales y marca su mínimo histórico con un total de 174.926 jóvenes en situación de desempleo”

4. Estas son las tesis más relevantes a mi parecer del Informe de la OIT del presente año 2024 (la negrita es mía).

 “La tendencia a la baja de las tasas de desempleo juvenil en la mayoría de las regiones, aunque no en todas, es una buena noticia. Pero el desempleo no es la única señal de viento en contra del éxito de los jóvenes en el mundo del trabajo. Solo el 6 por ciento de la población mundial de jóvenes estaba desem­pleada en 2023, pero una proporción mucho mayor, el 20,4 por ciento, no tenía empleo, ni estudiaba ni recibía formación. Esta perspectiva ofrece una imagen mucho más amplia de la exclusión del mercado de trabajo entre los jóvenes, al tiempo que apunta a algunas oportunidades perdidas en el desarrollo del capital humano.

Los avances en el logro de la meta 8.6 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para reducir la tasa de jóvenes que ni estudian, ni trabajan ni reciben formación han sido desiguales y se han inclinado a favor de las economías avanzadas. El informe revela que uno de cada tres jóvenes del mundo (33 por ciento) vive en un país que «no va por buen camino» en su objetivo de reducir la tasa de jóvenes que ni estudian, ni trabajan ni reciben formación. Lo que resulta especialmente inquietante es que los países en los que se observa un progreso regresivo son los países de ingreso bajo y los situados en subregiones donde las tasas ya se encontraban entre las más altas del mundo (a saber, Estados Árabes, África Septentrional y África Subsahariana).

 

En el plano mundial, también es preocupante el rostro femenino persistente que tiene el colectivo de jóvenes que ni estudian, ni trabajan ni reciben formación. No solo dos de cada tres jóvenes en esta situa­ción son mujeres, sino que la tasa de jóvenes que ni estudian, ni trabajan ni reciben formación entre las mujeres jóvenes es también más del doble que la de los hombres jóvenes (en 2023 del 28,1 por ciento y el 13,1 por ciento, respectivamente)”.

“... A pesar de las señales positivas de los indicadores económicos y del mercado de trabajo a nivel mundial, los jóvenes muestran hoy signos de niveles crecientes de ansiedad sobre su futuro. Las encuestas destacadas en este informe indican que muchos jóvenes de hoy se sienten estresados por la pérdida de empleo y la estabilidad laboral, el estado de la economía, la falta de movilidad social entre generaciones y sus perspectivas de una eventual independencia financiera. Las percepciones de los jóvenes sobre el futuro, basadas o no en la realidad, desempeñan un papel importante en su bienestar personal y sus niveles de motivación, así como en la configuración de sus decisiones sobre su futuro educativo, laboral y compromiso cívico.

Con objeto de ayudar a aliviar las ansiedades de los jóvenes, las instituciones tendrán que guiarlos a través de las complejidades de las transiciones de la escuela al trabajo y de la juventud a la edad adulta. Ayudar a los jóvenes a mantener vivas sus esperanzas debe convertirse en una misión compartida que implique a todos los segmentos de la sociedad”

“... El mayor acceso a la educación observado desde el comienzo del milenio se ha visto acompañado de una ligera disminución general de los beneficios de la educación, una situación que refleja en parte el lento progreso de la transformación estructural de las economías en proceso de desarrollo. La proporción de trabajadores jóvenes en el sector industrial ha ido creciendo ligeramente, pero la asignación sectorial del empleo juvenil fuera del sector agrícola ha sido predominantemente hacia la industria no manufacturera (principalmente la construcción) y hacia servicios tradicionales como el comercio, el transporte, la hostelería y la restauración. El ajuste estructural de las economías en desarrollo hacia sectores de mayor valor añadido ha sido lento, lo que significa que los jóvenes de los países en desarrollo siguen encontrando trabajo principalmente en ocupaciones que requieren cualificaciones bajas o intermedias. Además, al ser limitado el número de puestos de trabajo disponibles que requieren cualificaciones más altas, la cola de los jóvenes con estudios que buscan trabajo es cada vez mayor.

Para compensar la disminución de los beneficios de la educación superior, los países tendrán que prestar cada vez más atención a las políticas y programas que puedan impulsar la creación de puestos de trabajo para los jóvenes y a las políticas que apoyen la transición de los jóvenes al empleo productivo. Y es importante tener en cuenta que, a pesar de cierta ralentización de los beneficios de la educación superior, los jóvenes con estudios siguen teniendo muchas más posibilidades de salir de la economía informal, ganar salarios más altos y conseguir cierto grado de estabilidad laboral. En otras palabras, los beneficios sociales generales que conlleva el aumento de las inversiones en la educación y la formación de los jóvenes son más apreciables que nunca”

“... El informe identifica los siguientes principios fundamentales para la adopción de medidas en materia de políticas:

1. Mantener a los jóvenes al timón de la formulación de políticas, y promover y fortalecer las instituciones de diálogo social que incluyan a los jóvenes en todas las esferas de acción.

2. Ampliar el enfoque político en la creación de puestos de trabajo a través de políticas macroeconómicas y sectoriales que tengan en cuenta las cuestiones de género, y asegurarse de que las intervenciones en la demanda se dirigen directamente —y con carácter urgente— a la creación de puestos de trabajo para las mujeres jóvenes.

3. Ampliar las intervenciones en la oferta con un impacto demostrado y que estén orientadas a satisfacer la demanda de mano de obra, inclusive a través del fortalecimiento de las instituciones, así como las intervenciones que se esfuerzan por eliminar las barreras de acceso a la educación y el desarrollo de competencias, especialmente para los grupos vulnerables, y de este modo, reducir el número de jóvenes que ni estudian, ni trabajan ni reciben formación.

4. Abordar las desigualdades mundiales mediante la mejora de la cooperación internacional, las alianzas público-privadas y la financiación para el desarrollo”.

Buena lectura.


  

No hay comentarios: