domingo, 1 de julio de 2018

UE. Tras el Consejo Europeo. Inmigración: mucha seguridad y poca solidaridad.


1. El Pleno del Congresode los Diputados aprobó el pasado 19 de junio una proposición no de ley delGrupo Parlamentario Socialista sobre la política europea de control migratorioen el Mediterráneo Central, con 213 votos a favor y 127 abstenciones, después de haber pactado el texto finalmente aprobado con los grupos parlamentarios Confederal  de  Unidos  Podemos- En Comú Podem- En Marea, Ciudadanos y Mixto.

El texto ha sido publicado en el Boletín Oficial del Congreso el 27 de junio, y trata sobre todas aquellas cuestiones que también han sido objeto de intenso, y muy duro, debate en el último Consejo Europeo celebrado los días 28 y 29 del pasado mesen Bruselas.

Justamente, una de las peticiones dirigidas por el Congreso al Gobierno era “Reabrir, de cara al Consejo Europeo del 28 y 29 de junio de 2018, el debate sobre la necesidad de acometer una reforma urgente del Sistema Europeo Común de Asilo que garantice una respuesta común, solidaria, equilibrada y vinculante a nivel europeo ante las situaciones de incremento de solicitudes de asilo y refugio en los Estados Miembros que son frontera exterior de la Unión Europea”. Una petición dirigida al Gobierno, y que este necesariamente ha de luchar para que sea efectiva en el ámbito europeo, es la de “Cambiar con urgencia unas políticas a nivel de la UE que no han generado la resolución del problema de fondo por políticas de choque que permitan una mejor gestión, por parte de todos los países miembros de la crisis del Mediterráneo, y que eso no pase por la externalización a terceros países de la mayor carga del problema que afecta y seguirá afectando a miles y miles de 
personas que no pueden ser acogidas con garantías”.  

Mucho menos lejano en el tiempo de loas acuerdos y pactos políticos, y más cercano a la realidad que sufren a diario cientos de personas, aunque con la misma dificultad política para llegar a un acuerdo, es la petición de garantizar en sede europea “El efectivo respeto de los derechos humanos, del derecho humanitario internacional y de los compromisos en materia de desarrollo del Tratado de la Unión Europea, en los acuerdos de cooperación de la UE con terceros países en materia de migración y asilo. Dicha cooperación ha de conllevar a la realización de una evaluación sobre la seguridad del país, sus sistemas de asilo, su apoyo a los refugiados y su capacidad y voluntad de luchar contra la trata de seres humanos y tráfico ilícito de personas”.

2. Mucho trabajo tiene ante sí en materia de inmigración y asilo el nuevo gobierno español, y hay que desearle que tenga muchos éxitos, si desea llevar a la práctica las peticiones del Congreso; y mucho más si se comprueba las dificultades cada vez mayores de llevar a cabo una política comunitaria en ambos ámbitos, cada vez más estrechamente unidos porque las migraciones responden tanto a motivos políticos (guerras civiles) como económicos (falta de oportunidades para vivir dignamente en países arrasados por las guerras) y en buena medida climáticos que lleva  a las personas a la obligada necesidad de abandonar sus lugares de residencia.

Y digo que tiene, y tendrá, muchas dificultades si leemos las conclusiones del último Consejo Europeo, en acuerdo alcanzado en la madrugada el viernes 29 y ante la dureza del nuevo gobierno italiano en su política migratoria, o más correcto sería calificarla de antiinmigratoria y con falta de respeto a la normativa internacional y europea. Pero, recordemos que el gobierno italiano no es el único, ni muchos menos, de una serie de Estados cuyos gobiernos hacen de la inmigración el chivo expiatorio de todos los males para captar los votos de gran parte de la población y tapando cualquier otro problema que pudiera y debiera resolverse para mejorar las condiciones de vida de quienes creen que los migrantes son el principal problema que tiene su sociedad.

No es de extrañar por ello que la organización francesa La Cimade, que asiste a los migrantes y defiende sus derechos, haya publicado recientemente un duro informe sobre larealidad europea que pone de manifiesto la existencia de numerosas fronteras interiores en el seno de la UE, con el objetivo de “bloquear, controlar, filtrar” a la población migrante, así como sobre la actuación de la guardia de control de frontera en el Mediterraneo, pidiendo un cambio radical de la política europea, al objeto de poner en práctica “una política de inmigración europea ambiciosa que concentre sus medios sobre la acogida y la protección de las personas, y con una verdadera reflexión para permitir la puesta en práctica concreta de la libertad de circulación antes que sobre la vigilancia de sus fronteras y la externalización.

3. Las mismas críticas a la actual política comunitaria en materia de inmigración y asilo, tanto desde una perspectiva de respeto a los derechos de toda personas como desde la de integración en la sociedad de acogida y en su mercado de trabajo para favorecer la cohesión social y evitar los brotes de populismo xenófobo, se encuentran en la resolución aprobada por el Comité Ejecutivo de la Confederación Europea deSindicatos en su reunión celebrada los días 25 y 26 de junio, criticando duramente la decisión del gobierno italiano de no permitir el rescate de los 629 inmigrantes del navío Acuarius, finalmente recalado en el puerto español de Valencia, que pondría de manifiesto a su parecer la falta de una auténtica política europea a pesar de todas las medidas y acuerdos adoptados desde el inicio de la crisis de los refugiados en 2015, y enfatizando el lado humano del debate al resaltar que “la crisis de los refugiados no se resolverá sellando las fronteras de la UE, levantando vallas, cerrando puertos, rechazando a una buena parte de los refugiados o descargando las responsabilidades en otro lugar”.

Desde la perspectiva que ha guiado desde sus orígenes al movimiento sindical, cuál es la defensa de todas las personas trabajadoras sin distinción, la CES ponía de manifiesto que “Los migrantes y los trabajadores nativos se enfrentan entre sí por propaganda xenófoba y también por intereses corporativos de explotar a los migrantes como mano de obra barata. La narrativa de la extrema derecha, que transforma a los migrantes en enemigos de los trabajadores, sólo puede combatirse con una estrategia global basada en la inversión en el crecimiento sostenible, la creación de empleo de calidad y la inclusión social. Actuamos por todos los trabajadores, nativos y migrantes, para que todos puedan disfrutar de un trabajo de calidad, un salario decente, condiciones de trabajo justas y protección social universal. Se trata de una política de integración basada en la igualdad de trato”.

4. No eran halagüeñas las perspectivas de la reunión del Consejo tras la dureza del gobierno italiano, y desde luego el contenido de la invitación formulada por el Presidente DonaldTusk a los miembros del Consejo no iba en una línea distinta de aquella de dureza defendida por varios Estados, ya que se manifestaba en estos términos: “Una condición previa para una verdadera política de migración de la UE es que los europeos decidan efectivamente quién entra en territorio europeo. El fracaso en la consecución de este objetivo sería, de hecho, una manifestación de nuestra debilidad y, sobre todo, podría crear la impresión de que Europa no tiene una frontera exterior. Los ciudadanos de Europa esperan de nosotros -y lo han hecho durante mucho tiempo- que mostremos determinación en nuestras acciones encaminadas a restaurar su sensación de seguridad. La gente quiere esto no porque de repente se hayan vuelto xenófobos y quieran levantar muros contra el resto del mundo, sino porque es tarea de toda autoridad política hacer cumplir la ley, proteger su territorio y la frontera. Después de todo, ese era el propósito de crear guardias fronterizos, para proteger las fronteras”.

Y el guion de la sesión se ha cumplido con creces si leemos con detalle las conclusiones del Consejo, donde la palabra seguridad es la estrella, y las de solidaridad, integración y cohesión social parecen casi convidadas de piedra.

Tres páginas y media (apartados 1 a 12) están dedicadas “migración”, donde probablemente la imagen más clara de esta política de seguridad se concrete en el apartado 2, donde, tras haber expuesto en el número 1 que la política de control de fronteras puesta en marcha ha reducido en un 95 %  el cruce ilegales de fronteras con respecto al número máximo alcanzado en 2015, afirma con contundencia que el Consejo Europeo “está resuelto a mantener y reforzar esta línea de actuación para evitar que se reanude la afluencia descontrolada de 2015, y a seguir conteniendo la migración ilegal en todas las rutas existentes y que puedan abrirse”. “Afluencia descontrolada”, “Inmigración ilegal”, cierre de todas las rutas, desde luego parece que se satisfaga los intereses de los gobiernos que han hecho de la retórica antiinmigración (y más si quienes llegan profesan religiones y creencias distintas de las son mayoría en un Estado) el eje central de sus políticas (anti) sociales.

Y todo ello, intensificando, entre otras medidas, el apoyo a la guardia costera de Libia (¿Pueden garantizar, que se respetan los derechos humanos?), con una llamada implícita, que no expresa (pero la redacción desde luego no permite a mi parecer otra interpretación) a que todos los buques que operan en el Mediterráneo (por consiguiente, todos los navíos de las ONGs) “deben respetar la legislación aplicable” (supongo que eso debería incluir toda la normativa de protección de derechos humanos y la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del mar ¿no les parece?) y “no obstaculizar las operaciones de la guardia coste de Libia”.

Si dejamos de lado la ruta del Mediterráneo Central y nos desplazamos a la Oriental, un nuevo mensaje de seguridad, eso sí combinado ahora con dosis de apoyo económico para países como España que ha llevado a cabo, y parece que así puede seguir siendo en el futuro, acciones de carácter humanitario para salvar la vida de muchos migrantes. Una aplicación estricta del acuerdo UE -Turquía debe llevar a “poner mayor empeño en garantizar retornos rápidos e impedir que se desarrollen nuevas vías por mar o por tierra”. Hay que evitar, en suma, la “migración ilegal”, y si para ello es necesario ayudar, por ejemplo, a España, o a un país como Marruecos, país al que la UE presta especial atención por ser la puerta de entrada de miles de africanos a Europa, se encontrarán los recursos necesarios para ello.

5. Quizás lo más llamativo, más “periodístico” del resultado del Consejo, aunque no sea lo más importante a mi parecer porque sí lo es el reforzamiento de las políticas de seguridad, es que pueden crearse, es decir es una decisión voluntaria de cada Estado, “centros controlados” que acogerían personas rescatadas, como paso previo a un distinción (cada ve más compleja jurídicamente hablando) entre migrantes irregulares (por una vez el documento no utiliza el término ilegales), a los que se devolverá (¿al país de origen? ¿al de tránsito, y si ha habido varios, a cuál?), y las personas necesitadas de protección internacional, “a las que se aplicará el principio de solidaridad” (¡eureka!. Aparece un término cuya concreción práctica debería ser un eje central de las políticas de inmigración).

Insisto, lo hago yo ahora, pero no porque tenga mayor interés sino porque lo hacen las conclusiones: la decisión de creación de centros controlados en territorio de un Estado miembro, así como las medidas que se adopten de reubicación y reasentamiento respecto a dicha población, “se aplicarán de manera voluntaria, sin perjuicio de la reforma de Dublín”.

6. La conveniencia, y necesidad, de adoptar medidas rápidas de índole económica cuando concurran circunstancias en el ámbito de las políticas de inmigración que las hagan necesarias, es puesta de manifiesto en las conclusiones, siempre con el objetivo de combatir la migración ilegal.

Esos instrumentos flexibles que permitan desembolsos rápidos son diferentes fondos que tiene prevista la Comisión que entren en funcionamiento el 1 de enero de 2021 tras su tramitación parlamentaria.

Entre ellos, se encuentra uno de especial interés para la temática objeto de mi actual comentario, cual es la Propuesta de Reglamento por el que se crea el Fondo de Asilo y Migración, hecha publica el 12 de junio, al que se le encomienda, entre sus funciones, “apoyar la gestión eficiente de los flujos migratorios, entre otras cosas mediante el fomento de medidas comunes en el ámbito del asilo, incluidos los esfuerzos de los Estados miembros en la acogida de las personas que necesitan protección internacional a través del reasentamiento y el traslado de solicitantes o beneficiarios de protección internacional entre los Estados miembros, el apoyo a estrategias de integración y una política de migración regular más eficaz, a fin de garantizar la competitividad de la Unión a largo plazo y el futuro de su modelo social y reducir los incentivos a la migración irregular con una política sostenible en materia de retorno y readmisión. El Fondo debe apoyar el refuerzo de la cooperación con terceros países con el fin de mejorar la gestión de los flujos de personas que solicitan asilo u otras formas de protección internacional, así como vías de migración regular, y de luchar contra la inmigración irregular y garantizar la sostenibilidad del retorno y la readmisión efectiva en terceros países”.  

También es conveniente referirse a la propuesta de Reglamento por el que se crea el Fondo SocialEuropeo (FSE+), hecha pública el 30 de mayo, que fusionaría los fondos y programas actualmente existentes (FES y la Iniciativa de Empleo Juvenil, Fondo de ayuda para las personas más desfavorecidas, programa para el empleo y la innovación social – EaSI - y el programa de acción de la Unión en el ámbito de la salud), en cuyo considerando 20 puede leerse que “Ante la necesidad persistente de intensificar los esfuerzos para abordar la gestión de los flujos migratorios en la Unión en su conjunto, y con el fin de garantizar un enfoque coherente, sólido y consistente de apoyo a los esfuerzos de solidaridad y reparto de responsabilidades, el FSE+ debe prestar apoyo para promover la integración socioeconómica de los nacionales de terceros países, de manera complementaria a las acciones financiadas al amparo del Fondo de Asilo y Migración”.

Un mensaje en el que machaconamente insisten las conclusiones (creo que más para uso político interno que no como una manifestación consciente de que la realidad vaya a ir por ese camino) es que necesario aumentar “considerablemente” los retornos efectivos de migrantes irregulares, que puede pasar por un reforzamiento de la “función de apoyo que desempeña Frontex” en cooperación con países terceros.

7. Last but not the least, ultimo, pero no menos importante, quien esperaba algún acuerdo político sobre la reforma del sistema europeo común de asilo quedará decepcionado, aun cuando las grandes proclamas de las conclusiones (“se han conseguido grandes progresos”) parecerían avanzar en un sentido contrario. Como siempre que no hay acuerdo, se requiere que el asunto sea debatido más adelante, para intentar que en el próximo Consejo de octubre pudiera disponerse de un “informe de situación” que contribuyera a desbloquear la situación actualmente existente.

8. Seguridad 1 -Solidaridad, integración y cohesión social 0, sería el resultado a mi parecer del Consejo, al menos en su primera parte. Siempre hay segundas partes que son mejores, y la sociedad europea debe contribuir a que este deseo se convierta en realidad.

Buena lectura.

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