1. El miércoles 18
de mayo, a las 20:00, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hacía
público su último informe “Perspectiva sociales y de empleo en el mundo 2016”,
que este año tiene el significativo título de “Transformar el empleo para
erradicar la pobreza”. En la página web de la OIT se encuentra disponible el
texto íntegro en inglés y el resumen ejecutivo en castellano. Igualmente, se
dispone de un vídeo con una breve y muy clara explicación de las líneasmaestras del documento, y también de una serie de mapas y cuadros interactivos
que ayudan a entender mejor algunas de las cuestiones abordadas en el texto. La
primera frase de la nota de prensa de presentación deL Informe es claramente
indicativa de su contenido y de las preocupaciones que desea transmitir y de
las medidas que hay que instrumentar: “El déficit mundial de empleos de calidad
y el deterioro de las condiciones económicas en un número de regiones amenaza
con anular las décadas de progresos en materia de reducción de la pobreza”.
El nuevo informe
de la OIT guarda estrecha relación con la Agenda 2030 para el desarrollosostenible, aprobada por la Organización de las Naciones Unidas el 25 deseptiembre de 2015. Sobre la Agenda y la iniciativa para poner fin a la pobreza
versa la Memoria del Director General de la OIT que se presenta a la próximaConferencia Internacional del Trabajo.
Será objeto de
anotación en esta entrada el Informe 2016 y su relación con los dos restantes
textos referenciados. No obstante, no quiero dejar de señalar que recientemente
se han hecho públicos otros estudios y trabajos referidos al ámbito español y
que también abordan, desde diferentes puntos de vista, la temática del empleo
decente, la calidad del trabajo y la precariedad laboral y su impacto sobre la
pobreza, y a los que me referiré más adelante. Así, encontramos el estudio deComisiones Obreras “Un mercado de trabajo insuficiente y muy desequilibrado”, y
el Informe elaborado por Infojobs y Esade sobre “Estado del mercado laboral enEspaña”.
2. La Agenda 2030
sobre desarrollo sostenible tiene como Objetivo 1 poner fin a la pobreza en
todas sus formas en todo el mundo, fijándose como objetivos concreto “1.1 Para
2030, erradicar la pobreza extrema para todas las personas en el mundo,
actualmente medida por un ingreso por persona inferior a 1,25 dólares de los
Estados Unidos al día 1.2 Para 2030, reducir al menos a la mitad la proporción
de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en
todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones nacionales 1.3 Poner en
práctica a nivel nacional sistemas y medidas apropiadas de protección social
para todos, incluidos niveles mínimos, y, para 2030, lograr una amplia
cobertura de los pobres y los vulnerables”. Por otra parte, su objetivo 8 es el
de promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el
empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos, con mención expresa
a “8.3 Promover políticas orientadas al desarrollo que apoyen las actividades
productivas, la creación de empleo decente, el emprendimiento, la creatividad y
la innovación, y alentar la oficialización y el crecimiento de las
microempresas y las pequeñas y medianas empresas, entre otras cosas mediante el
acceso a servicios financieros 8.5 Para 2030, lograr el empleo pleno y
productivo y garantizar un trabajo decente para todos los hombres y mujeres,
incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad, y la igualdad de
remuneración por trabajo de igual valor 8.8 Proteger los derechos laborales y
promover un entorno de trabajo seguro y protegido para todos los trabajadores,
incluidos los trabajadores migrantes, en particular las mujeres migrantes y las
personas con empleos precarios”.
La Memoria presentada
por el Director General persigue tres objetivos específicos como bien se
explica en su prefacio: “poner en conocimiento de los mandantes las
repercusiones que la Agenda 2030 tiene con respecto al trabajo decente, y los
desafíos que se han de afrontar; preconizar la participación plena y comprometida
de los mandantes en la puesta en práctica de la Agenda; y obtener orientaciones
de los mandantes sobre lo que la propia OIT debe hacer para apoyar esos
esfuerzos”. Justamente, el Director General enfatiza la importancia del
Objetivo núm. 8 de la Agenda Sostenible y pone de manifiesto, con acierto, que
el logro del crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible no será de
ninguna manera automático, sino que “requerirá disponer de un marco de
instituciones, organizaciones, leyes y políticas, y de una cultura de diálogo
social que permitan gobernar el mundo del trabajo y el funcionamiento de los
mercados laborales”, enfatizando además como entre los medios de cumplimiento
del objetivo se hace expresa referencia a la aplicación del Pacto Mundial para
el Empleo de la OIT aprobado en 2009 y en el que se proponen diversas medidas
tendentes a “generar empleo, ampliar la protección social, respetar las normas
laborales, promover el diálogo social y fomentar una globalización equitativa”.
Igualmente, recuerda, y a ello me he referido ya en anteriores entradas del
blog, que en la Agenda hay otras amplias referencias a políticas que entran
dentro del campo de actuación de la OIT, como por ejemplo “5.4 Reconocer y
valorar los cuidados no remunerados y el trabajo doméstico no remunerado
mediante la prestación de servicios públicos, la provisión de infraestructuras
y la formulación de políticas de protección social, así como mediante la
promoción de la responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según
proceda en cada país”. El Director General va más lejos aún en la vinculación
que establece entre los objetivos de la Agenda y los de la OIT exponiendo que “De
hecho, la idea de que la Agenda 2030 puede considerarse, casi a la letra, como
una versión contemporánea del cometido de la OIT en pro de la justicia social
está firmemente arraigada en la noción de que la Agenda atribuye un carácter
prioritario y primordial a la erradicación de la pobreza y la lucha contra la
desigualdad”.
En la Memoria se
avanzan algunos datos estadísticos, a partir de estudios elaborados por el
Banco Mundial, sobre la pobreza de los ingresos tanto en países en desarrollo y
economías emergentes como en países avanzados, que serán desarrollado
extensamente en las Perspectivas 2016. Se pone de ya de manifiesto el
preocupante dato del incremento de los índices de pobreza como consecuencia de
los efectos de la crisis, y la estrecha relación actual entre el trabajo y la
pobreza, ya que “nuestro mundo del trabajo y nuestros mercados laborales están
generando pobreza”, o como mínimo “han sido incapaces de ponerle fin”, ya que
toda evolución adversa del empleo “tiene un impacto directo e identificable
sobre la incidencia de la pobreza”. La Memoria señala la necesidad de poner en
marcha nuevos proyectos para abordar las situaciones de crisis, siendo una de
ellas, y lo destaco por el interés que cada vez más está adquiriendo el debate
en España, la de considerar la viabilidad del “salario vital” y las garantías
de un “ingreso mínimo universal”.
Estas medidas, en
cualquier caso, deben inscribirse en el marco de un proyecto político y
económico de más amplio alcance al que se refiere la Agenda 2030, cual es “la
necesidad de una gobernanza económica mundial mejorada que se oriente a
proporcionar un entorno económico internacional propicio para el desarrollo
sostenible, y que en ella se recoge el compromiso de promover la coherencia de
las políticas como un medio esencial para la implementación”. Tales políticas
son cada vez más necesarias y urgentes como se concluye en la Menoría, porque,
sin negar las mejoras que se han producido en la vida de millones de personas
durante los últimos años, “si el sistema económico mundial sigue encauzando la
mayor parte de sus beneficios hacia el 1 por ciento más acomodado de la
población, y deja una proporción ínfima, o nada en absoluto, para repartir
entre quienes son pobres, están siendo arrastrados hacia la pobreza o son
amenazados por ésta, entonces no puede haber ninguna perspectiva cierta de
lograr un futuro más seguro, para nadie”. Permítanme que recuerde, aunque sea
repetitivo, que quién efectúa esta afirmación no es un dirigente radical sino el
máximo responsable del foro sociolaboral más importante del mundo, que cuenta
con la presencia de gobiernos y organizaciones empresariales y sindicales, lo
que sin duda da más valor a su tesis.
3. Las Perspectivas
2016 han levantado ya mucha atención en numerosos países, ya que no en vano es
un documento de obligada lectura por todos quienes, desde el plano político o
académico, trabajan y están interesados por las políticas socioeconómicas y más
concretamente las de empleo.
En España han
recibido mayor atención si cabe, no por el documento en sí sino por las
declaraciones formuladas el jueves 19 de mayo por el Director de suDepartamento de Investigación. Sr. Raymond Torres, con ocasión de la
presentación del documento, con amplias referencias a España. En efecto, según
se recoge en diversos medios de comunicación, el Sr. Torres abogó por el
incremento escalonado del salario mínimo interprofesional en España, afirmando
que “Según los datos de que disponemos, si el salario mínimo creciera un 10% en
los próximos tres años, el aumento no sólo no afectaría a la creación de
empleo, sino más bien al contrario, porque fomenta la demanda interna y por
otra parte reduciría un poco la pobreza laboral”. También fue crítico con la
situación del empleo en nuestro país, manifestando su preocupación por los
bajos salarios que impiden abandonar el riesgo de la pobreza, en especial para
jóvenes, siendo claro que las políticas públicas deberían tener a “crear más
empleo y mejorar las condiciones laborales”, algo que debe ir de la mano con un
incremento del tamaño medio de las empresas españolas con una inversión decidida en nuevas
tecnológicas y por ello un enfoque dirigido “hacia sectores de mayor
productividad y mayor grado tecnológico”, y sin olvidar, con una manifestación
que es bastante crítica con la reforma laboral de 2012, que la OIT manifiesta
su preocupación por la caída de la negociación colectiva en España, “y eso es
una razón que explica el incremento de la pobreza laboral”.
4. ¿Cuál es el
contenido más relevante, cuáles son las cuestiones de mayor interés que se
abordan en las Perspectivas de 2016? El documento, aunque no aparezca en el
título, gira alrededor de la calidad del empleo como elemento fundamental para
permitir la reducción de la pobreza en todos los países, y así lo destacó
también el Director general de la OIT Guy Rider.
Un dato positivo
es que en las últimas dos décadas la pobreza se ha reducido en la mayoría de
los países, y que en la actualidad “sólo” cerca de 2.000 millones de personas viven
con menos de 3,10 dólares EE.UU diarios, pero al mismo tiempo la crisis ha
afectado en especial a los países desarrollados, donde se ha producido un
incremento de la pobreza (ingresos inferiores al 60 % del ingreso medio), que
alcanzaba a más de 2.000 millones de personas en 2012, y como una consecuencia
la crisis ha sido la disminución de los empleos de calidad (= empleos más
precarios, salarios inferiores,…) el informe destaca que “las familias de clase
media están cada día más preocupadas por su capacidad para conservar su actual
situación económica”, que en otras palabras yo lo conceptuaría como disponer de
un empleo estable y de una red de protección social garantizada en caso de
necesidad…, aunque parece que lo primero es más propio de épocas ya lejanas en
el tiempo y que no volverán, si hemos de hacer caso a declaraciones como lasrecientemente formuladas por el presidente de la Confederación Española deOrganizaciones Empresariales, Sr. Joan Rosell, y que como podrán comprender los
lectores y lectoras del blog, han levantado una oleada de críticas que no cabe
ahora sino reiterar por mi parte.
Se ha reducido la
pobreza, pero el importante porcentaje de personas a escala mundial que siguen encontrándose
en una situación desfavorecida, alrededor del 30 %, significa que muchos
trabajadores no perciben ingresos suficientes para salir de su condición de “trabajadores
pobres”, es decir que no pueden vivir dignamente de sus ingresos por no
disponer de un trabajo decente. Se trata de un 30 % de población mundial que
recibe menos del 2 % del ingreso mundial, lo que lleva a la OIT a alertar sobre
la necesidad de que se tomen medidas para aliviar la pobreza, ya que de no
hacerlo “podría perpetuarse de generación en generación, exacerbando la
inestabilidad económica y erosionando el apoyo a las políticas de crecimiento”.
En los países desarrollados, y no se puede negar que el dato es preocupante, más
del 80 % de los trabajadores pobres tienen empleo asalariado, y de ahí la
importancia de apostar por políticas de empleo que potencien su calidad y
cobertura social, el trabajo decente en definitiva, para conseguir que una gran
parte de tales trabajadores, siquiera sea de forma gradual y teniendo presente
el objetivo 1 de la agenda de desarrollo sostenible de la ONU, mejoren sus condiciones
de trabajo puedan disfrutar de una carrera profesional, “y de este modo salir
de la pobreza”.
Al igual que en
otros informes y documentos anteriores de
la OIT, la apuesta por el empleo decente y de calidad pasa en primer lugar por
ampliar la base productiva mediante la creación de empresas sostenibles,
prestando especial atención (no se olvide que el documento es de alcance
mundial) al sector de la agricultura que tanta importancia tiene todavía en
muchos países, y así mismo a la adopción de medidas adecuadas para facilitar el
tránsito de la economía informal a la formal, en la línea de la Recomendación
aprobada en la anterior Conferencia Internacional del Trabajo, ya que la “formalidad
empresarial” debería garantizar que las personas trabajadoras “tengan acceso a
la protección social, a salarios mínimos y otras prestaciones laborales y económicas,
que son elementos esenciales para la reducción de la pobreza”.
En segundo
término, la consolidación de los derechos laborales es un elemento central del
proceso de mejora de las condiciones de vida de gran parte de la población, y
eso significa que los derechos individuales y colectivos deben respetarse en
todas las actividades laborales, en especial los ocho convenios fundamentales
de la OIT, ya que el crecimiento y mejora de la situación económica sin que se
beneficie de ello una parte importante de la población no contribuiría ni a la
disminución de las cada vez más importantes desigualdades económicas ni a la
reducción de la pobreza, con expresa mención a
la importancia, primero de la ratificación y después del cumplimiento,
del Convenio núm. 189 sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos.
El cumplimiento de
la normativa laboral es también un elemento importante de potenciación del
diálogo social, ya que gracias a aquella “las organizaciones de trabajadores y
empleadores pueden expresar sus opiniones y ayudar a elaborar políticas
eficaces para acabar con la pobreza”, y debe garantizarse con una mayor
implicación de las administraciones encargadas de velar por el respeto y cumplimiento de la normativa
laboral, tarea que en casi todo los países está encomendada a la Inspección de
Trabajo. En el cumplimiento del marco normativo laboral la OIT no olvida que
existen nuevas formas emergentes de trabajo, muchas de ellas derivadas de las
posibilidades ofrecidas por el cambio tecnológico, y alerta sobre la necesidad
de tener en consideración esas nuevas realidades y adoptar medidas que impidan
que las personas trabajadoras incluidas dentro de estas nuevas realidades
económicas caigan en la pobreza aun y disponiendo de un trabajo (asalariado o
autónomo, es una cuestión que dejo para otro debate y que me permito también
remitir a otras entradas del blog).
¿Es necesaria una
estrecha coordinación entre las políticas laborales y de protección social? La
respuesta es claramente afirmativa, ya que el tránsito de un empleo a otro, el
cambio de estatus jurídico o las situaciones involuntaria de exclusión temporal
del mercado de trabajo, requieren todas ellas de una cobertura que permitan que
la persona trabajadora mantenga unas dignas condiciones de vida, y de ahí que
el debate antes referenciado sobre un salario o ingreso mínimo haya alcanzado
relevancia a escala internacional. En el documento se explican algunas experiencias
de indudable interés referidas al conjunto de la población en general y no sólo
a la trabajadora, aunque no es menos cierto que tienen una influencia positiva
en el mercado de trabajo, y se enfatiza la necesidad de prestar especial atención
a los grupos más desfavorecidos, con lo que ello implicaría de “ampliar los
umbrales de protección social y reforzar las instituciones del mercado de
trabajo”.
Para adoptar tales
medidas es necesario disponer de recursos suficientes, y aquí la OIT destaca
que una reordenación de los recursos disponibles puede significar un cambio
relevante en la asignación de recursos a unas u otras políticas, reordenación
que debe ir acompañada de la obtención de mayores recursos si se actúa de forma
coordinada a escala internacional contra la competencia fiscal internacional y
la evasión fiscal. En definitiva, una asignación/reordenación/reestructuración
de recursos que deben dirigidos a centrar las políticas “en la creación de
empleos decentes y productivos, mejorar las herramientas normativas y de
implementación y hacer que el comercio y la inversión internacionales sean más
inclusivos socialmente para reducir las desigualdades”.
5. ¿Tiene interés
la lectura de los dos documentos de ámbito español para ponerlos en relación
con las líneas y contenidos maestros de las Perspectivas 2016 de la OIT? A mi
parecer la respuesta es positiva, y me limito a exponer algunos contenidos más
destacados de aquellos, remitiendo a todas las personas interesadas a la atenta
lectura de todos sus contenidos.
A) Fijémonos en primer
lugar en el informe elaborado por Manuel Lago, del gabinete económicoconfederal de Comisiones Obreras. El título, “Un mercado de trabajoinsuficiente y muy desequilibrado”, transmite claramente aquello que se quiere
exponer: “Se muestra incapaz de ofrecer oportunidades de empleo a las personas,
lo que se traduce en un elevado grado de exclusión que se manifiesta de
diferentes formas, desde un encogimiento de la población activa a la
insoportable tasa de desempleo que padecemos, pasando por la nueva emigración
de los/as jóvenes de nuestro país. Igualmente está desequilibrado porque la
población ocupada envejece de forma acelerada, está masculinizada en casi todas
sus variables, aumenta la desigualdad y ha recuperado del más negro pasado la
pobreza laboral, es decir, personas que a pesar de tener un trabajo no pueden
vivir de forma independiente con su salario”. En su capítulo 7 se expone con
claridad cómo ha afectado la crisis, y las políticas económicas y sociales
instrumentadas en España básicamente a partir del acceso al poder del gobierno
del Partido Popular en diciembre de 2011: “En síntesis, la desigualdad laboral
avanza y se convierte en una característica estructural de nuestro mercado de
trabajo, pues aumenta la diferencia entre los salarios más altos y los más bajos:
si antes de la recesión la proporción era de 8,7 veces, en 2014 ya es de 11,2
veces… y creciendo. La desigualdad se desboca a caballo de la devaluación
salarial, porque los salarios más bajos pierden más poder adquisitivo: la
brecha crece porque los salarios de arriba aumentan y, por el contrario, los de
abajo disminuyen. La desigualdad y la pobreza laboral tienen como indicador más
preciso y dramático el gran número de hogares que carecen de cualquier ingreso
laboral: ni salario, ni pensión, ni prestación por desempleo. En 2015, tras dos
años de recuperación económica, todavía 712.300 hogares están en situación de
extrema urgencia social, porque 1.436.700 personas viven en estos hogares sin
ingresos laborales”.
B) El informeelaborado por Infobjobs y ESADE sobre “Estado del mercado laboral en España” es
muy interesante porque permite conocer toda la actividad del portal durante
2015 y su comparación con los datos disponibles del año anterior y también del
de inicio de la crisis (2008), habiéndose publicado un total de 1.668.897
vacantes (27 % de incremento sobre 2014) y 2.775.978 candidatos que se
inscribieron por lo menos a un puesto de trabajo (crecimiento anual del 14 %).
El documento tiene
un tono positivo por el incremento del
empleo que se ha producido en el último año, y por la mejora global de la
situación económica y productiva, pero al mismo tiempo alerta que, en lo que
denomina “letra pequeña del empleo”, hay una seria de claves que enfrían los
ánimos insuflados por el buen dato de partida de este 2015”, entre otros, y no
se diferencian obviamente de los señalados en el documento anterior, que sigue
habiendo un volumen muy importante de
personas desempleadas, que sigue disminuyendo la población activa
(envejecimiento + emigración + abandono por desistimiento de búsqueda de
trabajo), un volumen importante de contratación involuntaria a tiempo parcial,
y algo que me parece especialmente relevante para destacar, denominado “reparto
del trabajo” y que no es sino consecuencia del crecimiento del trabajo a tiempo
parcial (al menos las horas oficialmente declaradas, ya que este contrato tiene
unas altas dosis de irregularidad como han puesto de relieve varios informes), afirmándose
con acierto que “las cifras de aumento de ocupación tienen más de reparto que
de creación de empleo. Hay un 2,99 % más de ocupados, pero la cifra de horas
totales trabajadas en España creció un 1,8 %”.
No es para tirar
cohetes de alegría, desde luego, el conocimiento del salario que los candidatos
afirman haber percibido en su última actividad profesional: “el 26 % de los
candidatos percibe salarios de entre 12.000 y 18.000 euros, mientras que una
gran mayoría, justo el 44 %, apenas alcanza los 12.000 euros”. Este dato lleva
a los autores del informe, con acierto a mi parecer, a referirse a una
tendencia de “precarización de las condiciones salariales”, que ciertamente no
es nueva del año 2015 sino que se arrastra de años anteriores, concluyendo que “el
hecho de que la crisis económica se alargue tanto en el tiempo hace que se
necesiten ingresos y que los candidatos acepten cualquier oferta económica con
tal de percibir un salario, aunque sea mínimo”.
Otros datos de
especial interés, recogidos en la tercer parte del informe y que se extraen de
un encuesta realizada a una muestra de población activa y empresas, pone de
manifiesto que el 13 % de los encuestados perciben un salario inferior bruto a
1.000 euros anuales (9 % de hombres, 18 % de mujeres), y que el 41 % se sitúa
entre 1.000 y 1.500 (38 % hombres y 45 % mujeres), siendo el porcentaje de
jóvenes menores de 25 años que perciben
el salario inferior a 1.000 euros sensiblemente superior, el 44 %. Por otra parte,
no descubre nada nuevo la encuesta al constatar que a mayor titulación
profesional es mayor la remuneración, ya que un 59 % de titulados superior
perciben un salario superior a 1.500 brutos mensuales, mientras que dicho
porcentaje se reduce al 34 % para titulados medios, y l 14 % para quienes
tienen estudios básicos (ESO).
6. Concluyo. Queda
mucho por hacer, a escala internacional y en España, para que el trabajo de
calidad sea una completa realidad, y ahora que se acerca, nuevamente,
elecciones generales, será conveniente conocer las propuestas electorales para
que cada ciudadano obre en consecuencia.
Mientras tanto, buena lectura de los
documentos.
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