1. Soy un fiel
seguidor de la serie policiaca “El comisario Montalbano”, y siempre que puedo
estoy los sábados a las 21:30 delante del televisor para ver el capítulo correspondiente
emitido por la 2 de RTVE. Comparto la valoración que ha efectuado el periodista
Antonio García Maldonado: “Una de las series más elegantes de los últimos años
(entre las que yo he visto, claro), comedida en sus tramas, realista en el
dibujo de sus personajes, magistral en su ambientación y con una producción
sencilla que no denota una necesidad permanente de epatar con sus escenas para
contentar a los modernos de guardia. ¡Y sin una sola prueba de ADN!”.
Y en efecto,
ayer estaba ante el televisor y pude ver el nuevo capítulo; bueno, no exactamente,
porque poco después de su inicio recordé que ya había sido emitido con
anterioridad, pero versaba sobre la inmigración irregular de niños de países
del norte de África con fines económicos por parte de mafias y la excelente
interpretación de todo el equipo de la serie, en especial del protagonista
principal, Luca Zingaretti, me llevó a volver a ver el capítulo íntegramente.
Una explicación clara, sin aditivos emocionales (bueno, quizás alguno a cargo
del propio comisario, pero sin tintes dramáticos) de un fenómeno muy bien, y
desgraciadamente, conocido en las costas del sur de Italia, centrado en esta
ocasión en el tráfico de menores. Una imagen más impactante de la realidad de
la inmigración irregular y de los problemas con que se encuentran buena parte
de las personas de nacionalidades extracomunitarias que desean acceder a
territorio de la UE se encuentra en el artículo de Maximilian Popp “Europe'sDeadly Borders: An Inside Look at EU's Shameful Immigration Policy”, publicado el
pasado día 11 en la edición internacional en lengua inglesa del semanario
alemán Der Spiegel, en el que repasa, y con buena documentación, la situación de
las fronteras entre España y Marruecos, Grecia y Turquía, y Hungría y Serbia,
concluyendo el extenso artículo con una frase que merece destacarse: “The
European Union has protected its borders until now. It ought to begin
protecting people”.
Casualidades de
la vida, poco antes de finalizar la serie, la 1 de RTVE iniciaba la emisión de
la película “El próximo Oriente” de Fernando Colomo, una comedia sobre el
barrio madrileño de Lavapiés y su realidad multirracial, desde el lado humano
de las relaciones entre personas de diversas nacionalidades y creencias
religiosas que conviven en el mismo, y con un toque de comedia que permite ver
la película con una sonrisa y no con una mueca de tristeza ante la difícil
realidad en que se encuentra una parte de esa población. Les confieso que ya vi
la película poco después de su difusión en el año 2006, pero después de la
dureza de la serie del Comisario Montalbano consideré que era un buen
contrapunto para acercarse, de forma más tranquila, a la realidad de la
inmigración.
2. Viene a
cuento esta explicación de mis preferencias televisivas porque han coincidido
en el tiempo, bueno con sólo tres días de diferencia, con la aprobación por
parte del Comité Económico y Social Europeo (CESE), en su sesión plenaria del
día 10, del Dictamen exploratorio encargado por la Presidencia italiana de la
UE durante este segundo semestre y que lleva por título “Las políticas europeasde inmigración” (ponente general: Giuseppe Iuliano), aprobación casi aplastante
porque ha tenido 161 votos a favor, y sólo 6 en contra y otras 6 abstenciones (parece
que los planteamientos de los Estados miembros de la UE son bastante distintos
que las tesis de muchos de sus nacionales en el CESE, si hemos de juzgar por
sus actuaciones cotidianas, pero ello sería motivo de otra reflexión y análisis”).
El resumen elaborado por el gabinete de comunicación
del CESE sobre el dictamen aprobado lleva por título “Immigration needs a
courageous and inclusive European approach”, con esta breve síntesis: “With
hundreds of thousands of refugees a year crossing the Mediterranean, Member
States such as Italy, Malta and Greece are reaching the limits of their
capacity. Securing borders and accommodating asylum seekers cannot be left to
just a handful of Member States but has to be addressed at European level.
Immigration policy needs to be aligned, not least to ensure recruitment for an
aging labour market”.
Como digo, el
dictamen fue solicitado por la presidencia italiana, y no nos debe extrañar en
absoluto su interés por las políticas de inmigración, y en especial sobre cómo
abordar la realidad de la inmigración irregular proveniente de países del norte
de África y que se han visto, o están en la actualidad, envueltos en
importantes conflictos bélicos, conflictos que han llevado a salir de esos
países a muchas personas y a intentar alcanzar “el sueño europeo” (¿o la “fortaleza
Europa”?) para escapar de la guerra. Justamente ayer, nuevamente teníamos
tristes noticias del drama humano que supone la muerte de personas en el Mar
Mediterráneo, siendo muy probablemente su número mayor que el que recogen las
cifras oficiales periódicamente facilitadas. En concreto, el diario italiano La
Repúbblica informaba de otro naufragio de un barco con inmigrantes irregulares,
con dos nuevas muertes. En su artículo “Naufragiodi migranti nel Mediterraneo, morti e dispersi”, informaba que “Un battello con
un numero imprecisato di migranti e' naufragato a 300 miglia a sud-est di
Malta, in acque internazionali di competenza de La Valletta per le operazioni
di ricerca e soccorso. Sono stati recuperati due cadaveri e dodici superstiti,
tra i quali due bambini. A bordo, secondo il racconto dei sopravvissuti,
c'erano una trentina di migranti”.
3. El dictamen
del CESE, elaborado con carácter urgente (y con plena fundamentación de la
urgencia), reitera bastantes de las tesis y argumentos expuestos en anteriores
Dictámenes, varios de los cuales han merecido mi atención en anteriores
entradas del blog, pero va más allá y formula duras críticas a la política
actual de los órganos de gobierno de la UE (y de retrueque a los Estados
miembros), críticas que pueden resumirse en la conocida frase de menos palabras
y más hechos, o por decirlo con las mismas palabras del Dictamen, que reproducen
las de documentos anteriores, “El CESE señala que muchas veces las ambiciones y
los valores europeos se quedan en grandes palabras, y que las prácticas y las
leyes contradicen dichos valores”, pero no se queda aquí y pide al Consejo y a
los Estados que den “un paso decisivo más allá de la retórica y de las
declaraciones de principios para adoptar iniciativas concretas que una vez
puestas en marcha muestren resultados efectivos”, siendo totalmente necesario
para ello “consolidar y desarrollar una política verdaderamente común y
conjunta de la inmigración, de asilo y fronteras exteriores”, con respeto a los
derechos humanos de las personas inmigrantes, “incluidos los inmigrantes no
documentados”.
Es agradable,
por otra parte, comprobar que el CESE acoge propuestas de las organizaciones
sindicales europeas, en concreto de la Confederación Europea de Sindicatos y
más exactamente de su plan de acción sobre la migración, y destaca que debería
darse prioridad en la nueva política europea a “los desafíos relacionados con
la mejora de las condiciones de vida y de trabajo de los millones de personas
inmigrantes que trabajan en la UE”. El CESE se muestra crítico con el enfoque
sectorial adoptado hasta ahora por la UE en muchas de las normas aprobadas en
materia de inmigración (es decir, dirigida cada una de ellas a un grupo o
colectivo determinado) y apuesta por un enfoque de carácter horizontal que
tienda a un alto nivel de armonización de la normativa comunitaria,
argumentando, y algo de razón no le falta, que el marco legislativo actual “es
fragmentado, confuso y disperso”, de tal manera que crea “inseguridad jurídica
e incoherencia política, que necesitan ser paliadas cuanto antes”.
El CESE sigue
apostando por abrir vías más flexibles que las actuales para posibilitar el
acceso regular de los inmigrantes a territorio europeo, señaladamente en el
ámbito laboral, y reitera la tesis ya defendida en 2010 de adopción de
normativa europea que regule “un nuevo permiso de entrada y residencia de
carácter temporal para la búsqueda de trabajo de seis meses de duración”,
enfatizando la necesidad de establecer “una plataforma europea permanente para
las migraciones laborales” en la que todos los Estados puedan intercambiar su
prácticas y conocimientos de la realidad de los mercados de trabajo y de sus
necesidades”, regulándose por la UE, se insiste nuevamente, una legislación que
debería ser abierta y flexible y que debería abrir cauces de acceso tanto para
la inmigración cualificada para aquella que no lo es, es decir cauces que
permitan la inmigración laboral “tanto para trabajadores de alta y media
cualificación como en las actividades menos cualificadas”.
El dictamen
aborda otros aspectos de indudable importancia como es la política común de
asilo, o mejor dicho las carencias actualmente existentes en este terreno, con
lo que califica de “excesivos márgenes de discrecionalidad en el marco de la
legislación nacional de los Estados miembros” para poner en práctica la
normativa europea, pidiendo la reducción de tales márgenes y un acceso a la
tutela judicial efectiva por parte de los solicitantes de asilo, “de manera que
los derechos y principios sean accesibles en la práctica”. En relación con este
punto, y en conexión con el análisis que efectúa de la política común de
fronteras, el CESE destaca, con acierto a mi entender, la necesidad de poner en marcha “procedimientos
de solidaridad financiera operativa y de acogida, teniendo en cuenta la
situación económica y social de los distintos Estados miembros y el apoyo a los
Estados miembros que se enfrentan a mayores presiones sobre su sistema de asilo”.
4. En fin, está
por ver si sus propuestas serán recogidas en el nuevo programa de la UE sobre
libertad, seguridad y justicia que ha de implantarse a partir de 2015 al
finalizar este año el Programa de Estocolmo 2010-2014, y también como las acogerá
el nuevo comisario de inmigración, DimitrisAvramopoulos, anterior ministro de defensa en el gobierno griego y miembro del
partido político Nueva Democracia, partido que ha centrado parte de su
actuación en el país helénico en la lucha contra la inmigración irregular y la detención
de los inmigrantes que se encuentran dicha situación. No parecen buenos
antecedentes, desde luego, para poner en marcha una política de inmigración con
derechos… pero no adelantemos acontecimientos.
Por si acaso le
sirve al nuevo Comisario la aportación del CESE, recuerdo que el Dictamen
enfatiza una vez más que “una persona sin papeles no es una persona sin
derechos o un criminal” y que tiene derechos que deben ser protegidos, y que
debería dejar de utilizarse el término “inmigración ilegal” cuando nos
refiramos a personas que han emigrado y que se encuentran en situación
administrativa irregular en el país de acogida, poniendo además de manifiesto
que “el vínculo entre inmigración irregular y delincuencia fomenta actitudes
temerosas y xenófobas”, y que la política común de inmigración debe tener un enfoque global, “más allá de un
enfoque dictado por consideraciones de seguridad o policial que aborda la
movilidad humana como criminalidad y la vincula artificialmente a otras
amenazas que la UE afronta”.
Buena lectura
del documento.
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