lunes, 10 de junio de 2013

Algunos datos para seguir reflexionando sobre los cambios en el mundo del trabajo y del empleo, y después actuar. Documentos de la OIT y UE con impacto e incidencia sobre la realidad española (y II).



La OIT destaca que la importancia de la competitividad es un objetivo legítimo de cualquier economía o empresa, pero que es necesario una política coordinada a escala internacional para evitar, por ejemplo, “una espiral competitiva descendente de los salarios y las condiciones de trabajo”, enfatizando con buen criterio el documento que la “línea roja” de la competitividad ha de ser el respeto de los principio y derechos fundamentales en el trabajo, recordando que la Declaración de 2008 establece que “la violación de esos principios y derechos fundamentales no puede invocarse ni utilizarse en modo alguno como ventaja comparativa legítima y que las normas del trabajo no deberían utilizarse con fines comerciales proteccionistas” (¿recordamos Bangladesh, empresas del sector textil, por poner un reciente y triste ejemplo práctico?), y que las diferencias salariales a escala mundial, de las que se da debida cuenta el Informe, “contradicen la idea de que las estrategias de competitividad pueden basarse principalmente en la reducción del costo de los salarios”.  


Por cierto, en el debate actual sobre la importancia de los salarios mínimos y su impacto sobre el empleo, lanzado en España por el Informe anual 2012 del Banco de España, en el que llega a proponerse su supresión en determinados supuestos (“cabría explorar la posibilidad de establecer nuevas fórmulas que permitieran, en casos especiales, la desviación temporal respecto a las condiciones establecidas en la negociación colectiva, o mecanismos excepcionales para evitar que el salario mínimo actúe como una restricción para grupos específicos de trabajadores con mayores dificultades para su empleabilidad”), no deja de ser significativo que dos importantes países europeos, Alemania y Francia, con modelos laborales diferentes, hayan llamado muy recientemente, en su aportación conjunta alConsejo europeo a celebrar los días 27 y 28 de este mes, a tomar en consideración la dimensión social en la UE y la prevención de los desequilibrios sociales “como un imperativo político y una necesidad económica”, con llamadas a la mejora de los niveles educativos, al mantenimiento de un alto nivel de protección social, y contemplando “la implementación de salarios mínimos, fijados en el ámbito nacional, que garatizarían una tasa de empleo elevada y salarios equitativos”.

La OIT subraya nuevamente la importancia del diálogo social para abordar esta compleja cuestión y lograr una distribución equitativa de los costes y beneficios derivados de la situación actual, y justamente dedica un informe monográfico al diálogo social en esta Conferencia, en que plantea varios puntos a debate, entre ellos la inclusión de más sectores, empresas y trabajadores en los mecanismos de diálogo social, planteando esta dos preguntas: ¿Cómo hacer para que el diálogo social sea más integrador, y para que los interlocutores sociales en todos los niveles representen mejor a las empresas y a los trabajadores vulnerables y no organizados? ¿Qué apoyo podría prestarse a los sistemas de administración e inspección del trabajo a fin de facilitar la transición de la economía informal a la economía formal y extender la protección de la legislación laboral a los trabajadores vulnerables?

F) Por fin, el Informe se detiene, con la lógica brevedad de un documento de carácter general e introductorio y no monográfico, sobre la evolución de la producción y el empleo, insistiendo nuevamente en la importancia del trabajo decente y constatando que el clásico estereotipo del trabajador con un empleo permanente a tiempo completo y condiciones regulares de trabajo “es ahora una realidad cada vez menos frecuente”, con la realidad de muchos trabajadores, que cuantifica en la mitad de la fuerza de trabajo mundial, que no trabajan a tiempo completo para un mismo empleador, de tal manera que “el empleo supuestamente atípico se ha convertido en el empleo típico y la norma ha pasado a ser la excepción”. Estamos asistiendo cada vez más a la aparición de multitud de diversas formas de empleo, a lo que la OIT añade otro elemento importante de reflexión a escala mundial, cual es “la fragmentación del proceso productivo en cadenas de producción cada vez más complejas y diseminadas en varios países o regiones”. Todo ello sigue planteando nuevos retos a la OIT para seguir avanzando en el fortalecimiento del trabajo decente a escala mundial en el marco de cada vez nuevas realidades productivas donde la importancia de los Estados se sitúa en muchas ocasiones al mismo nivel que las redes de producción a escala internacional, y de ahí la importancia de una normativa internacional que aporte respuestas a estas realidades.

3. Sobre la situación del mercado de trabajo y de la población laboral en el ámbito específico de la UE, un reciente Informe de Eurostat, elaborado por MartinTeichgraber, con los datos de 2012 es muy interesante para conocer cuál es la situación de la UE en un momento en que varios países del centro y del norte de Europa se encuentran en buena situación económica mientras que en varios del sur la situación es especialmente preocupante por su negativo impacto sobre el empleo y el importante número de personas desempleadas. Destaco algunos datos generales que me han parecido de mayor interés:

A) La tasa de empleo de la población de 15 a 64 años es del 64,2 %, y sigue siendo superior entre los trabajadores varones (69,8 %) que entre las mujeres (58,6 %). Hay importantes diferencias entre los Estados, ya que cinco, con los Países Bajos a la cabeza, superan el 70 %, mientras que diez no pasan del 60 %, entre ellos España (55,4 %); o lo que es lo mismo, España es el segundo Estado de la UE con menor tasa de empleo, sólo por encima de Grecia, habiendo disminuido dicha tasa en 2,3 puntos en un año. Si se usa para la UE el dato de la tasa de empleo de la población de 20 a 64 años, que es también el utilizado en la Estrategia Europa 2020, la tasa se incrementa lógicamente, hasta llegar  al 68,4 %, si bien bastante lejos del objetivo fijado del 75 % para 2.020.

B) El número de personas con empleo en la UE es de 216,1 millones, mientras que el de quienes se encuentran en situación de desempleo es de 25,1 millones, con un 44,4 % de desempleo de larga duración y siendo España el que tiene una mayor tasa de desempleo de la población de 15 a 24 años. De tal manera, si bien la fuerza de trabajo se incrementó en la UE en 2012 en 1,1 millón, casi el mismo número (1 millón) fue el que disminuyo la población empleada, con un impacto muy superior entre la población masculina con respecto a la femenina (0,8 y 0,2 millón, respectivamente).

C) Otros datos de relevancia para entender cómo está cambiando la fuerza de trabajo en el seno de la UE son los siguientes:

a) El incremento de la población empleada de mayor edad, de 55 a 64 años, que se incrementó 1,5 puntos en un año hasta alcanzar el 48,9 %.

b) El incremento del trabajo a tiempo parcial, que ya alcanza el 19,2 %, con una diferencia muy importante entre la población femenina y la masculina (32,1 y 8,4 %, respectivamente).

c) La tasa de temporalidad se sitúa en el 13,7 %, siendo España la que ocupa (a pesar del importante descenso operado en los últimos años) el segundo lugar (23,6 %), solo superada por Polonia.

C) El 70,1 % de la población empleada trabaja en el sector de servicios, con mayor presencia entre quienes prestan servicio para el mercado (39,6 %), que aquellos que lo hacen básicamente en los ámbitos de las Administraciones Públicas, educación y sanidad (30,5 %), mientras que la población del sector industrial supuso el 24,9 % del total, y la del sector primario sólo el 5 %, pero todos estos datos, ciertamente, con importantes diferencias entre los 27 Estados miembros (a la espera de saber cómo cambiarán con la incorporación de Croacia como 28º Estado a partir del próximo 1 de julio).

D) La tasa de asalarización es del 83,3 %, con una media semanal de duración de la jornada de 40,4 horas en trabajos a tiempo completo y de 20,2 en aquellos a tiempo parcial, mientras que el porcentaje de trabajadores autónomos es del 15,2 %, con una presencia  significativa en el sector de servicios orientados al mercado (46,1 %), en donde España ocupa la primera posición en el ranking europeo con un elevado 57.6 %. Como elemento que pongo a debate para reflexionar sobre la mayor o menor calidad del trabajo autónomo, destaco el dato de que los cuatro países con mayor presencia de población autónoma son Grecia, Italia, Portugal y Rumania, que no son precisamente los que tienen un mejor y más equilibrado mercado de trabajo ¿verdad?

E) También son interesantes y necesarios de destacar los datos relativos a la población trabajadora extranjera, es decir tanto de los nacionales de un Estado de la UE que residen en otro Estado miembro como de la población de terceros países, un total de 15,2 millones distribuidos entre 6,6 millones en el primer caso y 8,6 millones en el segundo, siendo la tasa de empleo catorce puntos más elevada en el primer grupo (67,7 y 53,7 %, respectivamente). Por el contrario, los datos de desempleo demuestran una situación contraria, ya que el porcentaje de población desempleada extracomunitaria es del 21,3 %, que se “reduce” al 12,5 % entre ciudadanos de la UE, con el dato importante, y del que lógicamente se han hecho eco gran parte de los medios de comunicación españoles, de que España ocupa la primera posición en tasa de desempleo de población extracomunitaria, llegando al 38,6 %.    

Buena lectura de los documentos.    

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