1. No hay duda
de que la situación actual de mundo del trabajo preocupa en ámbitos políticos y
sociales, y desde luego, no me cabe la menor duda, preocupa mucho más a quienes
se ven directamente afectados por la gravedad de la crisis económica y social
actual, y de ello estamos debatiendo en numerosas reuniones de trabajo del
mundo académico. El propósito de esta entrada, en la misma línea que otras que
pueden encontrarse en el blog, es analizar algunos recientes datos extraídos de
documentos de organizaciones internacionales, así como también formular algunas
reflexiones, entrelazadas con los comentarios, que puedan ayudarnos a entender
mejor la complejidad de la situación presente con el objetivo de contribuir a
su mejora.
Además, y me
permito hacer una referencia inicial específica a Cataluña, la gravedad ha sido
expresamente reconocida por el Parlament al aprobar el pasado día 5 la creación de unacomisión de políticas de lucha contra el desempleo, publicada hoy en el Boletín
Oficial de la Cámara, cuya finalidad será de la proponer medidas que puedan
impulsar el empleo, entre las que incluye (traduzco del catalán), “una nueva
política industrial, transversal, basada en la internacionalización, la
investigación y la innovación”…, “una nueva política de formación de los
trabajadores, profundizando en el nuevo modelo de formación profesional dual…”,
“mejorar el acceso a la financiación de los autónomos y de las pequeñas y
medianas empresas…”, “fomentar y apoyar la actividad emprendedora…, removiendo
los obstáculos burocráticos para la implantación de nuevas empresas..”, y “reformar
el servicio público de empleo… para transformarlo en un auténtico servicio de
intermediación entre los operadores del mercado laboral”.
2. La Organización
Internacional del Trabajo está celebrando este mes de junio su 102ª reunión
anual. La memoria del director general lleva por título “Ante el centenario dela OIT: realidades, renovación y compromiso tripartito”, dedicando su primer
apartado (“El mundo del trabajo en el siglo XXI: un mundo transformado”)
justamente a los cambios que están acaeciendo en todos los países que forman
parte de la misma (185 en la actualidad, y recuérdese que inicialmente sólo
eran 44 Estados miembros), destacando con carácter general que en los últimos
años “en casi todas partes se han producido importantes desigualdades sociales
e incluso se ha acentuado las que ya existían”.
A) En el
documento se examinan aquello que se califica como “las fuerzas que están
transformando el mundo del trabajo”, refiriéndose en primer lugar a la repercusión
del cambio demográfico, con previsión de vivir 9.300 millones de personas en el
año 2050, la mayor parte de ellas (siete de cada diez) en ciudades, y de forma
preferente en países en desarrollo, con un incremento de la media de edad de la
población de diez años, pasando de los 28 en 2009 a los 38 en 2050 (en España
ya “hemos llegado” a la mitad de este siglo si hacemos caso, y debemos hacerlo,
a los datos del Instituto Nacional de Estadística).
El impacto demográfico
incide directamente en el mundo del empleo, en cuanto que los datos disponibles
de la OIT constatan que, sólo manteniendo el ritmo de participación anual en el
mercado de trabajo a escala mundial, “44,5 millones de trabajadores se
incorporarán anualmente al mercado de trabajo en los próximos cinco años, lo
que supone un total de más de 222 millones de personas en busca de empleos
nuevos y decentes”. De ahí que sea importante la puesta en práctica de
políticas y sistemas de producción que favorezcan el crecimiento intensivo en
empleo, al mismo tiempo que se adoptan las medidas oportunas para garantizar la
protección social, y ahí la OIT pide la aplicación de la importante Recomendaciónaprobada en la conferencia anual de 2012 sobre los niveles mínimos deprotección social, y que se tenga también en cuenta la realidad del fenómeno
migratorio (al que me he referido en una reciente entrada) al objeto de
garantizar los derechos e intereses de los trabajadores. Además, todas estas cuestiones son abordadas de forma mucho más detallada en el informe monográfico presentado en la Conferencia con el título "Empleo y protección social en el nuevo contexto demográfico".
B) La OIT alerta
de la importancia de una adecuada “transición hacia la sostenibilidad
medioambiental”, poniendo de manifiesto la necesidad de abordar el tema de los
empleos verdes “como componentes fundamentales del programa de desarrollo
climático”, y justo a ellos se dedica un documento de trabajo de la presente
Conferencia con el título “El desarrollosostenible, los trabajos decentes y los empleos verdes”, cuya tesis central es
la siguiente: “se abordan dos desafíos decisivos para el siglo XXI: lograr la sostenibilidad
ambiental y hacer realidad la visión del trabajo decente para todos. En él se
pone de manifiesto que ambos desafíos no sólo son urgentes, sino que están íntimamente
relacionados y deberán abordarse de manera simultánea. No cabe duda de que la
degradación ambiental y el cambio climático obligarán cada vez más a las empresas
y a los mercados de trabajo a reaccionar y adaptarse a las nuevas circunstancias,
pero sin la contribución activa del mundo del trabajo nunca se logrará que las
economías sean sostenibles desde el punto de vista medioambiental”. Se trata de un desafió, la transformación del
sistema de producción mundial, que el informe del director general califica de “enorme
y sin precedentes por su magnitud y complejidad”.
C) Nuevamente
sobre “el progreso tecnológico” y su impacto (mucho a mi parecer) sobre el
mundo del trabajo y del empleo, volviendo sobre un debate que siempre ha estado
latente en el ámbito de las relaciones de trabajo por su incidencia sobre la creación
y destrucción de puestos de trabajo y permanente adaptación, modernización o
simplemente nueva creación de muchos de ellos. Por poner un ejemplo, con datos
a los que es difícil tener conocimiento si no lees informes como el ahora
analizado, el texto da cuenta de la puesta en funcionamiento de 200.000 robots
industriales cada año “, y según las previsiones (IMS research) la utilización de
un total de 1,5 millones antes de 2.015”, con lo que ello puede implicar de
crecimiento del PIB y de la productividad por parte del sector manufacturero,
si bien este crecimiento será mucho menor en términos de creación de empleo,
alertando el informe sobre un dato que es positivo por una parte y preocupante
por otra: “Es muy probable que la robótica y la automatización aceleren la
progresiva contracción del empleo en el sector manufacturero que está
produciéndose en todo el mundo, y cabe esperar que tengan consecuencias importantes
en otros sectores como el transporte, los hospitales y el cuidado de las
personas”.
El Informe
alerta también, con muy buen criterio, de la necesidad de otorgar prioridad en
las políticas de mercado de trabajo a la resolución de los problemas observados
en una parte de la población trabajadora “del deterioro y la obsolescencia de
las competencias profesionales” por ese cambio tecnológico, e insiste en la
necesidad de fortalecer los sistemas de educación y formación, con el énfasis
puesto en la posibilidad de que todas las personas “puedan adquirir
competencias básicas” como prioridad absoluta y común para todos los Estados
miembros.
Es decir, importancia de la mejora de los
sistemas educativos (no olvidando el reconocimiento de los avances ya
efectuados) y de su vinculación con los mundos del trabajo y de la formación,
tratando por esta vía de remediar , o cuando menos atenuar, uno de los
fenómenos más ampliamente observados en el mercado de trabajo y que además
debilita la cohesión social, cual es el incremento de la polarización
(desigualdad) en términos de cualificaciones y aptitudes profesionales, que la
OIT califica de “vaciamiento del mercado de trabajo”, esto es “la polarización
del empleo entre, por una parte, unas cuantas categorías de trabajadores
altamente calificados y bien remunerados y, por otra, muchas categorías de
trabajadores poco calificados y mal remunerados”.
D) El Informe sigue
manifestando la preocupación de la OIT por la pobreza y su impacto en el mundo
del trabajo, aunque también saluda con satisfacción que los datos disponibles
permitan afirmar que en los últimos años la pobreza se ha reducido a escala
mundial (en particular por el esfuerzo realizado por China) y que “la
prosperidad se ha extendido hasta crear en muchos países una nueva clase media
de dimensiones nunca vistas”, adquiriendo especial importancia la reducción de
las desigualdades en períodos de crecimiento para consolidar esa
reducción, algo que la situación de
crisis hace ciertamente difícil y puede llevar a un recrudecimiento de las
dificultades, ya que la propia OIT ha
puesto de manifiesto en su muy reciente Informe sobre el trabajo en el mundo2013 que “muchas de las personas han
salido de la pobreza continúan viviendo en una situación muy próxima a ella o
en peligro de recaer en la situación de pobreza en que se encontraban
anteriormente”.
La OIT insiste
en la importancia del fortalecimiento de una clase media a escala mundial por su
impacto, no sólo sobre los hábitos de vida y de consumo, sino también sobre la
creación de empleo vinculada a una mayor capacidad de consumo de una parte de
la población; aún queda mucho por hacer en esta línea si hemos de hacer caso a
los datos del Informe, que adopta como definición de clase media los hogares
que “en términos de la paridad del poder adquisitivo, gastan entre 10 y 100
dólares de los Estados Unidos por persona y día”, y con este criterio “la clase
media representa el 28 por ciento de la población mundial, lo que significa que
los pobres todavía representan el 70 por ciento y los ricos el 2 por ciento”.
Con respecto a
España, y nuevamente con datos del Informe de de 2013, se pone de manifiesto la importante disminución de los ingresos
en muchos hogares españoles y el aumento de la tensión social, destacando la OIT que “el número de personas viviendo en
hogares sin ingresos laborales (salarios, prestaciones o subsidios por
desempleo o pensiones) es de 1,45 millones en el primer trimestre de 2013,
743.000 personas más que en el primer trimestre de 2007”, enfatizándose que
nuestro país ha de poner el empleo “al mismo nivel de relevancia que el resto
de objetivos macroeconómicos”.
E) Para el
Informe, a modo de síntesis, el aumento de la desigualdad es una seria amenaza
para la justicia social, ya que las buenas noticias sobre disminución de la
pobreza e incremento del porcentaje de población de clase media a escala
mundial quedan oscurecidas por el incremento de las desigualdades entre los países
y en su interior, desigualdades que adquieren una importancia superior en el
ámbito laboral porque su aumento ha ido acompañado “de una creciente
desvinculación de los ingresos y la productividad que ha ocasionado una
distorsión de los incentivos económicos”. La desigualdad puede llegar a
implicar la vulneración de los derechos económicos y sociales de muchas
personas que sólo viven de su fuerza de trabajo, y de ahí que la OIT alerte
nuevamente sobre el impacto negativo para la democracia de ese incremento, y
que plantee que en su agenda de trabajo esta cuestión debe tener un papel de
primera importancia, “pues las causas y consecuencias del aumento de la desigualdad
son aspectos centrales del mundo del trabajo”.
La cuestión de
la desigualdad va de la mano con otra abordada en el Informe y que lleva por
título “Reequilibrio, convergencia y recuperación”, en la que se aborda la
diferente situación de las economías de los países desarrollados, emergentes y
en desarrollo, con la mayor importancia que están adquiriendo las dos últimas, con
datos importantes extraídos del Informe del pasado mes de abril del Fondo
Monetario Internacional “Perspectivas de la economía mundial”, y que por su
interés me permito reproducir: “la Unión Europea (UE) representa el 18,7 por ciento
de la producción mundial, los Estados Unidos el 18,6 por ciento, China el 15
por ciento y todos los países del grupo BRICS (Brasil, la Federación de Rusia,
India, China y Sudáfrica) suman en total el 28 por ciento”.
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