5. Comparto ahora
con los lectores y lectoras del blog, de forma mucho más detallada, algunas notas extraídas del último Informesobre el desarrollo mundial del Banco Mundial, dedicado de manera monográficaal empleo, y al que el primer documento antes citado dedica una referencia
específica para pedirle al BM que sitúe la creación de trabajo decente y
sostenible en el centro de sus estrategias de desarrollo, y que junto con el
FMI, la OIT y otras agencias de la ONU avance con el objetivo de que en 2.020
haya unos niveles adecuados de protección social en los términos que la OIT
ha fijado en su Recomendación aprobada
en la última conferencia anual sobre los pisos nacionales de protección social
A) Desde la
privilegiada atalaya de un organismo internacional que tiene acceso a la
información de todos los países, el BM reflexiona sobre la importancia del
empleo como “piedra angular del desarrollo económico y social”, y examina su
importancia desde muy diversos ámbitos, tales como el impacto que tiene sobre
las personas por los ingresos y beneficios que proporciona, pero también (y
aquí la importancia del trabajo o empleo decente, en terminología acuñada por
la OIT, cobra todo su sentido) en cuanto que puede contribuir “a la autoestima
y felicidad”, haciendo referencia el documento, para identificar a qué quiere
referirse, a que el empleo se define, combinando textos de la ONU y documentos
de la OIT, como “una actividad que genera ingresos monetarios o en especie, sin
infringir los derechos humanos”, así como también destacando que un buen empleo
es aquel que proporciona un mayor bienestar a la persona que lo ejerce, y que
al mismo tiempo “los empleos beneficiosos para el desarrollo son los que
generan el mayor valor para la sociedad”.
Conviene
recordar que el G20 declaró su apoyo a la creación de empleos decentes y de
calidad en su reunión del pasado mes de junio en la ciudad mexicana de Los
Cabos, conceptuándolos como “empleos con derechos laborales, coberturas de
Seguridad Social e ingresos decentes”, creación que debería situarse “en el
centro de nuestras políticas macroeconómicas”.
B) La diversidad
y riqueza del empleo se pone de manifiesto en sus diferentes impactos sobre las
personas y los territorios, y piénsese, por ejemplo, cómo impacta el empleo
femenino no sólo sobre la trabajadora sino también sobre la relación familiar,
o cómo mejora la economía del conocimiento en el empleo que se necesita, y pone
en marcha, en las ciudades, o cómo los mercados mundiales (conectados las 24
horas siete días a la semana) abren nuevas posibilidades con el avance de la
tecnología, o en fin, cómo un mayor empleo juvenil no sólo genera una mayor
estabilidad laboral para las personas afectadas sino que también es un
mecanismo importante para desactivar una situación de potencial conflicto
social. Para el BM, la relación entre crecimiento, desarrollo y empleo, lleva a
plantear la necesidad de que la política laboral contribuya a la creación de
empleo y a mejorar sus efectos beneficiosos para el desarrollo, y que en la
puesta en práctica de esas políticas “se debe también escuchar la opinión de
los más vulnerables y brindarles protección”.
C) ¿Qué es
empleo? ¿Qué es protección social? Si creemos que es una actividad laboral
estable por cuenta ajena, con una percepción regular de una retribución a cargo
de un empleador, nos estaremos refiriendo sólo a algo más de la mitad de la población
mundial trabajadora según los datos con los que trabaja el BM en su Informe. Se
constata la existencia de más de 3.000 millones de trabajadores, pero sólo
1.650 cumplen los requisitos más arriba reseñados, ya que “otros 1.500 millones
trabajan en la agricultura y en pequeñas empresas familiares o como jornaleros
esporádicos y ocasionales”, y cerca de 200 millones de personas, buena parte de
ellas jóvenes, “están desempleadas y buscan trabajo activamente”. El documento
constata además que casi 2.000 millones de personas en edad de trabajar, en su
gran mayoría mujeres, “ni trabajan ni buscan trabajo, y se desconoce el número
de personas que están deseosas de encontrar empleo”. La diversidad en el
concepto de empleo afecta en gran medida a los países en desarrollo, en donde
coexisten trabajos que nos retrotraen a muchos años atrás en la historia en
cuanto a las condiciones laborales, con aquellos que requieren de una gran
especialización y que están basados fundamentalmente en la economía del
conocimiento.
D) ¿Cómo está
cambiando el mundo del trabajo? El Informe apunta algunos elementos importantes
a tomar en consideración en cualquier análisis que se efectúe del mismo, y
siempre teniendo en consideración que también hay que prestar atención a la
realidad del territorio concreto en el que se adoptan, y ponen en archa, las
medidas.
a) Un primer
elemento, bien conocido, es el demográfico, ya que mientras algunos países se
enfrentan a reducción de su población trabajadora por el efecto de su
progresivo envejecimiento (de esto en Europa sabemos mucho, aunque las cifras
de desempleo no permitan prestar demasiada atención a esta realidad a medio
plazo), mientras que otros necesitan urgentemente crear numerosos puestos de
trabajo para la población joven que se incorpora a la vida laboral, de tal
manera que según el Informe, que opera también con datos de otras organizaciones
internacionales, “para mantener constante la tasa de empleo como proporción de
la población activa en 2020 deberá haber
cerca de 600 millones de nuevos puestos de trabajo más que en 2005, la
mayoría de ellos en Asia y el África al Sur del Sahara”.
b) Otro dato de
indudable relevancia (y al que los demógrafos y geógrafos ya han dedicado
especial atención) es la cada vez más importante presencia de la población
trabajadora en las ciudades, y su impacto sobre un mejor empleo y una mayor
productividad si lo comparamos con aquello que ocurre en las regiones agrícolas,
pero sin olvidar que ello también requiere decisiones políticas y económicas
que mejoren la calidad de vida, y no sólo la laboral, en estas regiones. Según
el Informe, la rápida urbanización está cambiando la composición del empleo, de
tal manera que “se espera que antes de 2020 más de la mitad de la población de
los países en desarrollo esté viviendo en ciudades grandes o medianas”.
c) También
conocido, pero siempre debatido en
cuanto a sus consecuencias, es el proceso de globalización y cómo impacta sobre
las características del empleo, sobre la fragmentación de las tareas en
diversos países, o continentes, y la creación de “cadenas de valor integradas”
de las que se valen mayoritariamente las empresas transnacionales “para
aprovechar el caudal de conocimientos y aptitudes que ofrecen los distintos
países del mundo”. Globalización y tecnología van muy unidas, tanto por lo que
puede implicar de mejora de la calidad del trabajo como de un mayor acceso a
los mercados laborales a escala mundial, con un crecimiento de una actividad
laboral que cuestiona, ciertamente, en bastantes ocasiones, el llamado “clásico
trabajo asalariado” (que cada vez lo es menos a mi parecer, a escala global) es
decir una prestación estable con contrato indefinido, a tiempo completo y con
una percepción económica regular.
d) No menos digno
de destacar, es como todo este panorama apuntado tiene un indudable impacto
sobre la redistribución del empleo a escala mundial, poniendo de manifiesto el
Informe algo que es sabido pero que debidamente documentado adquiere mayor
importancia, como es el hecho de que “China y la India presentan el máximo
atractivo como centros para la subcontratación de tareas a causa de su nivel
excepcionalmente elevado en cuanto a la disponibilidad de trabajadores
calificados”.
Qué impacto
tienen, pues, la demografía, la urbanización, la globalización y la tecnología
sobre el empleo, sin olvidar la importancia de las crisis macroeconómicas (con
especial virulencia la que estamos viviendo a escala mundial desde 2007), es
algo que debe merecer un atento estudio, y así se realiza en el Informe del BM,
al objeto de buscar las mejores respuestas para mejorar el bienestar de la
población, tratando de generar círculos virtuosos cuyos resultados como “prosperidad
de la población, crecimiento de la clase media, aumento de la productividad y
mejora de las oportunidades para las mujeres y los jóvenes, pueden fortalecerse
mutuamente”.
Y todo ello, sin
olvidar el impacto de los flujos migratorios y de su impacto sobre el empleo,
tanto por la creación de empleo en los países de acogida como por la mejora
económica de las familias en los países de origen cuando reciben remesas,
aunque sin desdeñar los impactos colaterales que puede tener sobre el trabajo
poco cualificado de los países de acogida. Desde la perspectiva no personal
sino del empleo propiamente dicho, la globalización ha provocado también su
migración, por el incremento de la subcontratación de actividades, que si en un
primer momento eran de baja cualificación hoy afectan ya a servicios modernos
con elevado nivel de competencia “como la intermediación financiera, los
servicios relacionados con la informática y la información, apoyo jurídico y
técnico y otros servicios para las empresas”, cambios que mejoran la situación
de trabajadores en países a donde ha “migrado” el empleo, que puede beneficiar
también a los consumidores del producto, pero que afecta negativamente (y la
intervención de los poderes públicos para abordar el tratamiento de choque aquí
resulta especialmente importante) a los trabajadores “cuyos empleos han desaparecido
a causa de la disminución en la competitividad de sus industrias y servicios”.
E) El Informe
dedica especial importancia a las políticas de desarrollo y como este ocurre a
través del empleo, enfatizando que no puede, ni debe, reducirse a los ingresos
y beneficios que proporciona, ya que también hemos de prestar atención a los
productos que genera y a cómo se relacionan las personas. Ciertamente, los
ingresos es el factor más relevante, ya que son los que permiten disponer de
una cierta calidad de vida si aquellos son suficientes, recordándose que si
bien es cierto que en las economías menos desarrolladas la mayoría de la población
trabaja, “lo que marcaba la diferencia para poder salir de la pobreza era el
aumento de los ingresos del trabajo”. Con respecto a los productos que genera,
hay que prestar atención a cómo cambian el mismo concepto de empleo y a cómo influyen
en la creación, mantenimiento y destrucción de puestos de trabajo. En fin, en
cuanto a las relaciones que disponer de un empleo genera entre las personas,
tanto entre quienes lo tienen como respecto a los que no disponen del mismo, es
especialmente importante por su impacto sobre el incremento de las relaciones
sociales, la mejora de la autoestima y una mayor confianza y participación en
la vida social, en el bien entendido, y esto es especialmente importante, que
debe tratarse de “empleos que conllevan empoderamiento, fomentan la capacidad
de iniciativa y respetan los derechos”, que son justamente los que se asocian “con
una mayor grado de confianza y disposición a participar en la sociedad civil”,
e influir positivamente la cohesión social “gracias a sus efectos en la
identidad social, las redes y la equidad”.
En la puesta en
marcha de las políticas por cada Estado, y también en el seno de las
organizaciones internacionales, habrá que prestar especial atención a su
estructura productiva, ocupacional y geográfica, de tal manera que habrá que
valorar la importancia que tiene el trabajo agrícola, como está avanzando la
urbanización, cuál es el peso del sector formal y cómo incrementarlo
(entendiendo por tal, aquel en que una proporción bastante considerable de
empresas y trabajadores “gozan de la cobertura de instituciones y programas
sociales formales”), los problemas que puede plantear un elevado desempleo
juvenil, y el envejecimiento de la población y los costes que ello implica para
mantener la provisión de servicios adecuados; el informe no olvida, y
recuérdese que se trata de un análisis mundial, de la realidad de los países que
son ricos en recursos naturales, de los pequeños países insulares y de aquellos
afectados por conflictos, aportando algunas pistas e ideas concretas para cada
bloque y siempre con el objetivo de mejorar la cohesión social. Será necesario “averiguar”
cuáles son los empleos que mejoran el nivel de vida, la productividad y la cohesión
social, siempre asumiendo que estos tipos de empleo dependen ·del contexto de
cada país, es decir de su nivel de desarrollo, demografía, dotación de recursos
naturales e institucionales”.
F) En fin, las
políticas que se pongan en marcha no sólo han de centrarse en el número de
puestos de trabajo que se creen, sino también, y esto es especialmente importante
en los países menos desarrollados, “en la ampliación de las oportunidades
laborales de los grupos excluidos”. Es agradable, y ojala que se aplicara en
todos los países y que todas las políticas del BM fueran en la misma dirección,
leer en el informe que “las políticas destinadas a aumentar el respeto de los
derechos, enjuiciar el trabajo forzoso y formas perjudiciales del trabajo
infantil, equivalen a proporcionar un bien público mundial”.
Buena lectura de todos los documentos.
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