1. He tenido
oportunidad de leer en los últimos días algunos documentos que abordan la temática
del empleo no sólo desde la perspectiva de crecimiento (o destrucción) de
puestos de trabajo, sino también desde la de analizar cuál es su relación con
la mejora de la calidad de vida de las personas trabajadoras y de sus unidades
familiares, y de cómo la disposición de un empleo en determinadas condiciones
(por tanto no todas) contribuye a la mejora de la cohesión social, en especial
en países con un elevado grado de informalidad (que no irregularidad tal como
hablamos de ella en los llamados países desarrollados). Comparto con los lectores y lectoras del blog algunos de los contenidos que me han parecido más relevantes de los mismos.
2. Me refiero en
primer lugar a la Declaración de la Agrupación Global Unions para las reunionesanuales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial que tuvieron lugar
en Tokio del 12 al 14 de octubre, que lleva por título "Situar la creación de trabajo decente sostenible en el centro de las estrategias de crecimiento y desarrollo", en la que se efectúa una dura crítica de las políticas
de desregulación del mercado laboral patrocinadas por la UE y el FMI, y que
están contribuyendo a juicio sindical a la prolongación de la recesión y a un
crecimiento del coste social en términos de desempleo e incremento de la exclusión
social. El documento relaciona más concretamente las diversas medidas
propuestas e impuestas por la troika en la eurozona, y que a los conocedores de
la vida laboral les resultarán, valga la redundancia, muy conocidas en Grecia,
Portugal (¿y España en el próximo futuro?): recortes de las pensiones e
incremento de la edad de jubilación; eliminación de la indexación salarial y
disminución de salarios mínimos; reducción de las prestaciones por desempleo y
la indemnización por despido, así como facilitar el procedimiento de este
último; debilitamiento o desmantelamiento de las prácticas de negociación colectiva
a escala sectorial.
3. En segundo
lugar, cabe referirse a dos documentos en los que se aborda la relación entre
empleo y pobreza en España, tanto desde la perspectiva de cómo afecta a los
trabajadores y a los desempleados como también desde los costes económicos y
sociales que tiene el incremento de las situaciones de desprotección.
A) Cito en primer
lugar al Informe de la Fundación 1º de mayo sobre “trabajadores pobres yempobrecimiento en España”, elaborado por J. Aragón, J. Cruces, L. de la
Fuente, A. Martínez, A. Otaegui y E. S. Llopis, en el que se destaca, con datos
estadísticos, que el acceso al empleo “ya no es una salvaguarda ante las
situaciones de pobreza” y que la precariedad laboral y socioeconómica afecta
seriamente al proceso de empobrecimiento de los trabajadores, en el marco de
unas relaciones laborales, además, que la crisis por una parte y la reforma de
2012 por otra han alterado en beneficio de la parte empleadora y que está
suponiendo una mayor precariedad del empleo, reducciones salariales y
prolongaciones de jornada, y debilitamiento de la negociación colectiva, algo
que a juicio de los autores del Informe obstaculiza “la capacidad de asegurar
la calidad de trabajo y de vida de las personas”.
El informe
efectúa un análisis muy crítico de los recortes en políticas sociales y
concluye que de seguir en la misma línea puede llegarse a “un empobrecimiento
general de la población española y descenso sustancial de la calidad de sus
condiciones de vida”, que podrían cuantificarse al finalizar este año en una
tasa de pobreza cercana al 28 %, por lo que reivindica, y propone, la creación
de empleos de calidad y con protección social, ya que el empleo de calidad “es
clave para generar un modelo económico sostenible con una salida más justa e
igualitaria de la crisis, centrado en las condiciones de vida de las personas y
capaz de mantener la cohesión social”.
B) En la misma
línea crítica se sitúa un reciente informe elaborado para la Fundación La Caixa,
coordinado por M. Laparra y B. Pérez Erasmus, sobre “Crisis y fractura socialen Europa. Causas y efectos en España”, que pone de manifiesto los déficits de
nuestro sistema de protección social para enfrentarse a los nuevos retos
derivados de la crisis en términos de pérdida de empleo y de incremento de la
fractura social, concluyendo que “el modelo español de flexibilidad laboral se
ha mostrado especialmente perverso a la hora de responder a la crisis, las
políticas sociales han mostrado una reducida capacidad de compensar las
desigualdades sociales que genera el mercado, y el recurso a la institución
familiar presenta ya limitaciones obvias para cubrir todas las necesidades
sociales que se van generando”.
4. En el ámbito
de la Unión Europea, y de los países de la zona euro, hay algunos recientes
documentos que son de interés conocer, al margen de las críticas que puedan hacerse,
para abordar la realidad europea.
A) En primer
lugar, un análisis del Banco Central Europeo sobre “los mercados de trabajo dela zona del euro y la crisis”, publicado en su Boletín del mes de octubre, en el que se insiste una vez en la eliminación
de las “rigideces”· existentes en dichos mercados y la aprobación y puesta en
marcha de “reformas de amplio calado” (supongo que incluirán en este grupo a la
reforma laboral española de 2012), destacando de forma negativa que “las
rigideces a la baja de los salarios
limitan la necesaria flexibilidad en la respuesta de los salarios a las
condiciones del mercado de trabajo para estimular la creación de empleo”.
El último párrafo
del artículo es claro y contundente, y no deja lugar a dudas sobre aquello que
desea el BCE en materia laboral, por lo que me permito reproducirlo
textualmente: “En este contexto, una
respuesta flexible de los salarios a las condiciones imperantes en los mercados
laborales de la zona euro debería ser una prioridad, a fin de facilitar la
necesaria reasignación sectorial que sustente la creación de empleo y la
reducción del desempleo. Ello exige, claramente, nuevas reformas profundas en
los mercados de trabajo de los países de la zona del euro para limitar los
riesgos de un incremento permanente de la NAIRU y una caída del crecimiento del
producto potencial. Esta estrategia de reforma resulta, asimismo, un
ingrediente clave para lograr una sólida recuperación económica en las economías
de la zona, lo que también facilitaría externalidades positivas adicionales
respecto a la corrección y la prevención de los desequilibrios macroeconómicos,
la consolidación fiscal y la estabilidad financiera”.
B) Datosestadísticos de la fuerza de trabajo en 2011 han sido publicados recientemente
por Eurostat, de los que sólo retengo ahora que la tasa de empleo UE entre
trabajadores de 15 a 64 años es del 64.3 %, mientras que en España disminuye al
57.7 %; que los trabajadores con contratos temporales son el 14.1 % en la UE y
suben al 25.3 % en España; en fin, y sólo con datos UE, que el empleo a tiempo
parcial supone el 18 % del total, con una diferencia muy importante de
presencia femenina (31.6 %) sobre la masculina (8.1 %), y que la tasa de empleo
de trabajadores de 20 a 64 años es del 68.6 % cuando el objetivo previsto para
2.020 es del 75 %.
C) Por otra
parte, las Conclusiones del Consejo de Empleo, Política Social, Sanidad yConsumidores, de 4 de octubre, plantean la necesidad de ir hacia una recuperación
generadora de empleo que ofrezca mejores oportunidades a los jóvenes en Europa,
poniendo de manifiesto que el saneamiento presupuestario por sí solo “no basta
para resolver adecuadamente los problemas que afrontan muchas economías de la
UE”, y que hay una clara interdependencia entre las políticas de empleo,
económica, social, educativa y de desarrollo, “por lo que deben abordarse con
un planteamiento global”.
El Consejo insta
a los Estados a potenciar la creación de empleo mediante el fomento de la mano
de obra, dándole una especial importancia al fomento del empleo por cuenta
propia y el fomento del espíritu empresarial que, a su juicio, “pueden
constituir modos alternativos de hacer frente a la pérdida de ingresos de los
hogares”, ya que prestar un apoyo específico en esta materia “puede contribuir
a reducir el desempleo”. Recomienda explotar el potencial de creación de
empleos de sectores clave como son las TICs, la economía verde y la atención sanitaria;
y pide un mayor dinamismo del mercado laboral mediante una reforma estructural,
con una frase que puede tener muchas lecturas pero que me lleva a pensar que se
pide hacer más y mejor con menos recursos: “las políticas activas del mercado
de trabajo tendrán que basarse cada vez más en pruebas tangibles para que
puedan garantizar una rentabilidad de la inversión”.
Al igual que en
ocasiones anteriores, el Consejo insiste en la inversión en la educación y la
adquisición de capacidades, con potenciación del sistema de formación profesional
dual como vía de especial atractivo para los jóvenes en búsqueda de su primer
empleo, el desarrollo del aprendizaje permanente para la seguridad en el empleo
y la adquisición de “competencias sociales, creativas y lingüísticas a través
de la educación formal o no formal”. No deja de ser significativo (sería bueno
que se tomara nota en España por el gobierno) que se reconozca la importancia
de la implicación activa de los agentes sociales en la determinación de las
condiciones de empleo y salariales, en especial para que la Estrategia Europa
2020 alcance sus objetivos, en el marco de “unas reformas estructurales
difíciles” y en la búsqueda de “unos mercados laborales más integradores”, y
todo ello “con objeto de conseguir una recuperación generadora de empleo”.
C) Por último,
es obligado hacer mención a dos Resoluciones aprobadas el pasado día 20 por el
Parlamento Europeo en sesión plenaria.
a) La primera,
pide un pacto de inversión social en respuesta a la crisis, en la que el PE
estima que la crisis que vivimos requiere “una modernización del modelo social
europeo, un replanteamiento de las políticas sociales nacionales y un
replanteamiento de los Estados del Bienestar”, con el objetivo de crear puestos de trabajo, un crecimiento
sostenible y evitar “distorsiones sociales”, y en el que se pide (obsérvese la
relación entre empleo de calidad, o no, y menor, o mayor riesgo de exclusión) a
los Estados y a la Comisión Europea que velen, en el ámbito de sus
competencias, para que “los empleados a tiempo completo puedan vivir de su
trabajo”.
Más
concretamente, el PE Pide a los Estados miembros que examinen la posibilidad de
celebrar un «Pacto de inversión social» que fije unos objetivos en materia de
inversión y que establezca un mecanismo de control reforzado para mejorar los
esfuerzos para cumplir los objetivos sociales, educativos y en materia de empleo
de la Estrategia Europa 2020” y que debería incluir “una lista de medidas
específicas en forma de inversiones sociales que deberían adoptar los Estados
miembros en un plazo determinado a fin de alcanzar los objetivos sociales,
educativos y en materia de empleo, de conformidad con el Estudio Prospectivo
Anual sobre el Crecimiento y los programas nacionales de reforma”.
B) En cuanto al
segundo texto aprobado, la “Iniciativa a favor del emprendimiento social.Construir un ecosistema para promover las empresas sociales en el centro de la economíay la innovación sociales”, el PE destaca la importancia de la economía social
en la UE, un 6 % de la fuerza total de trabajo y cerca de once millones de
personas trabajadoras, su presencia en sectores sociales significativos como el
ámbito sanitario, social y medioambiental, e insiste en que el marco jurídico comunitario
y los estatales tengan en consideración su especificidad, proporcionándoles el “mayor
apoyo y aceptación posibles”, poniendo de manifiesto a toda la sociedad que su intervención
en la vida social y económica tiene amplias ventajas que superan los aspectos
puramente económicos, siendo uno de ellos a mi parecer bastante importante, en
los términos que estoy analizando en este artículo, el de “ser objeto de una
gestión responsable y transparente, en especial involucrando a los empleados,
los clientes y los interesados afectados por su actividad empresarial”.
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