1. La Comisión europea ha presentado recientemente, en concreto el pasado 9 de junio, una importante Comunicación que lleva por título “Dar un nuevo impulso a la cooperación europea en materia de enseñanza y formación profesionales para apoyar la estrategia Europa 2020”.
2. En las conclusiones del Consejo de educación de 21 de noviembre de 2008 sobre las futuras prioridades de una cooperación europea reforzada europea en materia de educación y formación profesionales (EFP) se asumió que debía seguir trabajándose en el desarrollo de las prioridades y orientaciones fijadas en la declaración de Copenhague de 2002, y que para el período 2008- 2010 había que poner en marcha cuatro líneas de actuación, desde la constatación previa, de acuerdo con la normativa comunitaria en la materia, de que las medidas que se enuncian a continuación son de aplicación voluntaria por parte de los Estados miembros.
En primer lugar, la implantación en los ámbitos nacionales y europeos de los instrumentos y dispositivos de cooperación sobre educación y formación profesionales, más exactamente el sistema europeo de transferencia de créditos en la EFP y el marco de referencia europeo de garantía de su calidad. En segundo término, debía mejorarse la calidad y el atractivo de los sistemas de EFP, y entre otras medidas ello pasa por facilitar itinerarios que permitan mejorar los vínculos entre formación general, EFP, enseñanza superior y formación de adultos, o dicho con palabras del propio texto “mejorar la permeabilidad y la continuidad de los itinerarios entre la EFP, la formación general y la enseñanza superior”. En tercer lugar, había que desarrollar los vínculos entre la educación y la formación profesional y el mercado laboral, con especial atención a las PYMES y reforzando los servicios de orientación y asesoramiento con el fin de facilitar la transición del aprendizaje al empleo. Por último, se planteaba reforzar las formas de cooperación en el ámbito europeo, así como también con otras organizaciones internacionales como la OIT, OCDE y UNESCO. El Consejo planteaba que debe procurarse la articulación de la EFP con planes de enseñanza escolar, enseñanza superior y formación de adultos, y que hay que reforzar los vínculos “con los planes europeos sobre multilingüismo y juventud”. Gran parte de estas líneas de actuación se recogen en el documento ahora referenciado y en el que se propone, tal como reza su propio título, dar “un nuevo impulso” a la cooperación en el seno de la UE y con los Estados miembros para conseguir que la educación y formación profesional contribuya al éxito de la Estrategia Europa 2020, un éxito que ha de de estar basado en “un crecimiento inclusivo, sostenible e inteligente”.
3. Hay que hacer mención también, para la mejor comprensión de la nueva estrategia europea en materia educativa y formativa, de dos Recomendaciones aprobadas el 18 de junio de 2009 por el Parlamento Europeo.
La primera, trata sobre el establecimiento de un marco europeo de garantía de calidad en la educación y formación profesionales. Su objetivo es establecer un Marco de Referencia Europeo de Garantía de la Calidad en la Educación y Formación Profesionales (EFP) que sirva de referencia para ayudar a los Estados miembros a promover y supervisar la mejora permanente de sus sistemas de educación y formación profesionales sobre la base de parámetros europeos comunes. En el documento se expone que el Marco de Referencia debe contribuir a la mejora de la calidad de la EFP y al desarrollo de la confianza mutua en los sistemas nacionales de EFP dentro de un verdadero espacio sin fronteras de aprendizaje permanente.
La garantía de la calidad debe considerarse un instrumento para la mejora permanente de la EFP, basado en un ciclo de calidad en el que haya una interrelación adecuada entre planificación, aplicación, evaluación y revisión de la EFP. Implica un planteamiento sistemático respecto a la calidad en el que las funciones de los interlocutores en los distintos niveles y su interrelación reciben una atención explícita. Debe incluir asimismo formas de supervisar el rendimiento de la EFP y sistemas de medición que complementen la revisión y la mejora de la EFP, tanto en lo que respecta a los sistemas como a los proveedores.
Me parece especialmente importante destacar la relación que se establece del futuro marco de referencia con otras políticas y objetivos de la UE. Para el Parlamento Europeo y el Consejo, el Marco de Referencia contribuirá a la consecución del objetivo de la Estrategia Europea de Empleo de una inversión más efectiva en capital humano; más concretamente contribuirá a mejorar la calidad y eficiencia de la inversión en capital humano mediante una educación y unas cualificaciones de mayor calidad, en consonancia con las Directrices para las políticas de empleo de los Estados miembros. Es decir, se trata de reforzar la inversión en capital humano mediante la mejora de la educación y las cualificaciones, así como de reformar los sistemas de educación y formación utilizando referencias y principios europeos comunes. Además, se toma en consideración la necesidad de ligar la mejora de la calidad de la EFP a objetivos europeos más generales, tales como el aumento de la empleabilidad, la mejora de la adecuación a las necesidades de los usuarios y el fomento de un mejor acceso al aprendizaje permanente.
Es necesario destacar que el Marco de Referencia no está concebido para sustituir los sistemas nacionales existentes ni requiere la creación de estructuras nuevas, por lo que se utilizarán los sistemas de comunicación de información existentes, y se basará en la experiencia adquirida y en casos de buenas prácticas observados en los Estados miembros y otros países participantes.
En el anexo 2 se recogen los indicadores generales de garantía de la calidad de referencia para la EFP: pertinencia de los sistemas de garantía de calidad para los proveedores de EFP; inversión en la formación de profesores y formadores; tasas de participación en programas de EFP; tasa de finalización de programas de EFP; tasas de colocación en el marco de los programas de EFP; utilización en el puesto de trabajo de las capacidades adquiridas; tasa de desempleo; prevalencia de grupos vulnerables; mecanismos para determinar las necesidades de formación en el mercado laboral; sistemas utilizados para fomentar un mejor acceso a la EFP.
La segunda Recomendación es la relativa a la creación del sistema europeo de créditos para la educación y formación profesionales. En el texto se recuerda que el Consejo Europeo de Lisboa de 2000 llegó a la conclusión de que la mejora de la transparencia de las cualificaciones y el aprendizaje permanente deberían ser dos elementos clave de las acciones encaminadas a adaptar los sistemas europeos de educación y formación tanto a las demandas de la sociedad del conocimiento como a la necesidad de elevar el nivel de empleo y de mejorar su calidad. En la justificación del texto también se encuentran referencias indirectas a las declaraciones de Copenhague en 2002, de Maastricht en 2004, de Helsinki en 2006 y de Burdeos en 2008, que demandan un mayor desarrollo de herramientas europeas comunes, en particular el ECVET.
El objetivo del ECVET es apoyar y fomentar la movilidad transnacional y el acceso al aprendizaje permanente en la Educación y Formación profesional europea. Para el Parlamento y el Consejo, el ECVET ofrece un marco metodológico común para facilitar la transferencia de los créditos de los resultados de aprendizaje entre los distintos sistemas de cualificación, o de un itinerario de formación a otro, y de este modo se contribuye a la permeabilidad de los sistemas de aprendizaje, a la compatibilidad entre los sistemas autónomos de enseñanza y de educación y formación profesionales, al mismo tiempo que se ofrece a los interesados la posibilidad de crear sus propios itinerarios de aprendizaje para la obtención de cualificaciones. La aplicación del ECVET se basará en el principio de la participación voluntaria de los Estados miembros y de las partes interesadas.
De tal forma, el objetivo de la Recomendación es crear el Sistema Europeo de Créditos para la Educación y la Formación Profesionales (ECVET) “con el objeto de facilitar la transferencia, el reconocimiento y la acumulación de los resultados de aprendizaje de aquellas personas que deseen obtener una cualificación. De esta forma, se mejorará la transparencia y la transferibilidad de los resultados de aprendizaje de los ciudadanos entre los Estados miembros y dentro de éstos, en un espacio de aprendizaje permanente sin fronteras”.
4. La nueva Comunicación de la Comisión responde, tal como se explica en la Introducción, al llamamiento de la Estrategia Europea 2020 para que se potencie el atractivo de la EFP, y examina cómo puede desarrollarse en el marco de dos propuestas emblemáticas de la UE para el próximo decenio, la agenda de nuevas cualificaciones y empleos, y el marco de empleo de los jóvenes (encuadrado en la propuesta de “juventud en movimiento”).
En la Estrategia Europa 2020 una de las propuestas de actuación es la “Agenda de nuevas cualificaciones y empleos, para modernizar los mercados laborales y potenciar la autonomía de las personas mediante el desarrollo de capacidades a lo largo de su vida con el fin de aumentar la participación laboral y adecuar mejor la oferta y la demanda de trabajos, en particular mediante la movilidad laboral”. Se insiste en la importancia de adoptar las medidas económicas, educativas y formativas necesarias para posibilitar la adquisición de nuevas cualificaciones y la adaptación a las nuevas condiciones que se dan en los mercados laborales, basando buena parte de las nuevas propuestas en las recogidas en anteriores documentos que plantean la necesidad de la puesta en marcha de una nueva agenda europea de nuevas cualificaciones y empleos.
Se trata, para garantizar la continuidad del modelo social que inspira la UE, de “habilitar a las personas mediante la adquisición de nuevas cualificaciones, con el fin de que la población actual y futura se adapte a las nuevas condiciones y a potenciales cambios de carrera, reducir el desempleo e incrementar la movilidad laboral”. En este punto, y para tomar en consideración aquello que se está haciendo en el mismo ámbito por nuestros competidores económicos, es bueno fijarse en el Informe económico anual del Presidente de los Estados Unidos, hecho público el 12 de febrero, en el que también se insiste en la importancia del cambio y en la necesidad urgente de adoptar medidas educativas, formativas y laborales para que la población trabajadora se adapte al mismo.
Otra de las propuestas de actuación se denomina “Juventud en movimiento, para mejorar los resultados de los sistemas educativos y facilitar la entrada de los jóvenes en el mercado de trabajo”. Hay que potenciar los programas europeos de movilidad internacional educativa, una política de empleo europea para los jóvenes que permita estancias formativas en otros Estados, acoplar adecuadamente los sistemas educativos con las necesidades (que recuerdo que son cada vez más cambiantes) del mercado laboral, y promover el reconocimiento del aprendizaje tanto formal como informal.
5. Las propuestas o líneas de actuación de la UE para el próximo futuro, y que deberán ser aprobadas en la reunión prevista en diciembre de este año para revisar las prioridades fijadas en la Declaración de Copenhague en 2002, se basan en cuatro grandes ejes sobre los que se ha ido construyendo la política de la UE en esta materia desde hace muchos años: aprendizaje permanente y movilidad, calidad y eficacia, equidad y ciudadanía activa e innovación, creatividad y espíritu emprendedor. Y todo ello, en el marco de una política de cooperación europea en la materia que se base en las Recomendaciones ya explicadas del PE y en los planes ya existentes para potenciar los intercambios educativos y formativos (Leonardo Da Vinci), y en la utilización de los fondos estructurales comunitarios.
A) En primer lugar, la EFP ha de jugar un papel de primera importancia en el aprendizaje permanente y la movilidad de la población. Ello requerirá, o más exactamente requiere ya, de una mayor flexibilidad “en relación con la manera de adquirir los resultados del aprendizaje, de evaluarlos y de ver cómo conducen a las cualificaciones”. Se propugna un enfoque del aprendizaje basado en los resultados y que se incorpore a todos los sistemas de EFP. Hay además que potenciar la vinculación entre la EFP y la enseñanza superior para alcanzar el objetivo fijado en la Estrategia Europa de 2020 de que haya un mínimo del 40 % de licenciados universitarios. Además, el aprendizaje permanente ha de ir acompañado con una buena intervención de los servicios públicos de empleo que facilite orientación y asesoramiento para facilitar las transiciones de la formación al empleo y entre puestos de trabajo, sin olvidar la importancia de garantizar la igualdad entre mujeres y hombres, y para ellos es conveniente animar a los jóvenes “a pensar en profesiones que no se encasillen en los tradicionales esquemas sexistas”.
Hay que potenciar la movilidad transnacional en el ámbito de la EFP, tal como se propone en la propuesta “Juventud en movimiento”, de tal manera que los períodos pasados en otros países deberían considerarse como parte normal del proceso formativo, sin olvidar la importancia de potenciar la movilidad virtual mediante el uso del aprendizaje electrónico como complemento de la movilidad física. El objetivo debe ser el de conseguir que en el año 2020 se haya consolidado una política europea de transparencia de las cualificaciones y de exportación validable de los resultados del aprendizaje, concediendo importancia tanto al aprendizaje formal como al informal.
B) La EFP debe ser más atractivo para el alumnado mediante la mejora de su calidad y su eficiencia. Para ello se requiere una estrecha correspondencia con las necesidades del mercado de trabajo y una implicación activa de los agentes sociales (el documento enfatiza que “el aprendizaje en el trabajo tiende a aumentar las posibilidades de empleo en fases tempranas de la vida laboral”), con un seguimiento permanente, y con indicadores específicos, del nivel de su calidad, de un profesorado bien formado y motivado, de una excelencia profesional combinada con unas competencias claves bien desarrolladas. Con respecto al mercado laboral se pone de manifiesto, como también se ha hecho en otros documentos, la importancia del desarrollo de herramientas de anticipación para adaptar las cualificaciones y los empleos”, y se recuerda la importancia de la mejora de las cualificaciones tecnológicas, dado que según un estudio reciente de la propia UE en el año 2015 podría haber un déficit de cualificaciones en este campo para cubrir “hasta 700.000 puestos de trabajo”.
En particular, en el ámbito del profesorado se subraya la importancia de converger en las competencias pedagógicas y la buena comprensión de las prácticas de trabajo para los formadores de las estructuras de aprendizaje y para los profesores de escuela.
C) Por lo que respecta al ámbito de la “equidad y ciudadanía activa”, el documento pone el acento en la adecuación de la EPF a las necesidades individuales del alumnado como mecanismo eficaz para fomentar la inclusión, con atención especial hacia las necesidades específicas de algunos colectivos como son las personas con discapacidad o las personas inmigradas (cursos específicos de idiomas para estas últimas), en la perspectiva más general de reducir al 10 % el porcentaje de abandono escolar. En cualquier caso, esta adaptabilidad de la EFP no debe verse en modo alguno como una separación del ámbito clásico educativo, sino que se apuesta por integrarla más en el sistema general de educación y formación a favor de la justicia social, destacándose que “la mejora del nivel de excelencia de la EFP, la creación de pasarelas hacia la enseñanza superior y la consolidación de programas de EFP de nivel terciario pueden aumentar las expectativas de los estudiantes de EFP y darles vías para mejorar sus perspectivas sociales”.
D) Por último, en el apartado dedicado a “Innovación, creatividad y espíritu emprendedor”, se trata de fomentar tanto en el ámbito educativo como empresarial tales ideas, en todos los sectores de actividades, planes y ramas de estudios, con una atención especial para los jóvenes que deseen poner en marcha un proyecto empresarial, y con una implicación activa de los formadores. Tal como puede leerse en el documento, se trata de que el aprendizaje sea activo y se promueva en la persona “la adquisición de cibercapacidades, la disposición a asumir riesgos, la iniciativa, la curiosidad, la motivación intrínseca y el pensamiento crítico”.
En definitiva, y con ello concluyo, los objetivos de 2002 fijados en la Declaración de Copenhague siguen siendo válidos pero deben ser “relanzados”, en el marco de método abierto de coordinación y de la nueva Estrategia Europea 2020, teniendo en cuenta además “el perfil de la Unión Europea como actor mundial”.
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