jueves, 1 de julio de 2010

Informe conjunto del Consejo y de la Comisión sobre la puesta en práctica del programa de trabajo “Educación y formación 2010”.

1. Se trata del cuarto informe, publicado el 17 de mayo, elaborado por el Consejo y la Comisión para seguir la puesta en práctica del programa aprobado en el año 2002, y en concreto comprende el período 2007-2009, examinando en qué medida se ha ido avanzado en la consecución de los objetivos marcados en materia de educación y formación, y tiene en consideración igualmente las aportaciones realizadas por la propia Comisión y grupos de expertos en el marco de la iniciativa “Nuevas capacidades para nuevos empleos”.

2. En el Informe de 2008, el Consejo destacó los avances producidos en estos ámbitos, también los retrocesos cuando habían ocurrido, y en especial los desafíos que la UE y los Estados miembros tenían ante el próximo futuro. El documento respondía, al igual que el de 2010, a la obligación asumida por las autoridades comunitarias el año 2004 de presentar cada dos años un resumen del desarrollo de ese programa de trabajo, un programa tendente a mejorar la situación de la educación y de la formación profesional en Europa y en el que se ponía de manifiesto la necesidad de combinar los objetivos económicos y sociales en materia de desarrollo educativo, afirmándose de forma contundente que los beneficios de la inversión en educación y formación superan a medio y largo plazo los costes que suponen a corto.

¿Qué perspectivas se apuntaban para el futuro, ante la llegada de la fecha prevista para alcanzar unos objetivos claramente delimitados, el mítico 2010 en el ya estamos instalados?

En primer lugar, hay que aplicar el aprendizaje permanente para lograr la eficiencia y equidad en el ámbito educativo, y para ello es necesario movilizar recursos e implicar a todas las partes e instituciones interesadas, con los siguientes objetivos: mejorar la base de conocimientos, es decir el impacto económico y social de las políticas de educación y formación; en segundo lugar, lograr una financiación sostenible para llevar a buen puerto la política diseñada; a continuación, aumentar las capacidades de las personas como la vía más adecuada, desde edades tempranas, para disponer de conocimientos adecuados que permitan incorporarse y mantenerse en el mercado de trabajo; la política educativa, en cuarto lugar, debe servir para corregir las desventajas económicas y por ello hay que tratar de garantizar la equidad “en el acceso, la participación, el trato y los resultados”; no puede olvidarse tampoco la importancia de adaptar los sistemas educativos para incorporar todo el potencial de los inmigrantes y contribuir así a su inclusión económica y social; en fin, la mejora de la formación del profesorado debe redundar en una enseñanza de alta calidad.

Por otra parte, la enseñanza debe configurarse como el elemento clave del triangulo del conocimiento que forma junto con la innovación y la investigación, potenciándose la creatividad y el aprender a aprender en todos los sistemas de educación y formación y en todos sus niveles. Por fin, desde el ámbito político, el método abierto de coordinación debe servir para mejorar la gobernanza de las políticas educativas y avanzar para conseguir los objetivos marcados para el año 2010. El documento del Consejo lista una serie de ámbitos en donde este método ha de servir para mejorar las políticas educativas y formativas, de los que cabe destacar especialmente dos a mi parecer: en primer lugar, que la política de educación y formación debe tener como norte la perspectiva del aprendizaje permanente, “con prioridades estratégicas fijadas en todo el sistema”, y en segundo lugar que hay que establecer las relaciones de coordinación y complementariedad con otros ámbitos políticos relacionados con el mundo educativo y formativo, como son “la política de innovación, la política social y de empleo, la empresa, la investigación y la financiación estructural”, sin olvidar la importancia de aprovechar al máximo el potencial de los fondos y programas comunitarios.

3. El Parlamento Europeo y del Consejo aprobaron el 23 de abril de 2008 una importante Recomendación relativa a la creación del marco europeo de cualificaciones para el aprendizaje permanente

El texto adoptado por el Parlamento y el Consejo, de carácter no vinculante y que deberá aplicarse de conformidad con la legislación y prácticas nacionales, parte de la premisa previa de la valoración del desarrollo y el reconocimiento de los conocimientos, destrezas y competencias de los ciudadanos como “esenciales para el desarrollo individual, la competitividad, el empleo y la cohesión social de la comunidad”, que debe permitir impulsar la movilidad trasnacional de los trabajadores y potenciar el aprendizaje permanente.

Su objetivo fundamental es crear un marco común de referencia “que sirva de mecanismo de conversión para los diferentes sistemas y niveles de cualificación, tanto para la educación general y superior como para la educación y formación profesionales”, y la puesta en marcha de este marco común debería contribuir a la mejora de la transparencia, comparabilidad y transferibilidad de las cualificaciones de los ciudadanos expedidas según las reglas de cada Estado. Otro objetivo que persigue la Recomendación aprobada es contribuir a una interrelación más estrecha y fructífera entre la educación, la formación y el empleo, y ello pretende conseguirlo por la vía de la modernización de los sistemas de educación y formación.

Es importante destacar que el texto aprobado no reemplaza ni define sistemas de cualificaciones ni cualificaciones nacionales, y de ahí que simplemente se pida a los Estados miembros que traten de alinear sus sistemas nacionales al marco europeo de cualificaciones en el año 2010, y que se respalde a la Comisión en su intención de promover unos vínculos más estrechos entre ese marco y los sistemas europeos de educación que posibilite la mejora de la movilidad de los ciudadanos y que facilite el reconocimiento de los resultados del aprendizaje.

Justamente el anexo I contiene un amplio elenco de definiciones de los términos utilizados en la Recomendación, en donde se define la cualificación como “el resultado formal de un proceso de evaluación y validación que se obtiene cuando un organismo competente establece que el aprendizaje de un individuo ha superado un nivel determinado”, y donde se entiende por resultados del aprendizaje una expresión “de lo que una persona sabe, comprende y es capaz de hacer al culminar un proceso de aprendizaje; se define en términos de competencias, destrezas y competencias”.
4. En el informe presentado este año se destaca en primer lugar que hay una cierta mejora global de los objetivos fijados desde 2002, si bien se manifiesta una cierta preocupación porque uno de los puntos más relevantes de referencia, el de alfabetización, obtiene resultados negativos con respecto al del informe de 2008. Si el objetivo es reducir a un 20 % el porcentaje de jóvenes de 15 años con rendimiento insatisfactorio en las capacidades de lectura, se constata que se ha producido un incremento desde el 21,3 % en el año 2000 al 24,1 % en 2006, alertando el texto de que “según los datos del estudio PISA, los alumnos de origen inmigrante obtiene peores resultados en lectura, matemáticas y ciencias que los alumnos autóctonos”. Por otra parte, se destaca la progresiva adaptación de los planes de estudios escolares y de las metodologías educativas con el objetivo de potenciar la adquisición de las competencias claves en el marco de un proceso de aprendizaje permanente, ya sea por vía formal o informal, poniéndose de manifiesto en el Informe la importancia de los métodos innovadores, como programas de aprendizaje personalizados aquellos basados en la experimentación, que pueden ser “especialmente útiles para quienes hayan sufrido experiencias escolares negativas o marcadas por el fracaso.

Recuérdese que las ocho competencias claves definidas a escala de la UE para lograr el pleno desarrollo de toda persona son las siguientes: comunicación en lengua materna; comunicación en lenguas extranjeras; competencia matemática y competencias básicas en ciencias y tecnología; competencia digital; aprender a aprender; competencias sociales y cívicas; sentido de la iniciativa y espíritu de empresa; conciencia y expresión culturales.

El documento valora positivamente los avances en materia de formación permanente de los adultos entre 25 a 64 años, que se situaba en un 9,5 % en 2008, aún lejos no obstante del objetivo marcado para 2010 que es del 12,5 %, con una diferencia cuantitativa relevante entre aquellos que poseen elevada cualificación y los que tienen un escaso nivel formativo, ya que los primeros disponen de una probabilidad cinco veces superior de realizar actividades formativas, al mismo tiempo que se enfatiza la necesidad de que se actualicen, en especial en el ámbito de las nuevas tecnologías, las competencias de los formadores de adultos. La importancia de potenciar la formación es del todo punto evidente si se repara en el dato de que alrededor de un 30 % de los europeos comprendidos entre las edades antes citadas, unos 77 millones, sólo han terminado el primer ciclo de enseñanza secundaria. El acceso a la enseñanza superior también se configura como una vía para la potenciación del aprendizaje permanente, en especial de los colectivos de menos estatus socioeconómico, teniendo la UE todavía mucho camino para recorrer hasta alcanzar, o acercarse a, las tasas de población adulta que ha finalizado la enseñanza superior en Estado Unidos y Japón (40 % en los dos países, frente a una media del 24 % de las personas entre 25 y 64 años en la UE).

Por otra parte, se sigue insistiendo, y así se pone también de manifiesto en las nuevas estrategias de la UE en materia de educación y formación profesional en el marco general de la Estrategia Europa 2020, que es necesario estrechar los vínculos con el mundo de la empresa y generalizar el aprendizaje en el puesto de trabajo “para adaptar los sistemas de EFP a la evolución de las necesidades del mercado laboral”.

En perspectiva de futuro de la próxima década, para avanzar en todo lo hecho hasta el presente y con nueva metas para el año 2020, el Consejo y la Comisión enfatizan la importancia de dedicar más esfuerzos para mejorar la situación educativa y formativa de los colectivos con mayores dificultades, a fin y efecto de evitar situaciones de exclusión social. Se plantea, por otra parte, la necesidad de que se elaboren métodos de enseñanza y evaluación basados en competencias, de tal forma que la enseñanza “no sólo debe transmitir conocimientos sino también dotar a los alumnos de las aptitudes y actitudes pertinentes”. La interrelación entre mundo educativo y mundo laboral es absolutamente necesaria, pidiéndose la potenciación de la formación en el puesto de trabajo y la elaboración de aquello que el documento califica como “un lenguaje común”, o más exactamente, métodos que permitan establecer “vínculos entre el mundo de la educación y de la formación y el mundo laboral, para que los ciudadanos y empleadores puedan evaluar con más facilidad en qué medida se adaptan las competencias clave y los resultados del aprendizaje a sus tareas y profesiones”.

Concluyo con una frase del documento que prácticamente se ha repetido en todos los informes y documentos que he podido leer desde el año 2000, que estoy seguro que todos podemos asumir y que, sin embargo, cuesta mucho de poner en práctica: “la innovación y el conocimiento seguirán siendo insuficientes sin una amplia base de conocimientos, aptitudes y competencias que estimule el talento y la creatividad desde la infancia y se actualice en la edad adulta”.

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