lunes, 19 de julio de 2010

El empleo en el Programa de la Presidencia belga de la UE y en la primera reunión informal de Ministros de Empleo.

1. La tesis central en el documento en el que la presidencia belga concreta su programa de trabajo para el segundo semestre de este año es que el empleo constituirá uno de asuntos centrales, ya que "la inversión en capital humano y la creación de puestos de trabajo en un mercado de trabajo modernizado son esenciales para el desarrollo de nuestro modelo socioeconómico". La Presidencia belga anuncia que se concentrará particularmente sobre la cuestión de los “empleos verdes” y de los “empleos blancos”, y que "las consecuencias de las reestructuraciones económicas, la lucha contra las discriminaciones en el empleo, así como la promoción de la igualdad salarial entre las mujeres y los hombres merecerán igualmente una atención renovada”.

Recuérdese aquí que el Consejo Europeo celebrado el pasado mes de junio adoptó formalmente la Estrategia Europa 2020, objeto de detallada atención en otras entradas del blog, a la que califica como “nuestra nueva estrategia para el empleo y el crecimiento inteligente, sostenible e integrador”, que debe servir para favorecer la realización de las reformas estructurales que necesita la UE y que constituye un marco coherente “para que la Unión movilice todos sus instrumentos y políticas y para que los Estados miembros actúen con una mayor coordinación”.

Según las conclusiones adoptadas, la nueva EE 2020 responde al desafío de “orientar las políticas de la gestión de la crisis a la introducción de reformas a medio o largo plazo que fomenten el crecimiento y el empleo y garanticen la sostenibilidad de las finanzas públicas, a través de la reforma del sistema de pensiones, entre otros medios”.

2. El Consejo EPSCO de 8 de junio aprobó las conclusiones, basadas en una propuesta del Comité de Empleo, sobre “nuevas capacidades para nuevos empleos: el camino a seguir”. De dichas conclusiones me interesa destacar su referencia a los varios factores que están estimulando a largo plazo, según el Consejo, la demanda de capacidades distintas y de más alto nivel, e impulsando profundos cambios sectoriales y profesionales, y que sin duda alguna serán tenidos en cuenta durante los debates que la presidencia belga lleve a cabo sobre las políticas de empleo: “la mundialización y el comercio internacional, la adaptación al cambio climático -que exige efectuar la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono, que utilice más eficazmente los recursos y con una necesidad cada vez mayor de capacidades "verdes"- la creciente importancia de la economía basada en el conocimiento, en particular de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y de las nanotecnologías, el envejecimiento de la población, la urbanización y el cambio de las estructuras sociales”. Además, me parece importante la petición dirigida por el Consejo a la Comisión Europea de la necesidad de mejorar la comprensión de los retos mundiales en materia de empleo y de capacidades “mediante la cooperación con la OCDE y la OIT, y a través del diálogo y las asociaciones con otros países y regiones”.


3. En el marco de la Estrategia Europa 2020, cuyos objetivos y más exactamente su concreción será la hoja de ruta de las prioridades socioeconómicas de la presidencia belga, y más concretamente en desarrollo de una de sus iniciativas emblemáticas, la dedicada al empleo y las competencias, la citada presidencia pretende abordar cuatro ámbitos de actuación prioritarios en materia de empleo:

A) En primer lugar, la aprobación de conclusiones sobre los empleos verdes y como avanzar en darle más color verde a todos los empleos, de tal manera que se fijarán y concretarán objetivos cuantitativos a alcanzar en materia de nuevas cualificaciones, formación, reorganización de las formas de producción y de los lugares de trabajo.

B) En segundo término, se plantea la promoción de un pacto entre el trabajo y la sociedad que envejece, de tal manera que se adoptarían conclusiones sobre las nuevas formas de gestión de la carrera profesional (de un trabajador) y se identificarán los nichos de empleo (nuevos empleos, oficios, ocupaciones) que pueden ser creados a consecuencia del envejecimiento demográfico (empleos blancos), empleos que deben ser de calidad.

En esta misma línea de actuación, cabe referirse a la reciente Resolución aprobada por el Parlamento Europeo el pasado 6 de julio "sobre contratos atípicos, carreras profesionales, flexiguridad y nuevas formas de diálogo social", en la que se subraya la necesidad de "crear empleos de alta calidad, sostenibles y seguros, en caso necesario tras un período de formación orientado al empleo sostenible a tiempo completo, incluidos empleos ecológicos y blancos (en el ámbito de la salud) y de asegurar la cohesión social.

C) En tercer lugar, la apuesta por la búsqueda de una mayor cohesión social y la consecución de mercados de trabajo inclusivos pasa por integrar y movilizar, según la presidencia belga, “todos los talentos disponibles en el mercado de trabajo”, actuar contra todo tipo de discriminación en el empleo (ya se trate por razón de género, de diversidad o de grupos concretos).

D) Por último, y probablemente esta sea la parte más novedosa del programa en materia de empleo, se propone el desarrollo de la llamada flexiguridad a través del concepto “making transition pay”, es decir asegurándose de que la transición de los trabajadores en el mercado de trabajo sea provechosa para la economía y al mismo tiempo permita que ese tránsito se haga de tal forma que potencie la calidad del empleo y evite la fragmentación o dualidad en el mercado de trabajo, es decir garantice la seguridad en el empleo (y no en un puesto de trabajo concreto). En la misma línea, la Resolución antes citada del PE destaca la importancia del aspecto de la seguridad en la flexibilidad, "que debe servir de apoyo a los trabajadores en situaciones de transición de cara a buscar empleo y procurarles unas condiciones de vida digna".

4. En el Consejo Informal de Ministros de Empleo celebrado el pasado 8 de julio se ha dedicado una parte importante de su tiempo al debate sobre qué nuevas políticas de empleo son necesarias a escala europea para hacer frente a los nuevos desafíos demográficos y climáticos, es decir hacia dónde debe ir la concreción de las directrices integradas para las políticas económicas y, muy especialmente, las de empleo.

En primer lugar, se ha destacado que el cambio demográfico, con el progresivo incremento de la edad de la población trabajadora y el envejecimiento de una parte relevante de la misma, implica necesariamente poner en marcha políticas que potencien e incrementen tanto la participación de la población en el mercado de trabajo en general como las políticas de envejecimiento activo en particular (mejora del nivel formativo de las personas de edad, adaptación de los tiempos de trabajo, de las modalidades contractuales, mayor conciliación entre visa familiar y laboral, reglas reforzadas de seguridad y salud en el trabajo, etc.).

Se puso de manifiesto, y constato que esta es una de las cuestiones más importantes que hay que abordar en el próximo futuro, que ese proceso de envejecimiento puede generar un número importante de empleo en los ámbitos de actividad de servicio a las personas y de cuidado de la salud, y que ello requiere ineludiblemente plantearse las capacidades y cualificaciones del personal que preste tales servicios, así como también su financiación.

En segundo término, se destacó que la creación de empleos verdes son un factor indispensable para la transición hacia una economía competitiva con emisiones débiles de CO2. De ahí que sea del todo punto necesario trabajar sobre las competencias y cualificaciones requeridas para poder trabajar en esos nuevos, o reestructurados, empleos, cuál ha de ser el papel de los servicios públicos de empleo para facilitar la adaptación/transición de unos empleos a otros, con particular atención a las necesidades de los colectivos más vulnerables, y cómo pueden utilizarse los fondos estructurales comunitarios para facilitar la transición. En este punto, cabe mencionar una Resolución aprobada el 6 de julio por el PE sobre el fomento del acceso de los jóvenes al mercado de trabajo, en la que se enfatiza que la estrategia europea de empleo ha de hacer especial hincapié en el desarrollo de empleos verdes y empleos en la economía social, y que es muy importante que los Estados "desarrollen empleos verdes, por ejemplo ofreciendo formación en tecnologías medioambientales"

Quiero ahora recordar que la importancia de abordar de forma detallada y al mismo tiempo rápida el impacto de los cambios medioambientales, y en especial del cambio climático, en los mercados de trabajo y en las políticas de empleo ya ha merecido especial atención en un documento elaborado por la OIT en mayo de 2008. La tesis fundamental del documento es que las políticas de trabajo y de empleo pueden contribuir a facilitar la transición hacia un crecimiento más sostenible potenciando la creación de “empleos verdes”, haciendo más ecológicos los empleos existentes y facilitando la supresión gradual y progresiva de los empleos no sostenibles. Según la OIT, el recalentamiento del planeta está directamente vinculado a nuestra forma de trabajar y no se pondrá ponerle fin más que cambiándola, y en ese cambio juegan un papel de primera importancia las políticas laborales y la estrecha implicación de las Administraciones Públicas y de los agentes sociales. Y además, que dichas políticas han de llevarse a cabo por todos los Estados miembros en el marco de la Agenda por el Trabajo Decente de 2007 y de acuerdo con sus cuatro objetivos, todos ellos de igual importancia, y que son la aplicación efectiva de las normas de trabajo, en especial de las normas fundamentales de la OIT, la creación de empleos más productivos, la prosecución del desarrollo de los regímenes de protección social generalizados y el apoyo al diálogo social entre los diferentes actores. Dicho de forma muy gráfica, “será necesario recurrir a toda la gama de políticas de ajustes del empleo para facilitar el cambio e incentivarlo. Será necesario comprender mejor la intensidad, la rapidez y la orientación de los cambios para saber cómo utilizarlos”.

Es importante reseñar qué entiende la OIT por empleos verdes, que pueden interesar tanto a trabajadores cualificados como a otras de media o baja cualificación. Desde una perspectiva técnica restrictiva, se afirma que la mayor parte de los empleos verdes que ya existen o que existirán en el futuro inmediato se concentran en sectores directamente vinculados a la utilización de la energía o a la producción de materias primas, con cita de “la mejora de la rentabilidad energética, particularmente en el sector de la construcción (renovación), de la industria y de los transportes; las energías renovables; la movilidad: los transportes públicos; el reciclaje y la utilización sostenible de los recursos naturales como la agricultura, bosques y explotaciones de zonas pesqueras; servicios medioambientales”. Ahora bien, si se utiliza una definición más amplia, la OIT argumenta que dentro de los empleos verdes se podría incluir a todos los nuevos empleos en un sector “cuya huella ecológica es inferior a la media, que contribuye a la mejora de los resultados globales, e incluso si sólo es de una manera marginal”. En cualquier caso, la OIT no se olvida de mencionar la importancia de que esos empleos verdes sean de calidad, ya que algunos de ellos hoy en día se encuentran en muchos países en la economía informal, donde las condiciones de trabajo son extremadamente precarias en muchas ocasiones. Si bien el número de empleos contabilizados, o con previsión de creación en el próximo futuro, no es cuantitativamente muy relevante, ya que se calcula un 3 % de la mano de obra mundial, es decir 100 millones de empleo, la OIT destaca el papel precursor y de impulso que tienen estos empleos en el nuevo mercado de trabajo por su impacto sobre otros sectores y por la generación de empleo indirecto que conllevan.

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