viernes, 25 de junio de 2010

Las propuestas del Partido Popular para la reforma laboral.

Esta mañana el Presidente del Popular, Sr. Mariano Rajoy, ha pronunciado una conferencia en el Foro Nueva economía, en la que ha presentado su programa de gobierno. Reproduzco en esta entrada del blog las referencias concretas a la reforma laboral, que se basan en tres pìlares: prioridad a la negociación en la empresa, potenciación de la formación profesional como derecho del trabajador, y mayor claridad en las causas de extinción de los contratos (supongo que se refiere a los despidos por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción). A mi parecer, la realmente importante, y que marca cuál sería la política del PP si accede nuevamente al gobierno, es la primera.



"3.Reforma del mercado de trabajo. España es el país que más empleo ha destruido en esta crisis. Por fin, el Gobierno ha reconocido que su resistencia a abordar la reforma del mercado de trabajo puede haber costado una parte significativa de la destrucción de empleo.

Lástima que aún así no se haya decidido a abordar una verdadera reforma, sino tan sólo una serie de parches de dudosa eficacia.
Es imprescindible abordar cuestiones como, la formación profesional, el absentismo laboral, la eficiencia en la cobertura de vacantes y la negociación colectiva.

Dos temas me parecen esenciales. Uno, el que asumamos que en los treinta años que han transcurrido desde la aprobación del Estatuto de los Trabajadores, el propio trabajo, la forma de organizarlo, las estructuras empresariales, la competencia y todo aquello que integra el entorno laboral, han experimentado un cambio radical.

Si hace treinta años tenía sentido el que la Negociación Colectiva se produjera sobre todo a un nivel superior al de la empresa, hoy esa premisa ya no es aplicable. Porque condenar a las empresas a una política laboral de talla única en la práctica significa condenar a sus trabajadores a un mayor riesgo de perder su trabajo.

Hoy tiene más sentido una negociación entre empresarios y trabajadores dentro de la empresa porque sólo dentro de ella se conocen las circunstancias de competencia, innovación, organización que permiten ajustar el marco laboral a la realidad concreta de la empresa para hacer sostenible la vida de esa empresa, es decir, el empleo dentro de ella. Y eso supone más facilidad para el descuelgue, que no puede limitarse sólo a lo salarial sino que debe abarcar todas las condiciones de trabajo.

El segundo tema esencial es la formación profesional, que constituye un recurso estratégico de primer orden en la sociedad del conocimiento. Las inversiones en formación son directamente proporcionales a la creación de empleo y a la reducción del gasto por desempleo . Debe ser la formación –una formación generalizada, permanente y de calidad- la base de nuestro nuevo modelo productivo.

Sin embargo, la realidad española de hoy viene dada por el hecho de que el 84’3 por ciento de los parados no reciben ningún tipo de formación para el empleo y, entre los ocupados, sólo el 7’7 participan en algún tipo de acción formativa. Por su parte, sólo el 8’1 por ciento de las empresas ofrecen formación a sus trabajadores.
En tal sentido, entendemos que una reforma laboral de la formación profesional debiera asumir los planteamientos siguientes:
Reconocimiento de la formación continua como un verdadero derecho de los trabajadores, que de esta forma podrán gestionar su propio desarrollo profesional y anticiparse a los procesos de reconversión que sean necesarios.

Además, en orden a garantizar la transparencia y el reconocimiento de la carrera formativa de cada trabajador, proponemos la creación de una cuenta de formación asociada al número de cotización a la Seguridad Social que permita identificar de forma inmediata la formación recibida por cada uno y contribuya a personalizar y mejorar los itinerarios formativos.

Un último comentario sobre la reforma laboral es la necesidad de una regulación clara, sencilla y aplicable de la extinción de los contratos. La inexistencia de esta regulación es un freno para la creación de empleo estable. La ambigüedad de la misma es un estímulo a una litigiosidad elevada, que también contradice el objetivo de crear empleo de calidad".

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