jueves, 17 de diciembre de 2009

Los debates sobre el empleo y las medidas que deben adoptarse en los próximos meses en el ámbito comunitario (y II).

5. Otro documento que va en la misma línea y que fue aprobado por el Consejo trata sobre el fomento de la inserción en el mercado laboral, con propuestas de medidas para facilitar la recuperación de la crisis y preparar la Estrategia de Lisboa después de 2010, en el que se defiende el mantenimiento de las medidas coyunturales adoptadas durante los dos últimos años hasta que esté garantizada una recuperación sostenible de la economía y del empleo, al mismo tiempo que previendo ya estrategias de salida, siendo esencial conseguir tanto la reducción del número de personas desempleadas como evitar que el desempleo adopte un carácter estructural para una parte de la población, en especial para jóvenes y personas más afectadas por la crisis. Por consiguiente, si bien se acepta que las medidas adoptadas en los últimos años deben ir siendo sustituidas por otras de carácter más estructural, se propone que esta sustitución se realice de forma gradual y paulatina justamente “para velar para que se puede hacer frente a los retos que se plantean a largo plazo”.

Se insiste en la importancia de adoptar medidas que favorezcan una mayor participación de la población en el mercado de trabajo, con una nueva mención específica a la importancia de la inmigración, ya que se entiende que las políticas de inmigración “pueden complementar asimismo las políticas activas de mercado laboral y políticas activas de seguridad social para aumentar la oferta laboral”. También, se sigue apostando por las llamadas políticas de flexiguridad, de tal forma que la seguridad en el empleo sea el eje central de las políticas en lugar de la seguridad en un puesto de trabajo, y que las políticas que favorezcan la mejora de las capacidades sirvan para anticiparse a los cambios que puedan producirse en las estructuras productivas al mismo tiempo que facilitan la movilidad. Por fin, la mejora de las políticas adoptadas por los servicios públicos de empleo para dar adecuada respuesta a la nueva problemática del empleo y desempleo también es destacada en el documento, poniendo el acento en la importancia de disponer de unos servicios de formación y orientación adecuados.

En cualquier caso, conviene destacar que el debate sobre la flexiguridad es muy intenso en sede comunitaria, con diferentes perspectivas en el seno de las propias instancias comunitarias, y para muestra de ello véase el parecer del CESE europeo que apuesta porque el camino para salir de la crisis y recuperar el crecimiento “debe incluir una mayor seguridad para los trabajadores y menos flexibilidad y menos condiciones de trabajo precarias”.

6. Como puede comprobarse, la necesidad de una mayor participación en la vida laboral es un argumento recurrente en todos los documentos examinados en el Consejo, e incluso se presentó uno con atención monográfica a este problemática, en el que se efectúa un análisis de la situación del empleo en la UE y se constata que cerca de un 30 % de la población europea en edad de trabajar se encuentra fuera del mercado de trabajo, y que la crisis ha afectado mayoritariamente a los trabajadores por encontrarse más representados en sectores afectados más intensamente por la misma. Se alerta sobre el decrecimiento de la población ocupada a partir de 2.012 y de la población activa a partir de 2.108, con el correlativo incremento del gasto en asistencia sanitaria y el incremento del coeficiente de dependencia de la tercera edad, y se sigue insistiendo en la necesidad de conseguir una mayor presencia femenina y de los colectivos hasta ahora más afectados como pueden ser los jóvenes y las personas de edad avanzadas, así como también se enfatiza la importancia de la integración de los inmigrantes en el mercado laboral y afirmándose que “si bien sólo cabe esperar que la migración compense en parte la cuestión de la oferta laboral, hay que reconocer plenamente el potencial que representa una migración bien gestionada”.

Se apuesta, al igual que se hace en otros documentos comunitarios, el mantenimiento y aumento de la oferta laboral y la creación de puestos de trabajo que aporten mayor calidad y mayor valor añadido tanto a las personas como a la economía, con atención especial a las políticas de reducción diferencias por razón de sexo, la rápida intervención de los servicios de empleo para evitar largos períodos de desempleo, la complementariedad entre las políticas activas de empleo y medidas de apoyo a la renta, garantizar la permanencia de las personas de edad en el mercado laboral, y la mejora de las políticas educativas y formativas como pieza básica para reforzar las capacidades de las personas y favorecer tanto su mantenimiento como su inclusión en el mercado laboral. El CESE también enfatiza la necesidad de la formación continuada adaptada a los cambios del mercado de trabajo, ya que considera fundamental “disponer de buenos trabajadores con una buena formación” y también “de empleos productivos”, a fin y efecto de poder incorporar al mercado laboral a la población joven y facilitar e impulsar “la competitividad y la prosperidad”.

7. La importancia de apostar por medidas que favorezcan una mayor participación de la población en el mercado de trabajo se refuerza por los datos de Eurostat que demuestran la importante caída de la población ocupada en la UE durante el último año, y en especial en el tercer trimestre de 2009 con respecto al anterior, ya que el empleo ha disminuido en 1.019.000 personas en la UE-27, y en 716.000 personas en la zona euro, afectando a todos los sectores y actividades, con la excepción de las administraciones públicas, sanidad y educación. En serie interanual, el empleo ha caído en un 2,0 % en la UE-27 y en un 2,1 % en la zona euro.

8. La mayor parte de las tesis contenidas en los documentos debatidos y aprobados tanto en el Consejo de empleo como la reunión de Jefes de Estado y de Gobierno se reiteran en el proyecto de informe conjunto sobre el empleo, muy recientemente presentado, que será objeto de debate en el Consejo EPSCO del 8 y 9 de marzo y que posteriormente será aprobado por el Consejo Europeo el día 25 de marzo, ya durante la presidencia española de la UE, y en el que insiste nuevamente en conseguir el equilibrio entre el mantenimiento, por ser necesarias, de medidas a corto plazo que mantengan y estimulen el empleo, de la medidas a corto plazo y la adopción gradual de medidas a medio y largo plazo que hagan más resistente a la UE ante hipotéticas futuras crisis. Como se ha destacado por las autoridades comunitarias, hay que “reforzar, reorientar y finalmente retirar gradualmente nuestras medidas contra la crisis con el fin de mejorar la flexibilidad y seguridad de los mercados laborales de la UE e incrementar la resistencia de la economía a futuras desaceleraciones”.

Conviene recordar, y a ello me he referido en bastantes ocasiones en entradas anteriores del blog, que la creación de empleo se produce con cierto retraso respecto de la mejora de la situación económica (estudios de la OIT cifran este retraso entre 3 y 5 años), y que hay colectivos especialmente afectados por la crisis que hemos vivido y a los que debe dedicarse especial atención como son los jóvenes, las personas con baja cualificación, y la población inmigrada. En el antes citado Informe sobre el empleo en el mundo, se expone que el empleo no volverá a los niveles anteriores a la crisis hasta 2013 en los países con un elevado PIB per cápita, mientras que en los países emergentes y en desarrollo “los niveles de empleo podrían comenzar a recuperarse en 2010, pero no alcanzarán los niveles anteriores a la crisis antes de 2.011”.

De ahí que sea necesario mantener, y reforzar si procede, las medidas de lucha contra la crisis (nuevamente se enfatiza la bondad de las políticas de reducción de jornada como vía alternativa a la de extinción de contratos, si bien se recuerda que son validas mientras la situación de crisis existe pero no en etapas de mejora de la situación económica, y que además deben ir dirigidas a empresas y sectores viables de cara al futuro; también, un reforzamiento de las políticas personalizadas de orientación y formación por parte de los servicios de empleo). En la misma línea que en documentos anteriores se enfatiza la necesidad de adoptar medidas que faciliten el acceso y el mantenimiento en el empleo de la población trabajadora más que en un concreto puesto de trabajo, siendo para ello necesario facilitar la adquisición de las capacidades necesarias para favorecer las transiciones y la movilidad en el mercado laboral, con un justo equilibrio entre las medidas de flexibilidad y seguridad laboral que permitan superar la preocupante segmentación del mercado de trabajo que afecta a los trabajadores con contratos de duración determinadas y que faciliten la adaptación de las empresas a los cambios requeridos por las nuevas realidades económicas y productivas sin merma de los derechos de los trabajadores, siendo el objetivo incrementar la resistencia de la economía europea a futuras crisis.

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