1. La aprobación de la Estrategia Española de Seguridad y salud en el trabajo 2007-2012 me sirve de punto de partida para recordar que el logro de unas condiciones adecuadas de trabajo, así como del ambiente en que este se desarrolla y el cumplimiento de todas las medidas necesarias para evitar los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, es algo que necesita de una normativa que tome en consideración los diferentes intereses existentes en este ámbito. Fueron los reivindicativos sindicatos italianos de la década de los setenta los que ya plantearon la importancia del buen ambiente de trabajo y la negociación de las condiciones de trabajo para eliminar la nocividad ambiental así como – no lo consiguieron ciertamente, aunque se avanzó en este campo – lo que entonces se llamó la venta o monetización de la salud, venta que aún sigue existiendo porque la cultura del monetarismo es en bastantes ocasiones un freno a la cultura de la prevención.
2. La política de prevención debe hacer especial hincapié en la evaluación de riesgos en el proceso productivo y debe tomar además en consideración los nuevos riesgos resultado de la nueva organización de vida y de trabajo (estrés, depresiones, crisis de ansiedad) y que guardan relación con la adaptación más o menos difícil de las personas a su entorno productivo, y debe prestar atención a los cambios radicales en la estructura laboral y empresarial de forma que cada vez tendrán menos sentido las políticas centradas en los lugares de trabajo (políticas laborales) y más las que tutelan la salud de los trabajadores (políticas de salud), y de ahí que sea necesario plantear que las políticas laborales y las sanitarias deben garantizar de forma coordinada la prevención de los riesgos laborales y la promoción de la salud de los trabajadores
A título de ejemplo significativo, la política de prevención en España debe partir de un dato previo conocido y que condiciona el entorno sociolaboral como es la tasa de temporalidad, así como el hecho de que la gran mayoría de nuestras empresas sean de pequeña dimensión, y también prestar atención a la importancia que están asumiendo las empresas de trabajo temporal.
3. A través de las medidas adoptadas por los poderes públicos, ya sean de índole jurídica o sanitaria, así como las que adopte la parte empresarial, debe tratarse de lograr la eliminación o reducción de los riesgos inherentes al desempeño de la actividad laboral en los puestos de trabajo en los que aquellos existan, y potenciar el conocimiento de la actividad que se está desempeñando, a fin de saber cuáles son los riesgos que deben y pueden evitarse con una correcta evaluación previa. Estas medidas deben conectarse con una adecuada política de formación del personal, y por lo que respecta al mundo de la empresa deben tratar de posibilitar que el trabajo no sea monótono ni repetitivo, así como a intentar reducir su efecto sobre la salud, y desde los foros internacionales se apunta la necesidad de apostar por la prevención como vía para reducir el absentismo y los costes laborales que este implica.
La importancia de una cultura jurídica, técnica y social de la prevención que actúe con carácter previo al hipotético daño que pueda producirse y no sólo para reparar los daños deviene fundamental para la prevención laboral. Si bien se ha avanzado en la visibilidad de la problemática de la salud y el trabajo, y existe un mayor interés sindical, empresarial y de las Administraciones Públicas en esta cuestión, todavía queda mucho por hacer, como por ejemplo que el cumplimiento de la normativa sea efectivo y no meramente sobre el papel, que exista una adecuada coordinación de todas las instituciones y organismos implicados, y que la gestión participativa se desarrolle mucho más de lo que está hasta el momento presente. Y todo ello teniendo presente los cambios operados en las condiciones y ritmos de trabajo. Bienvenida sea la nueva Estrategia española de seguridad y salud en el trabajo si puede contribuir a ello.
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