El Instituto
Nacional de estadística publicó el pasado viernes los datos más destacados del
Censo de Población y Viviendas 2011, elaborado durante los últimos meses del
pasado año u los primeros del actual, censo que según el propio INE “es la
operación estadística de mayor envergadura que se realiza cada diez años”. La
característica de este censo, que se ajusta a la normativa comunitaria en la
materia (Reglamento 763/2008), es que está elaborado con información de
diferentes registros administrativos, el más importante de ellos el Padrón, y
que además se basa en los datos de una gran encuesta realizada a más del 10 %
de la población.
A los efectos de
esta entrada me interesa destacar que a 1 de noviembre había un total de 46.815.916 habitantes censados en
España, un incremento de casi seis millones (exactamente 5.968,545) con
respecto al censo efectuado diez años atrás, en 2001. Una gran parte de ese incremento
(3.680.460) se debe a la mayor presencia de población extranjera en España, que
pasó de 1.572.013 en 2011 a 5.252.473 en 2011, un incremento relativo del 234,1
%, mientras que la población española también se incremento pero en menor
proporción, ya que pasó de 39.275.358 a 41.563.443, es decir 2.288.085 personas
más y un incremento relativo del 5,8 %.
El crecimiento
de la población extranjera tiene razones básicamente laborales, mientras que el
nacional responde, a juicio del INE, al aumento de la esperanza de vida, el
incremento de la tasa de natalidad y “al hecho de que muchos extranjeros hayan
adquirido la nacionalidad española”. Un incremento de población extranjera que
no ha impedido que la edad media de la población haya seguido aumentando, 1,5
años más desde el anterior censo, siendo de 41,5 años, con incremento del peso relativo de la población
de 40 a 64 años y descenso del de la de 16 a 39, de tal manera que “las
generaciones más numerosas que en el
censo 2001 estaban en torno a los 25 años, se sitúan ahora en torno a los 35
años de edad”.
En Cataluña, la
población total se ha incrementado un 18,6 % en estos diez años, pasando de
6.343.110 a 7.519.843 personas censadas, destacando que Girona ha sido la
segunda provincia española con mayor crecimiento relativo (33 %, solo superada
por Guadalajara con un 47 %) y que Barcelona es la segunda población que más ha
crecido en términos absolutos (107.129) sólo superada por Madrid (259.922).
Como he
indicado, el censo pone de manifiesto que la población extranjera a 1 de
noviembre de 2011 era de 5.252.473, con un incremento relativo de más del 200 %
de ciudadanos de ocho países, con atención especial al de Bolivia (1.523,4 %),
Rumania (1.287,2 %), China (520,1 %), Bulgaria (471,7 %) e Italia (382,2 %). Según
datos absolutos, el crecimiento de la población rumana en diez años ha sido de
740.571 personas (de 57.533 en 2001 a 798.104 en 2011), el de la marroquí de
566.025 (de 247.941 a 773.996), el de la boliviana de 172.315 (de 11.311 a
183.626), el de la china de 143.532 (de 27.595 a 171.127) y el de la
búlgara de 124.487 (de 26.391 a
150.878).
Por sexos, el
crecimiento relativo es extraordinariamente importante en la población femenina
de Paraguay (7.479,2 %), Bolivia (1.634,1 %) y Rumania (1.540,5 %), mientras
que entre la masculina el mayor crecimiento relativo se concentra en la
población boliviana (1388,0 %), rumana (1.112,7 %) y china (495,8 %).
Con estos datos,
el porcentaje de población extranjera sobre el total de la población censada es
del 11,2 %, con un porcentaje mayor en varias de ellas, tales como Baleares
(20,2 %), Comunidad Valenciana (15,1 %), Cataluña (15,0 %), Madrid (14,7 %), La
Rioja (13,7 %), Melilla (13,6 %), Canarias (13,3 %), y Aragón (12,3 %). Por
provincias, el mayor porcentaje de población extranjera se concentra en
Alicante (20,5 %), seguida de Girona (20,3 %), y con otras dos provincias
catalanas entre las diez primeras, Lleida (19,9 %) y Tarragona (17,6 %).
Con respecto a
la edad, y al igual que los datos del observatorio permanente de la
inmigración, se pone de manifiesto que los ciudadanos que provienen de países
africanos y asiáticos tienen las edades medias más bajas, en algunos casos por
debajo de los 30 años, mientras que es la población europea la que tiene edades
bastante más altas
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