viernes, 23 de julio de 2010

La creación de empleo en la sociedad europea: una respuesta necesaria para salir de la crisis (y IV).

Directriz número 9. Mejorar los resultados de los sistemas educativos y de formación en todos los niveles e incrementar la participación en la enseñanza superior.

El objetivo comunitario es el ya fijado en la Estrategia Europea 2020, es decir reducir el índice de abandono escolar a un 10 % y el aumento al menos hasta el 40 % de las personas con edades comprendidas entre 30 y 34 años que finalicen la enseñanza superior o equivalente durante la próxima década.

Para el período 2010-2014 se siguen manteniendo los grandes ejes del período anterior, desde el objetivo marco que ha de inspirar toda la política comunitaria en el ámbito educativo, cual es el de garantizar el acceso universal a una educación y formación de calidad y mejorar los resultados educativos de la población, permitiéndole adquirir, ya sea por vía formal o informal, las competencias fundamentales para triunfar, así se dice, en una economía basada en el conocimiento, “especialmente en términos de inserción laboral, de formación complementaria o cualificaciones en tecnologías de información y comunicación”. Nuevamente se insiste en la necesidad de estrechar los lazos entre el mundo educativo y el laboral, y de adoptar las medidas más adecuadas para prevenir el fracaso escolar.

Directriz número 10. Promover la inclusión social y luchar contra la pobreza.
El objetivo a conseguir es la reducción de un 25 % del número de ciudadanos europeos que viven por debajo de los umbrales nacionales de pobreza. De conseguirlo, saldrían de la pobreza más de 20 millones de personas. Para definir dicha situación se tomarán en consideración los criterios aprobados por el Comité de Empleo de 8 de junio, que define a la población en situación de riesgo de pobreza o de exclusión como el número de personas que se encuentran en tal situación de de acuerdo con los tres indicadores siguientes:

A) Riesgo de pobreza (personas que vivan con menos del 60% de la renta nacional media);

B) Privación material (personas que sufren al menos 4 de las 9 situaciones de privación).

C) Personas que viven en hogares de desempleados (población que se define en relación a una intensidad de trabajo igual a cero o muy baja a lo largo de un año completo a fin de reflejar de manera apropiada una perspectiva dinámica de la pobreza vinculada a situaciones de exclusión prolongada del mercado laboral
También se acordó que Los Estados miembros serán libres de establecer sus objetivos nacionales sobre la base de los indicadores más adecuados, “teniendo en cuenta sus respectivas circunstancias y prioridades nacionales”, y que en este proceso tomarán en consideración el hecho de que sus objetivos nacionales respectivos “deberían contribuir a la consecución del objetivo a escala de la UE”.

6. Las primeras aportaciones de desarrollo de la Estrategia Europa 2020 en materia de empleo.

En el Consejo Informal de Ministros de Empleo celebrado el 8 de julio se dedicó una parte importante de su tiempo al debate sobre qué nuevas políticas de empleo son necesarias a escala europea para hacer frente a los nuevos desafíos demográficos y climáticos, es decir hacia dónde debe ir la concreción de las directrices integradas para las políticas económicas y, muy especialmente, las de empleo. En primer lugar, se destacó que el cambio demográfico, con el progresivo incremento de la edad de la población trabajadora y el envejecimiento de una parte relevante de la misma, implica necesariamente poner en marcha políticas que potencien e incrementen tanto la participación de la población en el mercado de trabajo en general como las políticas de envejecimiento activo en particular (mejora del nivel formativo de las personas de edad, adaptación de los tiempos de trabajo, de las modalidades contractuales, mayor conciliación entre visa familiar y laboral, reglas reforzadas de seguridad y salud en el trabajo, etc.).

En este punto es obligado hacer referencia al recientemente presentado, en concreto el 7 de julio, Libro verde de la Comisión Europea “En pos de unos sistemas de pensiones europeos adecuados, sostenibles y seguros” . La tesis central del documento, que se somete a consulta de toda la ciudadanía interesada, es que hay que retrasar la edad efectiva de la jubilación, y que “hay que revisar por completo el marco de la UE” porque con las tendencias actuales de salida temprana del mercado de trabajo “la situación es insostenible”. Se defiende que hay que ofrecer pensiones “adecuadas y sostenibles” como mecanismo esencial de cohesión social, y que para ello hay que tener en cuenta que “el envejecimiento demográfico ha sido más rápido de lo esperado y la reciente crisis financiera y económica ha tenido un impacto impresionante sobre los presupuestos, los mercados de capitales y las empresas”.

Se puso de manifiesto, y constato que esta es una de las cuestiones más importantes a abordar en el próximo futuro, que ese proceso de envejecimiento puede generar un número importante de empleo en los ámbitos de actividad de servicio a las personas y de cuidado de la salud, y que ello requiere ineludiblemente plantearse las capacidades y cualificaciones del personal que preste tales servicios, así como también su financiación.

En segundo término, se destacó que la creación de empleos verdes es un factor indispensable para la transición hacia una economía competitiva con emisiones débiles de CO2. De ahí que sea del todo punto necesario trabajar sobre las competencias y cualificaciones requeridas para poder trabajar en esos nuevos, o reestructurados, empleos, cuál ha de ser el papel de los servicios públicos de empleo para facilitar la adaptación/transición de unos empleos a otros, con particular atención a las necesidades de los colectivos más vulnerables, y cómo pueden utilizarse los fondos estructurales comunitarios para facilitar la transición.

III. Recapitulación final.

1. Coincido con las tesis expuestas por uno de los maestros del iuslaboralismo español, el profesor Miguel Rodríguez-Piñero y Bravo-Ferrer en un reciente artículo , en el que se defiende que la crisis que estamos viviendo (económica y social) “es una ocasión y una oportunidad de enfrentarse con el aumento y la diversidad de riesgos que se han generado en el mercado de trabajo”. El profesor Rodríguez-Piñero es del parecer que cada vez habrá que poner más el acento en la protección de la persona a lo largo de su vida, y que el mercado de trabajo y la protección social “se han de adaptar y prepararse para un modelo económico y de relaciones de trabajo que ya no va a ser el anterior a la crisis”. Por consiguiente, hay que diseñar, como ya se está haciendo, nuevos enfoques de políticas de empleo y de política de Derecho del Trabajo que “sin excluir la inevitable flexibilidad, introducen nuevos mecanismos de estabilidad y seguridad distintos a la tradicional estabilidad en el puesto de trabajo” (“Las transiciones en el mercado de trabajo. Relaciones Laborales”, núm. 13, 8 a 23 de julio de 2010).

2. El análisis del mercado de trabajo se tiene que hacer tomando en consideración la influencia que sobre este mercado y sobre la misma noción y concepto de trabajo implican el cambio tecnológico, la internacionalización económica y financiera, las nuevas formas de organización del trabajo, la creciente participación femenina en la vida laboral, el fenómeno de la inmigración y la aparición de grupos que quedan excluidos de este mercado.

3. Cualquier reforma socioeconómica ha de tener bien presente la óptica clara y definida de defensa de los intereses de las personas menos favorecidas, que son precisamente las que más sufren las consecuencias de las crisis económicas y sociales. En nuestras sociedades se ha producido un incremento global del bienestar económico durante muchos años, pero se ha distribuido de forma muy desigual entre el conjunto de la población, con un importante aumento del número de excluidos.

4. Una de las debilidades más importante de nuestros mercados laborales es la dificultad para incorporar plenamente la economía del conocimiento y de la innovación en todas las actividades productivas, aunque no sería justo olvidar que hemos hecho pasos adelante en esta línea. No podemos competir con políticas empresariales que se basen, principalmente, en los bajos costes salariales, sino que se tiene que prestar mucha atención, tanto a la mayor calidad de los productos como a una mucha mayor implicación de los trabajadores en el funcionamiento de su empresa. El eje fundamental de las nuevas políticas tendría que centrarse en la mejora de las competencias profesionales de todos los trabajadores, a fin de que puedan tener garantizada la estabilidad en el mercado de trabajo, sea por cuenta ajena o por cuenta propia, y no únicamente la estabilidad en un puesto de trabajo. Eso implica, también, una participación muy activa de los poderes públicos para garantizar protección económica y políticas activas de mercado de trabajo a todas aquellas personas que las requieran

Tenemos que apostar por una economía abierta y basada en el conocimiento de las personas, donde el capital más importante sean sus actitudes y aptitudes para enfrentarse a los cambios, y eso afecta tanto al mundo empresarial como al mundo asalariado. Sin embargo, atención, en estas políticas que se lleven a cabo no tendremos que olvidar nunca la existencia de colectivos menos favorecidos que necesitan especial protección.

5. Para que la nueva política comunitaria tenga éxito social, requerirá de una mayor adaptación a las necesidades de la gran parte de la población europea que la que ha existido en el período posterior a la revisión en 2005 de la estrategia de Lisboa, y está por ver si todos los Estados, o más concretamente sus gobiernos, están por esa labor. En caso afirmativo podremos plantearnos cómo mejorar el modelo social europeo en el marco de una realidad económica y social a escala mundial cada vez más interdependiente y que no podemos nunca olvidar en nuestros análisis; en caso contrario, el riesgo de una mayor conflictividad y exacerbación de las tensiones sociales está servido.

Sería bueno y necesario concretar mucho más los objetivos sociales a alcanzar y reforzar la dimensión social de la Europa 2020, con un correcto equilibrio entre las dimensiones económica, medioambiental y social. ¿Estamos preparados para ello, lo conseguiremos, o nos resignamos a un mundo peor para la mayor parte de la población?

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