4. Coincido con la Comisión y el Consejo en la importancia de esta conexión entre el mundo educativo y el mundo del trabajo, así como también en su firme apuesta por la plena aplicación del principio de libre circulación de trabajadores en el seno de la UE y la necesidad de coordinar eficazmente los servicios públicos de empleo y de protección social de los Estados para garantizar su efectividad; libre circulación, en la que deben tener plena cabida los extranjeros no comunitarios que se incorporen o residan de forma regular en un Estado, destacándose con acierto, a mi parecer, en varios documentos comunitarios, el más reciente el pacto europeo de inmigración y asilo suscrito el mes de octubre de 2008, que la movilidad laboral y geográfica de dichos trabajadores puede ayudar a corregir los desajustes existentes en el espacio europeo en materia de capacidades, y que “la buena integración de los inmigrantes y sus descendientes es clave para las economías y sociedades de la UE” (no está nada mal recordar y defender esta tesis en la situación de creciente proteccionismo económico y social, y de sugerencias de limitación del principio de libre circulación, que han proliferado en los últimos meses).
5. El documento de la Comisión, tras alertar sobre las dificultades de prever a medio plazo qué ocurrirá en el mundo laboral y por consiguiente que las propuestas que formula deben entenderse como un ejercicio de prospectiva razonable, se basa en estudios realizados por el Centro Europeo de Desarrollo Profesional (CEDEFOP) sobre las necesidades de capacitación en Europea en el horizonte de 2020, y destaca tres conclusiones que analizaré detalladamente a continuación.
6. En primer lugar, el importante potencial de creación de nuevos puestos de trabajo y de otros que sustituyan a los actualmente existentes a medio y largo plazo, que cuantifica en alrededor de 100 millones, de los que sólo algo menos de 20 serían estrictamente nuevos, mientras que los restantes 80 permitirían la sustitución de las personas que abandonan el mercado laboral. Las tendencias apuntan una importante creación de empleo en servicios empresariales, atención sanitaria y social, distribución, servicios personales y hostelería entre otros, si bien no conviene olvidar que el estudio se realizó antes del impacto de la crisis económica y por ello se alerta en el documento comunitario sobre el impacto que dicha crisis puede tener sobre la creación de empleo en el ámbito vinculado a la prestación de servicios para las empresas. El documento no duda en acudir a otra destacada organización Internacional, la OIT, para hacer suyos los datos sobre la creación de empleo en empleos verdes y vinculados a una economía de baja emisión de carbono, con un posible impacto positivo en la energía, tratamiento de aguas y residuos, construcción, transporte, industria, agricultura y silvicultura. Ahora bien, la previsible creación de empleo sólo podrá mantenerse en los próximos años por la mayor presencia femenina en el mercado de trabajo y también por la de los trabajadores de mayor edad y por uso adecuado de los flujos migratorios, si bien las previsiones son de que la carencia de mano de obra puede producirse más allá del 2.020, y por ello los desfases cualitativos que hay, y que probablemente seguirá habiendo en los próximos años en la UE, podrían verse afectados por las carencias cuantitativas, por lo que la Comisión considera fundamental “adecuar las capacidades a las necesidades del mercado laboral para un uso eficaz del capital humano”.
7. En segundo lugar, se constata que las necesidades de nuevas capacidades, competencias y cualificaciones aumentarán perceptiblemente en todos los tipos y niveles de ocupación, con especial crecimiento de demanda de trabajadores muy cualificados y flexibles y de los empleos cualificados. La demanda de mayores cualificaciones, con la correlativa necesidad de un mayor nivel de estudios, puede llevar a la creación de alrededor de 38,8 y 52,4 millones de posibles empleos de nivel alto y medio; o dicho en términos porcentuales, el empleo de mayor cualificación pasaría en este período histórico del 25,1 al 31,1 % y el de nivel medio del 48,3 al 50,1 %, apuntándose la necesidad de disponer de competencias transversales por el personal ocupado, que no afectan pues sólo a sus conocimiento sobre la actividad desempeñada sino también a cómo resolver problemas, capacidades lingüísticas y aptitudes organizativas.
8. Por último, la tercera conclusión que puede extraerse de los estudios de la Comisión es que cada vez será más necesario garantizar una mejor adecuación entre la oferta de capacidades y la demanda del mercado laboral, tanto para aprovechar las posibilidades de todo el capital humano como para seguir avanzado en el camino de una economía basada en actividades de más valor añadido e intensivas en conocimiento e innovación, y teniendo también como punto de referencia las grandes líneas marcadas en la Estrategia Europea de Empleo y las orientaciones comunitarias para los Estados miembros en materia de política de empleo.
Para conseguir dicho objetivo se plantea en primer término la necesidad de disponer de la información adecuada sobre cómo está el mercado laboral, o más exactamente los 27 mercados laborales, en los países comunitarios, al objeto de posibilitar una movilidad profesional y geográfica voluntaria y libremente escogida; a tal efecto, entre las medidas concretas que el documento ahora analizado propone poner en marcha para el año en curso y los venideros se cuenta la creación de un observatorio europeo del mercado laboral que creo, aunque no se diga de forma expresa, que completaría la tarea de intermediación llevada a cabo por la red EURES en la medida, eso sí se dice, que su tarea sería la de suministrar “información periódica sobre las tendencias a corto plazo en el mercado laboral europeo”; también se prevé la elaboración de un diccionario multilingüe de las ocupaciones y capacidades, y la creación de un servicio en línea, que formará parte de EURES y que estará vinculado al portal sobre las oportunidades de aprendizaje en el espacio europeo (Ploteus) y al dedicado a facilitar la movilidad de los investigadores (Euraxess), con la finalidad de ofrecer a toda la ciudadanía “información cualitativa sobre las ocupaciones, las capacidades y las oportunidades de aprendizaje y formación en toda la UE”.
En segundo lugar, hay que reforzar las capacidades de previsión y anticipación de la UE mediante la adopción de mecanismos adecuados, con la estrecha participación de los poderes públicos nacionales y los agentes sociales, para tener conocimiento, con especial atención a las diferentes realidades sectoriales productivas, de cómo va evolucionando y cuáles son las perspectiva de cambio de la oferta y la demanda de trabajo, con criterios específicos para los diferentes sectores, ocupaciones, niveles de cualificación y países, con una mención específica (obsérvese la importancia que la UE otorga a esta cuestión) a la necesidad de aumentar la capacidad comunitaria para evaluar los efectos en el empleo “de la transición a una economía de baja emisión de carbono”. De hecho, los trabajos en diferentes sectores se encuentran ya muy avanzados y se prevé que a mediados de este año puedan ofrecerse resultados de aquellos que agrupan al 75 % del empleo privado en la UE. Igualmente, se llama a una cooperación estrecha entre el mundo empresarial y los organismos responsables de las políticas de educación y formación para el establecimiento de relaciones que permitan satisfacer las necesidades de nuevas capacidades a medio plazo.
Igualmente, se apuesta por profundizar en la cooperación internacional, tanto con otras organizaciones internacionales de relevancia económica y social, tales como la OCDE y la OIT, como con terceros países y con especial atención a los países vecinos del ámbito geográfico mediterráneo, y todo ello porque se es cada vez más consciente de que al objeto de superar los retos presentes y de futuro es necesario un diálogo político y un fluido intercambio de experiencias con los socios mundiales; por fin, el documento llama a movilizar los instrumentos de la propia UE (básicamente los fondos estructurales comunitarios) y a tomar en consideración todas las posibilidades de actuación que pueden llevarse a cabo en el marco de la estrategia para el crecimiento y el empleo adaptada a la situación actual y en el del marco estratégico actualizado para la cooperación en materia de educación e innovación. En definitiva, se apuesta por crear, simbólicamente hablando, una quinta libertad en el ámbito comunitario, que sería la libertad de conocimiento, y para conseguirla hay que potenciar la movilidad de los trabajadores de ese nuevo sector entre países y sectores, y por consiguiente hay que ayudar a “adecuar la oferta a la demanda a un elevado nivel de capacidades”.
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