5. Recupero algunas de las ideas marco que expuse en las jornadas de empleo que tuvieron lugar en El Escorial en septiembre de 2006 y que creo que siguen siendo plenamente válidas, más allá de su necesaria adaptación a los rápidos cambios vividos a partir de la mitad del pasado año. Me refería entonces al mítico Carlos Gardel que nos deleitaba en su precioso tango “Volver” con estas frases: “Volver con la frente marchita las nieves del tiempo, platearon mi sien, sentir que es un soplo la vida, que 20 años no es nada que febril la mirada errante en las sombras te busca y te nombra. Vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo que no ha de volver”.
Pero, los cambios que se han producido en el mundo del trabajo durante los últimos 20 años han sido muchos y cada vez más rápidos y acelerados. Sin ánimo de ser exhaustivo, apunto algunos de los elementos que han impactado en el mundo laboral y que han tenido una trascendencia relevante tanto sobre la actuación de las poderes públicos como sobre la evolución de la población activa, ocupada y desempleada, como también sobre el nuevo rostro (que ya no es sólo ni blanco ni masculino, aunque la presencia de los varones se haya incrementado con la crisis en sectores como el de la construcción) de los colectivos desfavorecidos y la actuación de las organizaciones sociales. Porque, deseo destacarlo, para transformar la realidad hay que conocerla y no operar con ideas y estereotipos preconcebidos.
6. El proceso de globalización o mundialización ha tenido lugar de forma cada vez más rápida desde la década de los noventa del pasado siglo XX. Que han existido procesos económicos de carácter global en etapas históricas anteriores es algo bien sabido, pero el cambio que se ha acelerado en los últimos años, con el importante impacto de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), ha alterado sustancialmente las reglas del juego que se aplicaban desde mediados de los cincuenta en los países desarrollados, e igualmente ha tenido una trascendencia considerable sobre los países en desarrollo. Con toda seguridad, los colectivos desfavorecidos sufren las consecuencias de la fractura digital con mucha mayor intensidad que la restante población trabajadora. Además, a diferencia de situaciones anteriores de crisis, el impacto de la actual se amplifica por el conocimiento instantáneo de todo lo que ocurre a miles de kilómetros, conocimiento que no teníamos cuando se produjeron las crisis de finales de los años setenta y de la primera mitad de los años noventa del S. XX.
7. La incorporación de España a la Comunidad Europea (ahora ya Unión Europea) se produjo el 1 de enero de 1986, y de ahí que pueda afirmarse que los marcos jurídicos comunitarios han condicionado mucho, en los últimos años, las estrategias nacionales por la obligación de adaptación de éstas a la Estrategia Europea para el Empleo y a las Directrices sobre el empleo, y que con respecto a los Fondos Estructurales comunitarios (en especial el Fondo Social Europeo) España haya sido uno de los Estados miembros de la UE que más se ha beneficiado, al menos hasta la entrada de los Estados de la Europea central y del Este a partir de mayo de 2004 y de enero de 2007. Las políticas de empleo comunitarias han prestado especial atención a la problemática de los sujetos de más difícil acceso al mercado de trabajo, y la normativa española (tanto la estatal como las autonómicas) ha seguido muy de cerca dichas políticas.
8. La nueva realidad de la inmigración, de especial importancia en el mercado de trabajo español en el año 2008, es un elemento destacado de diferenciación respecto de nuestro marco de análisis de la realidad económica y social española con respecto a lo que ocurría, no ya hace veinte años sino también a finales de la pasada década, pues difícilmente hubiéramos podido pensar en aquel entonces que los extranjeros (básicamente los ciudadanos extracomunitarios) supondrían cerca del 11 % del total de afiliados a la Seguridad Social al finalizar el mes de octubre de este año (la media de afiliación de este mes ha sido de 2.059.047). El reto del futuro más importante, a mi parecer, es garantizar la integración regular y ordenada de los inmigrantes en el mercado de trabajo, y dejar de debatir si el fenómeno migratorio es positivo o negativo para la realidad económica y social española, o si se trata de un fenómeno o un problema (en el barómetro de octubre del Centro de Investigaciones Sociológicas, publicado el día 5 de noviembre, la inmigración es considerada el principal problema en España por un 5.8 de los encuestados, a mucha distancia del desempleo y de la situación económica). Pero además, debemos tener presente, y hago mía la consideración recogida en un reciente informe de Cáritas Española sobre la normativa de retorno voluntario de los inmigrantes a su país de origen, que “el inmigrante es mucho más que un trabajador. Es una persona con proyecto vital, con una familia, que lógicamente se verá afectada por la decisión de retorno”. Cabe destacar ahora que la ciudad que nos acoge tiene alrededor de un 14 % de extranjeros empadronados (20.924 sobre un total de 150.398, con datos del INE a 1 de enero de 2008), y que la Comunidad de La Rioja acoge a un 12,63 % de población inmigrada (39.025 sobre un total de 308.968).
9. Ha cambiado el trabajo en las últimas dos décadas. Efectúo esta afirmación porque creo que así ha ocurrido y porque es conveniente reflexionar en estos momentos sobre el trabajo y su futuro. Hay que debatir sobre cómo adaptar las políticas a los cambios en los conceptos de trabajo, empleo, actividad, formación o desempleo. También me parece obligado establecer mecanismos adecuados de articulación entre las políticas activas y pasivas de empleo, y dar respuestas socialmente adecuadas a la problemática del desempleo y a la precarización de las condiciones de trabajo, que en numerosas ocasiones son dos caras de la misma moneda. El debate sobre el trabajo y el empleo debe girar cada vez más tanto sobre la cantidad de trabajo, y más en una situación de crisis como la actual (2.818.026 desempleados el mes de octubre), como sobre su calidad.
10. Otro rasgo destacado de los cambios en el mundo del trabajo en España, mucho más que en otros países europeos, ha sido la cada vez más creciente participación de la mujer en el mercado laboral, proceso que no ha ido de la mano, al menos hasta épocas bien recientes, con una redistribución de las tareas familiares, en especial las de cuidado de los hijos y en su caso de las personas dependientes a cargo. Deseo resaltar la importancia de la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo, para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres para avanzar en este proceso de asunción colectiva de responsabilidades familiares y laborales, así como la puesta en marcha de planes de igualdad en las empresas de más de 250 trabajadores, con un destacado esfuerzo sindical para conseguir que esos planes también se elaboren en empresas de una dimensión cuantitativa más reducida. Los datos estadísticos aportados en un reciente Informe sobre estrategia de las pensiones en España, del MTIN, ponen de manifiesto que la tasa de actividad de las mujeres de 16 a 64 años ha pasado del 42,87 % en 1991 al 62,29 % en 2007, y que la tasa de actividad de las comprendidas entre 55 y 64 años se ha incrementado desde el 19,26 % de 1991 al 32,54 % de 2007. Por lo que respecta a la tasa de empleo de 16 a 64 años, las cifras hablan por sí solas, ya que se pasa del 32,47 al 55, 50 % (del 17,92 al 30,04 % si sólo se contempla la población femenina de 55 a 64 años). Por último, la tasa de desempleo desciende del 24,26 al 10,89 %, y sube ligeramente del 6,99 al 7,70 % cuando se trata sólo de mujeres de 55 a 64 años. Por lo que respecta a los salarios, todavía queda mucho camino por recorrer para avanzar en la igualdad proclamada en las normas: en la encuesta de estructura salarial 2006, publicada el pasado miércoles por el Instituto Nacional de Estadística, se pone de manifiesto que el salario promedio anual femenino fue de 16.245,17 euros, un 73,7 % del masculino, 22.051,08 euros, y que el salario bruto medio anual de la población trabajadora fue de 19.680,88 euros (aunque, atención, el salario más frecuente según los datos del INE fue sólo de 14.466,46 euros).
11. Vayamos a otro aspecto destacado: ¿Ha cambiado el mercado de trabajo en España en los últimos veinte años? ¿Y en los últimos diez? La respuesta es afirmativa, porque hay muchas más personas en el mercado de trabajo de forma regular, con sus derechos y deberes, con un número importante de quienes tienen una relación laboral estable, con independencia de que las situaciones económicas o las decisiones empresariales pueden provocar su extinción. Ciertamente, también es ahora mucho más importante el volumen de contratación temporal, y sigue siendo preocupante el volumen de desempleo femenino. Pero en cualquier caso, el problema viene a mi parecer no por aquello que se ha hecho, que es mucho, sino por lo que resta por hacer para que quienes tienen más dificultades para acceder al empleo, y hacerlo además en condiciones dignas, puedan tener la oportunidad de incorporarse, y en el marco de un modelo laboral donde se dan contradicciones como la existencia de importantes tasas de desempleo cercanas y la imposibilidad, ciertamente cada vez menor, de cubrir puestos de trabajo vacantes por trabajadores autóctonos, comunitarios o extranjeros residentes en España, y la necesidad de acudir al mercado de trabajo extracomunitario para su cobertura. Y ahora toca hacer los deberes mucho más rápidamente que cuando estábamos en situación de expansión económica, porque las cifras de personas desempleadas nos interpelan cada día y nos recuerdan que la situación ha cambiado de manera radical en pocos meses.
12. Los cambios que se han producido en el mundo del trabajo durante los últimos veinte años han sido muchos y cada vez más rápidos y acelerados, y como he indicado con anterioridad para transformar la realidad hay que conocerla y no operar con ideas y estereotipos preconcebidos. La sociedad cambia cada día a pasos acelerados, y el mercado de trabajo debe enfrentarse a las nuevas realidades. El conocimiento de la realidad es imprescindible para cambiar todo aquello que sea necesario en orden a lograr una sociedad más justa y solidaria.
13. La política de empleo española ha de elaborarse de acuerdo con las Directrices comunitarias en materia económica y de empleo, señaladamente las elaboradas para el período 2008-2010. Los tres ámbitos prioritarios de los Estados miembros de la UE, y por consiguiente de España, en materia de política de empleo deberán seguir siendo, los mismos que en los años anteriores: posibilitar el acceso, y posterior mantenimiento, de cada vez un mayor número de personas en el mercado de trabajo, combinando el incremento de la oferta de mano de obra con la modernización de los regímenes de protección social; mejorar la adaptabilidad tanto de los trabajadores como de las empresas; en fin, mejorar la enseñanza y las capacidades de las personas, mediante una importante inversión en el capital humano. El desarrollo de estas tres ideas-eje debe llevar a que los Estados miembros fomenten el pleno empleo, la mejora de la calidad y la productividad en el trabajo, y la cohesión económica, social y territorial.
14. Dado que la gestión de las políticas de empleo está transferida a las Comunidades Autónomas, la política de empleo del gobierno español ha de hacerse en estrecha relación con las autonomías, con una participación activa de la Conferencia Sectorial de Asuntos laborales. Hay que sumar esfuerzos, y nunca restar, en la tarea de creación de empleo y de reducción del desempleo. También debe haber una implicación activa de las Administraciones Locales, ya que son las que conocen de primera mano la realidad del empleo en su territorio. Y una participación muy estrecha de los agentes sociales. Por ello, debe valorarse de forma positiva el acuerdo alcanzado en el Senado el pasado día 29 de octubre, a partir de una previa proposición no de ley del grupo popular, sobre los retos y objetivos de la política de empleo para el próximo futuro en España , que deberá realizarse por el gobierno de forma coordinada con las Comunidades Autónomas y los agentes sociales, “para que el empleo sea la prioridad de todas las administraciones y para que de esta situación de dificultad se salga sin perder calidad en el trabajo”. En el mismo texto, se insta al gobierno a que plantee, en el ámbito del diálogo social, “nuevas medidas destinadas a favorecer el empleo, el reciclaje y la formación para lograr que la política de empleo alcance el mayor de los éxitos posibles, teniendo en cuenta el conjunto de propuestas aprobadas por el Parlamento en la presente legislatura”.
15. La política laboral y de empleo ha de apostar por la implicación del personal en la marcha de sus empresas, así como por una adecuada cualificación profesional constantemente adaptada a los cambios en los procesos y actividades productivas; ambas acciones se configuran como piezas básicas para avanzar en el camino del fortalecimiento de nuevos modelos organizativos empresariales que apuesten por potenciar la calidad y la estabilidad y no la precariedad. La UE enfatiza que todos los Estados aborden el fracaso escolar desde las fases tempranas de la vida educativa, con programas que familiaricen a los jóvenes con el mundo laboral, y con la preparación “para una vida de aprendizaje permanente de modo que puedan adaptar sus cualificaciones a lo largo de sus vidas laborales”. En esta línea, probablemente haya que adoptar las medidas adecuadas para corregir una desigual situación educativa de la población española, que concentra todavía un volumen importante de población con estudios primarios y una población universitaria con tasas más elevadas que en el promedio de la UE, mientras que por el contrario, y según los datos de la OCDE, disponemos de una población reducida en términos porcentuales que hayan cursado las enseñanzas medias y la formación profesional. Justamente uno de los objetivos del gobierno español, recogido en el programa nacional de reforma y en los objetivos educativos para el mítico año 2010 es el de “incrementar el porcentaje de alumnos titulados en educación secundaria posterior (CINE) 3 en las edades de 20 a 24 años hasta alcanzar el 80 % en 2010”.
16. Hemos de seguir apostando por potenciar la igualdad de acceso al mercado de trabajo y de condiciones reales de trabajo entre hombres y mujeres. La Comisión Europea se marca seis grandes objetivos que compartimos plenamente: la eliminación de las diferencias salariales; el refuerzo de la perspectiva de igualdad en las políticas de empleo; la potenciación de las medidas de conciliación de la vida familiar y laboral; la adopción de un enfoque de las cuestiones relacionadas con los cambios demográficos que sirva para apoyar la igualdad entre hombres y mujeres; aprovechar todas las posibilidades ofrecidas por los Fondos y la nueva política de cohesión; conseguir que se transfieran lo más rápidamente posible a los marcos jurídicos nacionales la Directiva refundidora de las normas sobre igualdad entre mujeres y hombres, y la Directiva de igualdad de trato en el acceso a bienes y servicios y su suministro.
17. La inmigración, de especial importancia en el mercado de trabajo español en el año 2008, es un elemento destacado de diferenciación respecto de nuestro marco de análisis de la realidad económica y social española con respecto a lo que ocurría, no ya hace veinte años sino también a finales de la pasada década. Nuestro reto es como ya he dicho con anterioridad, garantizar la integración regular y ordenada de todos los inmigrantes en el mercado de trabajo y llevar a cabo una justa y adecuada política de integración. Coincido con el Informe Foessa cuando destaca la necesidad de adoptar las medidas oportunas para agilizar el reconocimiento de los títulos educativos y de las habilidades y capacidades profesionales, así como también la flexibilización de los contenidos de los permisos, de forma que se permita una mayor movilidad geográfica y ocupacional.
18. Se ha hecho hasta ahora mucho en el ámbito del empleo, pero aún resta más por hacer, para conseguir que quienes tienen más dificultades para acceder al empleo, y hacerlo además en condiciones dignas, puedan tener la oportunidad de incorporarse. Este es un reto de futuro y en el que se debe buscar el apoyo y complicidad de todas las administraciones públicas implicadas y de todos los agentes sociales, que tienen mucho que decir en este ámbito. Se trata de prestar atención a un mercado de trabajo cada vez más diversificado y con instrumentos adecuados que permitan hacer frente a esa diversidad.
19. Sólo han transcurrido dos años desde la firma del Acuerdo para la mejora del crecimiento y del empleo, que daría lugar a la Ley 43/2006 de 29 de diciembre. Todavía queda bastante por avanzar en su desarrollo efectivo. Se debe dialogar sobre aquello que aún está pendiente de desarrollo, y seguir trabajando por la plena aplicación de aquello que ya está en marcha.
Han dado buenos resultados las medidas para impulsar y apoyar la contratación indefinida, así como también la conversión de empleo temporal en fijo. Hay que seguir primando el fomento inicial de la contratación indefinida, y quizás revisar los colectivos a los que se dirige, para que incida de forma eficaz sobre los sujetos más necesitados de protección. Probablemente en estos momento sea conveniente potenciar la contratación de personas desempleadas con cargas familiares (en buena parte se trata de varones con edades comprendidas entre los 30 y 45 años, justamente el llamado núcleo duro del mundo del trabajo y que hasta el presente no se ha visto beneficiado por ninguna medida de bonificación o subvención por la contratación), y parece que en esta línea van las nuevas medidas que adoptará el gobierno en el marco del diálogo social reforzado.
Están desarrollándose las medidas aprobadas para mejorar la utilización de la contratación temporal, la regulación de la cesión ilegal de trabajadores, una mejor formulación de la regulación de las contratas y subcontratas, y un reforzamiento del papel y de las funciones y actuaciones de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social. Se trata ahora en especial de velar por el correcto cumplimiento de la normativa sobre subcontratación en el sector de la construcción, y también de desarrollar los acuerdos alcanzados en otro ámbito de diálogo social, pero estrechamente relacionado con éste, sobre la concreción de las adecuadas medidas de seguridad y salud en el trabajo en las empresas de pequeña dimensión, señaladamente las de menos de 10 trabajadores (que son una parte muy importante del tejido productivo español).
En definitiva, hay que seguir apostando por la mejora de calidad del empleo, el mantenimiento y si cabe el incremento de la estabilidad en el empleo y la reducción de la temporalidad, planteándose la mejora del mecanismo de contratación a tiempo parcial voluntariamente elegido y que no implique una situación desfavorable por discriminatoria a efectos de protección social.
Se ha avanzado poco en el desarrollo del Acuerdo de 2006 respecto a las medidas para potenciar las políticas activas y los servicios de empleo, y algo más para mejorar la protección de los trabajadores ante la falta de empleo, en el bien entendido que la nueva realidad económica del tercer trimestre de 2008, y la que se prevé para lo que resta de año y el próximo, aconsejan reforzar la protección social para los colectivos que puedan verse especialmente afectados por la crisis, básicamente desde la perspectiva de medidas que combinen el pago de la prestación por desempleo con el acceso a medidas de formación y reclasificación profesional.
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