domingo, 4 de mayo de 2008

Facilitar el aprendizaje permanente en los Estados miembros de la Unión Europea para fomentar el conocimiento, la creatividad y la innovación

1. En su contribución al tercer informe conjunto sobre la ejecución del programa comunitario “Educación y formación 2010”, el Consejo destaca los avances que se han producido en estos ámbitos, también los retrocesos cuando ello haya ocurrido, y en especial los desafíos que la Unión Europea y los Estados miembros tienen ante el próximo futuro. El documento responde a la obligación asumida por las autoridades comunitarias el año 2004 de presentar cada dos años un resumen del desarrollo del programa de trabajo “Educación y formación en el año 2010”, un programa tendente a mejorar la situación de la educación y de la formación profesional en Europa y en el que se ponía de manifiesto la necesidad de combinar los objetivos económicos y sociales en materia de desarrollo educativo, afirmándose de forma contundente que los beneficios de la inversión en educación y formación superan a medio y largo plazo los costes que suponen a corto.

2. El segundo informe llevaba por título “Modernizar la educación y la formación: una contribución esencial a la prosperidad y a la cohesión social en Europa”. Repasa todo lo efectuado desde 2004 y se basa en los informes nacionales presentados por los distintos Estados miembros y adherentes o candidatos, y llega a la conclusión general de que la Estrategia de Lisboa, tanto la originaria de 2000 como la revisada en el año 2005, “constituye un factor que hay que tener en cuenta en la formulación de política nacional en materia de educación y formación”, y valora como positivo que el porcentaje medio del gasto público de la UE en materia de educación haya crecido desde un 4,9 % de 2000 al 5,2 % de 2002 (últimos datos disponibles), si bien lamenta que no se haya reducido la diferencia con los países competidores en el terreno económico, como Estados Unidos, al tiempo que alerta de la importancia que están adquiriendo también en este terreno las economías emergentes como la China y la India. El informe destaca que todos los países son conscientes de la necesidad de mejorar las capacidades de las personas, de ofrecer una educación de mayor calidad y con unos niveles de mayor exigencia, y de acercar las tecnologías de la información y la comunicación a la mayor parte de la población.

Como aspectos concretos que se explican con detalle en el documento, cabe destacar en primer lugar la constatación de que la política de aprendizaje permanente avanza, pero que su puesta en práctica sigue planteando problemas, y que son los países nórdicos los que consiguen mayores progresos. Los datos más destacados del Informe son los siguientes: alrededor del 10 % de los adultos entre 25 y 64 años participan en actividades de aprendizaje permanente, un ligero aumento sobre los datos del año 2000; casi el 16 % de los jóvenes abandonan prematuramente el sistema escolar, una cifra todavía muy por encima del objetivo del 10 % fijado para el año 2010; no se ha reducido el porcentaje de jóvenes que siguen teniendo dificultades de competencias de lectura, alrededor del 15 %; en fin, todavía estamos ocho puntos por debajo del objetivo del 85 % de jóvenes que deberían completar la enseñanza secundaria superior entre los 18 y 24 años.

3. Con relación a las actividades de aprendizaje permanente en España, la encuesta sobre la participación de la población adulta en las actividades de aprendizaje 2007, publicada por el Instituto Nacional de Estadística el pasado 31 de marzo, pone de manifiesto que el 30,9 % de las personas entre 25 y 64 años realizaron alguna actividad formativa durante ese período, sin apenas distinción por razón de sexo (28,2 % de las mujeres y 27,2 % de los hombres), pero sí por razón de edad (39,6 % para personas comprendidas entre 25 y 34 años, 33,6 % entre 35 y 44, 27,5 % entre 45 y 54 %, y 17,0 entre 55 y 64 años). Participaron en actividades formativas formales 1.544.500 personas, mientras que la cifra fue muy superior entre quienes realizaron alguna actividad formativa informal y tanto dentro como fuera de las instituciones educativas (7.214.600), con una media de 414 horas de formación por participante en el primer grupo y de 111 horas en el segundo. Al igual que ocurre en todo el ámbito comunitario, la actividad formativa se concentra preferentemente entre quienes tienen estudios superiores (50 % de las personas de dicho grupo) y desciende considerablemente entre quienes tienen estudios de primera etapa de secundaria e inferiores (15 %). A destacar por fin la estrecha vinculación entre la actividad formativa y la laboral, ya que, según el estudio, el 68’4 % de las personas formadas “lo ha hecho por motivos relacionados con el trabajo, bien por ser necesario para el trabajo, bien por considerarlo útil a la hora de buscarlo”. Para concluir este punto hay que hacer mención de un dato preocupante a mi parecer: entre las personas formadas, el 47, 6 % de las mujeres y el 40,6 % de los hombres afirman que no saben utilizar el ordenador, porcentaje que lógicamente irá decreciendo a medida que se vayan incorporando al mundo laboral y formativo las personas de menor edad.

4. Con respecto al proceso de reforma de la enseñanza superior, el segundo informe destaca la importancia del desarrollo de la llamada declaración de Bolonia, y manifiesta que la mayor parte de países caminan de forma decidida para lograr los objetivos previstos en la misma. Al mismo tiempo, se vuelve a poner de manifiesto la diferencia negativa de la UE en inversión total dedicada la enseñanza superior (que según los datos disponibles de 2001 alcanzó sólo el 1,28 %, frente al 3,25 % de EE UU o el 2,5 % de Canadá, y nuevamente los países nórdicos son los que consiguen mejores resultados). El informe alerta de que para igualar la participación de EE UU se requeriría una inversión de 180.000 millones adicionales de euros cada año, o dicho de otra forma “un incremento sustancial de la inversión procedente del sector privado”.

Un desafío importante es el de hacer más atractiva la formación profesional, y ello debe conseguirse tanto mejorando su calidad y las expectativas de acceso al empleo una vez finalizada, como estableciendo pasarelas de acceso a la enseñanza superior. Igualmente preocupa la situación de las personas poco cualificadas, alrededor de 80 millones en la UE, y se apuesta por la adopción de medidas que faciliten el incremento de sus tasas de actividad laboral y que promuevan, vía educativa, su inclusión social. En fin, no menos importante, y el informe constata que no se ha avanzado en este terreno desde 2004, es garantizar “que los alumnos salen de la enseñanza secundaria con los conocimientos y las competencias que necesitarán como ciudadanos europeos”.

En definitiva, la conclusión del documento comunitario es que hay que acelerar el ritmo de las reformas para asegurar una contribución más eficaz a la estrategia de Lisboa y al fortalecimiento del modelo social europeo, y que las inversiones deberían concentrarse en los ámbitos que ofrecen rendimientos económicos y sociales más elevados y que combinan adecuadamente eficacia y equidad, con un referencia expresa a la potenciación de la inversión en enseñanza primaria porque “reviste una importancia crucial para prevenir el fracaso escolar y la exclusión social, y para sentar las bases del aprendizaje complementario”. En el ámbito europeo se sigue apostando, entre otras medidas propuestas, por lograr un acuerdo sobre el marco europeo de cualificaciones y sobre las competencias claves para el aprendizaje permanente, y por impulsar los trabajos sobre la calidad de la educación del profesorado. Y todo ello, desde la perspectiva de que las responsabilidades deberían repartirse y distribuirse entre todas las partes interesadas y a todos los niveles territoriales.

5. En el tercer informe, el documento, que tiene unos anexos con detallada información de todos los Estados y cuya lectura se recomienda especialmente por mi parte, destaca con carácter general que debe prestarse especial atención al aumento de las capacidades de las personas, dado el riesgo de exclusión económica y social en sociedades cuyos mercados de trabajo exigirán cada vez más unos niveles de cualificación elevados en el marco de unas economías cada vez más basadas en el conocimiento; en segundo lugar, y de ahí el título del documento, hay que potenciar las estrategias de aprendizaje permanente y las políticas de formación y orientación a lo largo de toda la vida. Por fin, se sigue insistiendo desde los poderes comunitarios en la importancia de combinar adecuadamente el llamado “triángulo del conocimiento”, es decir la educación, investigación e innovación, con un objetivo claramente definido de garantizar que todos los sectores de la educación y la formación desempeñen plenamente su función a la hora de fomentar la creatividad y la innovación”. Se valora positivamente la atención prestado por la UE y los Estados al desarrollo de las políticas educativas y formativas en el ámbito de las directrices integradas para el crecimiento y el empleo, y se destacan los avances experimentados en los ámbitos de competencias clave, calidad de la movilidad, aseguramiento de la calidad en la enseñanza superior y marco europeo de cualificaciones.

6. El documento pasa revista a los avances experimentados desde hace dos años, poniendo de manifiesto que los mismos se han producido de forma desigual en los diferentes Estados miembros. En primer lugar, se destaca el avance en las estrategias nacionales de aprendizaje permanente y sistema de cualificaciones, de tal forma que se están incorporando estrategias que apuestan por una visión global que comprende todos los tipos y niveles de educación y formación, y que al mismo tiempo se ha avanzado en el desarrollo de marcos nacionales de cualificaciones estrechamente relacionados con el europeo, con el reto importante de facilitar el acceso a las cualificaciones educativas y formativas “para los trabajadores poco cualificados, mayores o desempleados”.

Por lo que respecta a la enseñanza preescolar, se destaca el aumento de su importancia en los Estados miembros como medida que puede contribuir a mayor eficiencia y equidad en el sistema educativo global, y se constata con satisfacción el incremento de la escolarización de los menores de cuatro años en cerca de tres puntos durante el período 2000-2005, y que en consecuencia su tasa de escolarización supera ya el 85 %. También se destacan los avances en la enseñanza superior con respecto a los métodos de gobierno (gobernanza), financiación y capacidad de atracción de los centros universitarios.

7. También hay que pasar revista a los ámbitos en los que, siempre a juicio del Consejo, no se ha avanzado de forma suficiente para cumplir con los objetivos previstos para el año 2010, y uno de ellos, y desde luego no el menos importante, es la interrupción del crecimiento del gasto público total en educación en porcentaje del producto interior bruto, que había aumentado entre 2000 y 2003 del 4,7 al 5’2 % pero que disminuyó al 5,1 % en 2004, con sustanciales diferencias entre los Estados miembros. Otro motivo de preocupación es el mantenimiento del elevado número de jóvenes que abandonan los estudios de forma prematura, con las indudables secuelas que esa circunstancia tendrá para ellos en el momento de incorporarse a un mundo del trabajo que demanda cada vez más de mayores aptitudes y cualificaciones, y esas dificultades se agravan en la mayoría de los Estados para los inmigrantes y los grupos con distintos orígenes culturales. La preocupación se concreta en estos dos datos: en primer lugar, el incremento del porcentaje de jóvenes de quince años con poca aptitud para la lectura (que se pretende que no supere el 20 % en el año 2010); en segundo término, en que estamos todavía lejos del objetivo fijado para dicho año de que no haya más del 10 % de jóvenes que abandonen prematuramente sus estudios. Según los datos comunitarios, “uno de cada seis jóvenes de la UE (el 15,3 %) con edades comprendidas entre 18 y 24 años abandona los estudios tan sólo con el primer ciclo de enseñanza secundaria y no participa después en ningún tipo de educación o formación”. Tampoco se avanza de forma suficientemente rápida para conseguir el objetivo de que el 85 % de los menores de 22 años hayan completado, como mínimo, el segundo ciclo de enseñanza secundaria.

También queda bastante por hacer, a juicio del Consejo, en la mejora de la formación académica y práctica del profesorado, un factor que sin duda influye en los resultados de los estudiantes. Con buen criterio a mi parecer, el Consejo enfatiza la necesidad de mejorar esa formación por los nuevos retos que los cambios sociales experimentados en las sociedades europeas, cada vez más pluriculturales, plantean a los sistemas educativos: “unas clases cada vez más heterogéneas, la demanda de nuevas competencias y la necesidad de prestar una atención especial a las necesidades individuales de aprendizaje”. Se observa igualmente con preocupación que el gasto global en enseñanza superior en la UE sigue estando lejos de uno de sus principales competidores en el ámbito económico como son los Estados Unidos, y se subraya la importancia de implicar más estrechamente al sector privado en la financiación así como también la necesidad de garantizar un acceso justo a la cada vez mayor diversidad de programas de estudio e investigación. También se apunta la necesidad de mejorar la movilidad transnacional de los estudiantes, tanto en el ámbito universitario como en niveles educativos inferiores.

Si bien, como he explicado con anterioridad, se valoran de forma positiva los avances experimentados en el desarrollo y puesta en práctica de políticas de aprendizaje permanente, hay preocupación por la poca presencia de los adultos en dichas políticas, y preocupa el descenso (ciertamente mínimo) experimentado en 2006 con respecto al año anterior, de forma que el 9’6 % de europeos entre 25 y 64 años que realizaron alguna actividad de formación permanente el año 2006 todavía queda lejos del objetivo del 12,5 % marcado para el año 2010. Además, y tal como ya he destacado con anterioridad, las cifras globales esconden diferencias importantes entre colectivos por razón del nivel educativo, ya que “los adultos con un alto nivel educativo tienen seis veces más probabilidades de participar en actividades de aprendizaje permanente que los trabajadores poco cualificados”.

Por último, cabe destacar que el documento no se olvida de la importancia de la formación profesional, y se pone el acento en mantener y mejorar su relación con el acceso al empleo, por una parte, y en facilitar el acceso a la enseñanza complementaria y enseñanza superior por otra, valorándose positivamente lo que se califica de renovado énfasis de esa modalidad educativa “en las práctica s, en la colaboración entre escuelas y empresas y en el aprendizaje basado en el trabajo”.

8. ¿Qué perspectivas se apuntan para el futuro, ante la llegada de la fecha prevista para alcanzar unos objetivos claramente delimitados, el mítico 2010?

En primer lugar, hay que aplicar el aprendizaje permanente para lograr la eficiencia y equidad en el ámbito educativo, y para ello es necesario movilizar recursos e implicar a todas las partes e instituciones interesadas, con los siguientes objetivos: mejorar la base de conocimientos, es decir el impacto económico y social de las políticas de educación y formación; en segundo lugar, lograr una financiación sostenible para llevar a buen puerto la política diseñada; a continuación, aumentar las capacidades de las personas como la vía más adecuada, desde edades tempranas, para disponer de conocimientos adecuados que permitan incorporarse y mantenerse en el mercado de trabajo; la política educativa, en cuarto lugar, debe servir para corregir las desventajas económicas y por ello hay que tratar de garantizar la equidad “en el acceso, la participación, el trato y los resultados”; no puede olvidarse tampoco la importancia de adaptar los sistemas educativos para incorporar todo el potencial de los inmigrantes y contribuir así a su inclusión económica y social; en fin, la mejora de la formación del profesorado debe redundar en una enseñanza de alta calidad.

Por otra parte, la enseñanza debe configurarse como el elemento clave del triangulo del conocimiento que forma junto con la innovación y la investigación, potenciándose la creatividad y el aprender a aprender en todos los sistemas de educación y formación y en todos sus niveles. Por fin, desde el ámbito político, el método abierto de coordinación debe servir para mejorar la gobernanza de las políticas educativas y avanzar para conseguir los objetivos marcados para el año 2010. El documento del Consejo lista una serie de ámbitos en donde este método ha de servir para mejorar las políticas educativas y formativas, de los que cabe destacar especialmente dos a mi parecer: en primer lugar, que la política de educación y formación debe tener como norte la perspectiva del aprendizaje permanente, “con prioridades estratégicas fijadas en todo el sistema”, y en segundo lugar que hay que establecer las relaciones de coordinación y complementariedad con otros ámbitos políticos relacionados con el mundo educativo y formativo, como son “la política de innovación, la política social y de empleo, la empresa, la investigación y la financiación estructural”, sin olvidar la importancia de aprovechar al máximo el potencial de los fondos y programas comunitarios.

9. En definitiva, se trata de prepararse para poder alcanzar en estos dos años los objetivos marcados para el 2010, si bien ya se asume que será necesario seguir trabajando después de esa fecha, porque a pesar de los avances experimentados, “las reformas en materia de educación y formación necesitan tiempo para dar fruto”.

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