lunes, 4 de mayo de 2009

Dos semanas importantes para el empleo en la UE y en España.

1. Se inicia hoy lunes una semana que puede ser bastante importante en materia de empleo, y también se anuncia que la siguiente no será menos importante. En efecto, mañana se harán públicos de los datos de contratación, desempleo y afiliación a la Seguridad Social del mes de abril, y es de prever que la caída del empleo se modere debido al inicio de los planes públicos de empleo puestos en marcha en desarrollo del plan extraordinario de recuperación económica y de empleo aprobado hace varios meses; el miércoles se celebrará una sesión extraordinaria del Consejo de Ministros dedicada de manera monográfica al empleo, según anunció la vicepresidenta Mª Teresa Fernández de la Vega el pasado viernes, en el que serán objeto de evaluación todas las medidas que se han adoptado en este ámbito hasta ahora, algo que lógicamente implicará también un examen de aquello que se está haciendo para encarar la crisis económica. Igualmente, cabe destacar la reanudación del diálogo social, al que no le faltará trabajo ante las recientes propuestas lanzadas desde foros empresariales y desde un sector de economistas de reformar el marco normativo de las relaciones laborales en España y que ya han recibido el rechazo frontal de las organizaciones sindicales, y creo que también del propio gobierno, con ocasión de la celebración del primero de mayo. En fin, como estrella de la semana nos encontramos con la cumbre europea de empleo que tendrá lugar el jueves día 7, que aunque no tenga la importancia política que inicialmente quería dársele por la Comisión Europea no deja de ser un momento importante de encuentro entre los poderes comunitarios, la presidencia actual y las dos siguientes de la UE y los agentes sociales. A esta reunión dedico la mayor parte de la entrada.

2. Decía que la próxima semana también será importante para el empleo en España , al menos en el terreno del debate político y de las propuestas que formulen los grupos parlamentarios durante el debate sobre el estado de la Nación que tendrá lugar los días 12 y 13 de mayo, en el que el gobierno, por boca de su presidente, deberá concretar las líneas generales apuntadas en la Comunicación presentada para dicho debate y de la que destaco la importancia reforzada que se confiere al diálogo social para abordar las reformas sociales que sean necesarias, ya que no puede entenderse de otra forma la tajante afirmación de que en dicho ámbito “no hay reforma estructural posible ni deseable si no se realiza a partir de la aceptación de los agentes sociales”, y por si aún cupiera alguna duda la siguiente afirmación es aún más taxativa: “El Gobierno, pues, quiere expresar en el marco del Debate de Política general, el mantenimiento de su compromiso de actualización constante del diálogo social y de rechazo de cualquier iniciativa que signifique un avance unilateral de alguno de los interlocutores sociales a costa de los otros”. El objetivo general del debate en el ámbito económico y social, es según el gobierno hacer balance de todas las medidas adoptadas desde el inicio de la crisis y “plantear nuevas iniciativas que logren contener la destrucción de empleo y anticipar la recuperación del crecimiento”, y siempre partiendo de la constatación de las diferencias del mercado de trabajo nacional con respecto al de otros países europeos, ya que a la crisis financiera global se ha unido la más particular del sector de la construcción, y ello se combina con “concentración en determinados sectores intensivos en mano de obra, muy altas tasas de temporalidad y un sostenido, constante y muy considerable incremento de la población activa”.

3. Una vez realizada esta introducción, voy a centrar ahora mi atención en la reunión europea del próximo 7 de mayo, para analizar qué cuestiones van a ser planteadas en el debate, en el bien entendido que ya han sido abordadas en las reuniones preparatorias que han tenido lugar en los últimos días.

La propuesta inicial de la Comisión era convertir esta reunión en una cumbre extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno, dedicada exclusivamente a abordar qué se está haciendo y qué se debe hacer en el inmediato futuro por los poderes comunitarios y por los Estados miembros para abordar la crisis económica y sus secuelas de destrucción de empleo y aumento del número de personas desempleadas, secuelas que se observan con toda nitidez en los últimos datos publicados por Eurostat sobre el desempleo en la Unión Europea en marzo de 2009: la tasa de paro en la UE-27 % fue del 8,3 %, frente al 6,7 % hace doce meses, y las de los 16 países de la zona euro fue de 8,9 y 7,2 %, respectivamente. Dicho de otra forma más contundente, 20.154.000 personas estaban desempleadas en la UE-27, un incremento de 4.061.000 sobre el mismo período del año anterior. Las diferencias entre las tasas de los diferentes Estados son muy acusadas, yendo desde el mínimo de los Países Bajos (2.8 %) al máximo de España (17.4 %). Por fin, debe subrayarse que en serie interanual sólo tres Estados mejoraron sus datos, uno permaneció estable, y los restantes 23 vieron incrementar, en algunos casos sensiblemente, la cifra de población desempleada.

No obstante, las reticencias de algunos de los más importantes países de la UE, en especial de Francia y Alemania, a celebrar una reunión de la que no podrían salir resultados tangibles que enriquecieran y completaran los acuerdos adoptados en los consejos europeos trimestrales ordinarios, así como los adoptados en las reuniones de alcance internacional como la del G-20 y la de Ministros de Trabajo del G8, provocó una alteración de las previsiones iniciales y el cambio de formato de la reunión, que se celebrará en los términos más arriba referenciados. El punto de referencia para los trabajos del día 7 será el documento elaborado el mes de marzo para preparar dicho reunión, así como los resultados de las tres reuniones de trabajo celebradas en Madrid, Estocolmo y Praga.

Ahora bien, ya he dicho que antes de la reunión del próximo jueves ha tenido lugar una no menos importante, la de los Ministros del Trabajo del G8, celebrada en Roma del 29 al 31 de marzo y en la que se acordó que las medidas para salir de la crisis en el ámbito del empleo deben girar alrededor de estos cuatro ejes de actuación: en primer lugar, promover la creación de empleo y unas políticas efectivas de empleo y mercado de trabajo para recuperar la confianza; en segundo término, mantener un sistema de protección social que sostenga las rentas de las unidades familiares y que pueda llevar, en su momento, a una recuperación rápida de la actividad económica por medio de un incremento del consumo y de la inversión; no menos importante, ni mucho menos, es la renovada apuesta por políticas de educación y formación que permitan a las personas mantenerse en el mundo del trabajo, prevenir situaciones de exclusión social y mejorar las expectativas de desarrollo profesional, con el indudable impacto que todo ello tendría sobre el crecimiento económico; por fin, adopción de las medidas económicas, financieras y sociales adecuadas para promover un crecimiento y desarrollo sostenible.

En el documento de Roma se enfatiza una idea con la que he manifestado en reiteradas ocasiones mi acuerdo, cual es la conveniencia de adoptar medidas que permitan permanecer a las personas trabajadoras en el mercado de trabajo antes que ver extinguida su relación laboral, ya sea por medio de suspensión de contratos, reducción de jornada u otras medidas de flexibilidad organizativa, y todo ello combinado con políticas activas de formación que permitan a esas personas estar en mejores condiciones de cualificación profesional ante el mercado de trabajo en general y en su sector de actividad en particular. Tampoco puedo dejar de coincidir con la importancia que confiere el documento al respeto a los derechos sociales y a la puesta en práctica de políticas de responsabilidad social que beneficien al conjunto del personal (“The current downturn should not be taken as a pretext to weaken worker’s rights to which countries have committed”).

4. También me parece importante referirme a la reunión de la delegación del Parlamento Europeo con la presidencia sueca durante el segundo semestre de este año que tuvo lugar los días 5 y 6 de marzo en Estocolmo, una presidencia de la que debe esperarse un enfoque social bastante más acusado del que está teniendo lugar con la de la República Checa, dado que la política social sueca, al margen del color político de su gobierno, siempre ha sido considerada un punto de referencia en Europa. En dicha reunión, el gobierno sueco, por medio de los ministros responsables de las distintas políticas sociales, destacó que una de sus cinco prioridades va a ser la de empleo y que su lema de referencia en este bloque será el de de “la inclusión social empieza con un trabajo”, eslogan con el que el gobierno quiere manifestar su clara determinación de abordar la situación del incremento del desempleo en la etapa actual de crisis económica, y que irá de la mano con otras propuestas que se formulen en el ámbito de la protección de las personas de mayor edad y la necesidad de disponer de una política de empleo adecuada para encarar el reto del envejecimiento de la población comunitaria; o dicho con las propias palabras del documento-resumen que estoy ahora utilizando, “She underlined the paradox of decreasing staff in elderly care while the population of elderly citizens is increasing”.

5. El documento de los servicios técnicos de la Comisión, de 12 de marzo, lleva por título “Instituciones de la UE, Estados miembros y otros grupos interesados. Documento para preparar la cumbre de empleo”, y ha sido el punto de referencia para las reuniones previas de trabajo a la del próximo jueves.

El 15 de abril se celebró en Madrid la dedicada a la actualización de las competencias profesionales para adaptarlas a las necesidades del mercado de trabajo, en la que el Ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, destacó la importancia de debatir “sobre los incentivos que mejor funcionan para promover el reciclaje profesional y la adquisición de nuevas destrezas, la mejora de los sistemas educativos básicos y su impacto sobre los sistemas de formación profesional y sobre cómo dar un impulso decidido a la formación continua para hacer realidad la sociedad del conocimiento a la que la economía europea aspira”. El día 20 tuvo lugar en Estocolmo en segundo taller para debatir los mercados de trabajo inclusivos y el acceso al empleo; por fin, el último taller se celebró en Praga el día 23 y trató sobre uno de los ámbitos a los que la presidencia checa ha conferido más importancia, cual es la creación de empleo vinculada a las políticas de movilidad laboral y de libre circulación de los trabajadores. Una buena síntesis de los trabajos de las tres reuniones ha sido publicada muy recientemente para facilitar los debates de la próxima reunión.

A partir de estos debates previos, la Comisión ha propuesto que la reunión se concentre en cuatro temas principales, y para cada uno de los cuales sugiere diversas cuestiones para debate, desde la manifestación previa de la gravedad de la crisis económica y social que estamos viviendo y que podría llevar a la pérdida de 3,5 millones de puestos de trabajo en el año en curso y a alcanzar una tasa de desempleo del 10 % en el año 2010, y desde la constatación de que “la crisis económica es excepcional y excepcionales son las medidas que requiere”. Por cierto, la gravedad de la situación es aún mayor a juicio de la Comisión de acuerdo al informe presentado hoy lunes en Bruselas sobre las previsiones de primavera para el período 2009-2010, en el que se prevé que el empleo disminuirá en un 2,5 % este años y en un 1,5 % adicional en el 2010, año en el que la tasa de desempleo puede alcanzar el 11 %. Es decir, la difícil situación económica y su impacto negativo sobre el empleo “se traducirá en la pérdida de unos ocho millones y medio de puestos de trabajo en estos dos años, frente a una creación neta de nueve millones y medio en el período de 2006-2008”.

Ahora bien, de poco serviría el debate del día 7 si las propuestas que surjan no van acompañadas de las medidas económicas necesarias para ponerlas en marcha, tanto en sede comunitaria como en la parte que corresponde a cada Estado miembro, destacando la necesidad de una rápida movilización de los recursos económicos de la UE, concentrados, en lo que afecta a políticas sociales, en el Fondo Social Europeo y en el Fondo Europeo de Ajuste a la Globalización, llamando la atención el documento sobre la necesidad de pensar en nuevas formas de emplear dichos Fondos para reaccionar ante la crisis, pensamiento que ya se ha plasmado a mi parecer en la propuesta de reforma del segundo fondo, aún cuando las discrepancias entre los Estados está retardando la aprobación de la norma.

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