La Comisión Europea ha elaborado recientemente un interesante Informe, hecho público el 3 de octubre, sobre la consecución de los objetivos de Barcelona sobre la estructura de cuidados de los niños en edad preescolar. El documento comunitario repasa todo aquello que se ha hecho en los Estados de la UE para hacer efectivo el objetivo marcado en la reunión de Jefes de Estado y de Gobierno durante la presidencia española del primer semestre de 2002, cual era el de “esforzarse en prestar para 2010 servicios de cuidados de niños al menos al 90 % de los niños de edad comprendidos entre los tres años y la edad de escolarización obligatoria, y al menos el 33 % de los niños de menos de tres años”, al mismo tiempo que destaca cuáles son los obstáculos para su aplicación y los retos a los que se enfrentan los distintos países.
El documento se incluye en los trabajos que está llevando a cabo la Comisión para promover a escala comunitaria una mejor combinación de la vida familiar y laboral, al objeto de facilitar el acceso y el mantenimiento en el empleo, en especial a las mujeres, entre los que también hay que mencionar el plan de trabajo para la igualdad entre mujeres y hombres 2006-2010. Tampoco conviene olvidar la importancia que tiene la utilización de los Fondos estructurales comunitarios para lograr el objetivo de la igualdad de género, ya que en el período 2007-2013 podrán destinarse cerca de 2.900 millones a políticas tendentes a facilitar la conciliación de la vida familiar y laboral, con especial atención a las medidas que faciliten el acceso a los servicios de guardería. Recuérdese también, en fin, que el logro efectivo de dicha conciliación es uno de los objetivos marcados por las directrices comunitarias para el empleo. En la tarea de lograr la efectiva conciliación también juegan un papel importante los agentes sociales, y la Comisión se congratula del apoyo que están prestando a la realización de los objetivos de Barcelona.
La importancia de una política adecuada de atención a los niños se descubre con claridad cuando se comprueba su relación con la participación femenina en el mercado laboral y con las situaciones de dificultad económica y riesgo de pobreza en que viven algunas familias, sin olvidar su impacto sobre el crecimiento demográfico a medio plazo. Según los documentos comunitarios, cerca de 1/3 de las mujeres trabajan a tiempo parcial frente a 1/10 de los varones, y la tasa de empleo femenina desciende en 12,4 puntos cuando hay hijos en la unidad familiar menores de 12 años, mientras que la tasa de empleo masculina aumenta en 7,3 puntos.
Por otra parte, la imposibilidad de acceder a un empleo por no poder dejar de cuidar a los niños incrementa el riesgo de pobreza, en particular entre las familias monoparentales, ya que estas se ven más afectadas por este fenómeno que el conjunto de las familias con hijos (32 y 17 %, respectivamente). Por fin, los informes con los que trabaja la Comisión constatan de forma fehaciente que el crecimiento demográfico es mayor en aquellos países que han puesto en marcha una política efectiva de conciliación de la vida familiar y laboral (con especial atención al cuidado de los niños), y que también son esos países los que ostentan una mayor tasa de participación femenina en el trabajo.
Con respecto al cuidado de niños de 0 a 3 años, se constata que sólo cinco países, entre los que se encuentra España, han alcanzado el objetivo del 33 % de cobertura fijado en Barcelona 2002, que otros cinco están muy cerca, que siete Estados se sitúan entre el 16 y el 26 %, y que el resto están alrededor o por debajo de una tasa de cobertura del 10 %. En cualquier caso, el documento alerta sobre la necesidad de examinar con detalle la situación de cada país y prestar atención a cuántas horas pueden utilizarse los servicios de guardería, ya que en la mayoría de países sólo funcionan a tiempo parcial. Por lo que respecta a los menores comprendidos entre 3 años y la edad de escolarización obligatoria, ocho Estados, entre los que se encuentra España, ya han rebasado el objetivo marcado en 2006 de conseguir una tasa de cobertura del 90 %, mientras que más del 50 % de los Estados sólo han llegado al 50 %, e incluso un tercio sólo tiene una cobertura inferior al 30 %. Esta situación es la que lleva a la Comisión a concluir que el cuidado de los niños sigue siendo una asignatura pendiente en muchos países, y que ello dificulta la participación de las personas con hijos en el mercado de trabajo, y en especial de las mujeres, ya que el coste de las estructuras de cuidado, en especial de los menores de 3 años, “sigue siendo un obstáculo importante para que los padres las utilicen”.
El documento repasa cómo se financian los servicios de atención y guardería a los niños, tanto en la primera fase como en la segunda, y constata que es en el período de 0 a 3 años donde el coste es más importante y afecta de manera más relevante a las familias con bajos ingresos.
Los sistemas utilizados en los distintos países varían entre el acceso universal por medio de financiación directa, una aportación familiar en razón de los ingresos de la unidad familiar, deducciones fiscales de los costes de guardería, o concesión de cheques-servicios, con la constatación de que en más de un Estado coexisten juntos más de un sistema y que la participación del sector privado es importante, y se concluye que la carga que representa el coste neto para una familia, es decir aquello que ha de pagar tras la resta de las diferentes ayudas que pueda percibir, “varía considerablemente, desde un 5 a un 30 %).
Por lo que respecta a la situación de los menores de 3 años hasta alcanzar la edad de escolarización obligatoria, la mayor parte de los Estados financian públicamente los servicios preescolares durante esta etapa, de tal manera que pueden ser gratuitos para los padres.
Por último, la Comisión se detiene en el examen de la calidad y condiciones laborales de los servicios de guardería, y destaca que se han incrementando considerablemente el número de puestos de trabajo en este sector en los últimos años, si bien las condiciones de trabajo y económicas no atraen a un amplio sector de la población, argumentándose que el hecho de que más del 90 % sea personal femenino puede ser un obstáculo importante para valorar mejor el sector y en especial para luchar contra los estereotipos de género.
De ahí se que proponga, como objetivo a alcanzar por todos los Estados y de acuerdos a sus propias políticas de actuación en este ámbito, que las personas que prestan sus servicios reciban una formación mínima adecuada, que se mejoren las condiciones laborales y las posibilidades de formación permanente, y que se incremente el valor otorgado a dichas profesiones, “en particular en el plano financiero”. En el marco de sus competencias la Comisión impulsará la investigación sobre las condiciones de trabajo y su valor profesional.
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