sábado, 8 de febrero de 2014

Empleo, crisis económica y trabajo decente. Perspectivas de futuro para el Derecho del Trabajo y las relaciones laborales (I).



1. A finales del pasado mes de noviembre tuve oportunidad de participar en la II Semana de Relaciones Laborales y RecursosHumanos, organizadas por el Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Girona, buen amigo y bloguero, FerranCamas. Mi ponencia versó sobre “El modelo de relaciones laborales que emerge tras la crisis económica y social: la configuración de un nuevo marco de derechos laborales”, y su presentación puede consultarse en este enlace.

La próxima publicación de las intervenciones que tuvieron lugar en esas jornadas, en las que se incluirá este artículo en versión catalana, es un buen momento para repasar algunos de los más recientes documentos internacionales y europeos, con algún apunte español, que tratan sobre las nuevas (o no tan nuevas) realidades sociales y laborales, y cómo les está afectando la situación de crisis económica, al mismo tiempo que podemos hacernos muchas preguntas sobre cómo se está abordando esa crisis y quiénes son las (muchas) personas que la sufren más intensamente. Y quizás también podemos hacernos la pregunta (muy retórica, obviamente) de si es necesario que se incrementen las desigualdades para que algún día la recuperación llegue a la mayor parte de la población. Esa pregunta se la hace el lúcido pensado polaco Zigmun Bauman en su último libro "¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?" y su respuesta es muy clara: “Este trabajo intentará demostrar por qué estas y otras creencias son mentira y por qué tienen poca o ninguna posibilidad de convertirse en verdades y cumplir su (engañosa) promesa. También intentará descubrir por qué, a pesar de la evidente falsedad de estas creencias, seguimos ignorando lo falsas que son sus promesas y no percibimos cuán imposible es que se cumplan”.  

No se han formulado la pregunta, porque ya conocen la respuesta, los autores del Informe presentado por OXFAM en el Foroeconómico mundial de Davos celebrado el mes de enero. El título del Informe no requiere de mucha explicación: “Gobernar para las élites. Secuestro democráticoy desigualdad económica”, y en el mismo se aportan una serie de datos sobre la desigualdad que deben hacer seriamente reflexionar y a cuya lectura remito, pero me quedo ahora con sus recomendaciones de contenido laboral y que van en la línea del trabajo decente defendido por la Organización Internacional deTrabajadores, cual es  la de reclamar que todas las empresas que poseen o controlan ofrezcan un salario digno a sus trabajadores”, ya que la desigualdad económica se reduce con medidas como el fortalecimiento de los mecanismos de protección social y también “el fortalecimiento de los umbrales salariales y de los derechos de los trabajadores” y “la eliminación de barreras a la igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres”.   

Quien también se formula la pregunta, aunque sea sólo desde la perspectiva norteamericana, es el profesor Robert Reich, ex secretario de Estado de Empleo durante la presidencia de Bill Clinton, en su artículo “Whythere’s not outcry despite a declining middle class”, contestando que ello es debido a varios factores: la parálisis de la clase trabajadora por el miedo a perder sus empleos y sus salarios; muy relacionado con lo anterior, el declive del movimiento sindical, ya que en la actualidad el porcentaje de trabajadores a los que representa no supera el 7 %; las dificultades con que se encuentran los jóvenes para acceder al trabajo; en fin, la poca confianza que tienen los ciudadanos en su clase política para que resuelva los problemas, concluyendo no obstante con optimismo ya que “Change is coming anyway. We cannot abide an ever-greater share of the nation’s income and wealth going to the top while median household incomes continue too drop, one out of five of our children living in dire poverty, and big money taking over our democracy”.  

2. Iniciaré mi exposición recordando algunas de las ideas que expuse en la primera parte de mi intervención en la II Semana: Hay que tomar conciencia de la importancia del derecho al trabajo como un derecho de ciudadanía, y a continuación adoptar las medidas necesarias, tal como propugna la OIT, para que sea un trabajo decente, con derechos que permitan tener una vida laboral digna para toda persona trabajadora Es curioso que haya que volver a los orígenes del Derecho del Trabajo para recordar que aquello que puede ser bueno para un empleador, la máxima explotación de la fuerza de trabajo, es nocivo para el conjunto de la sociedad, razón por la que se adoptaron las primeras normas laborales. Por ello, y en el siglo XXI, pensar el trabajo en términos únicamente de ingresos económicos, me parece erróneo, aunque sea importante, ya que si no va acompañado de un desarrollo de la persona perderá todo su valor. Y no olvidemos, por favor, que no todo trabajo se encuentra en el mercado. La vida laboral es mucho más que normas, y de ahí la importancia del día a día de las relaciones de trabajo, donde la flexibilidad y el acuerdo entre las partes es mucho, muchísimo mayor de lo que algunos organismos internacionales, europeos y españoles creen. Si planteamos el debate sobre el pleno empleo vinculándolo a reducción de derechos económicos y sociales nos estaremos equivocando. Sí es cierto que hay que plantearse cómo está cambiando el trabajo y el impacto sobre el mismo, por ejemplo, del cambio tecnológico, de los datos demográficos de envejecimiento de la población en países desarrollados, de la mayor presencia femenina en el mercado laboral y de la necesaria incorporación de los jóvenes. Es este el debate, y no el de una reducción de condiciones de vida, y de trabajo, para gran parte de la población mientras se incrementan cada vez más las desigualdades sociales. Al hablar de pleno empleo no podemos pensar únicamente en un porcentaje bajo de trabajadores desempleados, sino también y muy especialmente “la categoría de los puestos de trabajo disponibles y los ingresos que generan”, pues no basta con que una persona pueda trabajar sino que es necesario que este trabajo sea gratificador, que satisfaga las necesidades materiales y sociales de las personas; o dicho de otra forma, hay que apostar por un “trabajo decente”.

Y en este ámbito es donde ha de situarse el debate sobre la reforma del Derecho del Trabajo, con una atención especial a su dimensión internacional y europea, con un nuevo marco de negociación colectiva y relaciones laborales que combine seguridad en el puesto de trabajo y más en general en el empleo. Tal como ha puesto de manifiesto el profesor Tizano Treu, es necesaria una proyección global del Derecho del Trabajo y de la protección social para encarar las nuevas realidades, ya que en su gran mayoría todavía permanecen dentro de la órbita nacional, y “tarde o temprano, las políticas y las reglamentaciones sociales, al menos aquellas que conciben un desarrollo democrático de la globalización, necesitan ser proyectadas a escala global”.     

3. El 21 de enero se hacía público el informe anual de la OIT sobre “Tendencias mundiales del empleo 2014”, con un título, en forma de interrogante, muy claro y expresivo: “¿Hacia una recuperación sin creación de empleo?”. El informe abunda y profundiza en la preocupación manifestada en los de años anteriores sobre los escaso logros en la lucha a escala mundial para reducir los niveles de desempleo, mejorar la calidad del trabajo y adoptar medidas sociales que corrijan las cada vez más creciente desigualdades poniendo de manifiesto en su presentación, a cargo del director del Instituto de Estudios Laborales de la OIT Raymond Torres, que el sistema financiero “sigue siendo el talón de Aquiles de la economía mundial”, y que muy pocos progresos se han realizado “en la reducción de la pobreza y de las formas vulnerables de empleo como el trabajo informal y la economía irregular”. Justamente sobre la vulnerabilidad del empleo y las condiciones laborales, y en suma de los derechos laborales y de protección social de los trabajadores, tratarán las XXV Jornadas catalanas de Derecho Social que se celebrarán los días 20 y 21 de febrero en la Facultad de Derecho de la UAB y a las que espero poder dedicar, por su importancia, un comentario monográfico en el blog.

Las cifras que facilita la OIT a escala mundial pueden parecer que están alejadas de las realidades y problemas que sufren quienes se encuentran en difícil situación en su parcela laboral (estoy pensando en los numerosos conflictos que hay actualmente en España como consecuencia de procedimientos de despidos colectivos en importantes empresas), pero en modo alguno lo son cuando tratas de entender cuál es la realidad que nos encontramos a escala global. Extraigo aquellas que más me han llamado la atención: “Se calcula que en 2013 el número de personas desempleadas se situó cerca de los 202 millones, un aumento de casi 5 millones respecto del año anterior, lo que significa que el empleo está creciendo a un ritmo más lento que la fuerza de trabajo…. En conjunto, el déficit mundial de empleo generado relacionado con la crisis desde el inicio de ésta en 2008, agregando a un numero de por sí considerable de buscadores de empleo, sigue aumentando. En 2013, el déficit ascendió a 62 millones de empleos, incluidos 32 millones de personas más que buscaban trabajo, 23 millones que se desalentaron y habían dejado de buscar y 7 millones de personas económicamente inactivas que optaron por no participar en el mercado de trabajo”. La situación de los jóvenes es especialmente preocupante ya que cerca de 75,4 millones (entre 15 y 24 años) estuvieron desempleados durante el año anterior, un porcentaje del 13,1 %, “un valor tres veces superior al de la tasa de desempleo de los adultos”, con un incremento del número de personas desempleadas de larga duración, reducción de la tasa de participación en el marcado laboral con respecto a la existente al inicio de la crisis, e incremento del número de personas que tienen un empleo vulnerable, de tal manera que “el empleo por cuenta propia y el desempeñado por trabajadores familiares auxiliares representa el 48 % del total del empleo”.

Aunque haya disminuido de forma notable desde principios del siglo XXI, y es una noticia de la que sólo cabe felicitarse, el número de trabajadores pobres, es decir aquellos que a pesar de tener un trabajo no pueden escapar de una situación de pobreza, los datos siguen siendo muy preocupantes, y además el nuevo Informe pone de relieve que la reducción parece haberse estancado, de tal manera que “Se calcula que, en 2013, 375 millones de trabajadores (un 11.9 por ciento del total de empleados) vivían con menos de 1,25 dólares de los Estados Unidos al día y 839 millones (o 26.7 del total de empleados) con 2 dólares al día o menos”.

Por todo ello, la OIT apuesta tanto por la aplicación de políticas macroeconómicas para la creación de empleo y un incremento de los presupuestos destinados a las políticas activas de empleo (no parece, por cierto, que el gobierno español vaya en esta dirección, sino más bien lo contrario, habiendo destacado el sindicato UGT, en su informe sobre dosaños de reforma laboral, la necesidad de potenciarlas y reformarlas de manera urgente, “porque se han recortado presupuestariamente de forma grave desde 2010 – han caído a la mitad – y son manifiestamente ineficaces”), al objeto tanto de incorporar más personas al mercado de trabajo como de mejorar los niveles de calificación y competencias de las personas en activo.

4. El incremento de las desigualdades y la pérdida de derechos y de protección para una parte cada vez más importante de la población no es un “fenómeno natural” sino que responde a opciones políticas y económicas bien definidas, bajo la aparente cobertura de teorías con fundamento económico y social. A algunos de los defensores de dichas teorías, que  tan elevado coste social han tenido y siguen teniendo, les ha molestado sobremanera las manifestaciones contenidas en la primera Exhortación Apostólica del Papa Francisco “Evangelii Gaudium”, y que por su importancia, y por lo bien que lo explica, es conveniente, y creo que necesario, reproducir:

“Algunos todavía defienden las teorías del «derrame», que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia”. …. “Ya no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado. El crecimiento en equidad exige algo más que el crecimiento económico, aunque lo supone, requiere decisiones, programas, mecanismos y procesos específicamente orientados a una mejor distribución del ingreso, a una creación de fuentes de trabajo, a una promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo. Estoy lejos de proponer un populismo irresponsable, pero la economía ya no puede recurrir a remedios que son un nuevo veneno, como cuando se pretende aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado laboral y creando así nuevos excluidos”                                                                                                                                                                                                                                              
5. No es sólo la voz del Papa Francisco (argentino, con conocimiento directo de lo que sucedió en su país durante la pasada década) la que se alza contra las desigualdades. En el plano de la reflexión económica, un reciente estudio de la OIT con el título “Wage-led grotwh. An equitable strategy por economic recovery”(dirigido por M. lavoie y E. Stockhammer) defiende una política de recuperación impulsada por los salarios, destacando además que el aumento insuficiente de estos y la polarización de la distribución de ingresos “son factores que han contribuido a la crisis económica mundial”. La apuesta es por “un nuevo pacto keynesiano mundial”, en el que las organizaciones sindicales deberían tener un mayor poder de negociación y en donde el sector financiero necesitaría de una regulación más estricta para prevenir abusos, defendiendo que el crecimiento de los salarios “puede estimular la demanda global y el crecimiento de la productividad”.

Desde otra perspectiva, un reciente estudio del Banco Mundial (del que son autores Omars S Arias y Carolina Sánchez Páramo) “Back to work. Growing with jobs in Europe andCentral Asia", destaca la importancia de la creación de empleo como vía para mejorar la situación existente, con la puesta en marcha de políticas que apoyen a los trabajadores para que “estén preparados para asumir los nuevos empleos que se crean, para tener las habilidades y competencias necesarias, poder acceder sin trabas al trabajo, y estar dispuestos a trasladarse a lugares con mayor potencial de creación de empleo”.     

6. La mejora del empleo a escala mundial y la mejor protección de los derechos de los trabajadores es impensable sin la existencia de un fuerte y coordinado movimiento sindical en dicho ámbito territorial, y la existencia de la Confederación Sindical Internacional es una buena muestra de la importancia de actuar a escala global y con indudable impacto sobre la situación laboral de muchos trabajadores y trabajadoras en países donde los estándares de protección son mínimos. Así lo pone de manifiesto una interesante entrevista a lasecretaria general de la CSI, Sara Burrow, cuando se refiere a la importancia de la actuación del movimiento sindical para conseguir que la OIT aprobará el convenio 189 sobre trabajadores domésticos, la lucha a favor de los trabajadores en Quatar que están construyendo los estadios para el mundial de futbol de 2.022, o los acuerdos sobre seguridad y protección contra los incendios en las fábricas textiles de Bangladesh. Justamente en el próximo congreso de la CSI, a celebrar el mes de mayo, se trabajará por la elaboración de propuesta en la línea de conseguir derechos para los colectivos y los países en más difícil situación, o dicho con las propias palabras de la Sra. Burrow, “el próximo Congreso buscará el posicionamiento sindical internacional para hacer frente a los desafíos que encaran los trabajadores, enfoques innovadores frente a problemas complejos y la consecución del potencial pleno de la solidaridad sindical internacional”.

Hay que pasar “de la austeridad a la prosperidad” y dar la vuelta a las cada vez más crecientes desigualdades, y estas son las propuestas que ha presentado el sindicalismointernacional en la reunión de Davos, con una concreción importante en su contenido laboral: nivel mínimo de protección social en todos los países, un salario mínimo (legal y negociado) que permita a las personas vivir con dignidad, el fin del trabajo precario y el fortalecimiento de la negociación colectiva para garantizar salarios justos, condiciones de trabajo dignas y, al mismo tiempo, incrementar la demanda de bienes y productos a cargo de los trabajadores.

2 comentarios:

barthold dijo...

Muy buen artículo sr.Rojo. Vivo en una zona de España en la que el paro supera el 40% de la población activa. Y no pasa nada. Hay trabajo, claro que lo hay, las calles siguen sucias,las casas desastrosas, ancianos desatendidos, colas en bancos, supers, y farmacias, y un larguísimo etcétera. Pero por la razón que sea no somos capaces de canalizar esa fuerza de hombres que podrían ayudar al resto de la sociedad con su contribución diaria. POr qué? Se lo preguntará usted, cada día cuando se levanta. Yo soy autónomo y no contrato a nadie porque apenas puedo sostenerme a mi mismo y mi negocio. Creo que tenemos que reinventar de manera drástica las relaciones laborales. Hemos sido educados para conseguir un trabajo remunerado y por cuenta ajena, y no hemos educado a la gente para el ganarse la vida de manera independiente. Claro que es más cómodo lo otro¡ Qué bonito era cuando yo recibía mi salario puntualmente cada día 30¡ ( Trabajé para una empresa cerca de 20 años y eso terminó), pero lo que se ve en la calle es resignación, pobreza, pero también mucho conformismo e indolencia. Hay gente válida que podrían emprender, pero les falta un plus de convencimiento y educación de la que claramente adolecen.
Ud,. y toda la gente con la que se relaciona ( la universidad, el foro, autores,... ), deberían analizar el porqué de esta situación tan caótica desde el punto de vista humano, y como digo reinventar una nueva época de RR.LL. nuevas que hagan posible la realización del ser humano a través de la actividad diaria realizadora que hoy día aún llamamos TRABAJO.

Eduardo Rojo dijo...

Hola Barthold, muchas gracias por su comentario. Entre todos debemos contribuir a que las relaciones de trabajo, ya sean por cuenta ajena o por cuenta propia, recuperen y mantengan unos niveles de calidad y dignidad que permitan a todas las personas vivir de su actividad. Saludos cordiales.