La OIT y los cambios en el mundo del trabajo.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó el pasado año un importante documento sobre los cambios en el mundo del trabajo que creo que debe merecer nuestra atención nuevamente en el momento actual. El máximo foro mundial ha destacado la importancia de tomarse plenamente en serio los cambios que se están produciendo en los ámbitos económicos y sociales a escala mundial si queremos mantener la cohesión social. La Memoria presentada por el Director General sobre estos cambios que están acaeciendo en el mundo del trabajo es un texto de lectura obligada para todas las personas que trabajan o están interesadas en el ámbito de lo social.
En primer lugar, se detiene en los cambios en el volumen y la estructura de la fuerza de trabajo mundial. A mi parecer es relevante el dato de que hay 3.000 millones de personas que están trabajando o buscando trabajo, frente a un total de 4.600 millones de personas en edad de trabajar a partir de 15 años. Ahora bien, probablemente sea más destacado el hecho de que el 84 % de las personas trabajadoras vivan en países en desarrollo de Asia y el Pacífico, África y América latina y el Caribe, así como en los países en transición de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y de Europa Sudoriental, mientras que sólo el 16 % restante vivamos en la UE y en otros países de Europa Occidental, América del Norte, Japón, Australia y Nueva Zelanda. Y aún me parece más importante destacar, por el impacto que ya está teniendo y que seguirá teniendo cada vez más en el futuro inmediato, que China tenga el 26 % y la India el 14,8 % del empleo mundial. Otro dato destacado es que las mujeres son en la actualidad el 40 % de la fuerza de trabajo mundial, habiendo aumentado su presencia en el mercado de trabajo desde los 1.000 millones del año 1991 a los 1.220 millones en el año 2005, cifra que representa el 52,5 % de las mujeres en edad de trabajar, y cuyo crecimiento según la Memoria responde principalmente al experimentado en el mundo en desarrollo. La Memoria también manifiesta especial preocupación por el crecimiento del desempleo juvenil (del 12,1 al 13,7 % entre 1995 y 2005), así como por sus dificultades para incorporarse al mercado de trabajo, muy superiores a las de los adultos, ya que en los países en desarrollo en el año 2005 los jóvenes tenían 3,3 veces más posibilidades de encontrarse sin trabajo que los trabajadores adultos, porcentaje que se reducía a 2,3 ocasiones en las economías desarrolladas.
En segundo término, se examinan los sistemas globales de producción y como han impactado en los cambios en el empleo. Aquí hay algunos datos de extraordinaria importancia a mi parecer y a los que conviene prestar especial atención. Así, el peso de la industria en el empleo total mundial se ha mantenido en el año 2005 en el mismo porcentaje del 21 % que ya tenía en el año 1995, pero este dato global no deja ver el cambio trascendental que se ha producido en los países desarrollados (que han reducido el peso del sector desde el 28,7 % de 1995 al 24,8 % en 2005) y en los países en vías de desarrollo (donde han crecido desde 19,4 al 20, 2%). Es cierto que hubo un crecimiento de 85 millones de puestos de trabajo durante los diez años de referencia, y no es menos cierto que la mitad del crecimiento se produjo en Asia Oriental y Occidental, región que según se afirma en la Memoria se está convirtiendo rápidamente en el centro de ensamblaje de los sistemas globales de producción. Por lo que respecta al sector servicios, su peso en el empleo mundial ha crecido desde el 34,4 % de 1995 al 39 % en el año 2005. Este mismo porcentaje de incremento es el que se ha producido en los países desarrollados, que tienen en la actualidad un porcentaje del 71,4 % de la población ocupada en dicho sector, si bien la Memoria alerta del “efecto estadístico”, ya que muchas ramas de actividad pueden incluir servicios que antes de la tendencia a la externalización podían haberse contabilizado en los totales de las empresas manufactureras (por ejemplo la restauración y la limpieza).
En tercer lugar, la Memoria enfatiza la importancia de que los trabajadores, empresarios y directivos, dispongan de las calificaciones adecuadas para enfrentarse y adaptarse a los cambios económicos y tecnológicos, y constata las lagunas existentes al respecto. La globalización supone, siempre según la Memoria, que los países ganadores son los que responden mejor a las demandas de nuevas calificaciones, y que ello ocurre no sólo en los países desarrollados, sino también en los países en desarrollo. Tampoco podía faltar en un documento internacional una amplia referencia al impacto del nuevo fenómeno migratorio, y obviamente de la migración laboral internacional, calculada con datos del año 2000 en 86 millones, de los que 34 se encontrarían en las regiones en desarrollo. Los estudios sobre migraciones de la OIT ponen de manifiesto un crecimiento de la migración laboral en unos 6 millones de personas anualmente entre 1985 y 1995, lo que supone un crecimiento más rápido que el de la población mundial. La migración suele dividirse entre trabajadores altamente cualificados y aquellos que disponen de poca o nula calificación profesional, y además se calcula que entre el 10 y el 15 % de los migrantes se encuentran en situación irregular en el país de acogida.
Vinculado a los dos apartados anteriores referenciados, la Memoria aborda el proceso de migración del campo a la ciudad y el crecimiento de la economía informal. Los datos que avalan ese proceso migratorio son claros y contundentes: mientras que en 1960 el 58 % de las personas trabajadoras se encontraban en la agricultura (desde un 33 % de los países desarrollados hasta un 73 % de algunos países en vías de desarrollo), en el año 2005 el porcentaje ha descendido hasta el 40 % (con una diferencia considerable entre países desarrollados y en desarrollo, que va desde el 4 hasta el 48 %). Dicho de otra forma, entre 1995 y 2005 la población ocupada en el sector agrícola disminuyó en tres puntos porcentuales y en cerca de 90 millones de personas. Otro dato relevante es la presencia mayoritariamente femenina en el empleo informal en el mundo en desarrollo, con porcentajes que superan el 60 % de las personas ocupadas fuera de la agricultura en la mayor parte de países.
El conocimiento de la realidad es imprescindible para cambiar todo aquello que sea necesario en orden a lograr una sociedad más justa y solidaria. Y para ello, bienvenidos sean estudios como el que acabo de sintetizar. Ahora, hay que pasar a la práctica.
jueves, 30 de agosto de 2007
martes, 28 de agosto de 2007
Ahora ya vamos en serio.
Desde estas páginas voy a tratar de acercarme periódicamente a los asuntos y materias de contenido social que me han interesado desde que me incorporé a la vida universitaria en los ya lejanos años setenta de la pasada década.
En mi actividad profesional me preocupo de materias esencialmente jurídicas y relacionadas con el Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, pero también desde mi espacio de relación con organizaciones y entidades de carácter social he prestado interés al mundo del trabajo desde sus diversos ángulos. Voy a intentar seguir haciéndolo en este blog, con el deseo de que las ya no tan nuevas tecnologías ayuden a acercar mis ideas, tesis y opiniones a todas las personas interesadas en la problemática social.
Espero también que este blog pueda servir para que todos aquellos estudiantes que voy a tener a partir del próximo curso bajo mi tutela conozcan algo mejor al profesor que les va a acompañar a lo largo del curso y que les va a tratar de transmitir no sólo conocimientos jurídicos sino también la convicción de que es necesario formarse permanentemente y con espíritu crítico y constructivo para entender los cambios de la sociedad actual.
El reto para una persona de 54 años es apasionante, y lo acojo con mucho ánimo. Los estudios demogràficos nos indican que la expectativa media de vida de los hombres en España es de 77 años, o seas que todavía tengo muchos años, si Dios quiere, para seguir aprendiendo e intentar transmitir esos conocimientos a los más jóvenes, a la par que aprender de ellos. Porque, ¿quien se creen que me han animado a poner en marcha este blog? Pues obviamente los jóvenes.
En mi actividad profesional me preocupo de materias esencialmente jurídicas y relacionadas con el Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, pero también desde mi espacio de relación con organizaciones y entidades de carácter social he prestado interés al mundo del trabajo desde sus diversos ángulos. Voy a intentar seguir haciéndolo en este blog, con el deseo de que las ya no tan nuevas tecnologías ayuden a acercar mis ideas, tesis y opiniones a todas las personas interesadas en la problemática social.
Espero también que este blog pueda servir para que todos aquellos estudiantes que voy a tener a partir del próximo curso bajo mi tutela conozcan algo mejor al profesor que les va a acompañar a lo largo del curso y que les va a tratar de transmitir no sólo conocimientos jurídicos sino también la convicción de que es necesario formarse permanentemente y con espíritu crítico y constructivo para entender los cambios de la sociedad actual.
El reto para una persona de 54 años es apasionante, y lo acojo con mucho ánimo. Los estudios demogràficos nos indican que la expectativa media de vida de los hombres en España es de 77 años, o seas que todavía tengo muchos años, si Dios quiere, para seguir aprendiendo e intentar transmitir esos conocimientos a los más jóvenes, a la par que aprender de ellos. Porque, ¿quien se creen que me han animado a poner en marcha este blog? Pues obviamente los jóvenes.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)