1. A finales del pasado mes de noviembre tuve
oportunidad de participar en la II Semana de Relaciones Laborales y RecursosHumanos, organizadas por el Catedrático de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social de la Universidad de Girona, buen amigo y bloguero, FerranCamas. Mi ponencia versó sobre “El modelo de relaciones laborales que emerge
tras la crisis económica y social: la configuración de un nuevo marco de
derechos laborales”, y su presentación puede consultarse en este enlace.
La próxima publicación de las intervenciones que tuvieron
lugar en esas jornadas, en las que se incluirá este artículo en versión
catalana, es un buen momento para repasar algunos de los más recientes
documentos internacionales y europeos, con algún apunte español, que tratan
sobre las nuevas (o no tan nuevas) realidades sociales y laborales, y cómo les
está afectando la situación de crisis económica, al mismo tiempo que podemos
hacernos muchas preguntas sobre cómo se está abordando esa crisis y quiénes son
las (muchas) personas que la sufren más intensamente. Y quizás también podemos hacernos
la pregunta (muy retórica, obviamente) de si es necesario que se incrementen
las desigualdades para que algún día la recuperación llegue a la mayor parte de
la población. Esa pregunta se la hace el lúcido pensado polaco Zigmun Bauman en
su último libro "¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?" y su respuesta
es muy clara: “Este trabajo intentará demostrar por qué estas y otras creencias
son mentira y por qué tienen poca o ninguna posibilidad de convertirse en
verdades y cumplir su (engañosa) promesa. También intentará descubrir por qué, a
pesar de la evidente falsedad de estas creencias, seguimos ignorando lo falsas
que son sus promesas y no percibimos cuán imposible es que se cumplan”.
No se han formulado la pregunta, porque ya
conocen la respuesta, los autores del Informe presentado por OXFAM en el Foroeconómico mundial de Davos celebrado el mes de enero. El título del Informe no
requiere de mucha explicación: “Gobernar para las élites. Secuestro democráticoy desigualdad económica”, y en el mismo se aportan una serie de datos sobre la
desigualdad que deben hacer seriamente reflexionar y a cuya lectura remito,
pero me quedo ahora con sus recomendaciones de contenido laboral y que van en
la línea del trabajo decente defendido por la Organización Internacional deTrabajadores, cual es la de reclamar que
todas las empresas que poseen o controlan ofrezcan un salario digno a sus
trabajadores”, ya que la desigualdad económica se reduce con medidas como el
fortalecimiento de los mecanismos de protección social y también “el
fortalecimiento de los umbrales salariales y de los derechos de los
trabajadores” y “la eliminación de barreras a la igualdad de derechos y
oportunidades de las mujeres”.
Quien también se formula la pregunta, aunque sea sólo
desde la perspectiva norteamericana, es el profesor Robert Reich, ex secretario
de Estado de Empleo durante la presidencia de Bill Clinton, en su artículo “Whythere’s not outcry despite a declining middle class”, contestando que ello es
debido a varios factores: la parálisis de la clase trabajadora por el miedo a
perder sus empleos y sus salarios; muy relacionado con lo anterior, el declive
del movimiento sindical, ya que en la actualidad el porcentaje de trabajadores
a los que representa no supera el 7 %; las dificultades con que se encuentran
los jóvenes para acceder al trabajo; en fin, la poca confianza que tienen los
ciudadanos en su clase política para que resuelva los problemas, concluyendo no
obstante con optimismo ya que “Change is coming anyway. We cannot abide an ever-greater share of the
nation’s income and wealth going to the top while median household incomes
continue too drop, one out of five of our children living in dire poverty, and
big money taking over our democracy”.
2. Iniciaré mi exposición recordando algunas de
las ideas que expuse en la primera parte de mi intervención en la II Semana: Hay
que tomar conciencia de la importancia del derecho al trabajo como un derecho
de ciudadanía, y a continuación adoptar las medidas necesarias, tal como
propugna la OIT, para que sea un trabajo decente, con derechos que permitan
tener una vida laboral digna para toda persona trabajadora Es curioso que haya
que volver a los orígenes del Derecho del Trabajo para recordar que aquello que
puede ser bueno para un empleador, la máxima explotación de la fuerza de
trabajo, es nocivo para el conjunto de la sociedad, razón por la que se
adoptaron las primeras normas laborales. Por ello, y en el siglo XXI, pensar el
trabajo en términos únicamente de ingresos económicos, me parece erróneo,
aunque sea importante, ya que si no va acompañado de un desarrollo de la
persona perderá todo su valor. Y no olvidemos, por favor, que no todo trabajo
se encuentra en el mercado. La vida laboral es mucho más que normas, y de ahí
la importancia del día a día de las relaciones de trabajo, donde la
flexibilidad y el acuerdo entre las partes es mucho, muchísimo mayor de lo que
algunos organismos internacionales, europeos y españoles creen. Si planteamos
el debate sobre el pleno empleo vinculándolo a reducción de derechos económicos
y sociales nos estaremos equivocando. Sí es cierto que hay que plantearse cómo
está cambiando el trabajo y el impacto sobre el mismo, por ejemplo, del cambio
tecnológico, de los datos demográficos de envejecimiento de la población en
países desarrollados, de la mayor presencia femenina en el mercado laboral y de
la necesaria incorporación de los jóvenes. Es este el debate, y no el de una
reducción de condiciones de vida, y de trabajo, para gran parte de la población
mientras se incrementan cada vez más las desigualdades sociales. Al hablar de
pleno empleo no podemos pensar únicamente en un porcentaje bajo de trabajadores
desempleados, sino también y muy especialmente “la categoría de los puestos de
trabajo disponibles y los ingresos que generan”, pues no basta con que una
persona pueda trabajar sino que es necesario que este trabajo sea gratificador,
que satisfaga las necesidades materiales y sociales de las personas; o dicho de
otra forma, hay que apostar por un “trabajo decente”.
Y en este ámbito es donde ha de situarse el debate
sobre la reforma del Derecho del Trabajo, con una atención especial a su
dimensión internacional y europea, con un nuevo marco de negociación colectiva
y relaciones laborales que combine seguridad en el puesto de trabajo y más en
general en el empleo. Tal como ha puesto de manifiesto el profesor Tizano Treu,
es necesaria una proyección global del Derecho del Trabajo y de la protección
social para encarar las nuevas realidades, ya que en su gran mayoría todavía
permanecen dentro de la órbita nacional, y “tarde o temprano, las políticas y
las reglamentaciones sociales, al menos aquellas que conciben un desarrollo
democrático de la globalización, necesitan ser proyectadas a escala global”.
3. El 21 de enero se hacía público el informe
anual de la OIT sobre “Tendencias mundiales del empleo 2014”, con un título, en
forma de interrogante, muy claro y expresivo: “¿Hacia una recuperación sin
creación de empleo?”. El informe abunda y profundiza en la preocupación
manifestada en los de años anteriores sobre los escaso logros en la lucha a
escala mundial para reducir los niveles de desempleo, mejorar la calidad del
trabajo y adoptar medidas sociales que corrijan las cada vez más creciente
desigualdades poniendo de manifiesto en su presentación, a cargo del director
del Instituto de Estudios Laborales de la OIT Raymond Torres, que el sistema
financiero “sigue siendo el talón de Aquiles de la economía mundial”, y que muy
pocos progresos se han realizado “en la reducción de la pobreza y de las formas
vulnerables de empleo como el trabajo informal y la economía irregular”.
Justamente sobre la vulnerabilidad del empleo y las condiciones laborales, y en
suma de los derechos laborales y de protección social de los trabajadores,
tratarán las XXV Jornadas catalanas de Derecho Social que se celebrarán los
días 20 y 21 de febrero en la Facultad de Derecho de la UAB y a las que espero
poder dedicar, por su importancia, un comentario monográfico en el blog.
Las cifras que facilita la OIT a escala mundial
pueden parecer que están alejadas de las realidades y problemas que sufren
quienes se encuentran en difícil situación en su parcela laboral (estoy
pensando en los numerosos conflictos que hay actualmente en España como
consecuencia de procedimientos de despidos colectivos en importantes empresas),
pero en modo alguno lo son cuando tratas de entender cuál es la realidad que
nos encontramos a escala global. Extraigo aquellas que más me han llamado la
atención: “Se calcula que en 2013 el número de personas desempleadas se situó
cerca de los 202 millones, un aumento de casi 5 millones respecto del año
anterior, lo que significa que el empleo está creciendo a un ritmo más lento
que la fuerza de trabajo…. En conjunto, el déficit mundial de empleo generado
relacionado con la crisis desde el inicio de ésta en 2008, agregando a un
numero de por sí considerable de buscadores de empleo, sigue aumentando. En
2013, el déficit ascendió a 62 millones de empleos, incluidos 32 millones de
personas más que buscaban trabajo, 23 millones que se desalentaron y habían
dejado de buscar y 7 millones de personas económicamente inactivas que optaron
por no participar en el mercado de trabajo”. La situación de los jóvenes es
especialmente preocupante ya que cerca de 75,4 millones (entre 15 y 24 años)
estuvieron desempleados durante el año anterior, un porcentaje del 13,1 %, “un
valor tres veces superior al de la tasa de desempleo de los adultos”, con un
incremento del número de personas desempleadas de larga duración, reducción de
la tasa de participación en el marcado laboral con respecto a la existente al
inicio de la crisis, e incremento del número de personas que tienen un empleo
vulnerable, de tal manera que “el empleo por cuenta propia y el desempeñado por
trabajadores familiares auxiliares representa el 48 % del total del empleo”.
Aunque haya disminuido de forma notable desde
principios del siglo XXI, y es una noticia de la que sólo cabe felicitarse, el
número de trabajadores pobres, es decir aquellos que a pesar de tener un
trabajo no pueden escapar de una situación de pobreza, los datos siguen siendo
muy preocupantes, y además el nuevo Informe pone de relieve que la reducción
parece haberse estancado, de tal manera que “Se
calcula que, en 2013, 375 millones de trabajadores (un 11.9 por ciento del
total de empleados) vivían con menos de 1,25 dólares de los Estados Unidos al
día y 839 millones (o 26.7 del total de empleados) con 2 dólares al día o menos”.
Por todo ello, la OIT apuesta tanto por la
aplicación de políticas macroeconómicas para la creación de empleo y un
incremento de los presupuestos destinados a las políticas activas de empleo (no
parece, por cierto, que el gobierno español vaya en esta dirección, sino más
bien lo contrario, habiendo destacado el sindicato UGT, en su informe sobre dosaños de reforma laboral, la necesidad de potenciarlas y reformarlas de manera
urgente, “porque se han recortado presupuestariamente de forma grave desde 2010
– han caído a la mitad – y son manifiestamente ineficaces”), al objeto tanto de
incorporar más personas al mercado de trabajo como de mejorar los niveles de
calificación y competencias de las personas en activo.
4. El incremento de las desigualdades y la
pérdida de derechos y de protección para una parte cada vez más importante de la
población no es un “fenómeno natural” sino que responde a opciones políticas y
económicas bien definidas, bajo la aparente cobertura de teorías con fundamento
económico y social. A algunos de los defensores de dichas teorías, que tan elevado coste social han tenido y siguen
teniendo, les ha molestado sobremanera las manifestaciones contenidas en la
primera Exhortación Apostólica del Papa Francisco “Evangelii Gaudium”, y que
por su importancia, y por lo bien que lo explica, es conveniente, y creo que
necesario, reproducir:
“Algunos todavía defienden las teorías del
«derrame», que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la
libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión
social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos,
expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder
económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras
tanto, los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un estilo de vida
que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha
desarrollado una globalización de la indiferencia”. …. “Ya no podemos confiar en
las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado. El crecimiento en
equidad exige algo más que el crecimiento económico, aunque lo supone, requiere
decisiones, programas, mecanismos y procesos específicamente orientados a una
mejor distribución del ingreso, a una creación de fuentes de trabajo, a una
promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo. Estoy
lejos de proponer un populismo irresponsable, pero la economía ya no puede
recurrir a remedios que son un nuevo veneno, como cuando se pretende aumentar
la rentabilidad reduciendo el mercado laboral y creando así nuevos excluidos”
5. No
es sólo la voz del Papa Francisco (argentino, con conocimiento directo de lo
que sucedió en su país durante la pasada década) la que se alza contra las
desigualdades. En el plano de la reflexión económica, un reciente estudio de la
OIT con el título “Wage-led grotwh. An equitable strategy por economic recovery”(dirigido por M. lavoie y E. Stockhammer) defiende una política de recuperación
impulsada por los salarios, destacando además que el aumento insuficiente de
estos y la polarización de la distribución de ingresos “son factores que han
contribuido a la crisis económica mundial”. La apuesta es por “un nuevo pacto
keynesiano mundial”, en el que las organizaciones sindicales deberían tener un
mayor poder de negociación y en donde el sector financiero necesitaría de una
regulación más estricta para prevenir abusos, defendiendo que el crecimiento de
los salarios “puede estimular la demanda global y el crecimiento de la
productividad”.
Desde otra
perspectiva, un reciente estudio del Banco Mundial (del que son autores Omars S
Arias y Carolina Sánchez Páramo) “Back to work. Growing with jobs in Europe andCentral Asia", destaca la importancia de la creación de empleo como vía para
mejorar la situación existente, con la puesta en marcha de políticas que apoyen
a los trabajadores para que “estén preparados para asumir los nuevos empleos
que se crean, para tener las habilidades y competencias necesarias, poder
acceder sin trabas al trabajo, y estar dispuestos a trasladarse a lugares con
mayor potencial de creación de empleo”.
6. La mejora del
empleo a escala mundial y la mejor protección de los derechos de los
trabajadores es impensable sin la existencia de un fuerte y coordinado
movimiento sindical en dicho ámbito territorial, y la existencia de la
Confederación Sindical Internacional es una buena muestra de la importancia de
actuar a escala global y con indudable impacto sobre la situación laboral de
muchos trabajadores y trabajadoras en países donde los estándares de protección
son mínimos. Así lo pone de manifiesto una interesante entrevista a lasecretaria general de la CSI, Sara Burrow, cuando se refiere a la importancia
de la actuación del movimiento sindical para conseguir que la OIT aprobará el
convenio 189 sobre trabajadores domésticos, la lucha a favor de los
trabajadores en Quatar que están construyendo los estadios para el mundial de
futbol de 2.022, o los acuerdos sobre seguridad y protección contra los
incendios en las fábricas textiles de Bangladesh. Justamente en el próximo
congreso de la CSI, a celebrar el mes de mayo, se trabajará por la elaboración de
propuesta en la línea de conseguir derechos para los colectivos y los países en
más difícil situación, o dicho con las propias palabras de la Sra. Burrow, “el
próximo Congreso buscará el posicionamiento sindical internacional para hacer
frente a los desafíos que encaran los trabajadores, enfoques innovadores frente
a problemas complejos y la consecución del potencial pleno de la solidaridad
sindical internacional”.
Hay que pasar “de
la austeridad a la prosperidad” y dar la vuelta a las cada vez más crecientes
desigualdades, y estas son las propuestas que ha presentado el sindicalismointernacional en la reunión de Davos, con una concreción importante en su
contenido laboral: nivel mínimo de protección social en todos los países, un
salario mínimo (legal y negociado) que permita a las personas vivir con
dignidad, el fin del trabajo precario y el fortalecimiento de la negociación
colectiva para garantizar salarios justos, condiciones de trabajo dignas y, al
mismo tiempo, incrementar la demanda de bienes y productos a cargo de los
trabajadores.
Muy buen artículo sr.Rojo. Vivo en una zona de España en la que el paro supera el 40% de la población activa. Y no pasa nada. Hay trabajo, claro que lo hay, las calles siguen sucias,las casas desastrosas, ancianos desatendidos, colas en bancos, supers, y farmacias, y un larguísimo etcétera. Pero por la razón que sea no somos capaces de canalizar esa fuerza de hombres que podrían ayudar al resto de la sociedad con su contribución diaria. POr qué? Se lo preguntará usted, cada día cuando se levanta. Yo soy autónomo y no contrato a nadie porque apenas puedo sostenerme a mi mismo y mi negocio. Creo que tenemos que reinventar de manera drástica las relaciones laborales. Hemos sido educados para conseguir un trabajo remunerado y por cuenta ajena, y no hemos educado a la gente para el ganarse la vida de manera independiente. Claro que es más cómodo lo otro¡ Qué bonito era cuando yo recibía mi salario puntualmente cada día 30¡ ( Trabajé para una empresa cerca de 20 años y eso terminó), pero lo que se ve en la calle es resignación, pobreza, pero también mucho conformismo e indolencia. Hay gente válida que podrían emprender, pero les falta un plus de convencimiento y educación de la que claramente adolecen.
ResponderEliminarUd,. y toda la gente con la que se relaciona ( la universidad, el foro, autores,... ), deberían analizar el porqué de esta situación tan caótica desde el punto de vista humano, y como digo reinventar una nueva época de RR.LL. nuevas que hagan posible la realización del ser humano a través de la actividad diaria realizadora que hoy día aún llamamos TRABAJO.
Hola Barthold, muchas gracias por su comentario. Entre todos debemos contribuir a que las relaciones de trabajo, ya sean por cuenta ajena o por cuenta propia, recuperen y mantengan unos niveles de calidad y dignidad que permitan a todas las personas vivir de su actividad. Saludos cordiales.
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