miércoles, 28 de noviembre de 2012

¿Qué importancia se le concede al empleo para mejorar la calidad de vida y la cohesión social? Un repaso a recientes documentos internacionales, con especial atención al Informe del Banco Mundial sobre el empleo (y II). .



5. Comparto ahora con los lectores y lectoras del blog, de forma mucho más detallada,  algunas notas extraídas del último Informesobre el desarrollo mundial del Banco Mundial, dedicado de manera monográficaal empleo, y al que el primer documento antes citado dedica una referencia específica para pedirle al BM que sitúe la creación de trabajo decente y sostenible en el centro de sus estrategias de desarrollo, y que junto con el FMI, la OIT y otras agencias de la ONU avance con el objetivo de que en 2.020 haya unos niveles adecuados de protección social en los términos que la OIT ha  fijado en su Recomendación aprobada en la última conferencia anual sobre los pisos nacionales de protección social  


A) Desde la privilegiada atalaya de un organismo internacional que tiene acceso a la información de todos los países, el BM reflexiona sobre la importancia del empleo como “piedra angular del desarrollo económico y social”, y examina su importancia desde muy diversos ámbitos, tales como el impacto que tiene sobre las personas por los ingresos y beneficios que proporciona, pero también (y aquí la importancia del trabajo o empleo decente, en terminología acuñada por la OIT, cobra todo su sentido) en cuanto que puede contribuir “a la autoestima y felicidad”, haciendo referencia el documento, para identificar a qué quiere referirse, a que el empleo se define, combinando textos de la ONU y documentos de la OIT, como “una actividad que genera ingresos monetarios o en especie, sin infringir los derechos humanos”, así como también destacando que un buen empleo es aquel que proporciona un mayor bienestar a la persona que lo ejerce, y que al mismo tiempo “los empleos beneficiosos para el desarrollo son los que generan el mayor valor para la sociedad”.  

Conviene recordar que el G20 declaró su apoyo a la creación de empleos decentes y de calidad en su reunión del pasado mes de junio en la ciudad mexicana de Los Cabos, conceptuándolos como “empleos con derechos laborales, coberturas de Seguridad Social e ingresos decentes”, creación que debería situarse “en el centro de nuestras políticas macroeconómicas”.

B) La diversidad y riqueza del empleo se pone de manifiesto en sus diferentes impactos sobre las personas y los territorios, y piénsese, por ejemplo, cómo impacta el empleo femenino no sólo sobre la trabajadora sino también sobre la relación familiar, o cómo mejora la economía del conocimiento en el empleo que se necesita, y pone en marcha, en las ciudades, o cómo los mercados mundiales (conectados las 24 horas siete días a la semana) abren nuevas posibilidades con el avance de la tecnología, o en fin, cómo un mayor empleo juvenil no sólo genera una mayor estabilidad laboral para las personas afectadas sino que también es un mecanismo importante para desactivar una situación de potencial conflicto social. Para el BM, la relación entre crecimiento, desarrollo y empleo, lleva a plantear la necesidad de que la política laboral contribuya a la creación de empleo y a mejorar sus efectos beneficiosos para el desarrollo, y que en la puesta en práctica de esas políticas “se debe también escuchar la opinión de los más vulnerables y brindarles protección”.

C) ¿Qué es empleo? ¿Qué es protección social? Si creemos que es una actividad laboral estable por cuenta ajena, con una percepción regular de una retribución a cargo de un empleador, nos estaremos refiriendo sólo a algo más de la mitad de la población mundial trabajadora según los datos con los que trabaja el BM en su Informe. Se constata la existencia de más de 3.000 millones de trabajadores, pero sólo 1.650 cumplen los requisitos más arriba reseñados, ya que “otros 1.500 millones trabajan en la agricultura y en pequeñas empresas familiares o como jornaleros esporádicos y ocasionales”, y cerca de 200 millones de personas, buena parte de ellas jóvenes, “están desempleadas y buscan trabajo activamente”. El documento constata además que casi 2.000 millones de personas en edad de trabajar, en su gran mayoría mujeres, “ni trabajan ni buscan trabajo, y se desconoce el número de personas que están deseosas de encontrar empleo”. La diversidad en el concepto de empleo afecta en gran medida a los países en desarrollo, en donde coexisten trabajos que nos retrotraen a muchos años atrás en la historia en cuanto a las condiciones laborales, con aquellos que requieren de una gran especialización y que están basados fundamentalmente en la economía del conocimiento.

D) ¿Cómo está cambiando el mundo del trabajo? El Informe apunta algunos elementos importantes a tomar en consideración en cualquier análisis que se efectúe del mismo, y siempre teniendo en consideración que también hay que prestar atención a la realidad del territorio concreto en el que se adoptan, y ponen en archa, las medidas.

a) Un primer elemento, bien conocido, es el demográfico, ya que mientras algunos países se enfrentan a reducción de su población trabajadora por el efecto de su progresivo envejecimiento (de esto en Europa sabemos mucho, aunque las cifras de desempleo no permitan prestar demasiada atención a esta realidad a medio plazo), mientras que otros necesitan urgentemente crear numerosos puestos de trabajo para la población joven que se incorpora a la vida laboral, de tal manera que según el Informe, que opera también con datos de otras organizaciones internacionales, “para mantener constante la tasa de empleo como proporción de la población activa en 2020 deberá haber  cerca de 600 millones de nuevos puestos de trabajo más que en 2005, la mayoría de ellos en Asia y el África al Sur del Sahara”. 

b) Otro dato de indudable relevancia (y al que los demógrafos y geógrafos ya han dedicado especial atención) es la cada vez más importante presencia de la población trabajadora en las ciudades, y su impacto sobre un mejor empleo y una mayor productividad si lo comparamos con aquello que ocurre en las regiones agrícolas, pero sin olvidar que ello también requiere decisiones políticas y económicas que mejoren la calidad de vida, y no sólo la laboral, en estas regiones. Según el Informe, la rápida urbanización está cambiando la composición del empleo, de tal manera que “se espera que antes de 2020 más de la mitad de la población de los países en desarrollo esté viviendo en ciudades grandes o medianas”.

c) También conocido, pero  siempre debatido en cuanto a sus consecuencias, es el proceso de globalización y cómo impacta sobre las características del empleo, sobre la fragmentación de las tareas en diversos países, o continentes, y la creación de “cadenas de valor integradas” de las que se valen mayoritariamente las empresas transnacionales “para aprovechar el caudal de conocimientos y aptitudes que ofrecen los distintos países del mundo”. Globalización y tecnología van muy unidas, tanto por lo que puede implicar de mejora de la calidad del trabajo como de un mayor acceso a los mercados laborales a escala mundial, con un crecimiento de una actividad laboral que cuestiona, ciertamente, en bastantes ocasiones, el llamado “clásico trabajo asalariado” (que cada vez lo es menos a mi parecer, a escala global) es decir una prestación estable con contrato indefinido, a tiempo completo y con una percepción económica regular.

d) No menos digno de destacar, es como todo este panorama apuntado tiene un indudable impacto sobre la redistribución del empleo a escala mundial, poniendo de manifiesto el Informe algo que es sabido pero que debidamente documentado adquiere mayor importancia, como es el hecho de que “China y la India presentan el máximo atractivo como centros para la subcontratación de tareas a causa de su nivel excepcionalmente elevado en cuanto a la disponibilidad de trabajadores calificados”.

Qué impacto tienen, pues, la demografía, la urbanización, la globalización y la tecnología sobre el empleo, sin olvidar la importancia de las crisis macroeconómicas (con especial virulencia la que estamos viviendo a escala mundial desde 2007), es algo que debe merecer un atento estudio, y así se realiza en el Informe del BM, al objeto de buscar las mejores respuestas para mejorar el bienestar de la población, tratando de generar círculos virtuosos cuyos resultados como “prosperidad de la población, crecimiento de la clase media, aumento de la productividad y mejora de las oportunidades para las mujeres y los jóvenes, pueden fortalecerse mutuamente”.

Y todo ello, sin olvidar el impacto de los flujos migratorios y de su impacto sobre el empleo, tanto por la creación de empleo en los países de acogida como por la mejora económica de las familias en los países de origen cuando reciben remesas, aunque sin desdeñar los impactos colaterales que puede tener sobre el trabajo poco cualificado de los países de acogida. Desde la perspectiva no personal sino del empleo propiamente dicho, la globalización ha provocado también su migración, por el incremento de la subcontratación de actividades, que si en un primer momento eran de baja cualificación hoy afectan ya a servicios modernos con elevado nivel de competencia “como la intermediación financiera, los servicios relacionados con la informática y la información, apoyo jurídico y técnico y otros servicios para las empresas”, cambios que mejoran la situación de trabajadores en países a donde ha “migrado” el empleo, que puede beneficiar también a los consumidores del producto, pero que afecta negativamente (y la intervención de los poderes públicos para abordar el tratamiento de choque aquí resulta especialmente importante) a los trabajadores “cuyos empleos han desaparecido a causa de la disminución en la competitividad de sus industrias y servicios”.

E) El Informe dedica especial importancia a las políticas de desarrollo y como este ocurre a través del empleo, enfatizando que no puede, ni debe, reducirse a los ingresos y beneficios que proporciona, ya que también hemos de prestar atención a los productos que genera y a cómo se relacionan las personas. Ciertamente, los ingresos es el factor más relevante, ya que son los que permiten disponer de una cierta calidad de vida si aquellos son suficientes, recordándose que si bien es cierto que en las economías menos desarrolladas la mayoría de la población trabaja, “lo que marcaba la diferencia para poder salir de la pobreza era el aumento de los ingresos del trabajo”. Con respecto a los productos que genera, hay que prestar atención a cómo cambian el mismo concepto de empleo y a cómo influyen en la creación, mantenimiento y destrucción de puestos de trabajo. En fin, en cuanto a las relaciones que disponer de un empleo genera entre las personas, tanto entre quienes lo tienen como respecto a los que no disponen del mismo, es especialmente importante por su impacto sobre el incremento de las relaciones sociales, la mejora de la autoestima y una mayor confianza y participación en la vida social, en el bien entendido, y esto es especialmente importante, que debe tratarse de “empleos que conllevan empoderamiento, fomentan la capacidad de iniciativa y respetan los derechos”, que son justamente los que se asocian “con una mayor grado de confianza y disposición a participar en la sociedad civil”, e influir positivamente la cohesión social “gracias a sus efectos en la identidad social, las redes y la equidad”.    

En la puesta en marcha de las políticas por cada Estado, y también en el seno de las organizaciones internacionales, habrá que prestar especial atención a su estructura productiva, ocupacional y geográfica, de tal manera que habrá que valorar la importancia que tiene el trabajo agrícola, como está avanzando la urbanización, cuál es el peso del sector formal y cómo incrementarlo (entendiendo por tal, aquel en que una proporción bastante considerable de empresas y trabajadores “gozan de la cobertura de instituciones y programas sociales formales”), los problemas que puede plantear un elevado desempleo juvenil, y el envejecimiento de la población y los costes que ello implica para mantener la provisión de servicios adecuados; el informe no olvida, y recuérdese que se trata de un análisis mundial, de la realidad de los países que son ricos en recursos naturales, de los pequeños países insulares y de aquellos afectados por conflictos, aportando algunas pistas e ideas concretas para cada bloque y siempre con el objetivo de mejorar la cohesión social. Será necesario “averiguar” cuáles son los empleos que mejoran el nivel de vida, la productividad y la cohesión social, siempre asumiendo que estos tipos de empleo dependen ·del contexto de cada país, es decir de su nivel de desarrollo, demografía, dotación de recursos naturales e institucionales”.

F) En fin, las políticas que se pongan en marcha no sólo han de centrarse en el número de puestos de trabajo que se creen, sino también, y esto es especialmente importante en los países menos desarrollados, “en la ampliación de las oportunidades laborales de los grupos excluidos”. Es agradable, y ojala que se aplicara en todos los países y que todas las políticas del BM fueran en la misma dirección, leer en el informe que “las políticas destinadas a aumentar el respeto de los derechos, enjuiciar el trabajo forzoso y formas perjudiciales del trabajo infantil, equivalen a proporcionar un bien público mundial”.  

 Buena lectura de todos los documentos.

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