sábado, 15 de marzo de 2008

El empleo en las Conclusiones del Consejo Europeo de primavera.

1. El Consejo europeo de los días 13 y 14 ha dado luz verde a las nuevas directrices comunitaria en materia de empleo para el período 2008-2010. No hay cambios sustanciales con respecto a la etapa precedente y se apuesta por reforzar los mecanismos ya existentes y por profundizar en el desarrollo de las políticas puestas en marcha desde la aprobación de la Estrategia de Lisboa en el año 2000, tal como ya he explicado en anteriores entradas de este blog. En efecto, el Consejo “confirma que las Directrices integradas actuales (Orientaciones Generales de las Políticas Económicas (OGPE) y Directrices para el empleo) siguen siendo válidas y deberían servir para el período 2008-2010. Se invita al Consejo (ECOFIN y EPSCO) a adoptar formalmente las Directrices integradas de conformidad con el Tratado”.

En efecto, esta Estrategia ha de ser renovada y revisada ante el reto de la globalización, asumiéndose en los documentos comunitarios de preparación del Consejo europeo que es necesario mantener la estabilidad macroeconómica y, al mismo tiempo, completar las reformas en marcha para consolidar un crecimiento económico sólido para el futuro. Dicho crecimiento debe tener su necesario acompañamiento en términos de creación de empleo, básicamente estable y de calidad, y la Comisión valora positivamente los datos globales de la UE-27 durante el período 2006-2007, aunque también alerta sobre el desigual ritmo de las reformas emprendidas en los distintos Estados miembros. De ahí que en las conclusiones se defienda que “resulta por ello tanto más fundamental para la Unión evitar la complacencia y apoyar los esfuerzos de reforma mediante la plena aplicación de los Programas Nacionales de Reforma y de las Directrices integradas para el crecimiento y el empleo. Deben proseguir los esfuerzos para completar y profundizar el mercado interior. Las políticas económicas y financieras, que deben estar estrechamente coordinadas, deben orientarse a garantizar la estabilidad macroeconómica, aprovechando las oportunidades que brinda la mundialización y respondiendo a los retos futuros, incluidos el envejecimiento de la población, el cambio climático y la energía”.

2. Esos datos positivos son básicamente los siguientes: creación de seis millones y medios de empleos en dicho período; previsión de creación de otros cinco millones durante los años 2008 y 2009; reducción del desempleo hasta situarse por debajo del 7 % , “el nivel más bajo desde mediados de la década de los años 80”; incremento de la tasa de empleo hasta el 66 %, con la posibilidad de cumplir el objetivo perseguido del 70 el año 2010; en fin, se enfatiza que, por primera vez en una década, “los fuertes incrementos del empleo han venido acompañados de un crecimiento sólido de la productividad”. Desde la perspectiva más estrictamente económica las conclusiones valoran positivamente que los déficits públicos se hayan reducido en más de la mitad desde 2005, que la deuda pública haya descendido hasta situarse por debajo del 60 %, y que en el año 2007 se alcanzara un crecimiento económico del 2,9 %, “aunque es probable que en el presente año sea más bajo”.

3. Los documentos comunitarios elaborados para la cumbre comunitaria dedican un apartado específico a las políticas sociales, y ponen el acento en la inversión en las personas y en la modernización de los mercados laborales, así como en las políticas tendentes a la promoción de la cohesión e inclusión social. Dicho ahora con las propias palabras de las conclusiones, “es menester reforzar el componente de educación del triángulo del conocimiento "investigación-innovación-educación". Para que Europa triunfe en un entorno mundializado, son requisitos esenciales los de dispensar una educación de alta calidad e invertir más y con mayor eficacia en capital humano y creatividad durante toda la vida de las personas”.
Deben mejorarse los niveles educativos y de cualificación profesional de todas las personas, en especial de los jóvenes, para corregir situaciones tan negativas como que uno de cada cinco jóvenes de 15 años no sepa leer correctamente, o que una de cada seis personas de 18 a 24 años abandone los estudios habiendo cursado sólo el primer ciclo de enseñanza secundaria; sin olvidar la importancia de desarrollar una política de formación profesional que siente las bases para facilitar la movilidad de los trabajadores (se pide a los Estados miembros que elaboren antes del año 2010 unos marcos nacionales de cualificación alineados con el marco europeo), que contribuya a incrementar las posibilidades de empleo y que proporcione un apoyo a las medidas de envejecimiento activo. En fin, no se olvida la problemática de la inmigración, y se pide que se establezca una política “reglamentada” en esta materia, con medidas destinadas a mejorar la integración económica y social de los inmigrantes. De especial interés me parece la propuesta incorporada a las conclusiones de que “habida cuenta de la creciente escasez de trabajadores cualificados en diversos sectores, el Consejo Europeo insta a la Comisión a que presente una evaluación general de las futuras necesidades de trabajadores cualificados en Europa hasta 2020, que tenga en cuenta las repercusiones del cambio tecnológico y del envejecimiento de las poblaciones, y a que proponga medidas para anticiparse a las necesidades futuras”.

4. Las nuevas directrices se justifican por la expiración a finales de 2007 de las aprobadas para el trienio anterior, y tras el proceso de evaluación de las mismas y su aplicación en los diferentes Estados miembros se concluye que estas siguen siendo válidas y que hay que seguir ejecutándolas y desarrollándolas, es decir que “las directrices integradas, por tanto, están cumpliendo su papel y no requieren una revisión”. De forma más clara esta referencia se encuentra en el ámbito de las propuestas presentadas en el Consejo de nuevas directrices de empleo y que han sido aprobadas por el Consejo, ya que se expone que la Comisión y los Estados miembros deberán proseguir el seguimiento de las políticas ya puestas en marcha con indicadores y marcadores de los distintos objetivos y criterios definidos en el ámbito de la Unión Europea “en el marco de la Estrategia Europea de Empleo en el contexto de las directrices para 2003”.
Dicho de otra forma y también con palabras de los documentos comunitario, la UE debe mejorar y adaptar sus políticas e instrumentos, como por ejemplo el nuevo Fondo Europeo de Adaptación a la Globalización, “para responder mejor a los legítimos intereses de las personas afectadas desfavorablemente por los cambios de los modelos comerciales y por el cambio económico y social”, un cambio que se asienta en nuevas realidades sociales como son las vidas profesionales más largas, las estructuras familiares diversas y las nuevas tendencias de movilidad y diversidad. Por consiguiente, los tres ámbitos prioritarios de los Estados miembros en materia de política de empleo deberán seguir siendo, los mismos que en los años anteriores: posibilitar el acceso, y posterior mantenimiento, de cada vez un mayor número de personas en el mercado de trabajo, combinando el incremento de la oferta de mano de obra con la modernización de los regímenes de protección social; mejorar la adaptabilidad tanto de los trabajadores como de las empresas; en fin, mejorar la enseñanza y las capacidades de las personas, mediante una importante inversión en el capital humano. El desarrollo de estas tres ideas-eje debe llevar a que los Estados miembros fomenten el pleno empleo, la mejora de la calidad y la productividad en el trabajo, y la cohesión económica, social y territorial.

5. Por último, por lo que respecta a la búsqueda del pleno empleo, quizás la referencia a una adecuada política de “flexiguridad” sea la diferencia más relevante con respecto a las directrices anteriores, política que debe abordar de forma simultánea la flexibilidad de las condiciones laborales y la seguridad del empleo y la seguridad social. En cuanto a la mejora de la calidad y la productividad, pasa por un incremento de puestos de trabajo más estables y más atractivos, así como por la reducción de la segmentación laboral y la reducción del número de trabajadores pertenecientes a colectivos desfavorecidos; por fin, la necesaria cohesión pasa por adoptar medidas que fortalezcan tanto la integración social como la reducción de las disparidades regionales en materia de empleo y protección social. Dicha integración deberá también tomar como punto de referencia esencial una política global de igualdad de oportunidades y de lucha contra la discriminación, con especial atención a la integración de la política de género en todas las medidas que se adopten. Y al mismo tiempo habrá que garantizar que todas las instancias públicas y agentes sociales participen en este proceso y en todos los ámbitos. Por su interés reproduzco literalmente el párrafo de las conclusiones del Consejo dedicado a la flexiguridad:
“ La flexiguridad representa un equilibrio entre flexibilidad y seguridad en el mercado laboral, y ayuda tanto a los trabajadores como a los empresarios a aprovechar las oportunidades que ofrece la mundialización. En consonancia con las recomendaciones de los interlocutores sociales europeos de octubre de 2007, y reconociendo que no existe un modelo único de flexiguridad, el Consejo Europeo insta a los Estados miembros a que lleven a la práctica los principios comunes acordados en materia de flexiguridad indicando en sus Programas Nacionales de Reforma para 2008 los regímenes nacionales que den efecto a dichos principios. La flexibilidad y la seguridad se refuerzan recíprocamente a lo largo del ciclo vital. En este sentido, debe tenerse en cuenta la solidaridad intergeneracional en los cuatro componentes de la flexiguridad. Es preciso seguir prestando atención al empleo de los jóvenes, y en especial a la transición de la educación al empleo, en el contexto de la aplicación del Pacto Europeo para la Juventud. Debe prestarse atención igualmente al empleo de las personas con discapacidad. Es preciso mejorar la disponibilidad y asequibilidad de servicios de guardería de calidad, en consonancia con objetivos nacionales y comunitarios. Es menester desplegar esfuerzos encaminados a conciliar la actividad laboral con la vida privada y familiar, tanto para las mujeres como para los hombres, a reducir de manera sustancial las diferencias salariales entre los sexos y a aplicar el Pacto Europeo por la Igualdad entre Hombres y Mujeres. También puede contribuir al logro de estos objetivos la Alianza Europea en favor de las Familias”.

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