domingo, 28 de febrero de 2016

Estudio de la OIT, “Promover una migración equitativa”, y unas breves notas adicionales sobre los refugiados en Europa.



1. La OIT hizo público el lunes 22 de febrero el Informe de la Comisión de Expertos en aplicación de Convenios y Recomendaciones presentado como tercer punto del orden del día de la 105ª Conferencia Internacional del Trabajo que se celebrará en Ginebra del 30 de mayo al 11 de junio. Está dedicado a un estudio general sobre los instrumentos de los trabajadores migrantes y lleva por título “Promoveruna migración equitativa”.  

Los cuatro instrumentos objeto de análisis en cuanto a su aplicación por los Estados miembros que los han ratificado (en el caso de los Convenios) o las razones para que ello no haya sido así, son los Convenios números 97 de 1949 y 143 de 1975 sobre los trabajadores migrantes, y las Recomendaciones números 86 y 151 de los mismos años respectivamente. Han presentado memorias 122 Estados, y 43 organizaciones de trabajadores y 18 de empresarios han aportado sus informes sobre tales instrumentos.

Conviene recordar que un Estudio general sobre los mismos Convenios y Recomendaciones se realizó en 1999, siendo el actual una actualización de aquel, en el bien entendido, afirmo, que creo que es mucho más que una actualización dados los importantes cambios operados a escala internacional en la problemática internacional de las migraciones durante el siglo XXI, y así se puso de manifiesto por la propia OIT con ocasión de la selección nuevamente de los Convenios y Recomendaciones sobre los trabajadores migrantes al exponer que “en un mundo cada vez más globalizado, la migración laboral internacional se ha convertido en una cuestión que evoluciona a un ritmo vertiginoso y concierne a casi todos los países, ya fueran los países de origen, de destino o de tránsito”. Es obligado traer a colación aquí el Informe presentado por el Director General en la CIT de hace dos años, en el que puso de manifiesto que la migración es “uno de los aspectos principales del mundo del trabajo de hoy, y nos plantea desafíos complejos en el plano de las políticas”.

2. El Informe dela OIT consta de una amplia introducción de carácter general, con numerosos datos sobre la realidad actual de la migración, a los que me referiré a continuación. A continuación aborda el impacto de los instrumentos, deteniéndose después en cuál es su ámbito de aplicación y  cobertura, de qué forma puede ser objeto de gobernanza a escala internacional, cuál es la protección de los trabajadores migrantes, cómo puede garantizarse el control del cumplimiento de las normas y el acceso a la justicia por parte de aquellos, las dificultades en su aplicación y la manera de conseguir una mejor aplicación, para finalizar con unas conclusiones y observaciones finales.

En dichas conclusiones, se constata que los Convenios y Recomendaciones siguen siendo válidos, pero que lógicamente no pudieron prever cuando se elaboraron los cambios tan importantes que iban a producirse en las políticas migratorias, por lo que “ciertos detalles de las disposiciones de estos instrumentos parecen algo obsoletos”, debiendo además los cambios que pudieran producirse tomar en consideración los objetivos de la agenda 2030 para el desarrollo sostenible aprobada por la ONU, cuyo objetivo 10.7 “exige facilitar la migración y la movilidad ordenadas, seguras, regulares y responsables de las personas, entre otras cosas, entre otras cosas mediante la aplicación de políticas migratorias planificadas y bien gestionadas”. En síntesis, el Informe se manifiesta en los siguientes términos: “657. Al tiempo que destaca el potencial de los instrumentos para encarar muchos de los desafíos actuales que plantea la migración a los Estados Miembros, así como su naturaleza inherentemente flexible, la Comisión alienta a la OIT a llevar a cabo una campaña general con el fin de promover la aplicación efectiva de los Convenios núms. 97 y 143, y la sensibilización acerca de los mismos, así como la aplicación de las Recomendaciones núms. 86 y 151, en el contexto de su Programa sobre la Migración Equitativa. La Comisión subraya a este respecto medidas encaminadas a atender las necesidades de las mujeres, así como de grupos particulares de trabajadores migrantes, tales como las minorías étnicas y religiosas, las poblaciones rurales e indígenas, los jóvenes, las personas con discapacidad, y las personas que viven con el VIH y el sida. En este contexto, la Comisión pone de relieve la importancia que reviste la adopción de medidas concretas orientadas específicamente a los trabajadores migrantes en ocupaciones vulnerables y peligrosas, como el trabajo doméstico, la agricultura y la construcción y ciertas industrias. 658. Asimismo, la Comisión considera que la Oficina tal vez estime oportuno preparar un documento de referencia en el que se identifiquen elementos que deben tomarse en consideración para asegurar la mayor pertinencia de los instrumentos, en el marco del Mecanismo de Examen de las Normas”.  

En anexos, se recogen los textos de los instrumentos objeto de estudio, el formulario de memoria sobre su aplicación, los gobiernos que han presentado ésta, la lista de organizaciones empresariales y sindicales que han aportado sus informes, y cuál es el estado actual de las ratificaciones de los Convenios por parte de los Estados.

3. Los documentos elaborados por la OIT son siempre de especial importancia porque permiten tener una visión global y mundial de las políticas sociales, y en este caso concreto de las migratorias, siendo el documento que ahora se ha publicado una actualización de los datos presentados en la reunión de Ministros de Trabajo y de Empleo del G20 celebrada en Ankara los días 3 y 4 de septiembre de 2015.

Pues bien, en el año 2015 el número de migrantes internacionales era de 243,7 millones (48 % mujeres), alrededor de un 3 % de la población mundial, mientras que al iniciarse el siglo XXI eran 60 millones menos, en concreto 172,7. El término “migrante internacional” es el utilizado por la ONU en las estadísticas de migración, de tal manera que la definición natural de la “población de migrantes internacionales presentes en un país” sería “el conjunto de personas que hayan cambiado alguna vez de país de residencia habitual, es decir, las personas que hayan pasado al menos un año de su vida en un país distinto del país en el que viven en el momento en que se recopilan los datos”.

La principal causa de las migraciones sigue siendo la búsqueda de empleo, ya que  el 72,7 % de la población migrante en edad de trabajar, 207 millones (66,6 millones de mujeres), con datos de  2013, estaban trabajando o habían sido económicamente activos, siendo un dato especialmente relevante que casi la mitad de los trabajadores migrantes (48,5 % en términos globales, con diferencias entre las mujeres, 52,9 %, y los hombres, 45.1 %) se concentran en dos grandes zonas regionales: por una parte, América del Norte (es decir Estados Unidos y Canadá); por otra, el norte, sur y oeste de Europa (es decir, sustancialmente la Unión Europea, más exactamente una parte de sus Estados miembros que dejaría de lado los incorporados a partir de 2004, 2007 y 2015). El citado porcentaje de población trabajadora migrante es superior al de la no migrante (63.9 %), siendo la principal razón de ser de la diferencia el hecho de que el porcentaje de la población femenina trabajadora migrante es muy superior al de la no migrante (67,0 y 50.8, respectivamente), ya que no hay prácticamente diferencia entre los trabajadores (78,0 migrantes y 77,2 % no migrantes).  

Si el número de migrantes internacionales se sitúa alrededor del 3 % a escala mundial, el porcentaje se incrementa hasta el 4,4 % cuando nos referimos a personas trabajadoras, y aquí a diferencia de lo que ocurría en términos cuantitativos, el mayor porcentaje lo encontramos en los países árabes (35,6 % de todos los trabajadores, mientras que sólo representan el 10 % de los trabajadores migrantes del mundo), mientras que las dos zonas regionales con mayor presencia cuantitativa de trabajadores migrantes se sitúan por detrás, 20,2 % en América del Norte, y el 16,4 % en Europa del Norte, Sur y Occidental. Un dato añadido para poner de relieve la importancia de la migración en algunos países árabes: “En 2013, los Estados del Golfo acogieron más de 22 millones de trabajadores migrantes, o casi un 10 por ciento de los migrantes internacionales mundiales, incluyendo a la Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos que recibieron a más de 9 y casi 8 millones respectivamente”.   

4. ¿Dónde trabaja la mayor parte de la población migrante? Seguro que adivinan la respuesta: el 74,7 % presta servicios en los países “de altos ingresos”, y el porcentaje casi alcanza el 80 % (79,2 %) cuando se trata de trabajadores domésticos. La mayor presencia se concentra en el sector de los servicios 71,1 % del total (106,8 millones de personas sobre un total de 150,3 en 2013, de los que el 7,7 % eran trabajadores domésticos), mientras que el 17,8 % (26,7 millones) se concentra en la industria y la construcción, y el 11,1 % (16,7 millones) en la agricultura.

El Informe de la OIT aporta datos de especial interés para conocer la realidad del trabajo migrante doméstico, poniendo de manifiesto que los 11,5 millones que forman este grupo suponen el 17,2 % de los 67,1 millones de trabajadores domésticos en el mundo, siendo el 73,4 % (8,5 millones) mujeres. En fin, otro dato significativo es que uno de cada ocho trabajadores migrantes tiene entre 15 y 24 años, desplazándose en gran parte desde regiones con elevado número de trabajadores pobres y niveles bajos de protección social “para buscar mejores medios de subsistencia”.  Para la OIT, la migración laboral podría ser una respuesta adecuada, obviamente si es bien gestionada, para dar respuesta en países desarrollados al envejecimiento de su población y la reducción de la fuerza de trabajo como consecuencia de ello, ya que cerca del 20 % de la población en las economías avanzadas tiene 60 años o más, mientras que ese porcentaje no alcanza el 10 % en países en desarrollo.

Por fin, la OIT no olvida los problemas del reconocimiento de los derechos de los trabajadores migrantes, o más crudamente su vulneración, el llamado déficit de trabajo decente, calculando que “9,1 millones de víctimas del trabajo forzoso (el 44 % de un total de 20,9 millones) se han desplazado en el interior de su país o a otro país”.

5. Sobre la importancia de las migraciones, es una pequeña muestra significativa actual (y utilizo la palabra “pequeña” de manera consciente por situar el conflicto en el ámbito internacional y no sólo europeo, aunque en Europa está siendo sin duda realmente importante) la problemática de los refugiados que tratan de acceder a territorio de la Unión Europea.

Justamente la crisis de los refugiados ha merecido atención en la reunión de los ministros definanzas del G20 celebrada esta semana en Shangai… pero no desde la perspectiva humanitaria sino desde su impacto en la estabilidad económica por el impacto que puede tener en el seno de la UE y en consecuencia también en el ámbito mundial. Desde una perspectiva mucho menos economicista y más cercana a los problemas de los refugiados, la red intraeclesial ha puesto de manifiesto que “no estamos ante una crisis humanitaria debido al recrudecimiento de la guerra de Siria y otros conflictos, sino ante el fracaso de las políticas migratorias europeas basadas en el control de flujos y la externalización de fronteras”. 

Refiriéndose a España, como parte integrante de la UE y como frontera de acceso a territorio europeo, el Informe 2015 del Defensor del Pueblo, hecho público esta semana, recuerda que según los datos facilitados por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, “más de un millón de personas migrantes y refugiados, han accedido por mar a las costas europeas en 2015, frente a los 200.000 que lo hicieron en 2014”, y que el número de solicitudes de protección internacional presentadas en España ha sido de cerca de 13.000, cantidad que duplica las 6.000 de 2014, un porcentaje que no supera el 1 % de las formuladas en la UE pero que según el Informe “ha supuesto una grave impacto para el sistema español de asilo que se ha visto desbordado tanto en la tramitación de solicitudes como en las previsiones de acogida”. Para el Defensor del Pueblo, estamos ante una situación de emergencia humanitaria en Europa, en la que debe conjugarse la legalidad y el respeto a los derechos humanos;  o por decirlo con sus propias palabras, “el control de los flujos migratorios y la necesidad de que las personas que deseen entrar en Europa a través de nuestras fronteras lo hagan de manera legal y ordenada ha de ser necesariamente compatible con el respeto a los derechos humanos y a las obligaciones internacionales suscritas por España”.

6. En el ámbito europeo, merecen atención una Resolución y un Dictamen del Comité Económico y Social Europeo aprobados en su sesión plenaria del 9 y 10 de diciembre de 2015 y que han sido publicadas el pasado miércoles, 24 de febrero, en el Diario Oficial de la UE.

En la primera, quetrata genéricamente sobre los refugiados, se contempla con gran preocupación las grietas que se están abriendo en el acuerdo de Schengen sobre la libre circulación de personas, y sin negar que sea necesario asegurar adecuadamente las frontera exteriores sí se expone con claridad (aunque no parece que le estén haciendo mucho caso) que “reinstalar barrearas interiores y erigir muros no contribuirá en modo alguno a unir a los ciudadanos de la UE o promover la ciudadanía europea”, afirmando que “invertir a tiempo en la integración de los refugiados en la sociedad y en el mercado de trabajo es importante para ayudarles a reconstruir sus vidas, minimizando al mismo tiempo los posibles conflictos con la población local y evitando mayores costes en el futuro”.

En el segundo,emitido sobre la agenda europea de migración presentada por la Comisión Europea en mayor de 2015, se argumenta que la UE “debería concebir  una política global de migración encaminada a la acogida de recién llegados que sea transparente previsible y justa”, y que a fin de potenciar la integración en el mercado de trabajo “debería darse prioridad al reconocimiento de las cualificaciones y a la formación lingüística y profesional”, sin olvidar, desde una perspectiva de política internacional y siendo consciente el CESE de que se trata de un objetivo difícil y a largo plazo, que “todas las políticas exteriores de la UE deben racionalizarse y centrarse en ayudar a los países de origen a alcanzar un nivel razonable de seguridad para las personas estabilidad y prosperidad”. 


En parecidos términos se pronunció el pasado día 25 el Parlamento Europeo, en su Resolución “sobreel Semestre Europeo para la coordinación de las políticas económicas: aspectossociales y relativos al empleo del Estudio Prospectivo Anual sobre elCrecimiento 2016”. En dicha Resolución se recuerda que “6,9 millones de ciudadanos de la UE ejercen en la actualidad su derecho fundamental a circular libremente y a vivir y trabajar en otro Estado miembro”, así como también que hay “hay más de 1 100 000 trabajadores transfronterizos o fronterizos”, y se afirma, con acierto a mi entender, que “la libre circulación de personas es fundamental para mejorar la convergencia entre los países europeos”. En cuanto a la problemática de los refugiados, que se menciona dentro del apartado “La inclusión social como oportunidad para la sociedad”, el Parlamento se manifiesta en los siguientes términos: “Alienta a los Estados miembros a que apliquen las medidas necesarias para la integración social de los refugiados, los migrantes que residen legalmente en la UE y los solicitantes de asilo, de conformidad con la legislación pertinente en materia de asilo; señala, sin embargo, que dichas medidas solo pueden ser eficaces si todos los Estados miembros las comparten y aplican; considera que este enfoque requerirá una asignación de fondos adecuada que, en la actual situación de fragilidad, no pueden ser aportados exclusivamente por los Estados miembros; pide a la Comisión que, en la revisión intermedia del MFP, proporcione la financiación necesaria para desarrollar este tipo de enfoque integral frente a la migración; pide a la Comisión y a los Estados miembros que adopten medidas adecuadas para ayudar a los refugiados a instalarse e integrarse, así como que garanticen que los servicios públicos cuentan con recursos suficientes y que las necesidades se prevén con antelación de manera que los refugiados puedan incorporarse sin problemas al mercado de trabajo, incluidos mecanismos para el reconocimiento de habilidades y competencias; las autoridades locales y los interlocutores sociales deben desempeñar un papel clave a la hora de facilitar la correcta integración de los migrantes en el mercado laboral y prevenir el trato abusivo en el trabajo”.
  
Por fin, la Comunicación de la Comisión Europea presentada el 10 de febrero, junto con diez detallados anexos, sobre el estado de ejecución de las medidas prioritarias en el marco de la agenda europea de migración realiza esta contundente manifestación inicial: “Los más de 60 millones de refugiados y desplazados internos que se contabilizan en todo el mundo constituyen la más grave crisis de refugiados desde la II Guerra Mundial. Los conflictos y crisis en Siria y en otros lugares han sido el desencadenante inmediato, pero las tendencias subyacentes en los ámbitos de la demografía, el cambio climático, la pobreza y la globalización de los transportes y las comunicaciones han desempeñado un papel en la cifra récord de migrantes y refugiados llegados a la Unión Europea en 2015. Esta combinación de factores es poco probable que pueda invertirse en un futuro previsible. Por tanto, en 2016 necesitaremos reforzar radicalmente el sistema de migración de la UE, pasando de abordar las consecuencias de unos flujos caóticos e irregulares de personas a una verdadera preparación para gestionar tales movimientos y para dotarnos de unos medios gestionados y legales de entrada para las personas necesitadas de protección, pero, al mismo tiempo, identificando y retornando rápida y eficazmente a quienes no tengan derecho de estancia en la Unión Europea”.   

La gravedad de la situación ha sido expresamente reconocida por el comisario europeo responsablede la política migratoria, Dimitris Avramopouluos, quien afirmó esta semana, al finalizar la reunión de los Ministro de Justicia e Interior, que “In the next 10 days, we need tangible and clear results on the ground. Otherwise there is a risk that the whole system will completely break down. We all have the responsibility to step up our efforts to apply the agreed European solutions. There is no time for uncoordinated actions.". Una llamada a la acción conjunta de todos los Estads afectados ha sido lanzada, y deseada, por el Papa Francisco en una intervención realizada después del Ángelus del domingo 28 de febrero: "la mia preghiera, e anche la vostra, ha sempre presente il dramma dei profughi che fuggono da guerre e altre situazioni disumane. In particolare, la Grecia e gli altri Paesi che sono in prima linea stanno prestando ad essi un generoso soccorso, che necessita della collaborazione di tutte le nazioni. Una risposta corale può essere efficace e distribuire equamente i pesi. Per questo occorre puntare con decisione e senza riserve sui negoziati". 

Buena lectura de los documentos.

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