viernes, 20 de marzo de 2009

Aportaciones de la OIT al debate actual sobre cómo encarar (y trata de resolver) la crisis económica y de empleo (y II).

7. El segundo documento analizado se presenta igualmente a la reunión del Consejo de Administración y está dedicado al examen de la dimensión sectorial de la crisis en dos sectores especialmente relevantes para la economía mundial (y no se olvide en modo aluno su trascendencia para el marco productivo español) como son los de automoción y la construcción, del que me ocuparé aquí del primero. La OIT también ha estudiado y analizado el impacto de la crisis en el sector financiero y está llevando a cabo en la actualidad el examen de otros sectores relevantes como son el del comercio, textil, turismo, educación servicios públicos y salud, previéndose la presentación de los correspondientes Informes en la reunión del Consejo del último trimestre de este año. La información obtenida por la OIT proviene de los propios sectores y de documentos de los agentes sociales y de los medios de comunicación, así como de su propia actividad investigadora y de estudio.

8. Del análisis del sector de la automoción me quedo con los datos que considero más destacados y que son los siguientes:

En el año 2005 las empresas automotrices de montaje y de fabricación de componentes empleaban a 8,4 millones de personas en todo el mundo (2,3 millones en Europa occidental), con una producción de 44,5 millones de automóviles, cifra que ascendió a 53 millones en 2007, año en el que la automoción proporcionó empleo a una cifra aproximada de 10 millones de trabajadores. Es importante destacar el alto grado de interdependencia de las empresas, dado que los fabricantes de componentes aportaban el 65-70 % del valor agregado, y quizás por ello, se apunta en el documento, a partir del inicio de la crisis del sector desde mediados de 2008 la estructura de las cadenas de valor y el sistema de producción just in time “han aumentado el riesgo de que la quiebra de empresas se contagie aceleradamente”, calculándose que la producción actual no supera el 75 % del nivel registrado en 2008, y que pueden perderse más de un millón de puestos de trabajo en la hipótesis más optimista. De hecho, y con cita de un documento de trabajo de las empresas de automoción, sólo en EE. UU podrían perderse hasta tres millones de empleo (directos, indirectos y por cesión de filiales) si General Motors, Chrysler y Ford “interrumpieran su producción al mismo tiempo, arrastrando con ello a la mayor parte de la cadena de suministro de automóviles del país”. Igualmente, hay que tener presente que la crisis económica actual repercute muy directamente sobre el sector porque más de 2/3 de los automóviles en el mundo se adquieren a crédito, y de ahí que la crisis financiera repercuta considerablemente tanto sobre los potenciales compradores como sobre las empresas vendedoras, sin olvidar además, como destaca acertadamente el documento, “que es relativamente fácil aplazar su adquisición en caso de que los compradores pierdan confianza en su propia situación económica”.

9. La OIT propugna que las medidas de apoyo que se adopten para el sector tengan una “condicionalidad social”, es decir que apuesten básicamente en el ámbito laboral por medidas de flexibilidad interna, tales como suspensión de contrato, reorganización de los tiempos de trabajo, prestaciones por desempleo parcial complementadas con acciones formativas para reciclaje y readaptación del personal afectado por la crisis, etc.; de esta manera, las ayudas deberán concederse siempre que se pongan en marcha “planes sociales” y que cuenten con el apoyo de los agentes sociales, con especial atención a la situación de las pymes que tienen mayores dificultades que las grandes empresas para acceder al crédito bancario. La OIT, como puede comprobarse, apuesta por el mantenimiento del empleo y las políticas de formación, considerando del todo punto inadecuado reducir los derechos de los trabajadores, tanto porque ellos no son los responsables de la crisis como porque provocaría un impacto negativo en las relaciones laborales en las empresas y en la confianza necesaria que debe haber, más allá de las lógicas diferencias, entre la dirección y los empleados.

10. En cualquier caso, y como reflexión de conjunto sobre las políticas sectoriales que se instrumente n para dar debida respuesta a la crisis, la OIT alerta sobre la necesidad de que las medidas que se adopten sean coherentes y que los recursos se distribuyan de forma selectiva, y dado que los poderes públicos van a recibir cada vez más mayores presiones de gran parte de los diferentes sectores productivos – dado que la crisis afecta en buena medida a gran parte de ellos - se debe conseguir que los fondos se destinen hacia los sectores más afectados por la crisis y los que tienen un mayor efecto multiplicador, “en vez de asignarlos a los que tienen mayor capacidad para ejercer presión sobre el gobierno para obtener ayuda”. O dicho de forma más clara: que no el que se queja más tiene más problemas necesariamente.
Igualmente, la OIT considera necesario adoptar de forma urgente las medidas necesarias, dado que la velocidad a la que se coordinan, detallan y aplican las políticas es un factor determinante para prever el tiempo que tardará en producirse la recuperación, dado que, como se ha expuesto en otros documento del máximo foro mundial, las variaciones de la tasa de recuperación son más lentas que las de recesión y porque los datos disponibles sobre impactos de anteriores crisis económicas ponen de manifiesto que “el deterioro de los mercados de trabajo puede durar hasta cuatro veces más que la disminución en el volumen de operaciones comerciales, y que el tiempo que debe transcurrir antes de que comience la recuperación del mercado de trabajo podría ser hasta seis veces mayor”.

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