lunes, 11 de febrero de 2008

La Estrategia Europea de Empleo y las Directrices para el Empleo. Análisis de las propuestas presentadas para el período 2008-2010.

1. En tres entradas recientes de este blog he analizado la política de empleo comunitaria desde la aprobación a finales de 1997 de la Estrategia Europea de Empleo. Sigo con el estudio de dicha política, y lo hago ahora con el examen de los documentos elaborados por la Comisión Europea para el Consejo Europeo de la próxima primavera, Consejo que tendrá que aprobar las nuevas directrices ya que las anteriores expiraron su vigencia al finalizar el pasado año. No obstante, como veremos detalladamente a continuación, no hay cambios sustanciales con respecto a la etapa precedente y se apuesta por reforzar los mecanismos ya existentes y por profundizar en el desarrollo de las políticas puestas en marcha desde la aprobación de la Estrategia de Lisboa en el año 2000.

2. Un primer documento de interés es la Comunicación sobre el “lanzamiento de un nuevo ciclo (2008-2010), cuyo subtítulo es plenamente significativo de aquello a lo que me he referido en el párrafo anterior: “mantener el ritmo del cambio”. Se desarrollan las propuestas de una Estrategia de Lisboa que ha de ser renovada y revisada ante el reto de la globalización, asumiendo que es necesario mantener la estabilidad macroeconómica y, al mismo tiempo, completar las reformas en marcha para consolidar un crecimiento económico sólido para el futuro. Dicho crecimiento debe tener su necesario acompañamiento en términos de creación de empleo, básicamente estable y de calidad, y la Comisión valora positivamente los datos globales de la UE-27 durante el período 2006-2007, aunque también alerta sobre el desigual ritmo de las reformas emprendidas en los distintos Estados miembros.

Esos datos positivos a los que se refiere la Comunicación son básicamente los siguientes: creación de seis millones y medios de empleos en dicho período; previsión de creación de otros cinco millones durante los años 2008 y 2009; reducción del desempleo hasta situarse por debajo del 7 % , “el nivel más bajo desde mediados de la década de los años 80”; incremento de la tasa de empleo hasta el 66 %, con la posibilidad de cumplir el objetivo perseguido del 70 el año 2010; en fin, se enfatiza que, por primera vez en una década, “los fuertes incrementos del empleo han venido acompañados de un crecimiento sólido de la productividad”.

El documento comunitario dedica un apartado específico a las políticas sociales, y pone el acento en la inversión en las personas y en la modernización de los mercados laborales. Pide que el próximo Consejo Europeo apruebe uso principios comunes sobre la flexiguridad a partir de las propuestas presentadas por la Comisión y que tome en consideración el acuerdo alcanzado el pasado año por los agentes sociales europeos; igualmente, destaca la necesidad de que se incrementen los esfuerzos para luchar contra la pobreza y exclusión social, y para incorporar al mundo laboral a las personas en situación o riesgo de exclusión social. Para lograr esos objetivos deben mejorarse los niveles educativos y de cualificación profesional de todas las personas, en especial de los jóvenes, para corregir situaciones tan negativas como que uno de cada cinco jóvenes de 15 años no sepa leer correctamente, o que una de cada seis personas de 18 a 24 años; abandone los estudios habiendo cursado sólo el primer ciclo de enseñanza secundaria, sin olvidar la importancia desarrollar una política de formación profesional que siente las bases para facilitar la movilidad de los trabajadores (se pide a los Estados miembros que elaboren antes del año 2010 unos marcos nacionales de cualificación alineados con el marco europeo), contribuya a incrementar las posibilidades de empleo y que proporcione un apoyo a las medidas de envejecimiento activo.

En fin, la Comisión no olvida en este documento, aunque la referencia sea incidental, la problemática de la inmigración, y pide que se establezca una política “reglamentada” en esta materia, con medidas destinadas a mejorar la integración económica y social de los inmigrantes.

Entre las propuestas concretas recogidas en el texto, la Comisión propondrá una nueva agenda social a mediados de este año, que tomará en consideración cómo mantener y adaptar las políticas sociales ante los cambios producidos en las realidades de la juventud, la educación, la migración y la demografía. Me permito recordar ahora a los lectores y lectoras de este blog que hay una entrada dedicada al estudio de la Agenda Social Europea aún vigente.

3. El segundo documento incluye las directrices integradas para el crecimiento y el empleo 2008-2010 e incluye la propuesta de Decisión del Consejo “relativa a las directrices para las políticas de empleo de los Estados miembros (en virtud del artículo 128 del Tratado CE)”. En su exposición de motivos se justifica la aprobación de las nuevas directrices por la expiración a finales de 2007 de las aprobadas para el trienio anterior, se explica el proceso de evaluación de las directrices y su aplicación en los diferentes Estados miembros, y se concluye que estas siguen siendo válidas y que hay que seguir ejecutándolas y desarrollándolas, es decir que “las directrices integradas, por tanto, están cumpliendo su papel y no requieren una revisión”. De forma más clara esta referencia se encuentra en el ámbito de las propuestas de nuevas directrices de empleo, ya que se expone que la Comisión y los Estados miembros deberán proseguir el seguimiento de las políticas ya puestas en marcha con indicadores y marcadores de los distintos objetivos y criterios definidos a nivel de la UE “en el marco de la Estrategia Europea de Empleo en el contexto de las directrices para 2003”.

Dicho de otra forma y también con palabras del documento comunitario: la UE debe mejorar y adaptar sus políticas e instrumentos, como por ejemplo el nuevo Fondo Europeo de Adaptación a la Globalización, “para responder mejor a los legítimos intereses de las personas afectadas desfavorablemente por los cambios de los modelos comerciales y por el cambio económico y social”, un cambio que se asienta en nuevas realidades sociales como son las vidas profesionales más largas, las estructuras familiares diversas y las nuevas tendencias de movilidad y diversidad. Por consiguiente, los tres ámbitos prioritarios de los Estados miembros en materia de política de empleo deberán seguir siendo, siempre según la Comisión, los mismos que en los años anteriores: posibilitar el acceso, y posterior mantenimiento, de cada vez un mayor número de personas en el mercado de trabajo, combinando el incremento de la oferta de mano de obra con la modernización de los regímenes de protección social; mejorar la adaptabilidad tanto de los trabajadores como de las empresas; en fin, mejorar la enseñanza y las capacidades de las personas, mediante una importante inversión en el capital humano.

Un desarrollo de estas tres ideas-eje se encuentra en el anexo del documento, en el que se incluyen las directrices a poner en marcha, o más exactamente a seguir desarrollando en el próximo futuro, para promover el modelo social europeo. Este desarrollo debe llevar a que los Estados miembros fomenten el pleno empleo, la mejora de la calidad y la productividad en el trabajo, y la cohesión económica, social y territorial.

Por lo que respecta a la búsqueda del pleno empleo, quizás la referencia a una adecuada política de flexiguridad sea la diferencia más relevante con respecto a las directrices anteriores, política que debe abordar de forma simultánea la flexibilidad de las condiciones laborales y la seguridad del empleo y la seguridad social. En cuanto a la mejora de la calidad y la productividad, pasa por un incremento de puestos de trabajo más estables y más atractivos, así como por la reducción de la segmentación laboral y la reducción del número de trabajadores pertenecientes a colectivos desfavorecidos; por fin, la necesaria cohesión pasa por adoptar medidas que fortalezcan tanto la integración social como la reducción de las disparidades regionales en materia de empleo y protección social. Dicha integración deberá también tomar como punto de referencia esencial una política global de igualdad de oportunidades y de lucha contra la discriminación, con especial atención a la integración de la política de género en todas las medidas que se adopten. Y al mismo tiempo habrá que garantizar que todas las instancias públicas y agentes sociales participen en este proceso y en todos los ámbitos.

Recordemos que las Directrices para el empleo son las siguientes:

17) Aplicar políticas de empleo destinadas a lograr el pleno empleo, a mejorar la calidad y la productividad del trabajo y a reforzar la cohesión social y territorial.

En este punto la Comisión mantiene los objetivos del 70 % de tasa de empleo global, 60 % para el empleo femenino y 50 % para los trabajadores de edad madura (55 a 64 años) para el año 2010, y vuelve a plantear que los Estados miembros “deberán considerar la fijación de objetivos nacionales de empleo”. Recuérdese que en la Directriz número 16 del período 2005-2007 el texto original disponía que los Estados miembros “deben establecer objetivos nacionales relativos a la tasa de empleo para 2008 y 2010”, mientras que el texto finalmente aprobado devaluó considerablemente en mi opinión la propuesta inicial al establecer que los Estados miembros “deben estudiar la fijación de objetivos nacionales relativos a la tasa de empleo”.

18) Propiciar un enfoque basado en el ciclo de vida con respecto al trabajo, con especial atención a la creación de empleo para jóvenes, medidas para facilitar la presencia femenina en el mercado laboral, apoyo al envejecimiento activo y desincentivo de las jubilaciones anticipadas, y mantenimiento de un sistema moderno y sostenible financieramente de protección social. Entre las medidas concretas se mantiene la propuesta de escolarización de un mínimo del 33 % de los menores de tres años, y de un 90 % de los niños entre tres años y la edad de escolarización obligatoria, antes de 2010, y se propone que se prolongue la vida laboral de forma que “la edad medida efectiva de salida del mercado laboral (59,9 años en 2001) deberá aumentarse en cinco años a nivel de la UE para 2010”.

19) Crear mercados laborales que propicien la inserción, potenciar el atractivo del trabajo, hacer económicamente atractivo el trabajo para los solicitantes de empleo, incluidas las personas desfavorecidas y los parados. Se propone que los desempleados tengan acceso a una medida de política activa de empleo en un período que no supere los cuatro meses cuando se trate de menores de 25 años, y que no llegue a los doce meses cuando el desempleado sea mayor de dicha edad, con el objetivo cifrado de alcanzar en el año 2010 una tasa de participación de cómo mínimo el 25 % de los desempleados de larga duración en las políticas activas de empleo. Para facilitar la inserción se apuesta por la potenciación de la economía social y de los servicios sociales, en especial en el ámbito local.

20) Mejorar la respuesta a las necesidades del mercado laboral. Ello pasa por fortalecer y mejorar, cuando fuere necesario, la capacidad de intermediación de los servicios de empleo, eliminar los obstáculos a la movilidad de los trabajadores en el ámbito comunitario, tener un mejor conocimiento de cuáles son las necesidades reales de los mercados de trabajo, y llevar a cabo una adecuada gestión de la migración económica, es decir que deberá tenerse en consideración en los mercados de trabajo nacionales “la oferta de mano de obra adicional derivada de la inmigración de los nacionales de terceros países”.

21 Propiciar la flexibilidad, conciliándola con la seguridad del empleo, y reducir la segmentación del mercado laboral, teniendo debidamente en cuenta el papel de los interlocutores sociales. En este apartado cabe destacar que se sigue insistiendo en la adaptación de la legislación de empleo, y se pide la revisión cuando fuere necesario “de las diversas disposiciones contractuales y relativas al horario de trabajo”.

Es probablemente en esta directriz donde encontramos más novedades, al menos teóricas, con respecto a la anterior etapa, ya que el documento comunitario enfatiza la necesidad de apostar por políticas de flexiguridad que se apoyen en estas cuatro ideas centrales: disposiciones contractuales flexibles y fiables, estrategias globales de aprendizaje permanente, políticas activas y eficaces del mercado laboral, y sistemas modernos de Seguridad Social.

22) Garantizar una evolución de los costes laborales y de los mecanismos de fijación salarial que sea favorable al empleo. Se insiste en que la negociación colectiva debe tomar en consideración los niveles de productividad en cada ámbito. Al mismo tiempo, se recuerda la conveniencia de reducir costes no salariales que dificulten la contratación de personal, y la necesidad de prestar especial atención a las políticas de igualdad retributiva entre mujeres y hombres, corrigiendo las diferencias reales existentes.

23). Acrecentar y mejorar la inversión en capital humano. La UE sigue fijándose como objetivo la mejora de las perspectivas laborales de los jóvenes y el incremento del número de personas que llevan a cabo actividades de formación permanente a lo largo de toda su vida laboral. Los objetivos cifrados siguen siendo que el índice medio máximo de alumnos que dejan la escuela de forma prematura sea del 10 %, que cómo mínimo el 85 % de los menores de 22 años deben concluir la enseñanza secundaria superior, y que no menos del 12’5 % de la población entre 25 y 64 años participe en actividades de formación continua.

24). Adaptar los sistemas de educación y formación a las nuevas necesidades en materia de competencias. Se pone un acento especial en la adopción de medidas que supriman los obstáculos a la movilidad laboral por motivos de cualificación profesional, y en la potenciación de sistemas de enseñanza flexibles y adaptados a las nuevas realidades del mundo educativo y laboral. Ello implicaría, según las propias palabras del documento, facilitar y diversificar para todos “el acceso a la enseñanza, la formación y el conocimiento mediante la organización del horario de trabajo, los servicios de apoyo a la familia, la orientación profesional y, si procede, nuevas formas de reparto de gastos”.

Hasta aquí el examen de las propuestas presentadas para el período 2008-2010. Una vez se aprueben por el Consejo Europeo será el momento de revisar, si es necesario, las modificaciones que se hayan incorporado tras su tramitación, pero no me parece que puedan ser de especial importancia, con lo que llegaríamos a la conclusión de que hay que seguir trabajando con los objetivos marcados en el año 2003, reforzados en el 2005 y fortalecidos (probablemente) en el 2008.

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