jueves, 24 de enero de 2013

Unas notas sobre la encuesta de población activa del cuatro trimestre de 2012. No vamos bien.




El Instituto Nacional de Estadística ha publicado hoy la Encuesta de Población Activa correspondienteal cuarto trimestre de 2012. En síntesis, puede afirmarse que no vamos bien, que es una forma suave de decir que los datos sobre el empleo y el desempleo en España y en Cataluña dibujan un panorama sombrío que tiene pocas posibilidades de mejorar en el futuro inmediato. Obviamente, el dato que ha merecido la mayor atención por los medios de comunicación ha sido el de personas desempleadas en España, 5.965.400, con un incremento trimestral de 187.300 desempleados y alcanzando el porcentaje del 26,2 %, mientras que para Cataluña las cifras son de 885.100 parados, con un incremento trimestral de 44.700 personas y una tasa de desempleo del 23,94 %.  

Pero hay otras muchas cifras de interés. Me gustaría destacar en esta entrada algunos de los datos de la EPA que considero de especial importancia, aunque su lectura íntegra y estudiodetallado es obligada para todos quienes trabajamos en el ámbito de las relaciones de trabajo.


Las tasas de desempleo en España oscilan entre algo menos del 16 % en la Comunidad Autónoma del País Vasco y más del 35 % en Andalucía. Dichas diferencias se producen con la existencia, y digo una obviedad, de la misma normativa laboral, algo que demuestra una vez más que no son las normas laborales las responsables de la difícil situación social que vivimos en la actualidad.

El cuarto trimestre ha visto el incremento del número de hogares que tienen a todos sus miembros activos en situación de desempleo, un total de 95.800, de tal manera que el número de hogares en los que se produce tal situación es en la actualidad de 1.833.700. Repárese, por consiguiente, en la importancia de adoptar medidas de política de protección social (y el debate sobre la continuidad o no del Plan Prepara es un claro ejemplo) que eviten una situación de fractura social y de incremento de la pobreza para una parte de la población.

En esta misma línea de la conveniencia de adoptar medidas que faciliten la creación de empleo (políticas activas) y de protección social (combinación de políticas activas y pasivas), debe situarse el dato de que hay 470.700 personas más que en el cuarto trimestre de 2012 que han perdido su empleo hace más de un año. El impacto de dicha situación sobre la empleabilidad de tales personas es preocupante, así como también lo es la progresiva disminución de la protección social al ir agotando, si han podido acceder a ellas, las prestaciones por desempleo (contributivas y asistenciales). Especial situación problemática, por las menores redes sociales que poseen de protección, es la de la población extranjera, cuya tasa de desempleo alcanza ya el muy elevado porcentaje del 36,53 %, más de 12 puntos superior a la tasa de desempleo entre personas de nacionalidad española, el 24,23 %. Además, los datos globales sobre incremento de desempleo ponen de manifiesto que la necesidad de protección se irá incrementando en los próximos meses, pues no de otra forma creo que pueda valorarse el dato de su incremento trimestral en 187.300 personas y anual en 691.700.

¿Ha llegado la crisis al empleo del sector público? La respuesta es afirmativa, pero no sólo con los datos de este trimestre sino con los del conjunto del año, algo en lo que ha influido poderosamente a mi parecer la política de los gobiernos central y de la mayor parte de las autonomías de reducción de personal, al amparo de las obligadas medidas impuestas desde Bruselas, y no se olvide que después acogidas en la reforma de la Constitución, de estabilidad presupuestaria. No debe olvidarse tampoco, ni mucho menos, el impacto de la reforma laboral en la reducción del empleo en el sector público a partir de las posibilidades que ofrece la reforma laboral, y si para muestra vale un botón repárese en la situación de muchas corporaciones locales que han presentado expedientes de regulación de empleo en los últimos meses para extinguir contratos de su personal laboral (Jerez, Estepona, Gáldar, La Oliva,…). Los datos de la EPA ponen de manifiesto que se ha producido una mayor reducción porcentual anual del empleo público (- 6,98 %) que del sector privado (-4,30 %), y más en concreto en el cuarto trimestre la ocupación ha disminuido en 363.000 personas, de las que 74.500 corresponden al empleo público y 288.700 al empleo privado.  

Los datos estadísticos ayudan también, y mucho, a ver qué cambios se están operando en el mercado de trabajo como consecuencia tanto de la crisis económica como de la reforma laboral puesta en marcha en febrero de 2012 por el Partido Popular y que ha contribuido a un incremento del poder de dirección del empleador y a un debilitamiento de la negociación colectiva sectorial. En este último trimestre analizado, el empleo a tiempo completo se ha reducido en 473.000 personas (expedientes de extinción de contratos, despidos objetivos, finalización de contratos temporales, etc.), mientras que el empleo a tiempo parcial ha aumento su número en 110.100 personas, muy probablemente por el impacto de los expedientes de reducción de jornada laboral y también por la ampliación de las posibilidades para formalizar dicha modalidad contractual que ha operado la reforma laboral.

La reducción del empleo afecta a trabajadores y trabajadoras, sin duda, pero sigue siendo más intensa la reducción del empleo entre el personal masculino, y no es ajeno a este dato que la ocupación siga descendiendo en el sector de la construcción y la industria como ha ocurrido en este trimestre (62.900 y 58.500 ocupados menos, respectivamente), mientras que el importante descenso en el sector de servicios (305.600) tiene un reparto mucho más equilibrado en cuanto que la presencia de población femenina ocupada en el sector es importante. Los datos en serie anual reflejan la preocupante reducción del empleo entre los trabajadores (569.000) y trabajadoras (281.500), hasta llegar al total de una reducción de 850.500 personas. También debe destacarse el elevado porcentaje de reducción trimestral de la población extranjera (89.000), menor en términos absolutos lógicamente que el producido entre la población española (274.300) pero que pone de manifiesto el impacto de la crisis sobre la población extranjera.

En fin, para Cataluña, además de los datos indicados con anterioridad, la situación es especialmente preocupante, y más si los analizamos en serie anual sobre el mismo período de 2011. La población mayor de 16 años, que puede acceder al mercado de trabajo, ha disminuido en 71.700 personas, la población activa, que trabaja o busca activamente trabajo, ha descendido en 85.700, la ocupada por cuenta ajena o propia se  reduce  en 195.400, y la desempleada se incrementa en 109.700 personas.

Difícil tarea la que tienen nuestros gobernantes, y el conjunto de la sociedad, para modificar esta situación, pero es algo que debe (debemos) ineludiblemente hacer si no queremos poner gravemente en peligro la cohesión social, una cohesión que ya tiene preocupantes agujeros en su traje. El reto principal es ponerse todos manos a la obra, porque en caso contario la situación será cada vez más sombría y preocupante para una gran parte de la población (no para toda ciertamente, porque las desigualdades sociales se están incrementando de forma acelerada durante esta crisis).





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